Istvan se encontraba en su
despacho leyendo por enésima vez los pergaminos donde estaban recopiladas las
palabras de Seren, cuando sintió una repentina señal de alarma. Sin embargo, y
aunque dejó la lectura y concentró toda su atención en captar qué o quién
intentaba establecer contacto con él, no percibió nada más.
Madeleine seguía mirando a
Edin pero las lágrimas la cegaban, hacía esfuerzos por recordar todo lo que él
le había contado acerca de sus debilidades y como resolverlo, pero fuera de una
planta cuyo nombre no recordaba en ese caótico momento, un metal que ella no
conocía y cualquier Saint-Claire, nada más le venía a la mente. Sin embargo,
pasados unos minutos, recordó la conversación con Istvan.
“Cuando decimos que la sangre Saint-Claire es
directamente letal para nosotros, es literal. Una sola gota de su sangre nos
causa la muerte instantáneamente. Beber inadvertidamente en la misma copa que
lo hubiese hecho un Saint-Claire, nos causaría no la muerte, pero si nos
debilitaría a tal punto que podrían con facilidad atacarnos de cualquier otra
forma, pues su saliva es igualmente perjudicial”
Recordar eso logró que se
tranquilizara un poco, porque eso significaba que él no iba a morir, pero el
hecho de que siguiese sin sentido y con aquel aspecto enfermizo seguía
haciéndola sentir terriblemente culpable. Después de lo que le pareció una
eternidad, vio que sus párpados se movían y se apresuró a acercarse.
-
Etienne
-
Etienne no te entiendo -- dijo ella con desesperación
A pesar de que Edin no estaba
en sus cinco sentidos, de manera confusa pareció recordar con quien estaba.
-
Aidez-moi --
aclaró mientras intentaba incorporarse
Madeleine sí entendió aquello
y se apresuró a ayudarlo que era justamente lo que él le estaba pidiendo. Con enorme esfuerzo logró ponerlo de pie,
pero era evidente que no podría sostenerse así por mucho, algo que quedó
demostrado cuando intentó dar un paso y sus piernas se negaron a sostenerlo
cayendo de nuevo y arrastrando a Madeleine con él.
-
Etienne -- dijo ella incorporándose --
¿Solo dime cómo puedo ayudarte?
-
Agua -- dijo él mientras recostaba la cabeza de la
pared
-
Agua -- repitió ella
-- ¿Necesitas beber agua? -- y
él asintió
Madeleine se puso de pie a
toda prisa y corrió hacia la salida, una vez allí miró hacia todos lados hasta
que localizó lo que parecía un pozo y se acercó a él rogando que no estuviese
seco. Dejó caer el recipiente y escuchó el sonido de chapoteo, un momento
después comenzó a tirar de la soga y en cuanto la sacó, lo desató y se dio
tanta prisa como pudo en llevársela a Edin. Colocó el recipiente de madera a su
lado y ahuecando las manos cogió el agua y se las acercó a la boca. El primer
sorbo en lugar de tragarlo, lo escupió, pero después sí comenzó a beber.
Madeleine repitió la operación varias veces hasta que él estuvo en condiciones
de hacerlo por sí mismo. Pasado un tiempo y después que se había bebido casi la
mitad del contenido, Edin levantó la mirada.
-
Gracias
-
¿Gracias? -- preguntó ella con incredulidad --
Casi te… -- pero no pudo concluir y comenzó a llorar de
nuevo
Ahora que ya estaba plenamente
consciente de nuevo, Edin repasó lo sucedido y se preguntó cómo no se había
dado cuenta, pero más que eso, se reprochó no haber escuchado a Istvan y no haber
limitado su contacto con los Saint-Claire, porque ahora sabía el enorme daño
que le había causado a Madeleine.
-
Madeleine…
-
No… no me digas nada, ya me siento suficientemente avergonzada y culpable
como para que…
-
Madeleine
Sin embargo, ella seguía
diciendo cualquier cantidad de cosas y él supo que por ese camino no llegarían
a ninguna parte, de modo que tomó una decisión y colocando una mano tras su
cuello la dejó sin sentido. Después de eso se ocupó de poner en orden el
funcionamiento de su propio organismo, luego se aplicó a equilibrar las
emociones de Madeleine y cuando hubo concluido la hizo volver en sí. Aunque
Madeleine seguía avergonzada, estaba mucho más tranquila.
-
¿Por qué me trajiste aquí Etienne?
-- preguntó de nuevo
-
Necesito que me prestes atención
-- y aunque con reticencia ella
lo miró -- Estás en peligro Madeleine.
Le contó lo que le había
informado Andrew y la posible solución, pero ella reaccionó tal y como él había
pronosticado.
-
¿Pretendes que me esconda aquí?
-
Tal vez no sea muy cómodo, pero nos aseguraremos de que no te falte nada y…
-
¡No se trata de eso! -- lo interrumpió ella y él lo sabía
-
Madeleine…
-
Llévame a casa
-
Al menos…
-
¡Llévame a casa he dicho!
A continuación cerró los ojos
y con un suspiro de resignación, Edin la sujetó y volvieron al Chateau. Ella comenzó a caminar hacia la
casa y él la siguió, no porque pensase insistir, sino porque debía poner sobre
aviso a Phillipe y a Maurice, pero Madeleine se detuvo y volviéndose le impidió
el paso.
-
Vete Etienne
-
Solo voy a…
-
¡No vas a hacer nada que no sea irte ahora!
Edin maldijo por lo bajo y
pensó que había sido muy necio, porque sabiendo cómo iba a reaccionar ella,
debió hablar con Phillipe primero. Pero no queriendo alterarla más de lo
necesario, decidió dejarlo por el momento y regresar al día siguiente.
Madeleine entró como un
vendaval y casi atropella a Maurice que venía saliendo del estudio.
-
¡Madeleine! -- exclamó él
-- ¿Qué te sucede? --
dijo la verla bien
-
Ahora no papá -- dijo ella haciéndolo a un lado y corriendo
hacia las escaleras
-
¡Madeleine! -- volvió a llamarla él pero ella no le prestó
atención
-
¿Qué sucede? -- preguntó Phillipe que al escuchar las voces
alteradas había asomado la cabeza a la puerta
-
No lo sé, pero… -- se interrumpió cuando escucharon el portazo
Madeleine había entrado a su
habitación y había azotado la puerta, corrió hacia su cama lanzándose en ella y
se deshizo en llanto. Phillipe y Maurice habían subido tras ella y como no les
respondió cuando llamaron a la puerta, Phillipe decidió entrar. Al verla en
aquel estado, un sinfín de ideas surcaron sus mentes pero las que quizá estaban
más cerca al menos en una parte, eran las de Phillipe que pensó que aquello
debía tener que ver con Etienne.
-
Madeleine
-
Déjenme sola
-
De acuerdo -- dijo Phillipe con cautela -- solo dinos si alguien te ha hecho algún daño
-
Nadie me ha hecho nada, ahora váyanse
Maurice miró a Phillipe, pero
éste se reafirmó en su idea y tomando a su hermano por un brazo lo hizo salir
de la habitación.
-
Phillipe…
-
Vamos a dejar que se tranquilice un poco y luego intentaremos averiguar lo
que le sucede.
Aunque Maurice no estaba muy
contento con eso decidió hacerle caso a Phillipe, a la vez que suspendía su
salida de aquella noche a la espera de poder conversar con su hija y enterarse
de qué le sucedía, pero Madeleine no bajó a cenar y ellos se retiraron muy
preocupados.
Madeleine se había
tranquilizado después de un rato, y luego de hacer a un lado su enorme
estupidez, dedicó su atención al otro problema. Ella había seguido fiel a la
palabra dada a su padre y a su tío, de modo que su condición teóricamente no
era conocida por nadie, y salvo por algunos brebajes que ocasionalmente había
preparado para los miembros del personal de la casa cuando habían enfermado, no
había hecho nunca nada que la delatase. Sin embargo, si Etienne le había dicho
que su tío Louis pensaba procesarla por brujería, era seguro que así sería, el
asunto era en qué se basaba para ello, pero más importante aún si tenía alguna
posibilidad de éxito.
Ella entendía que Etienne solo
quería protegerla ofreciéndole ayudarla a esconderse por un tiempo, pero ella
estaba segura de que eso no serviría porque si Louis quería fastidiarlos, no
cejaría en su empeño. Pero lo que la preocupaba quizá más, era que si Phillipe
se enteraba iría directamente a matar a Louis, lo que desembocaría en un
proceso en su contra, ya que si bien Louis no era especialmente querido, seguía
siendo una figura pública de importancia, y por muchas influencias que tuviese
Phillipe, el asesinato de un Cardenal era un asunto serio, y si ese Cardenal
era su propio hermano, la cuestión se tornaba aun peor. Teniendo todo esto en
cuenta, Madeleine intentó encontrar una solución. Sabía que si Louis seguía adelante,
no podría ocultárselo a su familia, de modo que tenía que buscar la manera de
tener a Phillipe controlado y convencerlo de que en un proceso no podrían
demostrar nada porque ella nada había hecho.
A la mañana siguiente,
Madeleine se presentó en el comedor y saludó a su padre y a su tío como
siempre, y aunque tenía los ojos enrojecidos se comportaba como si nada hubiese
sucedido, de modo que Maurice y Phillipe intercambiaron una mirada de
desconcierto. No obstante, siguieron la conversación de ella acerca de asuntos
domésticos e intrascendentes, pero cuando Maurice contrario a Phillipe que
había decidido esperar un poco, estaba a punto de preguntarle, se detuvo al
escuchar una voz ya muy conocida.
-
Bonjour --
saludó Edin -- lamento interrumpir pero…
-
¿Qué estás haciendo aquí? -- preguntó Madeleine poniéndose de pie
-
¡Madeleine! -- exclamó Maurice
Pero si Maurice estaba
sorprendido, ya que normalmente su hija era una persona cordial y educada
aparte de que siempre había tratado a Etienne con suma amabilidad salvo cuando
discutían por algo, Phillipe simplemente confirmó su teoría, pero si bien había
pensado que la actitud de la pasada noche de su sobrina estaba relacionada con
Etienne, no se detuvo a analizar las posibles razones, de modo que ahora una
arruga apareció en su frente y solo esperaba que aquello no tuviese nada que
ver con los sentimientos de su sobrina y que solo se tratase de los muchos
pleitos verbales que solían sostener acerca de los más diversos temas, y en los
que muchas veces Madeleine terminaban furiosa porque decía que Etienne solo
sostenía sus posiciones por fastidiarla.
-
Lo siento, pero debo hablar con ellos
-- se estaba disculpando Edin
-
Siéntate -- lo invitó Phillipe ante la mirada de ira de
su sobrina
-
No he venido solo así que esperaré en…
-
Descuida, ya estábamos terminando
-- dijo Phillipe levantándose al
igual que Maurice
Caminaron hacia el salón donde
se encontraba Istvan y Phillipe avanzó con la mano extendida. Después de
saludarlo le presentó a Maurice y por último Istvan se acercó a Madeleine que
había sido la última en llegar. Le bastaron unos pocos segundos para notar que
estaba furiosa, pero en ese mismo lapso de tiempo notó algo muy alarmante y por
lo que tendría que hablar con Edin luego.
-
Lamento mucho si nuestra visita la incomoda, pero espero entienda que lo
hacemos por su seguridad -- dicho esto y sin que ella respondiese nada,
se volvió hacia los hermanos Saint-Claire
-- Sé que no tengo ninguna
autoridad para prohibirles nada, de modo que solo voy a pedirles en beneficio
de sus hijas que escuchen en calma y no hagan nada precipitado ¿Puedo contar
con eso?
-
Es difícil prometer sobre algo que desconozco --
dijo Phillipe con cautela
-
Entiendo, pero le aseguro en primer lugar que siguen contando con nuestro
apoyo, y en segundo, que haremos todo lo que esté en nuestras manos para que
nada les suceda a ninguno de ustedes, pero para eso necesito que me prometan
que no cometerán ninguna locura
-
De acuerdo -- dijo Phillipe en tono de duda -- ¿De
qué se trata todo esto?
Entre Istvan y Edin procedieron
a decírselos, y más tararon ellos en hacerlo que Phillipe en levantarse hecho
una furia, pero Istvan le interrumpió el paso.
-
Me dio su palabra Phillipe
-
¡Te lo dije! -- exclamó Maurice al mismo tiempo -- ¡Te
dije que el muy bastardo haría esto!
-
¡No hará una maldita cosa porque no se lo voy a permitir! -- le
gritó Phillipe a su vez
-
¿Esto era lo que querías? -- le preguntó Madeleine a Edin con ira
-
Vamos a calmarnos todos -- intervino Istvan de nuevo --
Como ya les dije no vamos a permitir que nada suceda. Suponiendo que su
hermano siga adelante con esto, y ya que Madeleine se niega a irse por un
tiempo -- en este punto ambos miraron a Madeleine con
los ojos muy abiertos -- hemos reforzado la vigilancia y en el momento
que veamos que intentan venir por ella y si nos autorizan la sacaremos de aquí de
inmediato
Después de eso aun les costó
algún esfuerzo hacer entender a Phillipe la inconveniencia de matar a Louis.
Madeleine también le recordó el golpe que representaría para Sophie
especialmente en ese momento que él fuese hecho preso por matar a Louis y fue
ese argumento el que finalmente hizo que Phillipe desistiese. Pero aunque nada
le habría gustado más que deshacerse de su hermano con sus propias manos, si bien
aceptó no hacerlo él, ya estaba
pensando que existían otras muchas formas de desaparecerlo.
-
Si no les molesta y lo autorizan, me gustaría dejar a alguien aquí
dentro -- estaba diciendo Istvan interrumpiendo las
maquinaciones de Phillipe y ambos hermanos miraron en forma automática a Edin
-
Naturalmente -- dijo Phillipe aunque no estaba muy seguro que
fuese buena idea por lo que ya sabía
-
Gracias -- dijo Istvan y a continuación llamó --
¡Istval!
En el momento que entró su
hermano, Madeleine ahogó una exclamación mientras que Maurice y Phillipe
miraban a uno y a otro con expresión de asombro, porque aunque sabían de la
existencia de aquel fenómeno, nunca habían visto a unos gemelos. Istvan
procedió a presentárselos y los tres a pesar de ser conscientes que estaban
siendo sumamente groseros al mirarlos con tan descarada curiosidad, no pudieron
evitarlo y buscaban las diferencias que no parecían existir. Ambos eran exactos
hasta en el último de los detalles. Los mismos ojos azul oscuro, el mismo cabello
negro que además estaban seguros que llevaban del mismo largo y recogido de
igual manera, y como vestían exactamente igual no había absolutamente nada que
permitiese diferenciarlos.
-
Si pasásemos el suficiente tiempo juntos, pronto se darían cuenta que yo
soy mucho más agradable -- dijo Istval con su humor de siempre sabiendo
lo que ellos estaban pensando
-
Disculpe, no hemos querido ser groseros
-- se disculpó Phillipe
-
Descuida, ya estoy acostumbrado a que se extrañen por el parecido
-
¿Parecido? -- preguntó Madeleine aun incrédula
-
Lo importante -- dijo Istvan
-- es que Istval está
perfectamente bien entrenado para su protección, y en caso de necesidad, será
el encargado de sacarla a usted de aquí
-
Se lo agradezco pero hay algo que no comprendo. Yo no he hecho nada, de
modo que en caso de que quisiesen seguirme un juicio…
-
¡Tú no conoces a ese mal nacido!
-- exclamó Maurice
-
Madeleine -- dijo Phillipe con más calma que su hermano y
eso ya era extraño -- Maurice tiene razón, aunque yo era poco más que un niño entonces,
estoy seguro que en el caso de nuestra abuela ese desgraciado se saltó
cualquier posible regla que garantizase un proceso justo.
Los Korsacov y Edin se miraron
porque a ellos les constaba que había sido así.
-
Entiendo que no quieras huir ya que eres una Saint-Claire, pero no pienso
permitir que esto ocurra de nuevo, así que quiero que me prometas que en el
momento que este caballero -- dijo señalando a Istval -- te
diga que se van, lo harás sin protestar y yo me haré cargo de mi querido hermano --
dijo imprimiendo el mayor desprecio en las últimas palabras
Sin embargo, al escucharlo
Istval ocultó una sonrisa porque si se presentaba esa eventualidad, había una
cosa de la que Phillipe podía haber estado seguro, y era que él no iba a
pedirle permiso o a decirle nada a
Madeleine para sacarla de allí, algo de lo que los otros dos sí estaban
absolutamente seguros. Si Istvan había decidido confiarle aquella tarea a su
hermano era justamente por eso, porque Istval era el ser más irreverente del
planeta y aparte de no ser susceptible a ser convencido de no hacer algo que él
pensase debía hacer, tampoco se detenía ante normas sociales o de simple
amabilidad. Para Istval hasta las más elementales reglas de convivencia, le
parecían prescindibles si éstas lo incomodaban de algún modo o interferían con
su trabajo, de allí que se hubiese labrado aquella fama de anárquico, algo que
lo traía absolutamente sin cuidado.
De modo que ya podía olvidarse
Phillipe del posible inconveniente que Madeleine opusiese alguna resistencia,
ya que Istval la ignoraría por completo.
-
Phillipe, recuerde que me dio su palabra de no cometer ninguna locura, no
creo que sea necesario que se manche las
manos con su propia sangre
Aunque Phillipe le dijo que se
fuese tranquilo, Istvan no lo estaba y hasta consideró utilizar su habilidad
para modificar los pensamientos de Phillipe, pero ya estaban interfiriendo más
de lo estrictamente permitido, de modo que lo dejó así y se marchó esperando lo
mejor.
Edin por su parte se marchó
sintiéndose mal, porque si bien había actuado como le parecía más adecuado,
Madeleine seguía molesta con él y aparte de esto, y a pesar de que confiaba en
Istval y sabía de hecho que no había alguien mejor para encargarse del asunto
no le gustaba verse excluido, pero fue algo por lo que no protestó como lo
habría hecho en otras circunstancias, porque sabía que mientras más lejos
estuviese de Madeleine, mejor sería para
ella.
-
Ven conmigo -- le dijo Istvan a Edin al abandonar la
vivienda -- Tú y yo tenemos que hablar
Y aunque no era que Edin
tuviese intenciones de ocultarle nada, habría preferido no tener aquella
conversación.
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