Cuando Luciano empujó a Dylan de nuevo a
la cama, éste se sintió de veras furioso. Por consideración a su amigo había
soportado la primera parte de esa absurda conversación, pero aquel trato no
estaba dispuesto a aguantarlo de nadie, de modo que volvió a ponerse de pie
pero Luciano seguía ante él.
-
Luciano,
eres mi amigo pero no puedes obligarme a algo que no deseo
-
No
es mi intención obligarte, pero es
necesario que me escuches
-
¡Pero
no quiero hacerlo, maldición! -- explotó Dylan cuya paciencia ya había
alcanzado el límite
-
Posiblemente,
pero igual tendrás que hacerlo -- siguió diciendo Luciano con increíble
tranquilidad -- Así que siéntate
Dylan Danworth ciertamente no estaba
acostumbrado a que nadie le diese órdenes, el único había sido su padre y con
alguna dificultad pero él estaba muerto, y de ahí en más no estaba dispuesto a
aceptarlo de nadie. De modo que se dispuso a hacer a un lado a Luciano sin
mayor consideración, solo que no pudo hacerlo.
Luciano había captado sin ningún
inconveniente lo que Dylan pensaba hacer y se adelantó a sus actos sujetándolo,
arrastrándolo hacia una silla y obligándolo a sentarse en ella.
-
No
quiero hacerte daño y podría dejarte de tu cuenta y que descubrieras por ti
mismo lo que te espera en el futuro, pero no quiero hacerlo porque eres mi
amigo y te estoy ofreciendo mi ayuda para que no te conviertas en algo que no
serás capaz de afrontar -- le dijo
Dylan estaba muy lejos de entender algo y
su terco cerebro estaba estancado intentando procesar el por qué había podido
ofrecer tan poca resistencia a Luciano, ya que éste no era mucho más fuerte que
él.
-
Esa es otra de nuestras características que aprenderás
a manejar si eres lo bastante astuto como para escucharme
Por primera vez desde que toda aquella
locura había dado inicio, Dylan se permitió prestar verdadera atención. Tal vez
Luciano estuviese diciendo disparates pero al menos aquello
aunque extraño, parecía muy real,
ya que él no había expresado en voz alta
lo que estaba pensando y sin embargo él lo sabía.
-
Bueno,
al menos es un inicio -- volvió a decir Luciano
Dylan decidió que ya que por alguna
razón desconocida aun para él no podría moverse de allí sin escucharlo, lo haría.
De modo que intentó calmarse y hacer a un lado su ira pero no pudo evitar el
sarcasmo.
-
De
acuerdo -- dijo
-- ¿Y según tú qué más podemos
hacer?
Aunque a Luciano no se le escapó el
sarcasmo, sonrió y pensó que lo que interesaba era que escuchase y si tenía que
ser así pues así sería.
-
Como
ya lo notaste aparte de una extraordinaria percepción,
también poseemos una fuerza
igualmente extraordinaria
-
Lo
cual es posible que poseas tú pero evidentemente no yo
-- dijo en el mismo tono
-
La
poseerás, solo debes entrenarte un poco
Mientras Luciano hablaba Dylan había
pensado en otra posibilidad, de modo que con la mayor calma trató de exponerla
a su amigo.
-
Luciano,
de las dos cosas que has mencionado, la fuerza es algo que podemos desarrollar todos, convengo que acabas de demostrar
una fuerza superior a la mía pero eso puede obedecer a esa cosa que me diste. Y en cuanto a saber lo que estoy pensando,
solo demuestra que me conoces bien y que es obvio que como estás diciendo
disparates yo no puedo reaccionar de
otra manera.
-
¿Eso
crees?
-
Sí,
eso creo
-
Si
te demuestro que estás equivocado
-- dijo dirigiéndose hacia la
ventana -- ¿Estarías dispuesto a escuchar tranquilo
hasta el final?
Dylan lo pensó un momento y luego
asintió. Luciano abrió la ventana, sujetó la ornamentada reja y a continuación y
sin aparente esfuerzo partió una de las barras. Dylan abrió los ojos en forma
desmesurada mientras Luciano sonreía.
-
¿Ahora
cumplirás tu palabra y me escucharás?
Pero Dylan se había levantado y había
caminado hasta la ventana probando él mismo la solidez de la reja, después de
lo cual volvió la cabeza hacia Luciano que estaba recargado contra la pared y
lo miraba con su típica sonrisa burlona.
-
¿Cuento
con tu atención? -- preguntó y Dylan se limitó a asentir --
Bien, sugiero que te sientes porque esto es largo -- y
sin protestar Dylan lo hizo -- Como te dije, hace muchos más años de los que
puedo contar, tres individuos en mi opinión nada inteligentes y sí muy
egocéntricos, eran prácticamente los dueños de toda la tierra conocida. Sus
nombres puedo decírtelos suponiendo que te interese pero dudo que te digan
algo, ya que no hay registros históricos fidedignos que den constancia de su
existencia -- pero Dylan se limitó a asentir e modo que Luciano se lo dijo -- Avitzedek Savaresce, Iziaslav Yaroslávich y Swaney Lothian
-- pero Luciano tenía razón,
aquellos nombres no le eran ni remotamente conocidos, así que siguió prestando
atención -- Estos tres vivían en guerra y la razón para
ello era la usual, la ambición. Todos querían poseerlo todo y como al parecer
no tenían nada mejor que hacer, empleaban su tiempo en fastidiarse los unos a
los otros. Pero aparte de ello, sus crímenes contra la madre tierra y sus
criaturas no fueron menos atroces que sus guerras, y fue cuando la divinidad
decidió imponer el castigo que ya te mencioné. Después de pasarse varios siglos
peleando y una vez que el mundo comenzó a expandirse, decidieron hacer una
tregua entre ellos que ha durado hasta nuestros días.
-
Espera, espera
-- dijo Dylan --
Supongo que quieres decir que sus descendientes han respetado esa tregua
¿no?
-
Sí y no
-
Luciano…
-
A ver, te dije que parte de la maldición es que no
pueden morir, lo recuerdas ¿no?
-
Sí pero…
-
Bien, es bueno que no lo olvides, porque esos
cretinos están vivos -- le dijo y Dylan meneó la cabeza con
incredulidad -- Sin embargo, decir que el pacto ha sido
respetado es estirar mucho la verdad, porque si bien no ha habido más guerras
como las conocemos, no es menos cierto que las tres familias siguen
persiguiéndose y fastidiándose unas a otras tanto como les es posible.
-
¿Familias?
-- fue lo único que Dylan alcanzó
a preguntar
-
Esto es complicado así que presta atención. Los
Devrigs tenemos ciertas limitaciones, como por ejemplo la de la reproducción.
No podemos engendrar a menos que primero, amemos de forma sincera y
desinteresada a la mujer en cuestión, cosa que dadas las condiciones extremas
de nuestros sentimientos es algo casi imposible.
-
No entiendo
-- dijo Dylan --
¿Por qué?
-
Dylan, te dije que todos nuestros sentimientos y
emociones son exacerbados, de modo que sí
es posible amar, pero sincera y desinteresadamente es donde está el problema,
ya que nuestro egoísmo y el placer propios siempre se superpondrán a lo que se
entiende por desinterés, ya que para
que fuese así tendría que importarnos más la otra persona y como dije, es casi
imposible. Pero suponiendo y solo suponiendo que esto fuese posible, la
criatura también debería amarnos de la misma forma, y como comprenderás, amar a
unos seres tan irritantes como nosotros es casi otra imposibilidad.
-
Supongamos que entiendo eso aunque no es así --
aclaró -- ¿Cómo es posible entonces que hables de unas familias?
-
Bien, pasemos al otro punto. Después de varios
siglos viviendo esa vida, estos individuos comenzaron a buscar la manera de
hacerla más llevadera, y en honor a la verdad hay que reconocerles el mérito de
haber podido vivir así sin enloquecer del todo. El asunto es que comenzaron a
trabajar en controlarse y en algún momento de la historia algunos de ellos lo
consiguieron, porque pudieron tener descendencia aunque no fue mucha, no sé si
porque definitivamente perdieron la batalla por el control, o simplemente
porque decidieron que no valía la pena tener más descendencia.
-
Es decir
-- dijo Dylan que hacía
indecibles esfuerzos por entender todo aquello
-- ¿Qué hay pocos?
-
No -- y Dylan compuso cara de confusión -- porque hay otra forma de ampliar las familias,
y es transformando a un humano común en un Devrig, algo que fue y
es práctica común --
Luciano vio que aunque Dylan tenía curiosidad le aterrorizaba preguntar cómo, de modo que decidió decírselo sin
que él formulase la pregunta -- Dylan, como ya te dije estos individuos eran
unos salvajes, mataban por el placer de matar pero llegaban mucho más lejos,
porque en sus orígenes eran antropófagos y hematófagos. Después de las batallas
se comían a sus víctimas y celebraban bebiéndose su sangre en una especie de
ritual bárbaro y ello les producía un enorme placer. Antes de ser víctimas de
la maldición tuvieron algunos hijos normales,
y una de las razones para que dos de ellos, Yaroslávich y Savaresce terminasen
odiándose aun más de lo que ya se odiaban, fue porque Savaresce secuestró,
violó y mató a una de las hijas de Yaroslávich y después de drenar su sangre,
descuartizarla y hacer el consabido festín, le envió la cabeza de la chica a su
padre.
Con solo
imaginárselo Dylan se sintió descompuesto y su estómago se reveló de forma
violenta. Luciano le concedió un momento para reponerse y luego continuó
impertérrito.
-
Debido a éstas prácticas anti natura, la maldición
tuvo como efecto colateral que ya eso no les produjera el placer que les
producía, pero no evitó que siguieran poseyendo el mismo instinto asesino y
aumentado, y para terminar de hacer su desgracia aun mayor, lo único que
alimenta en realidad a un Devrig en el sentido de fortalecerlo propiamente
dicho, es el aliento de vida de sus víctimas conocido esto con algunos otros
nombres como alma, espíritu o esencia vital, y como es lógico, eso no tiene ningún sabor especial, ergo no produce ningún
placer como lo conocemos pero sí una especie de bienestar y euforia transitorios.
Dylan seguía
sintiéndose enfermo, todo aquello superaba en mucho a cualquier cuento de
horror que hubiese leído o escuchado jamás y ciertamente no entendía cómo
Luciano podía hablar de todo eso sin la más mínima emoción, lo que lo hizo
pensar que se trataba justamente de eso, de un cuento en exceso macabro.
-
Pero volviendo a tu pregunta original, la forma en
la que las familias se extendieron fue transformando a otros humanos, y la
manera de hacerlo es extraer toda su
sangre dándoles luego la nuestra y parte de nuestra propia esencia. El problema
con esto es que hay que ser muy hábil, porque muchas de las víctimas mueren
antes de lograr la transformación ¿Has comprendido?
Dylan no sabía
o no estaba seguro de haber comprendido
y de lo que sí estaba seguro era de estar horrorizado pero Luciano continuó.
-
Ahora viene la parte menos agradable de la
historia -- y Dylan pensó que no era posible que hubiese
algo menos agradable que todo lo que
había escuchado ya -- Los Devrigs transformados pueden resultar aun
más salvajes que los miembros de las familias primigenias y mucho más
incontrolados. Dependiendo de la clase de sujeto que haya sido antes de la
transformación, será más o menos salvaje, pero con mucha frecuencia matan a sus
víctimas y observan las mismas prácticas de los Devrigs en sus orígenes, es
decir, pueden llegar a devorar a los
desdichados a los que matan -- a Dylan se le dilataron los ojos nuevamente,
pero Luciano no se detuvo -- Por otra
parte los descendientes de éstos, en los escasísimos casos en los que han
logrado procrear, son llamados Mydevrigs
y en ambos casos, tanto los transformados como los hijos de éstos son extraordinariamente vulnerables en
un inicio y SÍ pueden morir con mucha facilidad
-- hizo una breve pausa y luego
agregó -- Con el tiempo, se descubrió que los Devrigs
sí podían morir, pero la única forma de matarlos es hundiendo un puñal en la
base del cuello -- y señaló la parte posterior de la cabeza --
pero debes ser muy hábil para ello, porque poseen el instinto suficiente
como para no dejarse sorprender y por tanto…
Pero Luciano se
había detenido la ver la expresión de horror de Dylan, que era algo diferente a
las distintas expresiones que había exteriorizado hasta el momento, de modo que
prestó atención a sus pensamientos.
Si Dylan
mostraba aquella expresión aterrorizada, era porque hasta el momento había estado
escuchando toda la historia viéndola
desde el punto de vista de lo inexistente,
pero una vez que Luciano había dicho lo último, su mente registró algo acerca de lo que sí había leído pero que hasta ese
momento lo había considerado igualmente producto de mentes ociosas. Aquellas
criaturas que Luciano estaba describiendo guardaban una alarmante similitud con
los Vrykolakas y los Upyrs, ambas
criaturas salvajes que se dedicaban a matar a sus víctimas extrayendo su
sangre. La única diferencia estribaba en la forma de matarlos, ya que según los
escritos griegos y otros procedentes de las tierras eslavas, la única forma de
hacerlo era clavándoles un madero en el corazón [1]
-
Dylan tranquilízate, las cosas no son así. Admito
que muchos Devrigs se han comportado en forma un tanto desagradable dando
origen a esa clase de historias pero…
-
¿Desagradable?
-- lo interrumpió con horror
-
Créeme Dylan, no todos vamos por ahí masacrando
gente. Tú me conoces, llevas ocho años…
-
¡No! ¡Creí
conocerte! -- exclamó Dylan
Pero la mente
de Dylan registró otro asunto mucho más alarmante. Suponiendo que todo aquello
fuese cierto, Luciano había dicho que ahora Él
era uno de aquellos monstruos.
-
Lo lamento, esto no debió suceder --
dijo Luciano en ese momento
-- pero no eres un monstruo, no
lo veas de esa forma
-
¿Que no lo vea de esa forma? --
preguntó con incredulidad -- ¿Y cómo demonios debo verlo? ¡Me han convertido
en un monstruo asesino!
-
Dylan créeme cuando te digo que no quería esto para
ti y le advertí a Emiliana…
-
¡No te creo!
-- siguió gritando él mientras se
paseaba furiosamente por la habitación
-- ¡Eres igual a ella! ¡Y si debo creerte, entonces no te importa
nada, solo tú mismo!
Luciano se
había amado y se había odiado a sí mismo a partes iguales toda su vida, y una
de las cosas que más odiaba era su naturaleza, algo que ciertamente él no había
escogido y en aquel momento ese odio se exacerbó y se recordó a sí mismo que
esta era una de las razones por las que no tenía amigos. Pero esa parte de su
humanidad que amaba, que era leal y que tanto se había esforzado en mantener a
raya a través de los años, vino en su ayuda y le recordó que Dylan lo
necesitaba. Estaba en un período peligroso y de sus acciones inmediatas
dependería su futuro. No podía permitir que se afianzara en él la parte
negativa de su humanidad o realmente se convertiría en el monstruo que creía
ser, y una vez que esto sucediera no habría marcha atrás, al menos no en
muchísimo tiempo, lo que solo le traería dolor y culpa. De modo que luchando
contra su natural deseo de destrozarlo, intentó razonar con él.
-
Dylan, sé como te sientes…
-
¡No, no lo sabes!
-- lo interrumpió pero Luciano no
le prestó atención
-
… pero puedes aprender a vivir con esto sin
necesidad de hacer daño a nadie, es cuestión de trabajo y mucho esfuerzo pero
tú puedes lograrlo
-
No, no podré. Deseo matarte y no puedo hacerlo,
deseo aun más matar a la desgraciada de tu hermana y tampoco puedo
-
Eso ya está hecho
Dylan detuvo su desesperante paseo y lo
miró con incredulidad. Aquello tenía que ser otra broma macabra.
-
No,
no lo es. Yo mismo me encargué de eso
-
¿Mataste
a tu propia hermana?
-
Le
advertí desde el inicio que no debía hacerte nunca ningún daño. De modo que
pagó el justo precio por su desobediencia
-- dijo con voz monocorde y sin
la más mínima expresión de sentimiento alguno
Y aunque Dylan no podía creerlo, algo le
advirtió que estaba diciéndole la verdad. Sin embargo, su furia seguía intacta
y caminó hacia el armario. Quería salir de allí lo antes posible y no volver a
ver nunca más a Luciano.
-
Eso
es una tontería -- lo detuvo él
-- Te dije que no quería hacerte
daño pero si me obligas lo haré.
-
Ya
no puedes hacerme más del que me hizo tu hermana, a menos que decidas matarme y
dadas las circunstancias me estarías haciendo un favor.
-
Necesitas
aprender a vivir con tu nueva condición Dylan,
yo puedo ayudarte y pienso hacerlo así lo quieras o no, de modo que
cuando hablo de no hacerte daño, me refiero a no tener que emplear la fuerza
para reducirte hasta que aprendas a comportarte
-- la mirada de Dylan era de odio
profundo, pero ya Luciano había demostrado ser capaz de ello -- Por
lo pronto debemos abandonar Francia, ya no hay nada que podamos hacer aquí y no
es buen asunto estar en el mismo lugar con André de Montreuil.
-
¿Por
qué? No me dirás que le temes a ese sujeto
-
No,
pero puede volverse un serio problema
-
Pues
lo matas y asunto resuelto ¿no? -- y aunque se sorprendió de decir aquello,
igual no sintió ningún remordimiento
-
Se
supone que no debo a menos que sea inevitable
-- y como Dylan lo miró con
extrañeza, agregó -- André pertenece a los Lothian
Si Dylan pensaba que ya no podría
sorprenderse más, acababa de comprobar que estaba muy equivocado.
-
¿Quieres
decir que es…?
-
Sí,
él también es un Devrig, pero mi enemigo natural y ahora el tuyo.
-
¿Por
qué?
-
Te
lo acabo de decir, él pertenece a los Lothian y yo a los Yaroslávich, de modo
que siempre hemos sido y siempre seremos enemigos.
Dylan cayó en el sillón y dejó caer la
cabeza entre sus manos. Sin duda le esperaba un largo camino por recorrer y no
estaba muy seguro de querer hacerlo.
[1] Vrykolakas o
brucolaco, era la denominación que se le daba a unas criaturas que se
manifestaban, inmediatamente el cadáver de alguien era enterrado, como una
figura fantasmal vagando por los caminos y calles, a través de los sueños de
sus familiares cercanos, así como atormentando a parientes, amigos y vecinos,
provocándoles la enfermedad o muerte de forma cruel y sangrienta. Según la
creencia, éstos se originaban básicamente por muerte prematura o violenta, y que
por las circunstancias de esas muertes, el alma se demoraba o estaba
imposibilitada de abandonar el cuerpo quedando así atrapada en el mismo. En la actualidad, no dudaríamos en llamar a
esas criaturas por el conocidísimo apelativo de Vampiro, pero en el contexto de la época, ésta era una denominación
aun desconocida. La etimología de la palabra Vampiro tiene sus raíces en el término polaco Wampir, que a su vez se deriva del eslavo antiguo Oper. Pero éste no se popularizó hasta
mucho más avanzada la Edad Media.
Jajaja lo sabia! Sospeche de Emiliana peroooo como tu qerida mejor auntora me dijiste q esperara mas y siguiera la historia asi sera :)
ResponderEliminarComo siempre muy bien!
Hasta la proxima xoxox
Buenos días Keila...
Eliminarjajajajaja, eso significa q estabas poniendo la atención debida, así q te felicito :-D...
gracias Keila, me alegra mucho q te siga gustando... nos leemos en el sig... kisses...