Istvan y Edin llegaron a
Levzheir y después que Istvan impartió unas órdenes a un grupo de Havariks,
entraron al despacho.
-
¿Qué sucedió Edin?
El Levjaner se sentó y después
de un suspiro resignado, le contó a Istvan lo sucedido el día anterior con
Madeleine.
-
Sé que me advertiste que restringiese mi contacto con ellos, pero la verdad
nunca imaginé que algo así podía ocurrir
-- dijo al final del relato
-
Lamento todo esto -- dijo Istvan luego de un momento de
silencio -- No voy a decir que yo lo supiese, pero bien
mirado era una posibilidad muy factible ya que cuando llegaste a su vida se
encontraba en un momento especialmente vulnerable, fuiste amable y considerado
volviéndote su amigo y su apoyo, de modo que no era tan difícil imaginar que
podía suceder.
-
Reconozco mi error, me gustaría
pensar que solo está confundida y que solo extraña a su esposo.
-
Tú y yo sabemos que no es así. Ella lo amaba, pero aunque le llevó algún
tiempo aceptarlo, sabe que ya no está ni estará, de manera que inadvertidamente
se enamoró de ti, es algo muy humano pero en este caso muy inconveniente
también.
-
Lo entiendo y lo mejor es mantenerme alejado, no dejaré de estar al tanto
pero sin acercarme a ella -- Istvan lo miró durante unos segundos y Edin
agregó con cansancio -- No Istvan, sabes que es imposible
-
Nada es del todo imposible Edin, más difícil quizá pero no imposible. En
cualquier caso y aunque lo lamento por Madeleine, dadas las circunstancias me
tranquiliza saber que no es tu caso
-- y luego de observarlo unos
segundos más agregó -- No te martirices, no tuviste malas intenciones
y simplemente ocurrió. Aparte de eso seamos honestos, estás demasiado
acostumbrado a que las mujeres te persigan
-- y en este punto el chico
arrugó el entrecejo -- y como dudo mucho que Madeleine hubiese dado
muestras de lo que estaba sintiendo, pues se te escapó
-
Soy un Levjaner Istvan, y un estúpido aventajado porque por lo primero
estaba en la obligación de notar lo que estaba sucediendo
Istvan entendió que de momento
no iba a hacerlo cambiar de opinión y tendría que pasar algún tiempo antes de
que Edin dejase de culparse, de modo que hizo eso a un lado y pasó a otro
asunto que de forma inmediata le interesaba mucho más.
-
¿Fuiste a Alejandría? -- y Edin asintió --
¿Qué dijo Haris?
-
No estaba allí, así que tuve una agradable
conversación con Haliq, que luego de revisarme hasta el último cabello, me dio
uno de sus asquerosos brebajes y me tuvo allí por más de dos horas riñéndome
como a un crío
-
Entonces asumo que todo está en orden
-- dijo Istvan intentando
disimular la sonrisa
-
Sí, todo en orden
Después de eso se despidió y
volvió para ocuparse de los asuntos pendientes, dejando a Istvan preguntándose
por qué la mayoría de las Saint-Claire empezando por Seren, tendían a
enamorarse de los hombres más inconvenientes, mientras que Edin iba
lamentándose de que aquello hubiese ocurrido. Madeleine era una buena persona y
merecía ser feliz, pero aunque no se hubiese tratado de una Saint-Claire, igual
no hubiese tenido ninguna oportunidad con él, porque una de las primeras cosas
que decidió Edin una vez que aceptó la idea de lo que le había sucedido, fue
que jamás se involucraría sentimentalmente con nadie y había cerrado firmemente
su corazón a ese sentimiento. Era asediado por las mujeres tanto Devrigs como
humanas, como había señalado Istvan porque como decía Istval con el único fin
de molestarlo, Edin parecía la pintura de un ángel con sus cabellos dorados
como el sol y los ojos tan azules como el mismo cielo, pero aunque disfrutaba
de la compañía femenina y ésta nunca le faltaba, en todos los años que llevaba
de transformado jamás se involucró más allá de lo estrictamente necesario con
ninguna. De modo que Saint-Claire o no, Madeleine igualmente no habría tenido
ninguna oportunidad.
Mientras tanto, Louis se había
avocado a lo que tenía entre manos olvidándose de cualquier otro asunto.
Estudió con cuidado lo que Dennis Hinault le había entregado y sin duda había
suficiente como para dar inicio a un proceso en contra de su sobrina. Sin
embargo, Louis sabía que las cosas habían cambiado y debía moverse con cuidado.
Phillipe tenía una enorme influencia en Francia, y siendo que las facciones
religiosas seguían divididas, sacar a la luz pública aquello habría desatado
una guerra de fuerzas en las que ambos tenían casi las mismas posibilidades de
ganar, pero el casi no le servía a
Louis y debía asegurarse el triunfo a cualquier precio.
El día de la entrevista con
Hinault, Louis se pasó el resto de la jornada revisando concienzudamente todos
los documentos, después de lo cual y a pesar de la avanzada hora, estableció
contacto con el resto de las autoridades eclesiásticas. Una vez que les hizo un
resumen del caso, se convocó en forma inmediata un ilegalísimo tribunal para
juzgar in absentia a la presunta
acusada con los resultados previsibles. De modo que Louis ya tenía lo que
necesitaba.
Andrew que había seguido
atentamente todo el procedimiento, sintió verdaderos deseos de arrancarle la
cabeza a aquel sujeto, pero era un Saint-Claire y eso estaba fuera de
discusión. Pero en cuanto Louis recibió el permiso para ir por Madeleine, envió
un urgente mensaje a Edin y a Istvan, quienes a su vez salieron de inmediato
para el Chateau Saint-Claire.
Desde el momento de la llegada
de Istval al Chateau, se volvió el
centro de atención de los Saint-Claire, o al menos de dos de ellos, ya que
Maurice no participaba en la que seguía calificando de absurda manía de su
hermano y su hija. En tanto que Phillipe acosó a preguntas a Istval, y aunque
Madeleine estaba presente se mostraba ausente y pensativa. Istval había pasado
casi todo ese primer día contestando las inacabables preguntas de Phillipe, y
en cierta forma se sorprendió de la cantidad de información que ya poseía. Revisó
junto con él algunos de los pergaminos, y aunque la mayoría contenían
información que ya ellos conocían, había otros de carácter más personal y que
parecían contener mensajes o asuntos relacionados exclusivamente con la familia
Saint-Claire. Sin embargo, Istval notó que ya Madeleine y Phillipe sabían
acerca de la profecía, lo que ignoraban era que la misma hacía referencia a la
hija de éste último y que ya había sucedido, pero como no estaba autorizado a
hablar de ello, y hasta donde sabía ellos ignoraban la condición de Dylan,
guardó prudente silencio.
Otra cosa que Istval había
notado apenas un poco después de haber llegado, era la razón para el
ensimismamiento de Madeleine, y aunque normalmente se burlaba de la estela de corazones rotos que dejaba Edin a su
paso, en esta ocasión pensó de una forma muy similar a su gemelo, preguntándose
cuál era la manía de las Saint-Claire de enamorarse de los sujetos equivocados.
Durante la cena de aquella
noche, en la que abundaban las verduras y las frutas en atención a la presencia
de Istval, Madeleine se dirigió a su padre a quien Istval había visto poco
durante el día y miraba a Phillipe con expresión de disgusto.
-
Papá -- dijo Madeleine llamando su atención -- Deja de culpar a tío Phillipe por lo que
está sucediendo
-
Es culpable
-- dijo él
-
Sabemos que tío Louis solo busca fastidiar, y si no hubiese sido por esto,
habría sido por cualquier otro asunto, solo era cuestión de tiempo porque ya
llevaba mucho en silencio.
A Istval le importaba poco el
disgusto de Maurice, aunque entendía las razones, pero lo que sí llamaba su
atención era la tranquilidad de Madeleine. Ellos habían seguido de cerca el
proceso en contra de Sara, y si bien ella había asumido una actitud valiente y
digna, también era cierto que se había sentido asustada.
Sara había sido una de las
pocas Saint-Claire que sabiendo de la existencia de los Devrigs nunca había
dicho nada, y al igual que Istvan, sostenía que no debían cambiarse los
designios de Maikata Priroda, sostenía asimismo que ella ya había cumplido con
su misión y el destino debía seguir su curso. Todo esto le constaba de manera
personal a Istval, porque contraviniendo las órdenes de su hermano y haciendo
uso de su especial habilidad, se las había ingeniado para introducirse en la celda
de Sara y ciertamente le sorprendió que ella no mostrase mayor sorpresa a su
vez.
-
No se asuste, no he venido a
hacerle ningún daño --
le había dicho
-
No estoy asustada -- le
había contestado ella después de mirarlo unos segundos -- en realidad no podría ¿no?
-
No, no podría --
había contestado él superando su asombro
Después de eso le había
ofrecido su ayuda para salir de allí, y había sido cuando ella había dejado
clara su posición declinando la oferta.
-
Pero no tiene por qué ser así -- había
insistido él y ella sonrió
-
De entre todas las criaturas
que pueblan la tierra, imaginé que precisamente un Devrig sería el que mejor
podría entenderlo, no debemos oponernos a los
designios de la Madre
-
No creo que la Madre -- dijo
empleando el mismo término que ella aunque no era el usual para él -- quiera ver a sus criaturas sufrir de este modo
-
Por supuesto que no lo quiere,
pero somos libres y en ocasiones víctimas de esa libertad
-
¿Pero qué mal ha hecho usted?
-
He intentado no hacer ninguno,
pero no se trata de mí, en esta ocasión soy solo un instrumento para que otro
cumpla con su destino
Aquella era la clase de
discusión que agotaba la paciencia de Istval y lo que más le había costado
aprender en su vida, aparte de ser una de las razones que impedirían que algún
día alcanzase el grado de Levjaner. Los seres humanos habían sido dotados de
libertad de pensamiento, de decisión y de acción, pero no entendía por qué
seres inocentes debían pagar por las malas decisiones de otros. Sin embargo,
Sara le había dado una gran lección ese día, una que por su sencillez, había
conseguido lo que todos los vychtel del Laki no habían logrado hacerle entender
hasta entonces.
-
No podemos renunciar a los
pactos contraídos antes de nuestro nacimiento. Cada vez que pasamos por el
proceso de la vida es con la intención de aprender, de superar obstáculos y
avanzar en la evolución de nuestro espíritu. Se nos da la oportunidad de
corregir y mejorar, pero siendo libres como somos, también podemos tomar
decisiones equivocadas que nos significaran atraso en nuestra evolución. Louis
tuvo la misma oportunidad y la desechó, lamentablemente para él tomó la
decisión equivocada, yo me comprometí a ser el instrumento que sirviese a una u
otra cosa y pienso cumplirlo hasta el final.
Después de aquella
conversación Istval se había marchado, pero la madrugada del día de la
ejecución había vuelto. Sara estaba recostada en lo que eufemísticamente
llamaban cama y él se acercó.
-
Respeto su decisión, pero al
menos permita que se le haga menos duro, no creo que eso contravenga ningún
designio
Para ese momento ya ella
estaba en un estado de debilidad supremo y aun así había intentado sonreírle,
lo que él interpretó como aceptación. Se arrodilló a su lado y extrajo un
pequeño frasco de su bolsillo, pero antes de poder dárselo ella lo detuvo.
-
No es veneno --
aclaró él -- solo es
un potente sedante
-
Aun así… no me toques -- le
había dicho, y la razón era que había sangre en distintas partes de su cuerpo y
su rostro
-
No lo haré, solo abra la boca
y lo dejaré caer en ella
-
Gracias --
había dicho Sara y a continuación Istval vio que una lágrima se
deslizaba por su mejilla
En cuanto amaneció, los
acontecimientos siguieron su curso, y aunque ella había estado asustada
mientras era trasladada a la pira, una vez allí pareció tranquilizarse y no
solo por lo que Istval le había dado, sino por la presencia de una enorme
cantidad de Lovets convocados por Istvan al igual que todos los Levjaner, y
habían concentrado su energía para ayudar a la desdichada mujer equilibrando
sus centros de energía y ayudándola a desprenderse de su materia antes de que
el dolor fuese insoportable. Una vez encendida aquella infame hoguera, Sara
había mirado a sus nietos y sus últimas palabras fueron: Solo una y habían estado destinadas a Phillipe, después de eso
había abandonado su materia.
Istval salió de sus recuerdos
y miró a Madeleine preguntándose por qué ella no sentía el mismo miedo que
había sentido Sara, y por qué estaba tan segura de que Louis no podría hacerle nada.
No era que ellos fuesen a permitirlo, pero aun así aquella seguridad de la
chica se le hacía muy extraña.
Esa noche Maurice no había ido
a ninguna parte pero se había retirado temprano al igual que Madeleine,
mientras que Istval y Phillipe se habían quedado conversando hasta muy tarde.
A la mañana siguiente y poco
después del desayuno se presentó Istvan en compañía de un grupo de Lovets.
-
¿Qué sucede? -- preguntó Phillipe después de saludarlo
-
Su hermano obtuvo el permiso para venir por Madeleine
No había terminado de decir
aquello y ni Phillipe ni Maurice alcanzaron a girar las cabezas para mirar a
Madeleine, cuando Istval prescindiendo de toda ceremonia ya la había sujetado y
había desaparecido con ella.
-
No se preocupen, ya está a salvo
-- les dijo Istvan --
pero si me permiten la sugerencia, ustedes también deberían irse
-
¿Y nosotros por qué? -- preguntó Phillipe --
¿Acaso piensa acusarnos de brujería también?
-
No pero…
-
Entonces quiero escuchar lo que tiene que decir el muy miserable
Y sin darle tiempo a decir
nada más, salió del salón y se fue al estudio. Maurice se acercó a Istvan con
expresión de preocupación, pero él lo tranquilizó en relación a Madeleine y
Maurice fue tras Phillipe. Después de eso Istvan ordenó a sus hombres quedarse
allí pero sin ser vistos y en ese momento llegó Istval.
-
¿Todo en orden? -- le preguntó
-
Sin problema, está en lugar seguro y bien custodiada, aunque no se mostró
especialmente amable conmigo -- dijo con una sonrisa divertida
Como Istvan sabía que no había
nada que pudiese importarle menos a su hermano que la opinión que los demás
sostuviesen de él, no dijo nada más y se dispusieron a esperar la llegada de
Louis. La espera no resultó muy larga, alrededor de una hora después se tensaron y se dirigieron al estudio
entrando sin que los Saint-Claire lo notasen. Unos minutos después el mayordomo
anunciaba la visita. Phillipe se puso de pie y rodeó el escritorio
situándose al lado de Maurice.
-
Buenos días -- saludó Louis al igual que los individuos que
lo acompañaban
-
¿Qué estás haciendo en mi casa?
-- preguntó Phillipe con calma
pero con voz cargada de desprecio
-
Créeme que no es una visita que me complazca hacer --
aseguró aunque la expresión de enorme satisfacción desmentía sus
palabras -- pero estoy aquí por asuntos de trabajo
-
¿Y por algún motivo tu trabajo
debería interesarme?
Sin embargo, Louis lo ignoró a
él y miró a Maurice que en aquel momento y de no haber sido por los Korsacov
que estaban empleando todo su considerable poder en mantenerlo calmado, ya
habría saltado encima de Louis.
-
¿Dónde está tu hija?
-
¡Eso no es asunto tuyo!
-
Verás Maurice -- dijo extrayendo un papel con muchos sellos e
intentando dárselo -- en realidad sí lo es, porque tu hija fue
juzgada por brujería
-
¿Juzgada? -- preguntó Phillipe arrebatándole el documento
pero sin molestarse en leerlo -- ¿Y qué
sucedió con su derecho a conocer de qué se le acusaba y el de la legítima
defensa?
-
Las pruebas en su contra eran demasiado contundentes, de modo que se hacía
innecesario un proceso más complicado, que además habría resultado en tu
perjuicio ya que habría salido a la luz pública todo este desdichado asunto -- dijo
Louis pero alejándose prudentemente de él
-
Pues no me sirve y exijo un juicio justo y público -- dijo Phillipe con una tranquilidad muy
sospechosa en opinión de Louis
-
No estás en posición de exigir nada, primero por que no es tu hija, y segundo porque ya está hecho
-
¿De veras? Veremos entonces qué tiene que decir su Majestad sobre ese juicio justo
-
No seas estúpido Phillipe -- dijo Louis perdiendo la paciencia --
¿Tienes idea de lo que un escándalo como este le haría a tu reputación?
-
¡Me importa un demonio! ¡Estamos hablando de la vida de mi sobrina! Así que mi reputación puede
irse al infierno
-
Había olvidado lo poco te importa arrastrar nuestro apellido y…
-
Escúchame bien imbécil -- lo interrumpió -- te
queda muy mal hablar de cuidar algo
que nunca te ha importado, y ciertamente no espero que alguien como tú entienda
que mi familia es mucho más
importante que cualquier otra cosa, ya que fue a ti a quien no le importó ya no
digamos el maldito apellido sino asesinar a tu propia sangre. Así que ya puedes
irte por donde viniste antes de que te eche a patadas.
-
Esta vez tu arrogancia no va a servirte de nada Phillipe --
dijo Louis con una sonrisa de superioridad -- Me
subestimas hermano ¿Crees que estaría aquí si no fuese legal lo que estoy
haciendo? Madeleine es una criatura diabólica como lo fue Sara y va a ser
castigada por ello, y si ella lo es, desde luego tu hija también y… --
pero hasta ahí le llegó la paciencia a Phillipe
-
Eres un maldito miserable Louis
-- dijo acercándose a él en
actitud aparentemente tranquila mientras los Korsacov hacían esfuerzos por
detener a Maurice -- Cuando asesinaste a nuestra abuela Sara yo era solo un niño y nada pude hacer, pero
recuerdo y tú deberías recordarlo también, que con posterioridad te dije que
esto llevaba tu nombre -- y antes de que nadie pudiese decir o hacer
nada y con la velocidad mortal que lo había caracterizado siempre, había
clavado su daga hasta la empuñadura en el pecho de Louis --
¡Espero que te pudras en el infierno infeliz!
Los otros sacerdotes que
acompañaban a Louis, se habían quedado paralizados por el horror. Maurice se
había quedado estático al ver a su hermano atravesar el corazón de Louis con el
filoso objeto. Istval tenía deseos de ponerse a aplaudir. Y Louis había abierto
los ojos con sorpresa y luego se había llevado la mano al pecho posiblemente en
un intento por extraer el puñal, pero Phillipe no se lo permitió.
-
Te lo advertí, te dije que la próxima vez te mataría y no tienes idea de lo
mucho que me complace haber vivido lo suficiente como para hacerte pagar lo que
nos hiciste, ahora no podrás hacer daño a nadie más
Esto fue dicho mientras Louis
intentaba en vano sujetar la daga, pero Phillipe siguió manteniéndola allí
hasta que las rodillas de Louis cedieron y cayó al piso con los ojos fijos.
Después de eso la retiró, limpió la sangre en la vestimenta clerical de Louis y
se puso de pie mirando a los sacerdotes que aun miraban con la boca abierta y
cara de susto.
Mientras esto sucedía, Istvan
se había olvidado de Maurice y había comenzado a dar órdenes perentorias a los
Lovets.
-
Encárguense de los
acompañantes, que no quede ni un solo recuerdo de lo vivido y después llévenlos
a sus casas y denles algo que los haga sentir enfermos por un par de días --
luego miró a Edin -- Que Andrew te indique quién más está
implicado en esto y encárguense de ellos, después destruyan toda la evidencia,
declaraciones y notas de ese supuesto juicio y cualquier otra cosa donde
aparezca el nombre Saint-Claire
Entre tanto, Maurice se había
acercado a Phillipe y miraba con los ojos desorbitados la escena, y en ese
momento uno de los sacerdotes que había ido con Louis intentó acercarse.
-
Me aseguraré de que pague por esto
-- estaba diciendo el sujeto --
asesinar por venganza…
-
Le sugiero no acercarse a mí -- lo interrumpió Phillipe, y aunque en realidad
no pensaba hacer nada en contra de ellos, la daga aun brillaba en su mano así
que el sujeto se detuvo -- y aunque no es de su incumbencia, esto no fue
venganza, fue justicia.
Y después de dedicarle una
última mirada de desprecio al cuerpo sin vida de su hermano, abandonó el estudio.
-
Ve con él -- le dijo Istvan a su gemelo que estaba a su
lado
Istval fue tras Phillipe, éste
subió las escaleras y entró a una habitación sin preocuparse de cerrar la
puerta, caminó directo hacia la pared y se detuvo frente a una pintura de Sara.
-
Esta hecho abuela, tal vez no lo apruebes pero ese desgraciado esta ahora
donde siempre debió estar.
Y como Istval no podía estar
más de acuerdo, sonrió complacido. Así dijesen lo que dijesen, Louis
Saint-Claire había nacido sin una sola gota de misericordia en sus venas, y en
su opinión, muerto era el mejor estado en el que se podía encontrar.
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