Bodas de Sangre

Bodas de Sangre
Una vez superados los obstáculos ayudado en su mayor parte por Dylan, Kendall logró finalmente contraer matrimonio con Sophie. Después de la boda, Dylan emprenderá un nuevo, inesperado e insólito camino a través de un mundo del que no tenía ni idea de su existencia, mientras que la nueva pareja parte rumbo a Inglaterra para dar comienzo a un matrimonio que todos se preguntan cómo va a terminar siendo que dio inicio con unas Bodas de Sangre

sábado, 9 de agosto de 2014

Cap. 59 Una oportunidad…


La vida de Louis Saint-Claire había desmejorado mucho desde el punto de vista social en los últimos años, y todo gracias a su hermano Phillipe. Si bien Louis seguía siendo un personaje importante dentro de la iglesia, para aquel monumento de orgullo desmedido eso no era suficiente. Él se había acostumbrado a vivir rodeado de la admiración y la adulación de las altas esferas sociales, y desde el regreso de Phillipe a Francia, era innegable que él había descendido en esos círculos.

Cada vez había ido recibiendo menos invitaciones y en la actualidad casi ninguna, de modo que si ya antes era desagradable, ahora se había vuelto directamente insufrible. Recientemente había escrito a Roma, con la finalidad de ser transferido a España, pero por algún extraño motivo no había recibido contestación, y de no haber sido porque Phillipe era anticatólico, le habría achacado aquella falta de atención también a él.

A pesar de todo lo anterior, ese día en particular se encontraba en una animada velada aunque él no la estaba disfrutando de manera especial, ya que poca gente se acercaba a conversar con él.  Sin embargo, estaba distraído mirando a un grupo de personas de entre las cuales estaba clasificando mentalmente las que eran incondicionales de Phillipe cuando escuchó una voz a su lado.

-         ¿Monseñor Saint-Claire?

Louis se volvió y se topó con un hombre de mediana edad que le sonreía con amabilidad.

-         ¿Nos conocemos?  --  preguntó aunque sabía perfectamente que no era así

-         No, pero según lo que sé de usted, pienso que  mi amistad podría serle necesaria

Louis tenía muchísimos defectos, entre ellos el de una arrogancia suprema, de manera que aceptar necesitar a alguien no estaba en su sistema por ninguna parte. No obstante, también tenía algunas virtudes y de vez en cuando ejercía la prudencia en beneficio propio.

-         ¿Y puedo saber la razón para esa hipotética necesidad?

-         Este no es un buen lugar para conversar de asuntos importantes  --  dijo haciendo énfasis en lo último  --  Mi nombre es Dennis Hinault, y si no tiene inconvenientes podríamos tratar de algo que es de su interés… ¿mañana tal vez?

Como Louis no era del todo estúpido y el largo ejercicio en materia de intrigas lo habían convertido en un maestro de ellas, su instinto le advirtió que allí había una, e independientemente que le interesase o no, también había aprendido que era necio molestar a algunas personas y aquel sujeto podría ser el portavoz de alguien más importante. De manera que tomó una decisión rápida y citó al individuo para verlo en su despacho al día siguiente.

El señor Hinault estuvo puntualmente a la hora pautada, y Louis se preparó a escuchar qué era lo que tenía que decirle. Pero mientras su secretario les servía el té, Louis tuvo la misma impresión que la noche anterior. No era que a él le cayesen bien muchas personas, porque por regla general veía al resto de la humanidad como seres inferiores y aunque decía que eran como un rebaño de ovejas que necesitaban la guía de un pastor, lo decía en un tono que derrochaba más arrogancia que misericordia cristiana. Pero el caso era que aquel hombre le inspiraba un rechazo casi visceral, aunque hizo eso a un lado como hacía siempre sin detenerse a analizar la diferencia.

-         ¿Y bien señor…?

-         Hinault  --  aclaró el hombre

-         Bien señor Hinault, lo escucho

-         No voy a mentirle monseñor, no soy católico

Esto era algo del todo innecesario porque Louis ya lo sabía, de haberlo sido habría besado su anillo la noche anterior y ni siquiera lo había intentado, pero no dijo nada y siguió en actitud de espera.

-         Sin embargo, un grupo de amigos y yo a pesar de no serlo, igualmente rechazamos algunas prácticas que consideramos tan abominables como las considera usted  --  en este punto el cambio de actitud de Louis fue evidente, de modo que el hombre continuó  --  Estamos al tanto que es usted uno de los mayores defensores de su fe, y eso quedó demostrado con el caso de su abuela

Si bien Louis estaba muy satisfecho de su actuación y de haberse ganado aquel apelativo, también era cierto que guardaba un gran resentimiento porque debido a eso su padre había hecho que fuese expulsado de Francia.

-         Teniendo en cuenta lo anterior  --  siguió diciendo el individuo  --  y aunque nos apena muchísimo tener que decirle esto, al parecer deberá usted actuar de nuevo en contra de un miembro de su propia familia.

Ahora Louis estaba verdaderamente sorprendido porque a menos que… Se quedó un momento pensativo recordando a su sobrina Sophie, aquella criatura era el vivo retrato de Sara, y bien podía ser… Después de unos segundos una sonrisa perversa comenzó a formarse en sus labios, pero se desvaneció enseguida al recordar que ella vivía en la herética Inglaterra.  De modo que volvió a mirar al hombre que lo miraba a su vez con atención, pero antes de que él pudiese decir nada, Hinault estaba hablando de nuevo.

-         Debo confesar que no estábamos muy seguros de recurrir a usted, porque tratándose en esta ocasión de la hija de su hermano…

-         Señor Hinault  --  lo interrumpió Louis  --  le aseguro que si no tuve problemas en procesar a la madre de mi propio padre, menos aun lo tendría con una sobrina, y si disponen ustedes de evidencia suficiente como para sustentar la acusación…

-         La tenemos, pero sigue existiendo el problema de que el apellido Saint-Claire se ha vuelto mucho más poderoso ahora, ya que su hermano cuenta con el apoyo incondicional de la corona.

No había forma de negar aquello, pero en cualquier caso eso carecía de importancia, ya que el verdadero problema que Louis veía y al que tendría que buscarle solución, era que Sophie vivía en Inglaterra y esa nación estaba separada de la autoridad católica, aparte de que la condenada muchachita estaba casada con un hombre poderoso en el reino. Sin embargo, se ocuparía de eso llegado el momento, primero tenía que avocarse a armar un caso sólido que le permitiese pactar con los pocos católicos ingleses. Pero fue violentamente sacado de sus pensamientos con lo que dijo Hinault a continuación.

-         Bien, si es así, aquí le dejo entonces todo lo que hemos recopilado en contra de Madeleine Saint-Claire  --  dijo colocando una gruesa carpeta sobre el escritorio y Louis abrió mucho los ojos

-         ¿Cómo ha dicho?

-         Le decía que allí está toda la evidencia que hemos reunido de las actividades de su sobrina.

Aunque ya Louis había abierto la carpeta no salía de su asombro, ya que había dado por sentado que estaban hablando de la hija de Phillipe y no de la de Maurice. Sin embargo, entendió por qué Hinault había hablado del poder de Phillipe en Francia, pero a pesar de ello y aunque pudiesen no creerlo, que se tratase de Madeleine lo hacía todo mucho más fácil, y él se las arreglaría ya que en Francia las facciones a nivel religioso seguían divididas.

-         De acuerdo señor Hinault, voy a revisar esto y le avisaré de…

-         No es necesario, tenemos formas de mantenernos informados, y no queremos ningún crédito por esto

Después de eso se despidió y una vez que Louis estuvo solo, se permitió una sonrisa de satisfacción. No sentía ninguna pena por su sobrina ni por Maurice, después de todo ellos se habían puesto del lado de Phillipe, y en cuanto a él, si bien no se trataba de su hija, Louis sabía que le haría casi el mismo daño.

-         Ahora veremos Phillipe  --  y rió en forma desagradable


Unos momentos después de efectuarse aquella reunión, Andrew Hill entraba a toda velocidad al Chateau de Edin.

-         Zdravi sarì  --  saludó al sorprendido Edin

-         ¿Advejèryvi ragshi ev Louis? [1]  --  preguntó poniéndose de pie

-         Voch, ardzin da hori njè vermalik zrenselter, arerì dash [2]   --  dijo con desprecio

Edin miró a Andrew con sorpresa, no era que a él le cayese mejor aquel individuo, pero ya estaba acostumbrado a que siempre había algún Saint-Claire como él, lo extraño era escuchar a Andrew expresarse de ese modo y se preguntó qué habría hecho Louis Saint-Claire para llevarlo a ese estado, ya que Andrew era uno de esos correctísimos y fríos ingleses que rara vez se alteraba por nada. Sin embargo, no tardó en enterarse porque Andrew le hizo un detallado relato de lo que habían hablado Dennis y Louis hacía poco.

Evidentemente a Edin le sentó mucho peor que a Andrew por su relación con los Saint-Claire, pero aunque tenía verdaderos deseos de hacer pedazos a Louis, sabía que no podía. De manera que aunque también sabía que Louis no podía hacer nada de forma inmediata, mandó a redoblar la vigilancia alrededor del Chateau  Saint-Claire y le dijo a Andrew que no perdiera de vista al muy bastardo.

Andrew se marchó a cumplir sus órdenes, y Edin fue a comunicarle a Istvan cómo estaban las cosas.

Istvan se había llevado la mano a la sien pensando de nuevo que aquella generación Saint-Claire estaba siendo muy problemática, porque si bien no los estaban persiguiendo como en otras épocas, ellos por sí solos ya se metían en muchos problemas. Normalmente se limitaban a vigilarlos y no interferían en sus actividades, fuesen éstas buenas o malas, los vigilaban simplemente más que por seguridad propia como se decía, por órdenes de Iziaslav quien seguía sintiéndose responsable por ellos, algo que Istvan entendía perfectamente porque fuese como fuere, seguían siendo sus descendientes. Sin embargo, evitaban todo contacto con ellos, y era la primera vez en años que tenían un contacto medianamente amistoso con los Saint-Claire, pero eso traía aparejada la presente situación.

Edin, aunque llevaba cientos de años siendo un Devrig y había alcanzado el grado de Levjaner por su indiscutible habilidad y control, seguía siendo un francés sangre caliente, y en ese momento caminaba de un lado a otro profiriendo toda clase de insultos en apresurado e ininteligible francés en contra de Louis Saint-Claire, y eso se debía sin duda a la estrecha relación que había mantenido con Phillipe y con Madeleine los últimos tiempos.

-         Edin,  primero tranquilízate y segundo, sabes que NO debemos interferir

-         ¿Y entonces qué? ¿Dejaremos que la mate como hizo con Sara?  --  vociferó más que preguntó

-         Edin…  --  pero el Levjaner se detuvo frente a él

-         Esto será un baño de sangre, porque Louis matará a Madeleine, Phillipe matará a Louis y luego será procesado y ejecutado por ello.

-         ¡Edin escúchame!  --  exclamó Istvan sujetándolo por los hombros  --  Aun puede hacerse algo para evitar todo esto, presta atención.

-         ¡Istvan!  --  dijo Edin después de escuchar el planteamiento de éste  --  Esa mujer es una Saint-Claire y bajo ningún concepto aceptará eso como alternativa

-         Pues hazles entender a todos, que es eso o enfrentarse a un tribunal presidido sin duda por Louis, y ya sabemos cómo terminará esto, y estoy seguro que ni Maurice ni Phillipe han olvidado la experiencia.

Finalmente Edin aceptó el asunto, pero antes de ir a hablar con los Saint-Claire hizo una rápida visita a otro lugar y después de asegurarse de su estado marchó hacia el Chateau Saint-Claire. Madeleine estaba como de costumbre a aquella hora, llevando flores a la tumba de Jacques.

-         Buenas tardes Etienne  --  saludó sin volverse porque ya había aprendido a percibir su presencia

Sin embargo, él guardó silencio hasta que ella terminó de arreglar las flores y se puso de pie volviéndose hacia él.

-         ¿Qué te sucede?  --  preguntó en cuanto lo vio

No solo Madeleine sino Phillipe también, se habían acostumbrado a las visitas de Edin en los últimos años desde la muerte de Jacques, pero Madeleine lo veía con mucha más frecuencia que su tío, de modo que podía decirse que lo conocía mejor y el hombre que estaba ante ella distaba mucho del que solía mirar. Por lo general Edin tenía una sonrisa en los labios siempre y una expresión de optimismo contagiosa, pero aquel día era todo lo contrario, de manera que Madeleine se preocupó y sabiendo según lo que él les había dicho que también vigilaban a Sophie, sintió que las piernas le fallaban.

-         ¿Sophie?  --  preguntó

-         Ella está bien  --  le dijo, pero se acercó y la miró a los ojos  --  ¿Madeleine, confías en mí?

-         Claro  --  contestó ella

-         Voy a pedirte algo, pero necesito de tu absoluta confianza  --  a pesar de la extrañeza, ella asintió  --  Voy a sujetarte, vas a cerrar los ojos y no los abrirás hasta que yo te lo diga ¿está bien?

Ella asintió de nuevo y en cuanto cerró los ojos, sintió que Edin le rodeaba la cintura y la sujetaba firmemente. Madeleine no tenía idea de lo que estaba sucediendo, pero como había dicho confiaba en él y simplemente apoyó la cabeza en su pecho y esperó.

-         Ya puedes abrirlos  --  escuchó que le decía al tiempo que la soltaba

Madeleine abrió los ojos y para su sorpresa ya no estaban en el jardín del Chateau, de modo que ahogó una exclamación y miró a Edin.

-         ¿Dónde… cómo…  --  pero al parecer no sabía ni qué preguntar

Mientras intentaba poner orden en sus pensamientos, miraba el entorno. Se encontraban en lo que parecía una cueva y pudo percibir de manera fugaz, algunos grabados en las paredes de piedra, pero por muy interesante que ello pudiese ser, de momento estaba más interesada en saber cómo o más bien por qué estaba allí. Madeleine ya estaba al tanto de la velocidad de aquellos seres, pero experimentarla era otro asunto.

-         ¿Dónde estamos?  --  logró preguntar finalmente

Edin extendió su mano y ella se la sujetó y comenzaron a caminar por el pasadizo antes de que él contestase.

-         Estamos en las grutas del valle de Vézère  --  le dijo

-         ¿Vézerè? Es decir que estamos cerca de Toulouse ¿no?  --  preguntó con sorpresa

-         Así es

-         Pero…

-         Este es un lugar muy ligado a tu familia  --  la interrumpió él  --  Estos grabados  --  dijo pasando la mano por la superficie rocosa  --  cuentan parte de la historia de la misma

Madeleine prestó atención a los dibujos, y algunos se le hicieron familiares debido a que ya llevaba algún tiempo ayudando a Phillipe con los viejos pergaminos de Sara, donde podían verse dibujos similares. Acercó su mano a la pared y siguió el trazado de uno de ellos, experimentando una extraña sensación de familiaridad y miró a Edin que en ese momento le sonrió.

-         Esto no es una caverna de largos túneles, es lo que se llama un abrigo rocoso que es una cueva natural poco profunda. Sitios como este solían servir tanto de habitat temporal como para guarecerse de determinados fenómenos como una lluvia repentina, y éste en particular, fue habitado por un no muy largo período de tiempo por Seren. De modo que es lógico que lo encuentres familiar, ya que algo de su energía permanece en él  --  hizo una pequeña pausa y luego agregó  --  Lleva por nombre Abrigo de La Madeleine

Ella que había estado mirando de nuevo los grabados mientras él hablaba, giró la cabeza con violencia y abrió mucho los ojos.

-         ¿Por qué me has traído aquí?  --  preguntó luego de la sorpresa

Sin embargo, él no contestó en forma inmediata y los pensamientos de Madeleine comenzaron a correr en diversas direcciones. Lo que había dicho era cierto, confiaba en él porque en todo aquel tiempo había demostrado ser una buena persona, había advertido a Phillipe acerca del Duque de Armagnac evitándole un muy mal rato, con lo que había demostrado que cumplía con su promesa de brindarles protección. Pero había otra razón que solo conocía su tío, y era que Madeleine había cometido el enorme error de enamorarse de Edin. Phillipe a quien pocas cosas se le escapaban, en cuanto lo había notado le había recordado la imposibilidad de aquello, pero tanto él como ella, sabían que a pesar de eso, el amor no se escoge. Sin embargo, había escuchado el consejo de su tío y procuraba con ahínco olvidarse del asunto, ya que Phillipe también le había dicho que el amor que no se cultiva termina por desaparecer. En una ocasión no había podido evitar preguntarle a Edin si nunca se había enamorado, y él le había contestado que dadas sus circunstancias, intentaban bloquear sus sentimientos para evitar desastres, con lo que destruyó su última e inútil esperanza.

No obstante, Madeleine seguía siendo un ser humano, uno con un control envidiable pero ser humano al fin y al cabo, y en aquel momento en el que lo vio tan preocupado se sintió mucho más atraída que cuando estaba sonriente. Edin se había sentado con la espalda recostada a la pared y Madeleine se arrodilló a su lado, acercó la mano a su rostro y lo hizo mirarla. Su intención era preguntarle de nuevo qué era lo que lo estaba preocupando tanto, olvidándose de su curiosidad inicial de por qué la había llevado allí y sin saber que estaban ligadas ambas cosas, pero fue traicionada por sus sentimientos y acercó sus labios a los de él.

La reacción fue casi inmediata y se sintió miserable, culpable y experimentó el mayor horror de su vida al verlo caer hacia un lado.

-         ¡Etienne!  --  exclamó aterrorizada mientras sujetaba sus hombros  

Aun con temor y rogando al cielo por su vida, colocó la mano en su pecho y percibió los débiles latidos de su corazón, su rostro estaba pálido y estaba sin sentido.

-         Etienne por favor  --  dijo sollozante

Miró a todos lados sin saber qué hacer, estaba vivo pero no tenía idea de cómo ayudarlo, intentó recordar si él había mencionado algo al respecto pero una insidiosa vocecita le impedía pensar con claridad y laceraba su corazón repitiéndole que aquello era su culpa.





1¿Advejèryvi ragshi ev Louis?: ¿Le sucedió algo a Louis?

[2] Voch, ardzin da hori njè vermalik zrenselter, arerì dash: No, aparte de ser un maldito desgraciado, nada más

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