Unos días después del suceso
presenciado por los Arlingthon, se llevaba a cabo una reunión en Ledviacir.
-
Todas las pistas nos conducen a callejones sin salida --
estaba diciendo Adnan
-
Era de suponerse, por muy necio que sea Swaney sabemos que cubre bien su
rastro -- dijo Franz
-
Los
dos últimos desgraciados que llevamos a Zatvor, cumplirán una condena menor y
quedaran en libertad de nuevo -- dijo con disgusto Dimitri
-
Sarì
si me preguntas, pienso que Swaney nos está distrayendo --
intervino Patrick -- Él sabe que Lord Danworth está vigilado y
acercarse a él es casi imposible, de modo que su objetivo tiene que ser otro
-
Coincido
contigo, pero por una parte no hemos logrado establecer cuál es, y por la otra,
distracción o no, no podemos dejar desprotegidos a los habitantes de la zona
sabiendo como sabemos que Swaney ha enviado a sus hombres allí -- le
respondió Istvan
-
No
estoy sugiriendo eso, sabemos que tantos Predvarys descontrolados son un
peligro, pero hay dos individuos a los que deberíamos vigilar más de cerca porque
son los brazos ejecutores de Swaney.
-
Damien
está vigilando a Guy Dessart, pero a André parece habérselo tragado la tierra,
desde que Edin y Damien reportaron su encuentro con él, Krasmir lo ha estado
buscando pero no ha dado con él aún
-- hizo una pausa y luego
agregó -- En cualquier caso manténganse alertas,
sabemos que a Swaney no le importaría sacrificar a cualquiera de sus Predvarys
con tal de fastidiar.
La reunión finalizó y todos volvieron a
sus lugares de vigilancia, pero Patrick iba pensando que estaban viviendo una
época difícil y eso se notaba en Istvan. Normalmente y aunque él no era como su
aykeri, sí era un individuo alegre, optimista y bromista, pero en los últimos
tiempos había perdido todo eso y en su opinión el actual estado de cosas se lo
debían a Lord Danworth. Él no tenía nada en contra del cuestionado duque, pero
aunque no fuese hijo de Iziaslav, éste lo había colocado al mismo nivel de sus
hijos, así que tenía el estatus de un nuevo sizvitel y estaba dando tantos
dolores de cabeza como Lucien, con el agravante de ser su Djali lo que lo
colocaba directamente en la línea de fuego de Swaney, y en ese momento Patrick
se preguntó de nuevo qué demonios sería lo que tenía aquel loco en contra de
Lucien, porque si bien todos conocían su manía, eran extraordinariamente pocos
los que sabían la razón y lo que casi todos se imaginaban era que por tratarse del
hijo menor de Iziaslav y conociéndose su debilidad por él, suponían que se
trataba de eso.
Sophie le escribió a su padre y a
Madeleine para darles la noticia en cuanto confirmó su embarazo, y aunque aun
no se lo podía creer después de tanto tiempo, ciertamente estaba muy feliz y
recordó lo que le había asegurado Madeleine con respecto a que sí tendría una
hija.
Por supuesto los Saint-Claire se
alegraron muchísimo cuando recibieron las cartas de Sophie y lo único que
lamentaban era que Brian para quien también había llegado una misiva de su
madre, se hubiese marchado el día anterior con rumbo a Grecia. Originalmente
iba a Austria, Alemania y Hungría pero siendo que era aun una zona en
conflicto, Phillipe le aconsejó desistir de ello y el chico lo obedeció
cambiando de itinerario.
Brian había partido con intención de
visitar dos islas griegas que por los relatos de su madre llamaban mucho su
atención, Corfú y Creta. Para la fecha y aunque la parte continental del país
estaba bajo el dominio Otomano, ambas islas estaban en posesión del gobierno
Veneciano. Durante el viaje, Brian hizo amistad con el Conde de LaFère y con el
Baron d’Auvergne, dos jóvenes alegres y bulliciosos que le recordaban a su
hermano menor y que serían sus compañeros durante toda la travesía. Poco antes
de embarcarse, les escribió a sus padres notificándoles su destino y asegurándole
a su padre que estaría de vuelta en Inglaterra en un par de meses, pero en
realidad no volvería hasta casi un año después.
Entre tanto en Inglaterra el tiempo
comenzaba a cambiar y aunque aun no había comenzado el deshielo ya los días no
eran tan fríos. A Dylan le había tomado más tiempo del que esperaban reponerse
de la noticia del embarazo de Sophie y Luciano le había ordenado a Itlar que
evitase a toda costa que Kendall apareciese por Livingstone, al menos hasta que
Dylan estuviese en mejores condiciones.
Lo sorprendente para Luciano no fue el
tiempo que le llevó a Dylan aceptar aquello, sino que no pensara ni por un momento
que ese niño podía ser suyo y supuso que Yvaylo tenía razón y que el
sentimiento de pérdida lo estaba cegando. Sin embargo y en medio de todo, lo
consideró mejor, porque de habérselo imaginado posiblemente la desesperación y
la culpa no lo habrían dejado vivir, de modo que se aplicaron tanto como les
fue posible a distraerlo, y entre las reformas que habían emprendido y su
interés por el aprendizaje de Tommy, mismo que Luciano dejó de cuestionar dadas
las circunstancias, Dylan comenzó a salir de su depresión.
Hacia finales de febrero la casa de
Thomas quedó terminada y la familia se trasladó a su nuevo hogar. Dylan le
había dicho a Mary que realmente no era necesario que siguiese trabajando, pero
ella insistió en continuar a su servicio al igual que Elizabeth.
Tommy había comenzado a leer y a
escribir, de manera rudimentaria pero era un avance, con lo que quedó demostrado
que el señor Nevsky sabía lo que hacía, pero éste también le informó a Dylan
que aunque el chico era muy despierto y tenía una mente ágil, para lo que
mostraba un mayor talento era para el manejo de las armas, de modo que Dylan
decidió que él mismo se ocuparía de aquel aspecto.
Christopher y Derek habían reanudado sus
salidas diarias legales, pero aun no habían visto a Dylan y a sus amigos, razón
por la cual Derek decidió que ya era tiempo de hacerle una visita al Duque. De
más está decir que Christopher estaba en total desacuerdo, primero porque no
era correcto ir a un lugar sin anunciarse, y segundo porque sus sospechas con
respecto a ellos se habían incrementado después de lo que habían presenciado.
Sin embargo, Derek sustentaba otra opinión y en oposición a su hermano él lo
que sentía era una enorme curiosidad que quería satisfacer. Adicional a lo
anterior, él los seguía considerando sus amigos independientemente de la
actividad a la que se dedicasen, ya que seguía sosteniendo la idea de que todo
aquello se debía a que pertenecían a algún tipo de organización secreta que en
su fantástica imaginación se dedicaba a perseguir criminales.
De modo que mientras Derek enfilaba su
montura con rumbo a Livingstone, Christopher protestaba ruidosamente mientras
él seguía impertérrito y como si no lo escuchase. No obstante, llegó un momento
en el que se hartó de la cháchara de su hermano y se detuvo.
-
Escucha,
si no quieres verlos por mí está bien, regresa a casa o has lo que se te antoje
pero ya no fastidies ¿bueno?
-
Yo
sigo siendo el mayor aquí Derek, así que…
-
¡Me
importa un demonio! Iré tanto si quieres como si no, hermano mayor -- dijo acentuando las últimas palabras
Después de esto espoleó a su caballo y
comenzó a alejarse. Christopher se quedó mirándolo sin saber qué hacer, Derek
siempre había sido un dolor de cabeza y el hecho de hacerse mayor lejos de
resolver el problema parecía agravarlo. Mientras Christopher se preocupaba por
todo y se apegaba lo más posible a las normas, Derek parecía disfrutar transgrediéndolas
y aquella situación ya lo estaba cansando. Tampoco entendía por qué razón sus
padres no hacían algo, pero enseguida se dijo que en todo caso ya a esas
alturas difícilmente alguien podría hacer algo,
Derek era un incordio y siempre lo sería, así que con un suspiro de resignación
se dispuso a seguirlo.
Habían estado cabalgando por los
linderos del bosque y unos metros después de haber dejado atrás el gran roble
que demarcaba los límites de las dos propiedades escucharon unas risas. Por un
momento pensaron que se trataba de Dylan y sus amigos, pero no sabiéndolo a
ciencia cierta avanzaron con precaución. Un poco más adelante Derek decidió
desmontar y seguir andando, así que Christopher lo imitó, pero no habían
avanzado casi nada cuando una situación muy poco afortunada se presentó ante
sus ojos.
Tres individuos con aspecto pendenciero
rodeaban a un chico de unos trece o catorce años calculó Derek, pero en esta
ocasión a diferencia del día que habían presenciado el ataque a la hija del
tabernero, Chris no tuvo oportunidad de detener a su hermano.
-
¡Déjenlo
en paz! -- ordenó Derek caminando hacia el grupo
Uno de ellos estaba detrás del niño y lo
tenía sujeto con los brazos hacia atrás, mientras que los otros que estaban de
espaldas a Derek se dieron vuelta. Uno de ellos avanzó ladeando la cabeza con
más curiosidad que sorpresa y luego soltó una risotada desagradable.
-
Esto
no es asunto tuyo niño
-
Si
tres desgraciados atacan un chico indefenso, es mi asunto --
dijo con voz helada
-
Tienes
una última oportunidad muchachito ¡Largo!
-
Veamos --
comenzó Derek con una tranquilidad suicida --
¿Qué te hace pensar que alguien como yo,
se sentiría inclinado a obedecer órdenes de alguien como tú que evidentemente no tiene la autoridad para dármelas? --
aquello fue dicho con todos los siglos de arrogancia que corrían por sus
venas y dejaba claro con ello que los consideraba poco menos que basura
La sonrisa burlona que hasta ese momento
había exhibido el sujeto se borró y su expresión cambió en forma drástica, se
movió hacia Derek con mucha velocidad pero el chico estaba preparado para ser
atacado y con la habilidad heredada de Phillipe Saint-Claire hundió su daga en
el pecho del hombre.
Christopher que hasta ese momento había
permanecido inmóvil donde Derek lo había dejado, ahogó una exclamación pensando
que su hermano acababa de matar a un hombre, pero no tuvo tiempo para
preocuparse por ello, porque el otro sujeto ya se había movido hacia Derek. Sin
embargo, aquel jovencito sin duda era un digno heredero de Phillipe, porque no
se había entretenido y había extraído el filoso objeto y se había girado para
defenderse del otro, pero por muy rápido y hábil que fuese, aquellos individuos
eran Devrigs, por lo tanto era una lucha injusta y aunque logró clavársela, él
también resultó herido.
Christopher al ver a su hermano en
franco peligro y a pesar de que él no iba armado, corrió hacia ellos pero
varias cosas sucedieron al mismo tiempo. Primero, Chris vio con horror que
Derek había sido herido antes de qué el tuviese tiempo de llegar, en segundo
término, ahora el hombre que había estado sujetando al chico que Derek quiso
defender venía hacia él, y por último otros individuos que no habían estado
hacía un momento aparecieron de la nada. Chris no tuvo ocasión para pensar en
que estaba cercano a morir, porque otro asunto interrumpió lo que parecía su
destino seguro.
-
¡Frank! --
exclamó alguien y el hombre que estaba por atacar a Chris se detuvo
En el momento que el hombre se volvió,
Chris desvió la mirada hacia donde todos parecían estar mirando, y el
espectáculo que se presentó ante sus ojos resultó uno de los más aterradores
que hubiese visto en su vida. El hombre que había atacado a Derek estaba
tendido en el piso y parecía una fuente,
la sangre parecía brotar de todas partes, de sus oídos, nariz, ojos y boca,
pero lo más espeluznante para Chris fue la herida que tenía en su pecho, y
aunque la daga de Derek seguía allí, él estaba seguro que en ningún caso su
hermano habría podido causar semejante daño.
Los hombres miraron a Christopher y
aunque en ese momento de enorme tensión no lo notó, con posterioridad
calificaría aquella mirada como de de miedo.
-
Saint-Claire --
escuchó claramente que decía uno de ellos
Antes de que el chico pudiese
cuestionarse nada, otros sujetos con una vestimenta que ya les resultaba
familiar hicieron su aparición y aunque ya Christopher había tenido oportunidad
de ver que eran muy hábiles, pensó que la tendrían difícil siendo ellos solo
tres y los otros muchos más. Sin embargo, no podía haber estado más equivocado,
porque en cuestión de segundos todos los maleantes estaban desarmados y
apiñados cerca del muerto. Pero si Chris pudo pensar que había cubierto su
cuota de sorpresas para toda una vida, también en ello se equivocó, y a pesar
de ser tan joven sin duda estuvo a un paso de sufrir un paro cardíaco cuando
vio a uno de los hombres levantar sin mucha ceremonia al primer individuo al
que su hermano había atacado y al que él creía muerto. Ciertamente tenía la sucia
camisa manchada de sangre pero fuera de eso estaba tan vivo como él.
De algún modo aunque nunca sabría cómo,
Chris logró moverse hacia donde estaba tirado Derek igual que lo había hecho el
aterrorizado chico desconocido.
-
¡Derek! --
susurró con apremio Chris pero su hermano lo miró y le hizo un gesto
para que guardase silencio mientras miraba con atención la escena
A pesar de que estaba herido,
Christopher sintió deseos de golpearlo, porque aun en aquellas caóticas
circunstancias, el muy necio intentaba averiguar lo que no le incumbía. No
obstante, se tranquilizó un tanto al ver que la herida no parecía muy grave, el
asunto ahora sería qué explicación darían a sus padres para aquello. Pero
mientras Chris pensaba en eso, Derek intentaba escuchar lo que decía uno de los
recién llegados.
-
…
es sangre Saint-Claire, una sola gota y todos ustedes terminarán como ese mal
nacido -- dijo señalando el cadáver tirado a unos pasos
de ellos -- ustedes deciden
Aunque los hermanos se miraron con
evidente sorpresa y preguntándose qué habían
querido decir con eso de sangre
Saint-Claire y sin ninguna explicación lógica para que su sangre causase la
muerte a nadie, lo cual en sí mismo parecía una locura, Derek siguió prestando
atención y logró captar otra cosa.
-
Tenemos
un problema aquí, busca a Sesviatsky o a Drachavo y tráelo a toda prisa
El individuo que había recibido la orden
desapareció y el que la había dado se acercó a ellos mientras el nombre Sesviatsky flotaba en la periferia del
cerebro de Derek, pero no lograba recordar de qué o de dónde lo conocía. El
sujeto que se les acercó portaba la ya familiar vestimenta, tenía el cabello
rubio oscuro, ojos azul claro y una fisonomía que no dejaba lugar a dudas de
que había nacido en suelo inglés.
-
¿Me
permites? -- preguntó agachándose a su lado y Derek
asintió
El chico que había estado arrodillado a
su lado se apartó aun con mirada asustada, mientras Christopher miraba al
hombre con una mezcla de aprensión y curiosidad. No tocó la herida de Derek
sino que se limitó a mirarla.
-
Supongo
que te duele pero no debes preocuparte, no es muy serio y en un momento van a
atendértela
-
No estoy preocupado --
dijo Derek y el hombre sonrió
-- ¿Quiénes son ustedes? --
preguntó sin poder sujetar la lengua
-
Mi
nombre es Patrick
-
Bien
pero no fue eso lo que pregunté -- insistió Derek
-
Preguntaste
quién era y eso fue justamente lo que te contesté --
dijo Patrick mirándolo a los ojos
Derek que entre otras cosas era muy
astuto, enseguida notó lo que él intentaba hacer, de modo que tomó una decisión
-
Claro --
contestó mientras apretaba el brazo de su hermano en previsión de que el
necio aquel no hubiese entendido
Patrick sonrió y se levantó para
dirigirse hacia donde su compañero seguía en discusión con los otros
individuos.
-
Derek… -- comenzó
Chris
Pero antes de que éste pudiese decir
nada o silenciarlo, otra sorpresa se presentó. Dylan en compañía de Yvaylo,
Itlar, Lucien y otros sujetos a los que no conocían pero que vestían del mismo
modo y a los que Derek en su mente denominaba uniformados, habían hecho acto de presencia y Derek recordó
repentinamente que Sesviatsky era el apellido de Yvaylo, de manera que era a él a uno
de los que había dado orden Patrick de ir a buscar, tenía que ser así además
porque el que había recibido la orden venía con ellos.
-
Voch num imanalnovi den
pravilner are sarì [3] --
contestó el individuo, pero al mismo tiempo escucharon un grito
-
¡Dylan! -- exclamó el chico al que habían intentado
ayudar
-
¿¡Tommy!? --
aquella expresión era algo a medio camino entre una exclamación y una
pregunta
Sin embargo, al girarse Dylan vio
también a los Arlingthon y su expresión era de angustia. Después de asegurarse
que Tommy estaba bien, caminó hacia ellos mientras Yvaylo y los demás se
dirigían hacia el grupo de mal vivientes.
Aunque Derek se alegró de ver
a Dylan, seguía con atención lo que sucedía más allá, mientras que Christopher
tenía la mente ocupada tratando de memorizar las palabras que acababa de
escuchar aunque estaba seguro que no iba a encontrarlas en ningún libro.
Lucien se había acercado al
grupo y los miraba sin expresión alguna, mientras que ellos que jamás habían
ido más allá de las costas inglesas y ciertamente nunca habían visto a Lucien,
le devolvieron una mirada de odio, porque si bien todos eran ingleses llevaban
suficiente tiempo siendo Devrigs y habían entendido sin dificultad el
tratamiento que le habían dado los Lovets a aquel individuo, por lo que no tenían dudas de que se trataba
del príncipe Lucien que además sabían estaba en Inglaterra en compañía del nuevo
príncipe, de modo que algunas miradas se dirigieron hacia Dylan.
-
¡Derek! -- estaba diciendo él en ese momento mientras se
agachaba a su lado
-
Estoy bien Dylan, no te preocupes
-- dijo el chico con premura
porque estaba muy interesado en escuchar lo que decían al otro lado
Dylan se dedicó a examinar la
herida del chico y Chris lo miraba a él con atención a la espera de ver su
expresión ante la sangre, aunque curiosamente no parecía ser la misma de la vez
anterior y había sacado un pañuelo colocándolo sobre la herida. Mientras esto
sucedía, Derek prestaba atención a los otros.
-
¡Vaya, vaya! -- estaba diciendo uno de los detenidos --
Nuestro maldito príncipe de hielo vino a… --
pero no había terminado de hablar cuando ya había recibido un violento
puñetazo de Patrick
-
¡Infeliz desgraciado! -- dijo el Lovet obligándolo a arrodillarse
frente a Lucien, pero éste lejos de enfurecerse los miró a todos
-
¿Qué les he hecho para merecer su odio?
Sin embargo, es muy posible
que los demás pensaran que era una mala idea decirle cualquier cosa en
presencia de los Lovets, de modo que guardaron prudente silencio
-
Llévenselos y enciérrenlos -- dijo Lucien finalmente, pero siempre hay
alguien con menos cerebro
-
No tienes derecho a… -- antes de que pudiese concretar la idea Lucien
lo había sujetado por el cuello y lo había hecho ponerse de pie
-
Escúchame imbécil, puedo matarte aquí y ahora y nadie me lo impediría,
porque yo soy un príncipe y ciertamente
mis órdenes y mis actos no se discuten. Atacaste a niños indefensos y ahora tú
y tus amigos van a pudrirse en una celda por el resto de sus miserables vidas -- una
sonrisa totalmente carente de alegría apareció en sus labios y agregó --
¿Escuchaste bien? No volverás a ver la luz del sol y no volverás a cazar por el resto de tu vida. Ahora sí tienes un verdadero motivo para
odiarme.
Lo soltó y dándole la espalda
caminó hacia donde estaban Dylan y los chicos, mientras Itlar ordenaba a los
Lovets que se llevasen a los detenidos.
Si bien todo había sucedido
muy rápido y los chicos lejos de obtener respuestas, lo que tenían eran muchas
más preguntas, y aunque aquel episodio aun no había terminado, pasaría mucho
tiempo aun para que entendiesen con exactitud lo que allí había sucedido y lo
que en realidad eran aquellos individuos.
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