Bodas de Sangre

Bodas de Sangre
Una vez superados los obstáculos ayudado en su mayor parte por Dylan, Kendall logró finalmente contraer matrimonio con Sophie. Después de la boda, Dylan emprenderá un nuevo, inesperado e insólito camino a través de un mundo del que no tenía ni idea de su existencia, mientras que la nueva pareja parte rumbo a Inglaterra para dar comienzo a un matrimonio que todos se preguntan cómo va a terminar siendo que dio inicio con unas Bodas de Sangre

sábado, 9 de agosto de 2014

Cap. 60 Peligro…



Istvan se encontraba en su despacho leyendo por enésima vez los pergaminos donde estaban recopiladas las palabras de Seren, cuando sintió una repentina señal de alarma. Sin embargo, y aunque dejó la lectura y concentró toda su atención en captar qué o quién intentaba establecer contacto con él, no percibió nada más.

Madeleine seguía mirando a Edin pero las lágrimas la cegaban, hacía esfuerzos por recordar todo lo que él le había contado acerca de sus debilidades y como resolverlo, pero fuera de una planta cuyo nombre no recordaba en ese caótico momento, un metal que ella no conocía y cualquier Saint-Claire, nada más le venía a la mente. Sin embargo, pasados unos minutos, recordó la conversación con Istvan.

“Cuando decimos que la sangre Saint-Claire es directamente letal para nosotros, es literal. Una sola gota de su sangre nos causa la muerte instantáneamente. Beber inadvertidamente en la misma copa que lo hubiese hecho un Saint-Claire, nos causaría no la muerte, pero si nos debilitaría a tal punto que podrían con facilidad atacarnos de cualquier otra forma, pues su saliva es igualmente perjudicial”

Recordar eso logró que se tranquilizara un poco, porque eso significaba que él no iba a morir, pero el hecho de que siguiese sin sentido y con aquel aspecto enfermizo seguía haciéndola sentir terriblemente culpable. Después de lo que le pareció una eternidad, vio que sus párpados se movían y se apresuró a acercarse.

-         Etienne

-         Mirièliriv… ilè greykarik [1]  --  dijo y ella sujetó la mano que él intentaba levantar

-         Etienne no te entiendo  --  dijo ella con desesperación

A pesar de que Edin no estaba en sus cinco sentidos, de manera confusa pareció recordar con quien estaba.

-         Aidez-moi   --  aclaró mientras intentaba incorporarse

Madeleine sí entendió aquello y se apresuró a ayudarlo que era justamente lo que él le estaba pidiendo.  Con enorme esfuerzo logró ponerlo de pie, pero era evidente que no podría sostenerse así por mucho, algo que quedó demostrado cuando intentó dar un paso y sus piernas se negaron a sostenerlo cayendo de nuevo y arrastrando a Madeleine con él.

-         Etienne  --  dijo ella incorporándose  --  ¿Solo dime cómo puedo ayudarte?

-         Agua  --  dijo él mientras recostaba la cabeza de la pared

-         Agua  --  repitió ella  --  ¿Necesitas beber agua?  --  y él asintió

Madeleine se puso de pie a toda prisa y corrió hacia la salida, una vez allí miró hacia todos lados hasta que localizó lo que parecía un pozo y se acercó a él rogando que no estuviese seco. Dejó caer el recipiente y escuchó el sonido de chapoteo, un momento después comenzó a tirar de la soga y en cuanto la sacó, lo desató y se dio tanta prisa como pudo en llevársela a Edin. Colocó el recipiente de madera a su lado y ahuecando las manos cogió el agua y se las acercó a la boca. El primer sorbo en lugar de tragarlo, lo escupió, pero después sí comenzó a beber. Madeleine repitió la operación varias veces hasta que él estuvo en condiciones de hacerlo por sí mismo. Pasado un tiempo y después que se había bebido casi la mitad del contenido, Edin levantó la mirada.

-         Gracias

-         ¿Gracias?  --  preguntó ella con incredulidad  --  Casi te…  --  pero no pudo concluir y comenzó a llorar de nuevo

Ahora que ya estaba plenamente consciente de nuevo, Edin repasó lo sucedido y se preguntó cómo no se había dado cuenta, pero más que eso, se reprochó no haber escuchado a Istvan y no haber limitado su contacto con los Saint-Claire, porque ahora sabía el enorme daño que le había causado a Madeleine.

-         Madeleine…

-         No… no me digas nada, ya me siento suficientemente avergonzada y culpable como para que…

-         Madeleine

Sin embargo, ella seguía diciendo cualquier cantidad de cosas y él supo que por ese camino no llegarían a ninguna parte, de modo que tomó una decisión y colocando una mano tras su cuello la dejó sin sentido. Después de eso se ocupó de poner en orden el funcionamiento de su propio organismo, luego se aplicó a equilibrar las emociones de Madeleine y cuando hubo concluido la hizo volver en sí. Aunque Madeleine seguía avergonzada, estaba mucho más tranquila.

-         ¿Por qué me trajiste aquí Etienne?  --  preguntó de nuevo

-         Necesito que me prestes atención  --  y aunque con reticencia ella lo miró  --  Estás en peligro Madeleine.

Le contó lo que le había informado Andrew y la posible solución, pero ella reaccionó tal y como él había pronosticado.

-         ¿Pretendes que me esconda aquí?

-         Tal vez no sea muy cómodo, pero nos aseguraremos de que no te falte nada y…

-         ¡No se trata de eso!  --  lo interrumpió ella y él lo sabía

-         Madeleine…

-         Llévame a casa

-         Al menos…

-         ¡Llévame a casa he dicho!

A continuación cerró los ojos y con un suspiro de resignación, Edin la sujetó y volvieron al Chateau. Ella comenzó a caminar hacia la casa y él la siguió, no porque pensase insistir, sino porque debía poner sobre aviso a Phillipe y a Maurice, pero Madeleine se detuvo y volviéndose le impidió el paso.

-         Vete Etienne

-         Solo voy a…

-         ¡No vas a hacer nada que no sea irte ahora!

Edin maldijo por lo bajo y pensó que había sido muy necio, porque sabiendo cómo iba a reaccionar ella, debió hablar con Phillipe primero. Pero no queriendo alterarla más de lo necesario, decidió dejarlo por el momento y regresar al día siguiente.

Madeleine entró como un vendaval y casi atropella a Maurice que venía saliendo del estudio.

-         ¡Madeleine!  --  exclamó él  --  ¿Qué te sucede?  --  dijo la verla bien

-         Ahora no papá  --  dijo ella haciéndolo a un lado y corriendo hacia las escaleras

-         ¡Madeleine!  --  volvió a llamarla él pero ella no le prestó atención

-         ¿Qué sucede?  --  preguntó Phillipe que al escuchar las voces alteradas había asomado la cabeza a la puerta

-         No lo sé, pero…  --  se interrumpió cuando escucharon el portazo

Madeleine había entrado a su habitación y había azotado la puerta, corrió hacia su cama lanzándose en ella y se deshizo en llanto. Phillipe y Maurice habían subido tras ella y como no les respondió cuando llamaron a la puerta, Phillipe decidió entrar. Al verla en aquel estado, un sinfín de ideas surcaron sus mentes pero las que quizá estaban más cerca al menos en una parte, eran las de Phillipe que pensó que aquello debía tener que ver con Etienne.

-         Madeleine

-         Déjenme sola

-         De acuerdo  --  dijo Phillipe con cautela --  solo dinos si alguien te ha hecho algún daño

-         Nadie me ha hecho nada, ahora váyanse

Maurice miró a Phillipe, pero éste se reafirmó en su idea y tomando a su hermano por un brazo lo hizo salir de la habitación.

-         Phillipe…

-         Vamos a dejar que se tranquilice un poco y luego intentaremos averiguar lo que le sucede.

Aunque Maurice no estaba muy contento con eso decidió hacerle caso a Phillipe, a la vez que suspendía su salida de aquella noche a la espera de poder conversar con su hija y enterarse de qué le sucedía, pero Madeleine no bajó a cenar y ellos se retiraron muy preocupados.

Madeleine se había tranquilizado después de un rato, y luego de hacer a un lado su enorme estupidez, dedicó su atención al otro problema. Ella había seguido fiel a la palabra dada a su padre y a su tío, de modo que su condición teóricamente no era conocida por nadie, y salvo por algunos brebajes que ocasionalmente había preparado para los miembros del personal de la casa cuando habían enfermado, no había hecho nunca nada que la delatase. Sin embargo, si Etienne le había dicho que su tío Louis pensaba procesarla por brujería, era seguro que así sería, el asunto era en qué se basaba para ello, pero más importante aún si tenía alguna posibilidad de éxito.

Ella entendía que Etienne solo quería protegerla ofreciéndole ayudarla a esconderse por un tiempo, pero ella estaba segura de que eso no serviría porque si Louis quería fastidiarlos, no cejaría en su empeño. Pero lo que la preocupaba quizá más, era que si Phillipe se enteraba iría directamente a matar a Louis, lo que desembocaría en un proceso en su contra, ya que si bien Louis no era especialmente querido, seguía siendo una figura pública de importancia, y por muchas influencias que tuviese Phillipe, el asesinato de un Cardenal era un asunto serio, y si ese Cardenal era su propio hermano, la cuestión se tornaba aun peor. Teniendo todo esto en cuenta, Madeleine intentó encontrar una solución. Sabía que si Louis seguía adelante, no podría ocultárselo a su familia, de modo que tenía que buscar la manera de tener a Phillipe controlado y convencerlo de que en un proceso no podrían demostrar nada porque ella nada había hecho.

A la mañana siguiente, Madeleine se presentó en el comedor y saludó a su padre y a su tío como siempre, y aunque tenía los ojos enrojecidos se comportaba como si nada hubiese sucedido, de modo que Maurice y Phillipe intercambiaron una mirada de desconcierto. No obstante, siguieron la conversación de ella acerca de asuntos domésticos e intrascendentes, pero cuando Maurice contrario a Phillipe que había decidido esperar un poco, estaba a punto de preguntarle, se detuvo al escuchar una voz ya muy conocida.

-         Bonjour  --  saludó Edin  --  lamento interrumpir pero…

-         ¿Qué estás haciendo aquí?  --  preguntó Madeleine poniéndose de pie

-         ¡Madeleine!  --  exclamó Maurice

Pero si Maurice estaba sorprendido, ya que normalmente su hija era una persona cordial y educada aparte de que siempre había tratado a Etienne con suma amabilidad salvo cuando discutían por algo, Phillipe simplemente confirmó su teoría, pero si bien había pensado que la actitud de la pasada noche de su sobrina estaba relacionada con Etienne, no se detuvo a analizar las posibles razones, de modo que ahora una arruga apareció en su frente y solo esperaba que aquello no tuviese nada que ver con los sentimientos de su sobrina y que solo se tratase de los muchos pleitos verbales que solían sostener acerca de los más diversos temas, y en los que muchas veces Madeleine terminaban furiosa porque decía que Etienne solo sostenía sus posiciones por fastidiarla.

-         Lo siento, pero debo hablar con ellos  --  se estaba disculpando Edin

-         Siéntate  --  lo invitó Phillipe ante la mirada de ira de su sobrina

-         No he venido solo así que esperaré en…

-         Descuida, ya estábamos terminando  --  dijo Phillipe levantándose al igual que Maurice

Caminaron hacia el salón donde se encontraba Istvan y Phillipe avanzó con la mano extendida. Después de saludarlo le presentó a Maurice y por último Istvan se acercó a Madeleine que había sido la última en llegar. Le bastaron unos pocos segundos para notar que estaba furiosa, pero en ese mismo lapso de tiempo notó algo muy alarmante y por lo que tendría que hablar con Edin luego.

-         Lamento mucho si nuestra visita la incomoda, pero espero entienda que lo hacemos por su seguridad  --  dicho esto y sin que ella respondiese nada, se volvió hacia los hermanos Saint-Claire  --  Sé que no tengo ninguna autoridad para prohibirles nada, de modo que solo voy a pedirles en beneficio de sus hijas que escuchen en calma y no hagan nada precipitado ¿Puedo contar con eso?

-         Es difícil prometer sobre algo que desconozco  --  dijo Phillipe con cautela

-         Entiendo, pero le aseguro en primer lugar que siguen contando con nuestro apoyo, y en segundo, que haremos todo lo que esté en nuestras manos para que nada les suceda a ninguno de ustedes, pero para eso necesito que me prometan que no cometerán ninguna locura

-         De acuerdo  --  dijo Phillipe en tono de duda  --  ¿De qué se trata todo esto?

Entre Istvan y Edin procedieron a decírselos, y más tararon ellos en hacerlo que Phillipe en levantarse hecho una furia, pero Istvan le interrumpió el paso.

-         Me dio su palabra Phillipe

-         ¡Te lo dije!  --  exclamó Maurice al mismo tiempo  --  ¡Te dije que el muy bastardo haría esto!

-         ¡No hará una maldita cosa porque no se lo voy a permitir!  --  le gritó Phillipe a su vez

-         ¿Esto era lo que querías?  --  le preguntó Madeleine a Edin con ira

-         Vamos a calmarnos todos  --  intervino Istvan de nuevo  --  Como ya les dije no vamos a permitir que nada suceda. Suponiendo que su hermano siga adelante con esto, y ya que Madeleine se niega a irse por un tiempo  --  en este punto ambos miraron a Madeleine con los ojos muy abiertos  --  hemos reforzado la vigilancia y en el momento que veamos que intentan venir por ella y si nos autorizan la sacaremos de aquí de inmediato

Después de eso aun les costó algún esfuerzo hacer entender a Phillipe la inconveniencia de matar a Louis. Madeleine también le recordó el golpe que representaría para Sophie especialmente en ese momento que él fuese hecho preso por matar a Louis y fue ese argumento el que finalmente hizo que Phillipe desistiese. Pero aunque nada le habría gustado más que deshacerse de su hermano con sus propias manos, si bien aceptó no hacerlo él, ya estaba pensando que existían otras muchas formas de desaparecerlo.

-         Si no les molesta y lo autorizan, me gustaría dejar a alguien aquí dentro  --  estaba diciendo Istvan interrumpiendo las maquinaciones de Phillipe y ambos hermanos miraron en forma automática a Edin

-         Naturalmente  --  dijo Phillipe aunque no estaba muy seguro que fuese buena idea por lo que ya sabía

-         Gracias  --  dijo Istvan y a continuación llamó  --  ¡Istval! 

En el momento que entró su hermano, Madeleine ahogó una exclamación mientras que Maurice y Phillipe miraban a uno y a otro con expresión de asombro, porque aunque sabían de la existencia de aquel fenómeno, nunca habían visto a unos gemelos. Istvan procedió a presentárselos y los tres a pesar de ser conscientes que estaban siendo sumamente groseros al mirarlos con tan descarada curiosidad, no pudieron evitarlo y buscaban las diferencias que no parecían existir. Ambos eran exactos hasta en el último de los detalles. Los mismos ojos azul oscuro, el mismo cabello negro que además estaban seguros que llevaban del mismo largo y recogido de igual manera, y como vestían exactamente igual no había absolutamente nada que permitiese diferenciarlos.

-         Si pasásemos el suficiente tiempo juntos, pronto se darían cuenta que yo soy mucho más agradable  --  dijo Istval con su humor de siempre sabiendo lo que ellos estaban pensando

-         Disculpe, no hemos querido ser groseros  --  se disculpó Phillipe

-         Descuida, ya estoy acostumbrado a que se extrañen por el parecido

-         ¿Parecido?  --  preguntó Madeleine aun incrédula

-         Lo importante  --  dijo Istvan  --  es que Istval está perfectamente bien entrenado para su protección, y en caso de necesidad, será el encargado de sacarla a usted de aquí

-         Se lo agradezco pero hay algo que no comprendo. Yo no he hecho nada, de modo que en caso de que quisiesen seguirme un juicio…

-         ¡Tú no conoces a ese mal nacido!  --  exclamó Maurice

-         Madeleine  --  dijo Phillipe con más calma que su hermano y eso ya era extraño  --  Maurice tiene razón,  aunque yo era poco más que un niño entonces, estoy seguro que en el caso de nuestra abuela ese desgraciado se saltó cualquier posible regla que garantizase un proceso justo.

Los Korsacov y Edin se miraron porque a ellos les constaba que había sido así.

-         Entiendo que no quieras huir ya que eres una Saint-Claire, pero no pienso permitir que esto ocurra de nuevo, así que quiero que me prometas que en el momento que este caballero  --  dijo señalando a Istval  --  te diga que se van, lo harás sin protestar y yo me haré cargo de mi querido hermano  --  dijo imprimiendo el mayor desprecio en las últimas palabras

Sin embargo, al escucharlo Istval ocultó una sonrisa porque si se presentaba esa eventualidad, había una cosa de la que Phillipe podía haber estado seguro, y era que él no iba a pedirle permiso o a decirle nada a Madeleine para sacarla de allí, algo de lo que los otros dos sí estaban absolutamente seguros. Si Istvan había decidido confiarle aquella tarea a su hermano era justamente por eso, porque Istval era el ser más irreverente del planeta y aparte de no ser susceptible a ser convencido de no hacer algo que él pensase debía hacer, tampoco se detenía ante normas sociales o de simple amabilidad. Para Istval hasta las más elementales reglas de convivencia, le parecían prescindibles si éstas lo incomodaban de algún modo o interferían con su trabajo, de allí que se hubiese labrado aquella fama de anárquico, algo que lo traía absolutamente sin cuidado.
De modo que ya podía olvidarse Phillipe del posible inconveniente que Madeleine opusiese alguna resistencia, ya que Istval la ignoraría por completo.

-         Phillipe, recuerde que me dio su palabra de no cometer ninguna locura, no creo que sea necesario  que se manche las manos con su propia sangre

Aunque Phillipe le dijo que se fuese tranquilo, Istvan no lo estaba y hasta consideró utilizar su habilidad para modificar los pensamientos de Phillipe, pero ya estaban interfiriendo más de lo estrictamente permitido, de modo que lo dejó así y se marchó esperando lo mejor.

Edin por su parte se marchó sintiéndose mal, porque si bien había actuado como le parecía más adecuado, Madeleine seguía molesta con él y aparte de esto, y a pesar de que confiaba en Istval y sabía de hecho que no había alguien mejor para encargarse del asunto no le gustaba verse excluido, pero fue algo por lo que no protestó como lo habría hecho en otras circunstancias, porque sabía que mientras más lejos estuviese de Madeleine,  mejor sería para ella.

-         Ven conmigo  --  le dijo Istvan a Edin al abandonar la vivienda  --  Tú y yo tenemos que hablar

Y aunque no era que Edin tuviese intenciones de ocultarle nada, habría preferido no tener aquella conversación.



[1] Mirièliriv… ilè greykarik: Ayúdame… por favor

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