Después que Dylan había dejado
a Sophie en Darnley, y mucho rato después de que él se hubiese marchado fue
cuando ella recuperó el conocimiento. Se sorprendió de haberse quedado dormida
leyendo porque era algo que nunca le sucedía, sonrió y se dijo que sin duda se
estaba haciendo vieja. Sin embargo, dos cosas llamaron su atención, no tenía el
libro en las manos sino que éste estaba sobre la mesa, aun así se dijo que tal
vez lo había colocado allí antes de dormirse. Y la segunda que el borde
inferior de su vestido estaba sucio como si hubiese estado caminando en el
campo. No obstante, y no teniendo explicación para ello lo dejó de lado y fue a
cambiarse para la cena.
A la hora de la comida los
chicos como de costumbre hablaron de su encuentro con Dylan y con Yvaylo, y en
esta ocasión Sophie experimentó un extraño sentimiento cuando mencionaron a
Dylan pero decidió ignorarlo, si bien era cierto que últimamente se sentía muy
sola, sería el colmo que ahora empezase a desear la compañía aquel portento de
arrogancia y antipatía.
Un par de días más tarde llegó
Kendall y como de costumbre ella se sintió feliz de tenerlo en casa. Al día
siguiente de su llegada y a la hora de la cena, los chicos se mostraron muy
descontentos, porque siendo que ni Dylan ni Luciano habían aparecido, ellos
habían decidido ir a Livingstone pensando que Luciano podía encontrarse peor.
-
¡Derek! -- exclamó Sophie ya que era él quien estaba
refiriendo el asunto -- No debiste hacer eso, no está bien ir a una
casa sin ser invitado
-
Yo se lo dije pero ya sabes como es cuando se le mete algo en la cabeza
madre --
dijo Chris
-
Dylan es nuestro amigo así que no
tiene nada de malo -- porfió el chico
Kendall escuchaba el asunto
más divertido que otra cosa, aunque por alguna razón no se imaginaba a Dylan
siendo amigo de unos chicos. La cuestión es que estaba pensando en ir él mismo
a visitarlo cuando escuchó que Derek se quejaba en tono de indignación que
ninguno de los dos estaba en Livingstone y su molestia obedecía a que no le
habían dicho que se marcharían.
-
No tenían por qué hacerlo -- dijo Sophie
-
Pues me parece muy descortés de su
parte --
dijo el chico
-
¿Y eso lo dice alguien que va a una casa sin ser invitado? --
preguntó Chris con sorna ganándose una mirada venenosa de Derek
-
Si eres su amigo como pregonas
-- intervino Kendall -- ya
deberías conocerlo algo. Dylan nunca da explicaciones a nadie de nada y ya era
extraño que se hubiese quedado tanto tiempo en un solo lugar, él ha dedicado su
vida a pasearse por el mundo y si mal no recuerdo hacía algo más de diez años
desde la última vez que estuvo aquí.
Sin embargo, al día siguiente
fue a Livingstone y aunque el nuevo administrador no fue más específico que el
anterior en cuanto al paradero de Dylan, sí fue muy amable y le dijo que le
avisaría a Dylan que él había estado allí.
Como él no estaba tan
indignado como su hijo ya que estaba acostumbrado a las desapariciones de
Dylan, hizo el comentario a la hora del almuerzo, pero de allí pasaron a otro
tema que sí lo tenía muy molesto.
-
Te lo dije, ya lleva más de un año fuera y apenas si escribe -- le
estaba diciendo a Sophie
-
Pero lo importante es que está bien y ahora está con papá, así que no
debemos preocuparnos tanto
-
Pues me preocupa, porque ya debería estar de vuelta y aun debemos resolver
el asunto de su matrimonio
-
Kendall, creo que de momento en lo último que Brian está pensando es en
eso.
-
De eso no me cabe ninguna duda, pero alguien debe hacerlo --
hizo una pausa y miró a Christopher
-- Lord Alderton ha estado
insinuando que se sentiría muy complacido de comprometer a su hija contigo Christopher.
Sophie abrió mucho los ojos y
Derek escupió en todas direcciones lo que se estaba tomando.
-
¡Por todos los cielos padre! -- exclamó
-- ¡Solo tiene dieciséis años!
-
Sí tú lo juzgas conveniente a mi me parecerá bien padre --
dijo Chris para enorme satisfacción de Kendall
-
¡Ni siquiera conoces a la chica en cuestión! --
siguió Derek
-
Eso no es importante Derek, sé perfectamente cuáles son mis obligaciones y
no seré yo quien discuta una decisión de papá, así que deja de comportarte como
si te acabasen de anunciar el fin del mundo
Kendall no podía estar más
complacido, mientras que Sophie aun no se podía creer que estuviesen hablando
del posible compromiso de su hijo. Y aunque estaba segura que si alguien jamás
daría problemas en aquel aspecto ese era Chris, ella aun lo veía como el niño
que ciertamente parecía ya no ser. Sin embargo, tuvieron que soportar la
furiosa diatriba de Derek y a pesar de que Kendall conocía bien a su hijo
menor, comenzó a pensar que de veras aquel sería un Arlingthon al que le
resultaría muy difícil renunciar a la soltería y sin duda le daría muchos
dolores de cabeza, algo que quedó confirmado con lo que dijo al final.
-
En vista de que yo no tengo que cuidar de ningún título y por tanto no debo
preocuparme por el dichoso heredero, me casaré cuando encuentre a una chica que
me guste de veras o mejor aun, seguiré
el ejemplo de Dylan y no me casaré nunca
Kendall volvió a pensar en ese
asunto y a preguntarse qué demonios pensaba hacer Dylan, mientras que Sophie lo
que pensó fue que las mujeres del mundo habían tenido suerte, porque estar
casada con aquel individuo debía ser el peor castigo que nadie pudiese sufrir.
Esa misma noche Kendall despertó
sobresaltado al escuchar a su esposa gritar el nombre de Dylan. Se volvió hacia
ella y la vio sentada con el rostro entre las manos.
-
¿Sophie? -- preguntó con preocupación --
¿Qué sucede?
-
Creo… que tenía una pesadilla
-- dijo ella
-
De acuerdo pero ven, intenta dormir de nuevo
La abrazó y se dijo que era
mejor no alterarla más preguntándole qué había estado soñando, ya se lo
preguntaría en la mañana y se quedó dormido casi de inmediato, mientras que a
Sophie le había costado mucho más conciliar el sueño. Le había dicho a Kendall
que había tenido una pesadilla pero a decir verdad no estaba muy segura de lo
que había estado soñando, aunque sí tenía clarísimo que era con Dylan, lo que
hizo que se reprendiera a sí misma ya que lo último que le faltaba era comenzar
a soñar con aquel individuo.
A la mañana siguiente Kendall
había olvidado el asunto y no volvió a recordarlo hasta que varios días después
ocurrió de nuevo, en esta oportunidad encendió la vela y sentándose se volvió
hacia su mujer.
-
¿Qué estabas soñando Sophie?
-
No estoy muy segura
-
Pero gritaste llamando a Dylan
-- insistió él
-
Sí, sé que estaba soñando con él pero… no sé, debe ser porque Derek no deja
de hablar de él
Kendall no estaba muy
convencido con aquella explicación y comenzó a preocuparse, pero no en el
sentido que lo habría hecho cualquier marido si su esposa despierta en medio de
la noche llamando a otro individuo, sino que recordó que aunque hacía tiempo
que eso no sucedía, Sophie en muchas oportunidades había soñado cosas relacionadas
con ellos que de una u otra forma terminaban sucediendo. De modo que lejos de
sentirse celoso, lo que estaba era preocupado por Dylan, y a partir de ese día
comenzó a enviar mensajes casi diarios a Livingstone preguntando si había
noticias de él hasta que finalmente el mismo Dylan le había respondido avisándole
que estaba de vuelta, con lo que Kendall se tranquilizó.
Sophie por su parte estaba
también muy preocupada, porque a pesar de que le había dicho a Kendall que no
sabía qué había estado soñando, eso no era del todo cierto, porque si bien las imágenes parecían escaparse cuando
intentaba ordenarlas, había una que persistía y no se explicaba la razón para
ello, porque excluyendo el día que se habían reencontrado y que él había
evitado que cayese cuando huía de Armagnac, ella ciertamente nunca había estado
en brazos de Dylan, o al menos no de la forma como lo había estado soñando. De
modo que era justo decir que aquello la preocupaba mucho y hasta consideró la
posibilidad de estar perdiendo el juicio, una idea que fue afianzándose
conforme pasaban los días y de forma inesperada cada vez con más frecuencia se
encontraba pensando en el mismo asunto.
Otra cuestión que vino a
alterar mucho la paz mental de Sophie, fue una inesperada invitación que
recibió Kendall y a la que le dijo que debía acompañarlo. Todas las protestas
de Sophie fueron ignoradas y a pesar de que estaban a mediados de enero y las
temperaturas no eran nada agradables, Sophie tuvo que acompañar a Kendall.
La invitación había sido hecha
por el Duque de Hardwicke,
un individuo del que Sophie prácticamente no sabía nada, y aunque ella no
frecuentaba los salones londinenses, en cierta forma se mantenía informada por
la prensa pero de este sujeto apenas si había leído algo de entre lo que recordaba
que se le describía casi como a un ermitaño, de manera que aquella invitación
no podía parecerle más extraña, sobre todo teniendo en cuenta que los conocidos
de Kendall eran por lo general muy ruidosos y si aquel hombre era como se lo
describía, no podía encajar menos en las amistades de su esposo.
Por fortuna la distancia a recorrer no
fue mucha y en relativamente poco tiempo habían llegado a la propiedad del
mencionado Duque. Fueron recibidos por el mayordomo y conducidos al Salón, pero
nada más llegar Sophie experimentó una extraña sensación de inquietud. En la
estancia se encontraban tres hombres que se pusieron de pie en cuanto ellos
entraron y uno avanzó hacia ellos. Sophie se sorprendió mucho cuando Kendall se
lo presentó, porque de acuerdo a lo que había leído se imaginaba al Duque como
un anciano hosco y tal vez de mal carácter, sin embargo, tenía ante sí a un
hombre extraordinariamente joven que les dio la bienvenida con una sonrisa
amable.
En forma automática Sophie miró a los
otros dos caballeros pensando que tal vez éste fuese el joven Duque y uno de
los otros al que la prensa se refería, pero en cuanto los vio bien se dio
cuenta que aquello era muy improbable, porque si bien posiblemente tuviesen la
edad requerida aunque lo dudaba porque al menos a esa distancia no parecían
tener más de 35 o 40 años, tampoco guardaban parecido con el Duque.
Henry Richmond Duque de Hardwicke,
era un caballero típicamente inglés, estatura promedio, cabello rojizo y ojos
claros; mientras que los otros dos sujetos
eran sin duda alguna extranjeros, elevada estatura, cabello castaño y ojos café
uno, el otro de estatura similar, cabello negrísimo y ojos de un azul tan
intenso que fácilmente podían confundirse con el negro a la distancia. Y lo que
suprimió cualquier duda al respecto de su origen fueron sus nombres.
-
Milord,
milady -- estaba diciendo el duque mientras ellos se
aproximaban -- permítanme presentarles a mis invitados, el Knyaz
Iziaslav Yaroslávich y su primo Janos Dvòrak
Tanto Sophie como Kendall abrieron mucho
los ojos cuando los tuvieron frente a ellos, y aunque coincidían en la razón para
el asombro, Sophie tenía una adicional. En la que coincidían era que ambos
habían notado el enorme parecido de aquel hombre con el amigo de Dylan, pero
aparte de esto, a Sophie la sorprendió también el título, porque si no estaba
equivocada Knyaz significaba príncipe
en ruso, pero no se le daba ese tratamiento a cualquier príncipe, porque aquel
título solo pertenecía a la nobleza heredada, de modo que este sujeto tenía por
fuerza que ser descendiente de los históricos boyardos y knyazes, la nobleza
más antigua. Sin embargo, mientras a Kendall le fue suprimido el pensamiento
con respecto al parecido, a Sophie no.
La cena fue anunciada y pasaron al
comedor donde todo se desarrolló en armonía y cordialidad, pero mientras
Kendall hablaba con el duque, Iziaslav se había centrado en Sophie y para
sorpresa de ésta a ninguno de los otros parecía extrañarle, y de hecho Kendall
parecía haberse olvidado de su presencia.
Una vez finalizada la cena pasaron de
nuevo al salón y mientras Kendall continuaba su charla con el duque, Iziaslav
se acercó a Sophie.
-
¿Quién
es usted? -- preguntó Sophie al verlo aproximarse y
sintiendo un repentino temor
-
No
te asustes, no voy a hacerte ningún daño
-- le dijo Iziaslav
Sin embargo, y por algún motivo que no
alcanzaba a comprender ella estaba asustada y de hecho estuvo a punto de
gritar, pero acto seguido él le sujetó el rostro y la miró directo a los ojos
haciendo que inexplicablemente Sophie pensase en Dylan, y adicional a eso,
había algo en el sujeto que le resultaba extrañamente familiar, de modo que ni
gritó ni se movió, solo se quedó allí perdida en la profundidad azul medianoche
de aquellos ojos.
En aquel momento Iziaslav era vigilado no
solo por Janos sino por Istvan y por media docena de Lovets que se encontraban
en el salón, aunque invisibles para los demás.
Ni Janos ni Istvan habían estado de
acuerdo con aquello, pero siendo que no podían oponerse a una decisión de
Iziaslav, no les había quedado más remedio que acceder. Janos opinaba que
Iziaslav estaba neciamente obsesionado con el parecido de aquella vidmagy con
Seren y no le veía objeto a reforzarlo acercándose a ella, mientras que Istvan
estaba muy preocupado por las posibles consecuencias de ese acercamiento.
Coincidía con Janos y atribuía la mencionada obsesión de Iziaslav a que nunca
había visto a otra Siglair, pero Istvan que sí había seguido la pista de casi
todas, sabía que la que más se había parecido era Sara, quien por cierto había
dado origen a una descendencia doblemente Siglair ya que ella era una descendiente
Siglair por línea materna y se había casado con un descendiente Siglair por
línea paterna, pero aparte de ella, la siguiente en parecerse tanto era esta.
De modo que en cierta forma lo entendía pero eso no hacía que estuviese menos
preocupado, porque no estaba muy seguro si Sophie Saint-Claire iba a ejercer la
misma fatídica atracción en Iziaslav, algo que sin duda podía complicar
muchísimo las cosas.
Iziaslav por su parte no sabía con
exactitud qué esperaba encontrar, pero al verla a los ojos estuvo seguro que aunque había mucho de la esencia de Seren
en ella, no era ella, lo que le produjo un inesperado dolor en el pecho. Pero
también le quedó muy claro que aquella mujer amaba al Rybik a pesar de que
parecía no saberlo. Y por último, en esta oportunidad notó algo que no había
notado cuando la vio por primera vez, y era que mientras Seren había tenido los
ojos azul cielo, los de esta parecían un reflejo de sus propios ojos.
Le sonrió, acarició con suavidad su
mejilla y luego le cerró los ojos, le hizo un gesto a Istvan y éste se acercó
procediendo entre ambos a borrar lo más relevante de esa noche de la mente de
Sophie. Después de lo cual Henry recibió una señal y unos segundos después los
Arlingthon estaban despidiéndose. Una vez que se marcharon Iziaslav se volvió
hacia Henry.
-
Gracias
por tu colaboración Henry, sé que no nos aprecias pero agradezco tu lealtad
El susodicho se limitó a hacer un gesto
de asentimiento pero ciertamente debía apreciarlos poco, porque su amable
sonrisa había desaparecido y era obvio que ni siquiera tenía deseos de
hablarles. De modo que ellos se despidieron y se marcharon.
Cuando llegaron a Illir, Istvan y Janos
se miraron no muy seguros de si sería mejor dejarlo solo, tanto el uno como el
otro podían percibir una mezcla confusa de sentimientos en él, pero antes de
que tomasen una decisión lo escucharon.
-
No
es ella -- dijo en tono de suprema tristeza
Aunque en la mente de Istvan la primera
frase que se formó fue: Te lo dije,
la bloqueó firmemente, ya que pensaba que era lo que menos necesitaba Iziaslav
en aquel momento, de modo que guardó prudente silencio. Inesperadamente
Iziaslav se movió y ellos corrieron tras él y cuando se dieron cuenta estaban
en las cuevas de Azykh y el individuo tenía la frente pegada a la roca.
-
¿Cómo
pude ser tan estúpido?
A aquella pregunta podían dársele dos
interpretaciones, Janos pensó que se refería a la estupidez de esperar que la vidmagy fuese Seren, mientras que
Istvan más acertadamente pensó que se refería a su comportamiento con la propia
Seren.
-
Sarì,
ya han pasado demasiados años -- dijo acercándose a él -- ¿Si
ella te perdonó, no crees que es tiempo de que tú te perdones también?
-
¿Cómo
podría haberlo hecho?
-
Lo
hizo porque te amaba, porque confiaba en ti más que tú mismo y sabía que algún
día ibas a cambiar
-
¡Pues
se equivocó! -- exclamó él sobresaltándolos y cuando se
volvió vieron que sus ojos eran dos rubíes arrasados de lágrimas -- ¡Sigo
siendo el mismo salvaje egoísta que he sido siempre!
-
No
es cierto y lo sabes -- insistió Istvan
-
¿No
es cierto? -- preguntó en tono peligroso --
¿Sabes lo que estuve a punto de hacer?
-
Pero
no lo hiciste
-
¡Con
un demonio! -- y a continuación dio un furioso puñetazo a la
roca para luego mirar a Istvan -- ¡Solo porque no era ella!
-
No,
en otra época eso no te habría importado, lo único que habrías tenido en cuenta
habría sido el enorme parecido y eso te habría bastado, pero ahora tuviste en
cuenta que su corazón pertenece al Rybik.
Iziaslav se sentó sobre una piedra y escondió
el rostro entre las manos y ahora fue Janos el que se acercó.
-
Iziaslav,
hemos sido amigos toda la vida, hemos luchado, reído y llorado juntos, pero
también he sido tu detractor cuando a mi juicio has obrado mal. Sin embargo,
coincido con Istvan porque estás muy lejos de ser el hombre egoísta y salvaje
que fuiste, y lo demostraste recientemente al estar dispuesto a renunciar a la
vida solo para asegurarte que tus hijos habían sido liberados de la maldición
Siglair, y lo hiciste porque los amas de manera incondicional -- recalcó
-- Hoy lo demostraste de nuevo
porque aunque el Rybik no es un hijo engendrado por ti, se ha ganado tu afecto
y tu lealtad y simplemente no habrías sido capaz de traicionarlo aunque parezca
que él se está traicionando a sí mismo renunciando a la mujer que ama.
-
¿Y
ahora qué? -- preguntó después de un largo rato de
silencio -- Yo maté a la mujer que amaba, a ti te
arrebataron la tuya, Mika y Andrei murieron en brazos de las que amaron, Iyul y
Lucien le temen tanto al amor que ni siquiera se dan la oportunidad y el Rybik
renuncia a la suya -- hizo un pausa y los miró -- Tal
vez Seren nos liberó de una maldición pero quizá la naturaleza nos ha impuesto
otra, ya que ningún Yaroslávich parece estar destinado a la felicidad.
Aunque a la luz de los hechos aquello
parecía ser cierto, Istvan era más optimista y pensaba que la última palabra
aun no había sido dicha.
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