Bodas de Sangre

Bodas de Sangre
Una vez superados los obstáculos ayudado en su mayor parte por Dylan, Kendall logró finalmente contraer matrimonio con Sophie. Después de la boda, Dylan emprenderá un nuevo, inesperado e insólito camino a través de un mundo del que no tenía ni idea de su existencia, mientras que la nueva pareja parte rumbo a Inglaterra para dar comienzo a un matrimonio que todos se preguntan cómo va a terminar siendo que dio inicio con unas Bodas de Sangre

jueves, 14 de agosto de 2014

Cap. 61 ¿Venganza o Justicia…?



Istvan y Edin llegaron a Levzheir y después que Istvan impartió unas órdenes a un grupo de Havariks, entraron al despacho.

-         ¿Qué sucedió Edin?

El Levjaner se sentó y después de un suspiro resignado, le contó a Istvan lo sucedido el día anterior con Madeleine.

-         Sé que me advertiste que restringiese mi contacto con ellos, pero la verdad nunca imaginé que algo así podía ocurrir  --  dijo al final del relato

-         Lamento todo esto  --  dijo Istvan luego de un momento de silencio  --  No voy a decir que yo lo supiese, pero bien mirado era una posibilidad muy factible ya que cuando llegaste a su vida se encontraba en un momento especialmente vulnerable, fuiste amable y considerado volviéndote su amigo y su apoyo, de modo que no era tan difícil imaginar que podía suceder.

-         Reconozco mi error,  me gustaría pensar que solo está confundida y que solo extraña a su esposo.

-         Tú y yo sabemos que no es así. Ella lo amaba, pero aunque le llevó algún tiempo aceptarlo, sabe que ya no está ni estará, de manera que inadvertidamente se enamoró de ti, es algo muy humano pero en este caso muy inconveniente también.

-         Lo entiendo y lo mejor es mantenerme alejado, no dejaré de estar al tanto pero sin acercarme a ella  --  Istvan lo miró durante unos segundos y Edin agregó con cansancio  --  No Istvan, sabes que es imposible

-         Nada es del todo imposible Edin, más difícil quizá pero no imposible. En cualquier caso y aunque lo lamento por Madeleine, dadas las circunstancias me tranquiliza saber que no es tu caso  --  y luego de observarlo unos segundos más agregó  --  No te martirices, no tuviste malas intenciones y simplemente ocurrió. Aparte de eso seamos honestos, estás demasiado acostumbrado a que las mujeres te persigan  --  y en este punto el chico arrugó el entrecejo  --  y como dudo mucho que Madeleine hubiese dado muestras de lo que estaba sintiendo, pues se te escapó

-         Soy un Levjaner Istvan, y un estúpido aventajado porque por lo primero estaba en la obligación de notar lo que estaba sucediendo

Istvan entendió que de momento no iba a hacerlo cambiar de opinión y tendría que pasar algún tiempo antes de que Edin dejase de culparse, de modo que hizo eso a un lado y pasó a otro asunto que de forma inmediata le interesaba mucho más.

-         ¿Fuiste a Alejandría?  --  y Edin asintió  --  ¿Qué dijo Haris?

-         No estaba allí, así que tuve una agradable conversación con Haliq, que luego de revisarme hasta el último cabello, me dio uno de sus asquerosos brebajes y me tuvo allí por más de dos horas riñéndome como a un crío

-         Entonces asumo que todo está en orden  --  dijo Istvan intentando disimular la sonrisa

-         Sí, todo en orden

Después de eso se despidió y volvió para ocuparse de los asuntos pendientes, dejando a Istvan preguntándose por qué la mayoría de las Saint-Claire empezando por Seren, tendían a enamorarse de los hombres más inconvenientes, mientras que Edin iba lamentándose de que aquello hubiese ocurrido. Madeleine era una buena persona y merecía ser feliz, pero aunque no se hubiese tratado de una Saint-Claire, igual no hubiese tenido ninguna oportunidad con él, porque una de las primeras cosas que decidió Edin una vez que aceptó la idea de lo que le había sucedido, fue que jamás se involucraría sentimentalmente con nadie y había cerrado firmemente su corazón a ese sentimiento. Era asediado por las mujeres tanto Devrigs como humanas, como había señalado Istvan porque como decía Istval con el único fin de molestarlo, Edin parecía la pintura de un ángel con sus cabellos dorados como el sol y los ojos tan azules como el mismo cielo, pero aunque disfrutaba de la compañía femenina y ésta nunca le faltaba, en todos los años que llevaba de transformado jamás se involucró más allá de lo estrictamente necesario con ninguna. De modo que Saint-Claire o no, Madeleine igualmente no habría tenido ninguna oportunidad.


Mientras tanto, Louis se había avocado a lo que tenía entre manos olvidándose de cualquier otro asunto. Estudió con cuidado lo que Dennis Hinault le había entregado y sin duda había suficiente como para dar inicio a un proceso en contra de su sobrina. Sin embargo, Louis sabía que las cosas habían cambiado y debía moverse con cuidado. Phillipe tenía una enorme influencia en Francia, y siendo que las facciones religiosas seguían divididas, sacar a la luz pública aquello habría desatado una guerra de fuerzas en las que ambos tenían casi las mismas posibilidades de ganar, pero el casi no le servía a Louis y debía asegurarse el triunfo a cualquier precio.

El día de la entrevista con Hinault, Louis se pasó el resto de la jornada revisando concienzudamente todos los documentos, después de lo cual y a pesar de la avanzada hora, estableció contacto con el resto de las autoridades eclesiásticas. Una vez que les hizo un resumen del caso, se convocó en forma inmediata un ilegalísimo tribunal para juzgar in absentia a la presunta acusada con los resultados previsibles. De modo que Louis ya tenía lo que necesitaba.

Andrew que había seguido atentamente todo el procedimiento, sintió verdaderos deseos de arrancarle la cabeza a aquel sujeto, pero era un Saint-Claire y eso estaba fuera de discusión. Pero en cuanto Louis recibió el permiso para ir por Madeleine, envió un urgente mensaje a Edin y a Istvan, quienes a su vez salieron de inmediato para el Chateau Saint-Claire.


Desde el momento de la llegada de Istval al Chateau, se volvió el centro de atención de los Saint-Claire, o al menos de dos de ellos, ya que Maurice no participaba en la que seguía calificando de absurda manía de su hermano y su hija. En tanto que Phillipe acosó a preguntas a Istval, y aunque Madeleine estaba presente se mostraba ausente y pensativa. Istval había pasado casi todo ese primer día contestando las inacabables preguntas de Phillipe, y en cierta forma se sorprendió de la cantidad de información que ya poseía. Revisó junto con él algunos de los pergaminos, y aunque la mayoría contenían información que ya ellos conocían, había otros de carácter más personal y que parecían contener mensajes o asuntos relacionados exclusivamente con la familia Saint-Claire. Sin embargo, Istval notó que ya Madeleine y Phillipe sabían acerca de la profecía, lo que ignoraban era que la misma hacía referencia a la hija de éste último y que ya había sucedido, pero como no estaba autorizado a hablar de ello, y hasta donde sabía ellos ignoraban la condición de Dylan, guardó prudente silencio.

Otra cosa que Istval había notado apenas un poco después de haber llegado, era la razón para el ensimismamiento de Madeleine, y aunque normalmente se burlaba de la estela de corazones rotos que dejaba Edin a su paso, en esta ocasión pensó de una forma muy similar a su gemelo, preguntándose cuál era la manía de las Saint-Claire de enamorarse de los sujetos equivocados.

Durante la cena de aquella noche, en la que abundaban las verduras y las frutas en atención a la presencia de Istval, Madeleine se dirigió a su padre a quien Istval había visto poco durante el día y miraba a Phillipe con expresión de disgusto.

-         Papá  --  dijo Madeleine llamando su atención  -- Deja de culpar a tío Phillipe por lo que está sucediendo

-         Es  culpable  --  dijo él

-         Sabemos que tío Louis solo busca fastidiar, y si no hubiese sido por esto, habría sido por cualquier otro asunto, solo era cuestión de tiempo porque ya llevaba mucho en silencio.

A Istval le importaba poco el disgusto de Maurice, aunque entendía las razones, pero lo que sí llamaba su atención era la tranquilidad de Madeleine. Ellos habían seguido de cerca el proceso en contra de Sara, y si bien ella había asumido una actitud valiente y digna, también era cierto que se había sentido asustada.

Sara había sido una de las pocas Saint-Claire que sabiendo de la existencia de los Devrigs nunca había dicho nada, y al igual que Istvan, sostenía que no debían cambiarse los designios de Maikata Priroda, sostenía asimismo que ella ya había cumplido con su misión y el destino debía seguir su curso. Todo esto le constaba de manera personal a Istval, porque contraviniendo las órdenes de su hermano y haciendo uso de su especial habilidad, se las había ingeniado para introducirse en la celda de Sara y ciertamente le sorprendió que ella no mostrase mayor sorpresa a su vez.

-         No se asuste, no he venido a hacerle ningún daño  --  le había dicho

-         No estoy asustada  --  le había contestado ella después de mirarlo unos segundos  --  en realidad no podría ¿no?

-         No, no podría  --  había contestado él superando su asombro

Después de eso le había ofrecido su ayuda para salir de allí, y había sido cuando ella había dejado clara su posición declinando la oferta.

-         Pero no tiene por qué ser así  --  había insistido él y ella sonrió

-         De entre todas las criaturas que pueblan la tierra, imaginé que precisamente un Devrig sería el que mejor podría entenderlo, no debemos oponernos a los designios de la Madre

-         No creo que la Madre  --  dijo empleando el mismo término que ella aunque no era el usual para él  --   quiera ver a sus criaturas sufrir de este modo

-         Por supuesto que no lo quiere, pero somos libres y en ocasiones víctimas de esa libertad

-         ¿Pero qué mal ha hecho usted?

-         He intentado no hacer ninguno, pero no se trata de mí, en esta ocasión soy solo un instrumento para que otro cumpla con su destino

Aquella era la clase de discusión que agotaba la paciencia de Istval y lo que más le había costado aprender en su vida, aparte de ser una de las razones que impedirían que algún día alcanzase el grado de Levjaner. Los seres humanos habían sido dotados de libertad de pensamiento, de decisión y de acción, pero no entendía por qué seres inocentes debían pagar por las malas decisiones de otros. Sin embargo, Sara le había dado una gran lección ese día, una que por su sencillez, había conseguido lo que todos los vychtel del Laki no habían logrado hacerle entender hasta entonces.

-         No podemos renunciar a los pactos contraídos antes de nuestro nacimiento. Cada vez que pasamos por el proceso de la vida es con la intención de aprender, de superar obstáculos y avanzar en la evolución de nuestro espíritu. Se nos da la oportunidad de corregir y mejorar, pero siendo libres como somos, también podemos tomar decisiones equivocadas que nos significaran atraso en nuestra evolución. Louis tuvo la misma oportunidad y la desechó, lamentablemente para él tomó la decisión equivocada, yo me comprometí a ser el instrumento que sirviese a una u otra cosa y pienso cumplirlo hasta el final.

Después de aquella conversación Istval se había marchado, pero la madrugada del día de la ejecución había vuelto. Sara estaba recostada en lo que eufemísticamente llamaban cama y él se acercó.

-         Respeto su decisión, pero al menos permita que se le haga menos duro, no creo que eso contravenga ningún designio

Para ese momento ya ella estaba en un estado de debilidad supremo y aun así había intentado sonreírle, lo que él interpretó como aceptación. Se arrodilló a su lado y extrajo un pequeño frasco de su bolsillo, pero antes de poder dárselo ella lo detuvo.

-         No es veneno  --  aclaró él  --  solo es un potente sedante

-         Aun así… no me toques  --  le había dicho, y la razón era que había sangre en distintas partes de su cuerpo y su rostro

-         No lo haré, solo abra la boca y lo dejaré caer en ella

-         Gracias  --  había dicho Sara y a continuación Istval vio que una lágrima se deslizaba por su mejilla

En cuanto amaneció, los acontecimientos siguieron su curso, y aunque ella había estado asustada mientras era trasladada a la pira, una vez allí pareció tranquilizarse y no solo por lo que Istval le había dado, sino por la presencia de una enorme cantidad de Lovets convocados por Istvan al igual que todos los Levjaner, y habían concentrado su energía para ayudar a la desdichada mujer equilibrando sus centros de energía y ayudándola a desprenderse de su materia antes de que el dolor fuese insoportable. Una vez encendida aquella infame hoguera, Sara había mirado a sus nietos y sus últimas palabras fueron: Solo una y habían estado destinadas a Phillipe, después de eso había abandonado su materia.

Istval salió de sus recuerdos y miró a Madeleine preguntándose por qué ella no sentía el mismo miedo que había sentido Sara, y por qué estaba tan segura de que Louis no podría hacerle nada. No era que ellos fuesen a permitirlo, pero aun así aquella seguridad de la chica se le hacía muy extraña.

Esa noche Maurice no había ido a ninguna parte pero se había retirado temprano al igual que Madeleine, mientras que Istval y Phillipe se habían quedado conversando hasta muy tarde.


A la mañana siguiente y poco después del desayuno se presentó Istvan en compañía de un grupo de Lovets.

-         ¿Qué sucede?  --  preguntó Phillipe después de saludarlo

-         Su hermano obtuvo el permiso para venir por Madeleine

No había terminado de decir aquello y ni Phillipe ni Maurice alcanzaron a girar las cabezas para mirar a Madeleine, cuando Istval prescindiendo de toda ceremonia ya la había sujetado y había desaparecido con ella.

-         No se preocupen, ya está a salvo  --  les dijo Istvan  --  pero si me permiten la sugerencia, ustedes también deberían irse

-         ¿Y nosotros por qué?  --  preguntó Phillipe  --  ¿Acaso piensa acusarnos de brujería también?

-         No pero…

-         Entonces quiero escuchar lo que tiene que decir el muy miserable

Y sin darle tiempo a decir nada más, salió del salón y se fue al estudio. Maurice se acercó a Istvan con expresión de preocupación, pero él lo tranquilizó en relación a Madeleine y Maurice fue tras Phillipe. Después de eso Istvan ordenó a sus hombres quedarse allí pero sin ser vistos y en ese momento llegó Istval.

-         ¿Todo en orden?  --  le preguntó

-         Sin problema, está en lugar seguro y bien custodiada, aunque no se mostró especialmente amable conmigo  --  dijo con una sonrisa divertida

Como Istvan sabía que no había nada que pudiese importarle menos a su hermano que la opinión que los demás sostuviesen de él, no dijo nada más y se dispusieron a esperar la llegada de Louis. La espera no resultó muy larga, alrededor de una hora después  se tensaron y se dirigieron al estudio entrando sin que los Saint-Claire lo notasen. Unos minutos después el mayordomo anunciaba la visita.  Phillipe se puso de pie y rodeó el escritorio situándose al lado de Maurice.

-         Buenos días  --  saludó Louis al igual que los individuos que lo acompañaban

-         ¿Qué estás haciendo en mi casa?  --  preguntó Phillipe con calma pero con voz cargada de desprecio

-         Créeme que no es una visita que me complazca hacer  --  aseguró aunque la expresión de enorme satisfacción desmentía sus palabras  --  pero estoy aquí por asuntos de trabajo

-         ¿Y por algún motivo tu trabajo debería interesarme?

Sin embargo, Louis lo ignoró a él y miró a Maurice que en aquel momento y de no haber sido por los Korsacov que estaban empleando todo su considerable poder en mantenerlo calmado, ya habría saltado encima de Louis.

-         ¿Dónde está tu hija?

-         ¡Eso no es asunto tuyo!

-         Verás Maurice  --  dijo extrayendo un papel con muchos sellos e intentando dárselo  --  en realidad sí lo es, porque tu hija fue juzgada por brujería

-         ¿Juzgada?  --  preguntó Phillipe arrebatándole el documento pero sin molestarse en leerlo --  ¿Y qué sucedió con su derecho a conocer de qué se le acusaba y el de la legítima defensa?

-         Las pruebas en su contra eran demasiado contundentes, de modo que se hacía innecesario un proceso más complicado, que además habría resultado en tu perjuicio ya que habría salido a la luz pública todo este desdichado asunto  --  dijo Louis pero alejándose prudentemente de él

-         Pues no me sirve y exijo un juicio justo y público  --  dijo Phillipe con una tranquilidad muy sospechosa en opinión de Louis

-         No estás en posición de exigir nada, primero por que no es tu hija, y segundo porque ya está hecho

-         ¿De veras? Veremos entonces qué tiene que decir su Majestad sobre  ese juicio justo

-         No seas estúpido Phillipe  --  dijo Louis perdiendo la paciencia  --  ¿Tienes idea de lo que un escándalo como este le haría a tu reputación?

-         ¡Me importa un demonio! ¡Estamos hablando de la vida de mi sobrina! Así que mi reputación puede irse al infierno

-         Había olvidado lo poco te importa arrastrar nuestro apellido y…

-         Escúchame bien imbécil  --  lo interrumpió  --  te queda muy mal hablar de cuidar algo que nunca te ha importado, y ciertamente no espero que alguien como tú entienda que mi familia es mucho más importante que cualquier otra cosa, ya que fue a ti a quien no le importó ya no digamos el maldito apellido sino asesinar a tu propia sangre. Así que ya puedes irte por donde viniste antes de que te eche a patadas.

-         Esta vez tu arrogancia no va a servirte de nada Phillipe  --  dijo Louis con una sonrisa de superioridad  --  Me subestimas hermano ¿Crees que estaría aquí si no fuese legal lo que estoy haciendo? Madeleine es una criatura diabólica como lo fue Sara y va a ser castigada por ello, y si ella lo es, desde luego tu hija también y…  --  pero hasta ahí le llegó la paciencia a Phillipe

-         Eres un maldito miserable Louis  --  dijo acercándose a él en actitud aparentemente tranquila mientras los Korsacov hacían esfuerzos por detener a Maurice  --  Cuando asesinaste a nuestra abuela Sara yo era solo un niño y nada pude hacer, pero recuerdo y tú deberías recordarlo también, que con posterioridad te dije que esto llevaba tu nombre  --  y antes de que nadie pudiese decir o hacer nada y con la velocidad mortal que lo había caracterizado siempre, había clavado su daga hasta la empuñadura en el pecho de Louis  --  ¡Espero que te pudras en el infierno infeliz!

Los otros sacerdotes que acompañaban a Louis, se habían quedado paralizados por el horror. Maurice se había quedado estático al ver a su hermano atravesar el corazón de Louis con el filoso objeto. Istval tenía deseos de ponerse a aplaudir. Y Louis había abierto los ojos con sorpresa y luego se había llevado la mano al pecho posiblemente en un intento por extraer el puñal, pero Phillipe no se lo permitió.

-         Te lo advertí, te dije que la próxima vez te mataría y no tienes idea de lo mucho que me complace haber vivido lo suficiente como para hacerte pagar lo que nos hiciste, ahora no podrás hacer daño a nadie más

Esto fue dicho mientras Louis intentaba en vano sujetar la daga, pero Phillipe siguió manteniéndola allí hasta que las rodillas de Louis cedieron y cayó al piso con los ojos fijos. Después de eso la retiró, limpió la sangre en la vestimenta clerical de Louis y se puso de pie mirando a los sacerdotes que aun miraban con la boca abierta y cara de susto.

Mientras esto sucedía, Istvan se había olvidado de Maurice y había comenzado a dar órdenes perentorias a los Lovets.

-         Encárguense de los acompañantes, que no quede ni un solo recuerdo de lo vivido y después llévenlos a sus casas y denles algo que los haga sentir enfermos por un par de días  --  luego miró a Edin   --  Que Andrew te indique quién más está implicado en esto y encárguense de ellos, después destruyan toda la evidencia, declaraciones y notas de ese supuesto juicio y cualquier otra cosa donde aparezca el nombre Saint-Claire

Entre tanto, Maurice se había acercado a Phillipe y miraba con los ojos desorbitados la escena, y en ese momento uno de los sacerdotes que había ido con Louis intentó acercarse.

-         Me aseguraré de que pague por esto  --  estaba diciendo el sujeto  --  asesinar por venganza…

-         Le sugiero no acercarse a mí  --  lo interrumpió Phillipe, y aunque en realidad no pensaba hacer nada en contra de ellos, la daga aun brillaba en su mano así que el sujeto se detuvo  --  y aunque no es de su incumbencia, esto no fue venganza, fue justicia.

Y después de dedicarle una última mirada de desprecio al cuerpo sin vida de su hermano, abandonó el estudio.

-         Ve con él  --  le dijo Istvan a su gemelo que estaba a su lado

Istval fue tras Phillipe, éste subió las escaleras y entró a una habitación sin preocuparse de cerrar la puerta, caminó directo hacia la pared y se detuvo frente a una pintura de Sara.

-         Esta hecho abuela, tal vez no lo apruebes pero ese desgraciado esta ahora donde siempre debió estar.


Y como Istval no podía estar más de acuerdo, sonrió complacido. Así dijesen lo que dijesen, Louis Saint-Claire había nacido sin una sola gota de misericordia en sus venas, y en su opinión, muerto era el mejor estado en el que  se podía encontrar. 

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