Bodas de Sangre

Bodas de Sangre
Una vez superados los obstáculos ayudado en su mayor parte por Dylan, Kendall logró finalmente contraer matrimonio con Sophie. Después de la boda, Dylan emprenderá un nuevo, inesperado e insólito camino a través de un mundo del que no tenía ni idea de su existencia, mientras que la nueva pareja parte rumbo a Inglaterra para dar comienzo a un matrimonio que todos se preguntan cómo va a terminar siendo que dio inicio con unas Bodas de Sangre

sábado, 2 de agosto de 2014

Cap. 53 Situaciones Extrañas…



Después que Dylan había dejado a Sophie en Darnley, y mucho rato después de que él se hubiese marchado fue cuando ella recuperó el conocimiento. Se sorprendió de haberse quedado dormida leyendo porque era algo que nunca le sucedía, sonrió y se dijo que sin duda se estaba haciendo vieja. Sin embargo, dos cosas llamaron su atención, no tenía el libro en las manos sino que éste estaba sobre la mesa, aun así se dijo que tal vez lo había colocado allí antes de dormirse. Y la segunda que el borde inferior de su vestido estaba sucio como si hubiese estado caminando en el campo. No obstante, y no teniendo explicación para ello lo dejó de lado y fue a cambiarse para la cena.

A la hora de la comida los chicos como de costumbre hablaron de su encuentro con Dylan y con Yvaylo, y en esta ocasión Sophie experimentó un extraño sentimiento cuando mencionaron a Dylan pero decidió ignorarlo, si bien era cierto que últimamente se sentía muy sola, sería el colmo que ahora empezase a desear la compañía aquel portento de arrogancia y antipatía.

Un par de días más tarde llegó Kendall y como de costumbre ella se sintió feliz de tenerlo en casa. Al día siguiente de su llegada y a la hora de la cena, los chicos se mostraron muy descontentos, porque siendo que ni Dylan ni Luciano habían aparecido, ellos habían decidido ir a Livingstone pensando que Luciano podía encontrarse peor.

-         ¡Derek!  --  exclamó Sophie ya que era él quien estaba refiriendo el asunto  --  No debiste hacer eso, no está bien ir a una casa sin ser invitado

-         Yo se lo dije pero ya sabes como es cuando se le mete algo en la cabeza madre  --  dijo Chris

-         Dylan es nuestro amigo  así que no tiene nada de malo  --  porfió el chico

Kendall escuchaba el asunto más divertido que otra cosa, aunque por alguna razón no se imaginaba a Dylan siendo amigo de unos chicos. La cuestión es que estaba pensando en ir él mismo a visitarlo cuando escuchó que Derek se quejaba en tono de indignación que ninguno de los dos estaba en Livingstone y su molestia obedecía a que no le habían dicho que se marcharían.

-         No tenían por qué hacerlo  --  dijo Sophie

-         Pues me parece  muy descortés de su parte  --  dijo el chico

-         ¿Y eso lo dice alguien que va a una casa sin ser invitado?  --  preguntó Chris con sorna ganándose una mirada venenosa de Derek

-         Si eres su amigo como pregonas  --  intervino Kendall  --  ya deberías conocerlo algo. Dylan nunca da explicaciones a nadie de nada y ya era extraño que se hubiese quedado tanto tiempo en un solo lugar, él ha dedicado su vida a pasearse por el mundo y si mal no recuerdo hacía algo más de diez años desde la última vez que estuvo aquí.

Sin embargo, al día siguiente fue a Livingstone y aunque el nuevo administrador no fue más específico que el anterior en cuanto al paradero de Dylan, sí fue muy amable y le dijo que le avisaría a Dylan que él había estado allí.

Como él no estaba tan indignado como su hijo ya que estaba acostumbrado a las desapariciones de Dylan, hizo el comentario a la hora del almuerzo, pero de allí pasaron a otro tema que sí lo tenía muy molesto.

-         Te lo dije, ya lleva más de un año fuera y apenas si escribe  --  le estaba diciendo a Sophie

-         Pero lo importante es que está bien y ahora está con papá, así que no debemos preocuparnos tanto

-         Pues me preocupa, porque ya debería estar de vuelta y aun debemos resolver el asunto de su matrimonio

-         Kendall, creo que de momento en lo último que Brian está pensando es en eso.

-         De eso no me cabe ninguna duda, pero alguien debe hacerlo  --  hizo una pausa y miró a Christopher  --  Lord Alderton ha estado insinuando que se sentiría muy complacido de comprometer a su hija contigo Christopher.

Sophie abrió mucho los ojos y Derek escupió en todas direcciones lo que se estaba tomando.

-         ¡Por todos los cielos padre!  --  exclamó  --  ¡Solo tiene dieciséis años!

-         Sí tú lo juzgas conveniente a mi me parecerá bien padre  --  dijo Chris para enorme satisfacción de Kendall

-         ¡Ni siquiera conoces a la chica en cuestión!  --  siguió Derek

-         Eso no es importante Derek, sé perfectamente cuáles son mis obligaciones y no seré yo quien discuta una decisión de papá, así que deja de comportarte como si te acabasen de anunciar el fin del mundo

Kendall no podía estar más complacido, mientras que Sophie aun no se podía creer que estuviesen hablando del posible compromiso de su hijo. Y aunque estaba segura que si alguien jamás daría problemas en aquel aspecto ese era Chris, ella aun lo veía como el niño que ciertamente parecía ya no ser. Sin embargo, tuvieron que soportar la furiosa diatriba de Derek y a pesar de que Kendall conocía bien a su hijo menor, comenzó a pensar que de veras aquel sería un Arlingthon al que le resultaría muy difícil renunciar a la soltería y sin duda le daría muchos dolores de cabeza, algo que quedó confirmado con lo que dijo al final.

-         En vista de que yo no tengo que cuidar de ningún título y por tanto no debo preocuparme por el dichoso heredero, me casaré cuando encuentre a una chica que me guste de veras o mejor aun,  seguiré el ejemplo de Dylan y no me casaré nunca

Kendall volvió a pensar en ese asunto y a preguntarse qué demonios pensaba hacer Dylan, mientras que Sophie lo que pensó fue que las mujeres del mundo habían tenido suerte, porque estar casada con aquel individuo debía ser el peor castigo que nadie pudiese sufrir.

Esa misma noche Kendall despertó sobresaltado al escuchar a su esposa gritar el nombre de Dylan. Se volvió hacia ella y la vio sentada con el rostro entre las manos.

-         ¿Sophie?  --  preguntó con preocupación  --  ¿Qué sucede?

-         Creo… que tenía una pesadilla  --  dijo ella

-         De acuerdo pero ven, intenta dormir de nuevo

La abrazó y se dijo que era mejor no alterarla más preguntándole qué había estado soñando, ya se lo preguntaría en la mañana y se quedó dormido casi de inmediato, mientras que a Sophie le había costado mucho más conciliar el sueño. Le había dicho a Kendall que había tenido una pesadilla pero a decir verdad no estaba muy segura de lo que había estado soñando, aunque sí tenía clarísimo que era con Dylan, lo que hizo que se reprendiera a sí misma ya que lo último que le faltaba era comenzar a soñar con aquel individuo.

A la mañana siguiente Kendall había olvidado el asunto y no volvió a recordarlo hasta que varios días después ocurrió de nuevo, en esta oportunidad encendió la vela y sentándose se volvió hacia su mujer.

-         ¿Qué estabas soñando Sophie?

-         No estoy muy segura

-         Pero gritaste llamando a Dylan  --  insistió él 

-         Sí, sé que estaba soñando con él pero… no sé, debe ser porque Derek no deja de hablar de él

Kendall no estaba muy convencido con aquella explicación y comenzó a preocuparse, pero no en el sentido que lo habría hecho cualquier marido si su esposa despierta en medio de la noche llamando a otro individuo, sino que recordó que aunque hacía tiempo que eso no sucedía, Sophie en muchas oportunidades había soñado cosas relacionadas con ellos que de una u otra forma terminaban sucediendo. De modo que lejos de sentirse celoso, lo que estaba era preocupado por Dylan, y a partir de ese día comenzó a enviar mensajes casi diarios a Livingstone preguntando si había noticias de él hasta que finalmente el mismo Dylan le había respondido avisándole que estaba de vuelta, con lo que Kendall se tranquilizó.

Sophie por su parte estaba también muy preocupada, porque a pesar de que le había dicho a Kendall que no sabía qué había estado soñando, eso no era del todo cierto, porque si  bien las imágenes parecían escaparse cuando intentaba ordenarlas, había una que persistía y no se explicaba la razón para ello, porque excluyendo el día que se habían reencontrado y que él había evitado que cayese cuando huía de Armagnac, ella ciertamente nunca había estado en brazos de Dylan, o al menos no de la forma como lo había estado soñando. De modo que era justo decir que aquello la preocupaba mucho y hasta consideró la posibilidad de estar perdiendo el juicio, una idea que fue afianzándose conforme pasaban los días y de forma inesperada cada vez con más frecuencia se encontraba pensando en el mismo asunto.

Otra cuestión que vino a alterar mucho la paz mental de Sophie, fue una inesperada invitación que recibió Kendall y a la que le dijo que debía acompañarlo. Todas las protestas de Sophie fueron ignoradas y a pesar de que estaban a mediados de enero y las temperaturas no eran nada agradables, Sophie tuvo que acompañar a Kendall.

La invitación había sido hecha por el Duque de  Hardwicke, un individuo del que Sophie prácticamente no sabía nada, y aunque ella no frecuentaba los salones londinenses, en cierta forma se mantenía informada por la prensa pero de este sujeto apenas si había leído algo de entre lo que recordaba que se le describía casi como a un ermitaño, de manera que aquella invitación no podía parecerle más extraña, sobre todo teniendo en cuenta que los conocidos de Kendall eran por lo general muy ruidosos y si aquel hombre era como se lo describía, no podía encajar menos en las amistades de su esposo.

Por fortuna la distancia a recorrer no fue mucha y en relativamente poco tiempo habían llegado a la propiedad del mencionado Duque. Fueron recibidos por el mayordomo y conducidos al Salón, pero nada más llegar Sophie experimentó una extraña sensación de inquietud. En la estancia se encontraban tres hombres que se pusieron de pie en cuanto ellos entraron y uno avanzó hacia ellos. Sophie se sorprendió mucho cuando Kendall se lo presentó, porque de acuerdo a lo que había leído se imaginaba al Duque como un anciano hosco y tal vez de mal carácter, sin embargo, tenía ante sí a un hombre extraordinariamente joven que les dio la bienvenida con una sonrisa amable.

En forma automática Sophie miró a los otros dos caballeros pensando que tal vez éste fuese el joven Duque y uno de los otros al que la prensa se refería, pero en cuanto los vio bien se dio cuenta que aquello era muy improbable, porque si bien posiblemente tuviesen la edad requerida aunque lo dudaba porque al menos a esa distancia no parecían tener más de 35 o 40 años, tampoco guardaban parecido con el Duque.

Henry Richmond Duque de  Hardwicke, era un caballero típicamente inglés, estatura promedio, cabello rojizo y ojos claros;  mientras que los otros dos sujetos eran sin duda alguna extranjeros, elevada estatura, cabello castaño y ojos café uno, el otro de estatura similar, cabello negrísimo y ojos de un azul tan intenso que fácilmente podían confundirse con el negro a la distancia. Y lo que suprimió cualquier duda al respecto de su origen fueron sus nombres.

-         Milord, milady  --  estaba diciendo el duque mientras ellos se aproximaban  --  permítanme presentarles a mis invitados, el Knyaz Iziaslav Yaroslávich y su primo Janos Dvòrak

Tanto Sophie como Kendall abrieron mucho los ojos cuando los tuvieron frente a ellos, y aunque coincidían en la razón para el asombro, Sophie tenía una adicional. En la que coincidían era que ambos habían notado el enorme parecido de aquel hombre con el amigo de Dylan, pero aparte de esto, a Sophie la sorprendió también el título, porque si no estaba equivocada Knyaz significaba príncipe en ruso, pero no se le daba ese tratamiento a cualquier príncipe, porque aquel título solo pertenecía a la nobleza heredada, de modo que este sujeto tenía por fuerza que ser descendiente de los históricos boyardos y knyazes, la nobleza más antigua. Sin embargo, mientras a Kendall le fue suprimido el pensamiento con respecto al parecido, a Sophie no.

La cena fue anunciada y pasaron al comedor donde todo se desarrolló en armonía y cordialidad, pero mientras Kendall hablaba con el duque, Iziaslav se había centrado en Sophie y para sorpresa de ésta a ninguno de los otros parecía extrañarle, y de hecho Kendall parecía haberse olvidado de su presencia.

Una vez finalizada la cena pasaron de nuevo al salón y mientras Kendall continuaba su charla con el duque, Iziaslav se acercó a Sophie.

-         ¿Quién es usted?  --  preguntó Sophie al verlo aproximarse y sintiendo un repentino temor

-         No te asustes, no voy a hacerte ningún daño  --  le dijo Iziaslav

Sin embargo, y por algún motivo que no alcanzaba a comprender ella estaba asustada y de hecho estuvo a punto de gritar, pero acto seguido él le sujetó el rostro y la miró directo a los ojos haciendo que inexplicablemente Sophie pensase en Dylan, y adicional a eso, había algo en el sujeto que le resultaba extrañamente familiar, de modo que ni gritó ni se movió, solo se quedó allí perdida en la profundidad azul medianoche de aquellos ojos.

En aquel momento Iziaslav era vigilado no solo por Janos sino por Istvan y por media docena de Lovets que se encontraban en el salón, aunque invisibles para los demás.

Ni Janos ni Istvan habían estado de acuerdo con aquello, pero siendo que no podían oponerse a una decisión de Iziaslav, no les había quedado más remedio que acceder. Janos opinaba que Iziaslav estaba neciamente obsesionado con el parecido de aquella vidmagy con Seren y no le veía objeto a reforzarlo acercándose a ella, mientras que Istvan estaba muy preocupado por las posibles consecuencias de ese acercamiento. Coincidía con Janos y atribuía la mencionada obsesión de Iziaslav a que nunca había visto a otra Siglair, pero Istvan que sí había seguido la pista de casi todas, sabía que la que más se había parecido era Sara, quien por cierto había dado origen a una descendencia doblemente Siglair ya que ella era una descendiente Siglair por línea materna y se había casado con un descendiente Siglair por línea paterna, pero aparte de ella, la siguiente en parecerse tanto era esta. De modo que en cierta forma lo entendía pero eso no hacía que estuviese menos preocupado, porque no estaba muy seguro si Sophie Saint-Claire iba a ejercer la misma fatídica atracción en Iziaslav, algo que sin duda podía complicar muchísimo las cosas.

Iziaslav por su parte no sabía con exactitud qué esperaba encontrar, pero al verla a los ojos estuvo seguro  que aunque había mucho de la esencia de Seren en ella, no era ella, lo que le produjo un inesperado dolor en el pecho. Pero también le quedó muy claro que aquella mujer amaba al Rybik a pesar de que parecía no saberlo. Y por último, en esta oportunidad notó algo que no había notado cuando la vio por primera vez, y era que mientras Seren había tenido los ojos azul cielo, los de esta parecían un reflejo de sus propios ojos.

Le sonrió, acarició con suavidad su mejilla y luego le cerró los ojos, le hizo un gesto a Istvan y éste se acercó procediendo entre ambos a borrar lo más relevante de esa noche de la mente de Sophie. Después de lo cual Henry recibió una señal y unos segundos después los Arlingthon estaban despidiéndose. Una vez que se marcharon Iziaslav se volvió hacia Henry.

-         Gracias por tu colaboración Henry, sé que no nos aprecias pero agradezco tu lealtad

El susodicho se limitó a hacer un gesto de asentimiento pero ciertamente debía apreciarlos poco, porque su amable sonrisa había desaparecido y era obvio que ni siquiera tenía deseos de hablarles. De modo que ellos se despidieron y se marcharon.


Cuando llegaron a Illir, Istvan y Janos se miraron no muy seguros de si sería mejor dejarlo solo, tanto el uno como el otro podían percibir una mezcla confusa de sentimientos en él, pero antes de que tomasen una decisión lo escucharon.

-         No es ella  --  dijo en tono de suprema tristeza

Aunque en la mente de Istvan la primera frase que se formó fue: Te lo dije, la bloqueó firmemente, ya que pensaba que era lo que menos necesitaba Iziaslav en aquel momento, de modo que guardó prudente silencio. Inesperadamente Iziaslav se movió y ellos corrieron tras él y cuando se dieron cuenta estaban en las cuevas de Azykh y el individuo tenía la frente pegada a la roca.

-         ¿Cómo pude ser tan estúpido?

A aquella pregunta podían dársele dos interpretaciones, Janos pensó que se refería a la estupidez de esperar que la vidmagy fuese Seren, mientras que Istvan más acertadamente pensó que se refería a su comportamiento con la propia Seren.

-         Sarì, ya han pasado demasiados años  --  dijo acercándose a él  --  ¿Si ella te perdonó, no crees que es tiempo de que tú te perdones también?

-         ¿Cómo podría haberlo hecho?

-         Lo hizo porque te amaba, porque confiaba en ti más que tú mismo y sabía que algún día ibas a cambiar

-         ¡Pues se equivocó!  --  exclamó él sobresaltándolos y cuando se volvió vieron que sus ojos eran dos rubíes arrasados de lágrimas  --  ¡Sigo siendo el mismo salvaje egoísta que he sido siempre!

-         No es cierto y lo sabes  --  insistió Istvan

-         ¿No es cierto?  --  preguntó en tono peligroso  --  ¿Sabes lo que estuve a punto de hacer?

-         Pero no lo hiciste

-         ¡Con un demonio!  --  y a continuación dio un furioso puñetazo a la roca para luego mirar a Istvan  --  ¡Solo porque no era ella!

-         No, en otra época eso no te habría importado, lo único que habrías tenido en cuenta habría sido el enorme parecido y eso te habría bastado, pero ahora tuviste en cuenta que su corazón pertenece al Rybik.

Iziaslav se sentó sobre una piedra y escondió el rostro entre las manos y ahora fue Janos el que se acercó.

-         Iziaslav, hemos sido amigos toda la vida, hemos luchado, reído y llorado juntos, pero también he sido tu detractor cuando a mi juicio has obrado mal. Sin embargo, coincido con Istvan porque estás muy lejos de ser el hombre egoísta y salvaje que fuiste, y lo demostraste recientemente al estar dispuesto a renunciar a la vida solo para asegurarte que tus hijos habían sido liberados de la maldición Siglair, y lo hiciste porque los amas de manera incondicional  --  recalcó  --  Hoy lo demostraste de nuevo porque aunque el Rybik no es un hijo engendrado por ti, se ha ganado tu afecto y tu lealtad y simplemente no habrías sido capaz de traicionarlo aunque parezca que él se está traicionando a sí mismo renunciando a la mujer que ama.

-         ¿Y ahora qué?  --  preguntó después de un largo rato de silencio  --  Yo maté a la mujer que amaba, a ti te arrebataron la tuya, Mika y Andrei murieron en brazos de las que amaron, Iyul y Lucien le temen tanto al amor que ni siquiera se dan la oportunidad y el Rybik renuncia a la suya  --  hizo un pausa y los miró  --  Tal vez Seren nos liberó de una maldición pero quizá la naturaleza nos ha impuesto otra, ya que ningún Yaroslávich parece estar destinado a la felicidad.

Aunque a la luz de los hechos aquello parecía ser cierto, Istvan era más optimista y pensaba que la última palabra aun no había sido dicha.


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