Iziaslav había entrado a la habitación
de Luciano y había permanecido un buen rato sentado en la orilla de la cama de
su hijo en silenciosa contemplación. Poco antes del amanecer se puso de pie,
pasó la mano por la cabeza de Luciano y le dio un beso en la frente para luego
y después de una última mirada, abandonar la habitación.
Dylan vio todo esto y sintió un enorme
pesar, aunque podía entender las razones de Luciano, ahora que conocía también
las de Iziaslav, aquella separación entre padre e hijo le parecía muy cruel,
pero ambos eran tercos y orgullosos y a pesar de que Luciano no lo aceptase y
montase en cólera cada vez que alguien lo mencionaba, era tremendamente
parecido a su padre.
Unos momentos después, Janos entró a la
habitación y luego de mirar por un rato a Luciano, se volvió hacia Dylan.
-
Deberías
ir a descansar un rato
-
No
estoy cansado
-
Bien,
pero entonces ve a cambiarte, no es
conveniente que Lucien te vea en ese
estado. Luego ve a comer algo y antes de que comiences a protestar, es una
orden de Iziaslav.
Dylan entendió lo que Janos le estaba
diciendo, porque aun llevaba encima las mismas ropas y éstas estaban sucias y
todas manchadas de sangre. De modo que abandonó la habitación, se dio un baño,
se cambió de ropas y luego fue al comedor. Iziaslav e Iyul estaban allí pero
ninguno de los dos parecía muy interesado en comer, y en el caso del primero,
sostenía en sus manos un vaso que no contenía jugo de naranjas precisamente,
mientras que Iyul solo parecía interesado en el café.
Después de un rato de juguetear con la
comida fingiendo que comía y cuando estaba
a punto de levantarse, entró el mayordomo.
-
Altezza, la signorina Massera -- anunció el hombre
Iyul miró a su padre y como este no dijo
nada, se volvió hacia el mayordomo que esperaba.
-
Hazla
pasar --
un momento después entró la mujer
-
¡Giulio! --
dijo acercándose mientras Iyul y Dylan se ponían de pie
-
Anastasia --
saludó Iyul
Al mirarla Dylan entendió por qué le
había resultado familiar el nombre cuando lo había escuchado el día anterior y
se asombró mucho, porque sin duda aquella chica era una Devrig, no había
cambiado absolutamente nada desde que la viese por primera vez, algo que había
ocurrido hacía más de diez años atrás
poco después de comenzar su amistad con Luciano. Recordó que de hecho
Luciano había sido víctima de sus muchas bromas con relación a que terminaría
casado con aquella damisela, pero salió de sus recuerdos porque la chica lo
estaba mirando.
-
Señorita
Massera -- la saludó él con la mayor formalidad
-
Dylan,
tanto tiempo -- le dijo mientras se acercaba a él
A él todavía le resultaba algo violenta
la falta de formalidad en el trato entre los Devrigs, aunque luego pensó con
diversión que probablemente un trato más distante y formal resultaba ridículo
entre personas que estarían en contacto por toda la eternidad. Sin embargo,
obvió eso y miró hacia donde estaba Iziaslav que ni se había puesto de pie, ni
parecía que ella lo hubiese visto, y aquello era insólito tratándose de alguien
que no pasaba precisamente inadvertido. No obstante, y aunque Dylan seguía
siendo franco y directo, tenía muy claros los beneficios de la discreción, de
manera que no hizo ningún comentario al respecto y luego de un par de frases de
compromiso, se excusó y abandonó el comedor en compañía de Iziaslav.
-
Señor…
-
Si
no quiero ser visto nadie puede hacerlo
-- contestó él a la pregunta que
sabía venía -- Con el tiempo aprenderás a dominar eso
también
Ya Luciano y Janos le habían hecho
referencia a eso, pero al igual que
otras muchas cosas, a Dylan le parecía imposible aunque acababa de ver que así
era.
-
¿Cómo
es posible lograr algo así?
-
Tienes
que manejar muy bien y tener mucho control sobre tu mente, porque es la mente
la que domina la materia, pero como podrás suponer no todos los Devrigs lo
logran, si no son capaces ni siquiera de dominar sus instintos, alcanzar ese
nivel de control les está simplemente negado.
-
Pero
usted dijo que yo lo lograría con el tiempo
-
Lo
harás, y más pronto de lo que imaginas
-
¿Cómo
puede estar tan seguro?
-
No
he vivido tantos años como para que las cosas me pasen desapercibidas Rybik. Sé
que tienes un soberbio dominio sobre tus emociones, por supuesto aun eres joven
y te falta experiencia, pero lo que te falta de experiencia te sobra en
tenacidad y fuerza de voluntad. De modo que alcanzarás todo aquello que te
propongas.
-
Bueno
gracias, y le prometo esforzarme al máximo
-
Sé
que lo harás, y aunque naciste siendo un miembro de la nobleza y todo trabajo
debe parecerte impropio, serías un gran Lovet.
Hasta ese momento Dylan no estaba muy
claro en el trabajo de los Lovets, sabía lo que le habían dicho Iziaslav y
Janos, pero aparte de cazar Devrigs descarriados, Dylan pensaba que había mucho
que aun no sabía.
-
Así
es, un Lovet es algo más que un simple cazador, solo que los llaman así a falta
de un modo mejor como llamarlos según lo que saben de ellos, y a decir verdad
es afortunado que la mayoría de los Devrigs no sepan mucho más acera de sus
habilidades.
-
¿Por
qué? --
Iziaslav pareció pensarlo un momento antes de continuar pero finalmente
lo hizo
-
Los
Lovets son los herederos de una muy antigua casta de guerreros llamada Levjaners. Los Levjaners eran individuos
muy especiales que habían sido dotados con los poderes primordiales de la
naturaleza, el agua, el aire, la tierra, el fuego y el éter. Conocían el curso de las
estrellas de los cielos, el secreto de las hierbas, y tenían el don de escuchar
a la naturaleza.
-
¿Una
especie de… magos? -- preguntó Dylan con duda e Iziaslav esbozó una
sonrisa triste
-
No
como te lo estás imaginando, según la concepción moderna los magos son una
especie de timadores de oficio que trafican con las creencias y la buena fe de
las personas. Éstos de los que te estoy hablando, eran elegidos de la
naturaleza por su estrecho vínculo con ella. En algún momento de la historia
del mundo, Maikata Priroda obsequió a algunos soberanos que se habían destacado
por su justicia, con la lealtad de siete Levjaners, que a su vez formarían a
los guerreros que servirían con honor, desinterés y dedicación a su soberano y
a su pueblo. Uno de mis ancestros, no mi padre ni mi abuelo, ni el padre ni el
abuelo de éste, sino uno mucho más antiguo
-- y ciertamente Dylan no se
atrevió ni a calcular el tiempo -- fue beneficiario de ese legado, y aunque
muchas generaciones después en justicia dejamos de ser merecedores de ello, los
Levjaners eran demasiado leales y permanecieron atados a nosotros. Por
supuesto, ellos también fueron alcanzados con la maldición por estar
estrechamente ligados a su soberano, y aunque no se desvirtuaron sus dones
originales, esta transformación supuso para ellos un arduo trabajo de
equilibrio y es a ellos a quienes debemos, yo en principio, y todos los que han
logrado encarrilar su naturaleza, el haberlo conseguido. Mi abuelo fue el
principal responsable de que los Levjaner se convirtieran en guerreros salvajes
y peligrosos, porque con su sed de poder y sus ansias de gobernar todo el mundo
conocido, cuya manía nos transmitió a las futuras generaciones y finalmente
trajo como consecuencia la maldición a la que nos hicimos acreedores, fue quien
convirtió a los Levjaner en una casta de guerreros invencibles, y cuando yo fui
castigado por mis actos y durante los primeros años de mi transformación, lo
primero que hice fue aprender a transformar a todos los Levjaner, no a los
miembros del círculo mayor que habían sido alcanzados por la maldición sino a
los demás, al igual que a los Lièrenvyr,
[1]
porque no podía darme el lujo de perder a mis guerreros. Sin embargo, y siendo
que no era especialmente hábil en ese momento, fueron muchos los que perecieron
en el proceso y solo los que tenían el verdadero y más profundo espíritu de un
Levjaner, los que no habían sido corrompidos con nuestras bárbaras costumbres,
fueron los que lograron sobrevivir y a quienes hoy le debemos nuestro
comportamiento civilizado. En los años posteriores a la transformación ellos
siguieron formando guerreros como era su deber pero sin transmitirles los
conocimientos más ancestrales que los unían a Maikata Priroda, pero muchísimos
años después, cuando mi comportamiento cambió y me fue otorgado el poder
supremo sobre todos los Devrigs de la tierra, me di cuenta que necesitaría
hombres capaces de llevar a cabo el trabajo que se me había encomendado, de manera
que me reuní con los Levjaner que podríamos llamar originales y ellos se
comprometieron a formar una nueva casta de guerreros a los que le dimos por
nombre Lovets. Éstos son escogidos con sumo cuidado por los Levjaners, antiguamente
lo hacían los Svetniks [2]
-- Dylan no entendió este último término y como Iziaslav no lo aclaró tomó nota
mental para preguntarlo luego, ya que no quería interrumpir -- Después son educados y entrenados en todas
las artes conocidas por los Levjaners y por supuesto deben tener cierta
predisposición natural y características que les permitan alcanzar el éxito en
su entrenamiento. Es por esta razón que no cualquiera puede ser un Lovet.
-
Pues
le agradezco que considere que yo podría llegar a ser uno
-
Como
dije, tienes algunas características esenciales para ello, pero es un trabajo
duro que lleva años de entrenamiento según sea el caso, y no todos pasan de ser
Havariks.
-
¿Havariks?
-
Son
los guerreros que forman el cuerpo mayor de la organización, son hábiles y
letales pero carecen de conocimientos más avanzados, porque no logran el total
dominio de sus emociones. Después están los Lovets como tales, que son los que
han conseguido ese dominio y se les instruye en algún arte en particular con la
ayuda de algún elemento primordial de la naturaleza, y por último están los
Levjaner propiamente dichos.
Dylan lo miró durante unos segundos y
luego de haber digerido todo aquello, y teniendo en cuenta todo el poder de
Iziaslav, una pregunta lógica vino a su mente.
-
¿Es
usted un Levjaner señor? -- pero Iziaslav sonrió con algo que le pareció a
Dylan condescendencia
-
¿Crees
realmente que eso sería posible sabiendo todo lo que sabes de mí? -- pero
sin esperar respuesta continuó -- No
Rybik, yo no podría ser un Levjaner, primero porque nunca merecí serlo, aun
antes de mi transformación en lo que soy, ya era un salvaje y aun ahora en
muchas ocasiones me cuesta controlar mis emociones, algo que deberías tener ya
claro ¿Acaso no me viste ayer? ¿Crees que alguien capaz de controlar sus
emociones y sus instintos se habría comportado como yo lo hice?
-
Pero
no creo que haya hecho nada malo, ese desgraciado le hizo daño a Luciano y de
haber podido sin duda lo habría matado
-- dijo Dylan con indignación
-
Tú
lo acabas de decir, ese hombre lo
hizo pero no todos los demás, y sin embargo, yo arrasé con toda la población y
si no me hubiesen detenido probablemente habría matado a Swaney también.
Dylan estaba confundido, porque si bien
era cierto que él había estado allí y había participado en forma activa de toda
la masacre que llevaron a cabo, no vio que nadie detuviese a Iziaslav, aunque
recordó también que él mismo había sido detenido por alguien a quien no vio.
Sin embargo, y bien pensado, no se imaginaba a nadie intentando detener a
Iziaslav.
-
Que
tú no lo hayas visto no significa que no ocurriera, aunque tienes razón en que
son muy pocos los que habrían podido o siquiera se hubiesen atrevido a
intentarlo, pero por fortuna había un Levjaner presente capaz de hacerlo
Obviamente y luego de saber todo lo que
le había contado Iziaslav de estos sujetos, Dylan sintió curiosidad. Hasta
ahora solo conocía a dos Lovets, o al menos eso creía. En el caso de Edin
estaba seguro porque Janos se lo había dicho, y suponía aunque nadie lo había
mencionado, que el sujeto pintoresco y al que Iziaslav había llamado Istvan
también lo era, porque aparte de que vestían muy parecido, fue a quien él le
encargó la búsqueda del culpable, pero también era consciente que había muchos
más la noche anterior, de modo que se preguntó cuál de ellos sería, aunque por
alguna razón se imaginaba a los Levjaners como ancianos venerables y en ese
momento Iziaslav sonrió.
-
Tienes
la tendencia a imaginar cosas Rybik, en ese aspecto pareces un escolar, deberías recordar lo que te dije acerca de
que no todo podía parecer lo que era. Los Levjaners no se diferencian mucho de
cualquier otro Devrig, lo cual es una ventaja, casi nadie sabe que se les
designa con ese término y menos aun las razones para ello.
-
¿Cómo
es posible que no lo sepan?
-
Como
te dije, son una casta muy antigua, su existencia se ha perdido en la memoria del
tiempo y si bien es cierto que queda una buena cantidad de Devrigs con muchos
años y que podrían recordarlos, los más jóvenes y los Predvary, rara vez han
escuchado hablar de ellos y si lo han hecho, tienen escasa información sobre el
tema. En el caso de los Devrigs más antiguos, tienden a pensar que los Levjaner
desaparecieron.
-
Pero
no entiendo -- insistió Dylan -- ¿Si
forman parte de la organización de los Lovets, cómo pueden pensar que
desaparecieron?
-
Porque
son pocos los que manejan esa información, para el mundo Devrig son simplemente
Lovets, y como ya lo discutimos, piensan que solo se dedican a cazar a los
Kraviaciks.
-
Pero
unos individuos con tanto poder como deduzco que tienen, deben destacarse de
entre los demás
-
Te
aseguro que no van por ahí exhibiendo sus poderes, y en todo caso son muy
pocos, solo hay cinco Levjaners en activo, porque en todos estos años no ha
habido ningún Lovet que logre alcanzar el estatus de Levjaner y completar así los
siete que formarían de nuevo el círculo original.
-
¿Y
por qué siete? -- Iziaslav lo miró y pensó que aquel chico era
muy curioso y en verdad parecía tener sed de conocimientos
-
El
siete es un número recurrente en la naturaleza, cada siete años los humanos
experimentan cambios en su evolución, son siete los cuerpos celestes que rigen
los cielos que podemos ver*, aunque hay muchos más, son siete los días de la
semana, siete los colores del arco iris, son siete los metales más
importantes**, siete las notas musicales, y podría seguir pero como verás es un
número que tiene su importancia en el equilibrio natural --
Dylan asintió y después de un momento Iziaslav agregó --
Como te dije en un principio, los Lovets son muy importantes y
necesarios para mantener el equilibrio y el orden natural en nuestra sociedad,
y lamento decir que cometí un grave error que vino a sumarse a los muchos otros
en los que he incurrido en mi vida, porque Lucien quiso ser un Lovet y yo se lo
impedí.
-
¿Por
qué? --
preguntó Dylan con sorpresa
-
Por
dos razones, la primera que es un príncipe, y la segunda, que para ese entonces
vivíamos una de las peores épocas de enfrentamiento con los otros clanes y solo
quise protegerlo, algo estúpido aparte de inútil, porque no por eso dejó de
meterse en problemas aun sin estar debidamente preparado. Pero aunque no
pudiese formar parte del cuerpo, no había verdaderas razones para que no
recibiese el entrenamiento, cuando entendí eso quise enmendar mi error permitiéndole
entrar al Laki [3]
pero solo porque ahora era yo quien lo ordenaba, él se negó a hacerlo -- a
Dylan no le extrañó mucho eso conociendo a Luciano y lo malcriado que podía ser -- Sin
embargo, y ya que no podía evitar que se
metiese en problemas, me aseguré de que de manera velada, de la forma más discreta posible y sin que se
enterase que yo había dado esa orden, le fueran transmitido al menos los
conocimientos básicos que le permitiesen mantenerse a salvo.
-
¿Qué
es un Svetsniks, señor?
-
Los
Svetsniks son veldekys en su mayoría, antiguamente cumplían varias funciones
dentro de nuestras comunidades, primero ejercían sus funciones como veldekys
ayudando a sanar las enfermedades, segundo, aconsejaban al Hlavary que era el
antiguo tratamiento que se le daba al jefe de la tribu o clan, y tenían a su
cargo las celebraciones de naturaleza religiosa. Con el tiempo se constituyeron
en lo que podríamos llamar por aproximación una hermandad de siete que
representaban a los cinco elementos de la naturaleza así como al sol y a la
luna, aparte de las funciones antes descritas, ellos eran los encargados de
seleccionar a los niños que podían convertirse en Levjaners.
-
¿Y
qué sucedió con ellos? -- preguntó Dylan y por un momento pensó que
Iziaslav no iba a contestar pero finalmente lo hizo
-
Fueron
ellos los que nos impusieron la maldición
-- dijo él con cierta nota de
resentimiento y Dylan abrió mucho lo ojos
-
Disculpe
pero… me habían dicho antes que había sido la propia naturaleza quien lo había
hecho
-
En
cierta forma, ellos eran sus representantes en esta dimensión, así que fueron
los encargados de hacerlo
-
Entonces…
¿desaparecieron después de eso? -- al ver que el soberano hacía silencio
-
No,
no lo hicieron, simplemente se retiraron a los Montes Altai --
hizo otra pausa y luego agregó
-- Ellos al ver nuestro bárbaro
comportamiento solicitaron a Maikata Priroda fuésemos castigados por ello, pero
aunque personalmente sé y entiendo que merecíamos ser castigados, ningún ser
humano tiene el derecho a juzgar a otro, de modo que si bien Maikata Priroda consideró
oportuno castigarnos, ellos también lo fueron por su arrogancia
-
¿Fueron
transformados en Devrigs también?
-
No,
ellos no lo fueron, su castigo consistió en no poder morir jamás y ser testigos
impotentes de todos los males que asolaban, asolan y asolarán al mundo en años
venideros, pero esa es la única característica que comparten con nosotros.
-
¿Quiere
decir que siguen vivos?
-
Así
es, pero no tenemos mucho contacto con ellos, o al menos yo no lo tengo, las
dos únicas veces que los vi después de nuestra transformación fue para pedirles
algo y en ambas ocasiones me lo negaron. Sin embargo, los Lovets que aspiran a
ser Levjaners o aquellos que demuestran tener una especial afinidad con los
elementos primordiales de la naturaleza por fuerza deben verlos, porque siguen
siendo los encargados de entrenarlos en el manejo del elemento en cuestión.
Aunque Dylan como de costumbre quería
hacer muchas preguntas, hicieron silencio cuando entraron a la antesala de la
habitación de Luciano donde se encontraban en ese momento tres sujetos, de los
cuales Dylan conocía a Dimitri y a Istvan, mientras que el tercero le resultaba
completamente extraño. No era muy alto, rubio de ojos verdes y en el caso de
haber sido un humano normal, Dylan le habría calculado unos treinta y tantos
años.
-
Sarì --
dijo Istvan separándose del grupo
-- me acaban de informar que la
migración ya está en marcha, pero dudo que se cumpla en el plazo que
estableciste
-
Peor
para ellos -- dijo Iziaslav
-- y supongo que giraste las
órdenes correspondientes
-
Ak
sarì
-
Bien --
pero después de eso su expresión cambió y miró a Dylan con una media
sonrisa -- ¿Rybik, te parece que Istvan tiene aspecto de
anciano venerable?
En forma inmediata Dylan no entendió
pero solo le hicieron falta unos segundos para comprender lo que le estaba
diciendo y sus ojos se dilataron.
-
¿Él
es un…?
-
Sí,
te presentó formalmente a Istvan Korsakov, Levjaner y Lavny del Arkel [4]
Pero si Dylan estaba sorprendido, sin
duda Istvan lo estaba mucho más, porque era del todo insólito que Iziaslav
revelara eso a alguien y menos aun a un predvary y nya para más señas. Aunque
ya todos habían sido adecuadamente informados que Dylan era el Djali de Lucien,
eso no lo hacía menos sorprendente. Sin embargo, Istvan a pesar de su destacada
posición no iba a discutir ni a cuestionar una decisión de Iziaslav, de modo
que guardó prudente silencio, si él lo consideraba necesario ya le diría en
algún momento la razón para revelar su identidad y condición.
En el caso de Dylan no podía estar más
sorprendido, porque a pesar de lo que había dicho Iziaslav, en su mente
persistía la imagen de un Levjaner muy distinta a la que presentaba Istvan.
Éste individuo tenía un aspecto que estaba a medio camino entre un gitano y un
pirata con cara de niño travieso. En ese momento tanto Iziaslav como Istvan
sonrieron con diversión.
-
Aciertas
con lo primero porque soy mitad Tzigane [5]
pero con lo segundo vas mal, porque no soy muy afecto a los barcos y en cuanto
a lo último, tal vez nym mhàyr [6]
se mostraría de acuerdo contigo
-- dijo Istvan sonriendo y Dylan
se maldijo por ser tan transparente
-
No
seas tan duro contigo mismo Rybik, ten en cuenta con quiénes estás --
dijo Iziaslav
-
-
Y
en realidad para ser un nya lo haces muy bien priyatel --
agregó Istvan
En ese momento las sonrisas de Iziaslav e Istvan se borraron y sus
expresiones se volvieron atentas, Dylan registró lo que había producido el
repentino cambio con unos segundos de retraso, miró a Iziaslav y éste asintió,
de modo que caminó hacia la habitación de Luciano porque éste había despertado.
Haris estaba inclinado sobre él e
intentaba hacerle beber algo, Luciano hizo una mueca de asco y cuando giró la
cabeza vio a Dylan.
-
¡Vaya! --
exclamó -- Así que debo estar muriendo para que decidas regresar ¿no?
En otras circunstancias lo más probable
era que Dylan hubiese contestado con una pesadez, pero estaba tan contento de
verlo mejor que se limitó a sonreír mientras Haris seguía intentando que se
bebiese aquella cosa.
-
¡Haris,
aleja eso de mí! -- le dijo al individuo
-
Por
favor larsèvirier, debes tomarlo
Dylan pensó que sin duda alguna aquel
infeliz había escogido la peor forma para pedírselo, porque Luciano lo miró de
manera peligrosa.
-
¡Escúchame
bien desdichado, si vuelves a llamarme una vez más de ese modo, te juro que voy
a cortar tu estúpida lengua!
Haris hizo una ligera inclinación, dejó
el frasco sobre la veladora y salió de la habitación. Esto obedeció a la orden
de Istvan y ninguno de los otros dos se enteró de ello.
-
Dime
algo Luciano -- dijo Dylan acercándose --
¿Por qué tienes que ser tan cretino con alguien que lo único que ha
hecho es ayudarte durante las últimas horas?
-- y sin darle tiempo a contestar
continuó -- Eres un maldito príncipe te guste o no y no
puedes culpar a los demás por tratarte como se supone deben hacerlo. Convengo
en que si un miserable como Loran o André lo hiciesen te enfurecieras, y podría
entenderlo porque sabemos que solo lo harían por mortificarte. Pero ciertamente
no serías la persona que creo conocer si vuelcas tu rencor, sea este
justificado o no, sobre quienes te tratan con el respeto y la consideración que
con tu comportamiento dejas claro que no te mereces.
Los que estaban al otro lado de la
puerta con la excepción de Iyul que acaba de llegar e Iziaslav, tenían aspecto
de estar a punto de sufrir un paro cardíaco, mientras que los otros dos
sonreían con disimulo.
-
Pues
no veo que tú te esfuerces mucho en tratarme con el respeto debido --
escucharon que decía Luciano
-
Como
dije, puedes ser un maldito príncipe pero para mí sigues siendo el cretino
arrogante que siempre he conocido, así que ya puedes ir buscando tu Dykari y
hundiéndolo en mi cuello por crimen de lesa
majestad si se te pega la gana, pero por lo pronto, vas a dejar de
comportarte como el niño malcriado que ciertamente eres y vas a tomarte
esto --
dijo alcanzándole el frasco
Después de unos minutos, una orden
penetró en la mente de Dylan y caminó hacia la puerta.
-
¿Dónde
vas? --
preguntó Luciano
-
Regreso
en un momento
-
No
pregunté cuándo volvías, sino a dónde ibas
-
No
eres el centro del universo Luciano, así que no fastidies
Una vez fuera, Iziaslav lo sujetó por el
brazo y salieron de allí para a los pocos segundos encontrarse en las afueras de
la Villa.
-
Solo
quería agradecerte Rybik, por haber aceptado mi invitación, por tu compañía y
por tu lealtad, pero te devuelvo tu libertad
-
Nunca
me sentí un prisionero señor
-
Me
alegra saberlo. Sin embargo, Lucien te necesita ahora, pero puedes volver a
Illir cuando gustes sin necesidad de invitación, porque siempre será un placer
verte
-
Gracias
señor
-
Espero
verte de nuevo pronto priyatel -- le dijo Istvan extendiéndole la mano
-
Eso
espero yo también -- le dijo Dylan
-
Ha
sido un placer servirte Lord Danworth, y si alguna vez me necesitas, ya sabes
dónde encontrarme -- le dijo Janos
-
Gracias
Janos --
y mirándolo a él y a Iziaslav agregó
-- Voy a echarlos de menos
-
No
tienes por qué, ya te dije que puedes volver cada vez que quieras --
dijo Iziaslav colocando una mano sobre su hombro --
Cuídate Rybik
-
Lo
haré señor
Un minuto después habían desaparecido y
por un momento Dylan se sintió repentinamente abandonado, experimentando una
sensación muy parecida al dolor que sintió cuando murió su padre. Sin embargo,
ellos seguían vivos y podría volver a verlos, pero de momento iba a echarlos
mucho de menos.
______________________
·
Para la época que nos ocupa, los
astrónomos habían identificado y clasificado siete cuerpos celestes, a saber:
El sol, la luna, y los cinco planetas que podían verse a simple vista,
Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y
Saturno, y que dieron origen a los nombres de los días de la semana.
·
Los metales conocidos en la antigüedad
eran siete: Hierro, cobre, estaño, mercurio, plomo, oro y plata.
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