Bodas de Sangre

Bodas de Sangre
Una vez superados los obstáculos ayudado en su mayor parte por Dylan, Kendall logró finalmente contraer matrimonio con Sophie. Después de la boda, Dylan emprenderá un nuevo, inesperado e insólito camino a través de un mundo del que no tenía ni idea de su existencia, mientras que la nueva pareja parte rumbo a Inglaterra para dar comienzo a un matrimonio que todos se preguntan cómo va a terminar siendo que dio inicio con unas Bodas de Sangre

lunes, 30 de junio de 2014

Cap. 20 Evesbriel…



El día 20 de diciembre mientras Dylan se preparaba para marchar a Yaroslavl, recordaba la cena del día anterior. Durante la última semana, Luciano había estado irritable e irritante más de lo habitual. Sin embargo, Dylan lo había dejado tranquilo porque sabía que aparte de estar preocupado por su hermano, a quien recientemente habían emboscado y gracias a la rápida reacción tanto del mismo Iyul como de los Lovets que lo custodiaban no había sucedido nada lamentable, estaba también el hecho de la cercanía de la Evesbriel y Luciano parecía no haber tomado aun una decisión.

La pasada noche Dylan había decidido no salir, porque ya que Luciano no iba a hacerlo prefirió quedarse a hacerle compañía, pero mientras cenaban repentinamente Luciano lanzó el cubierto a un lado  y lo miró con ira.

-         ¿Qué?  --  preguntó él sorprendido

-         Sé lo que estás pensando, crees que no soy más que un niño malcriado, pero mira a tu alrededor, él es el culpable de todo lo que está sucediendo. Esa pobre mujer no merecía morir como lo hizo y no habría sido así de no ser quienes somos, si no pesara esta maldición sobre nosotros esa chica habría tenido un futuro ¡una vida!  --  Dylan guardó silencio y lo dejó continuar  --  Hace unos días casi matan a Giulio y siempre tendremos que vivir con esa amenaza. Te dije que esto sucedería, que los Lothian no se quedarían en Inglaterra porque no están habituados a vivir fuera de sus tierras, pero el señor todopoderoso tenía que agregar mayores males a los ya existentes.

Después de unos minutos de silencio, Dylan colocó los cubiertos con delicadeza al lado de su plato y miró a Luciano.

-         Vamos por partes Luciano. Para empezar, mi apreciación acerca de tu infantil comportamiento no tiene nada que ver con los hechos recientes y que lamento tanto como tú. Pero eres muy injusto al culpar solo a…  --  iba a decir tu padre pero lo pensó mejor  --  Iziaslav, porque él no es el único responsable de la maldición, no fue él el único que enfureció a la naturaleza y si bien es cierto que está muy lejos de ser inocente, no es menos cierto que en la medida de sus posibilidades ha intentado reparar los daños, que no siempre esté acertado es otro asunto, y por lo menos deberías reconocerle el mérito de intentarlo. En cuanto a la chica, es cierto, tal vez habría tenido la posibilidad de una vida si no se hubiese topado con los Savaresce, pero tal vez no, de no haber sido Giorgio Savaresce el que le quitase la vida, podía haber sido cualquier otro si ese era su destino, porque en el mundo siempre habrá bondad y maldad, la una no puede subsistir sin la otra, porque es el equilibrio natural de la vida. Y con respecto a Iyul, también es cierto que tanto tú como él siempre serán víctimas de persecución e intriga ¿Pero realmente crees que son los únicos? ¿Crees que esto les sucede por ser lo que son? Porque si es así estás tristemente equivocado y ahora soy yo quien te pide que mires a tu alrededor. Todos aquellos que portan una corona o que tienen algún derecho a ella, están en constante peligro porque siempre habrá quien se crea con más derechos o más aptos para gobernar, y no todos los que nacieron príncipes o los que se convirtieron en unos, lo desearon en algún momento. Despierta Luciano, ustedes son príncipes te guste o no por designios de un poder muy superior a ti y a cualquiera de nosotros ¿Quién eres tú para constituirte en juez de Iziaslav? Quizá yo no sepa mucho pero hasta donde sé, muchos de los errores de Iziaslav han sido cometidos por amor, y sé de hecho que esta orden que afecta a los Lothian y que tanto te preocupa, fue dada por amor a TI. Piensa un poco hermano, ya que no puedes hacer nada para evitar ser quien eres, entonces intenta hacer algo para que las cosas funcionen de la mejor manera posible. Asiste mañana a la Evesbriel, por una vez ve y habla con tu padre sin que él te ordene presentarte. Tú puedes cambiar las cosas Luciano.

Luciano miraba a Dylan con fijeza pero era difícil saber con exactitud qué estaba pensando.  Los dos sujetos que observaban desde posiciones indetectables, sonrieron con satisfacción mientras que un tercero se hizo escuchar.

-         Si después de todo lo que acaba de decirte Dylan no cambias de actitud, puedo dar mi viaje por perdido  --  escucharon a Iyul

Sin embargo, no hubo tiempo para nada más, porque en ese momento los tres se tensaron al sentir una presencia extraña.

-         Señor  --  dijo el mayordomo que entró unos segundos después y dirigiéndose a Dylan  --  El señor Vasile Virta, pide hablar con usted  --  Dylan miró a Luciano pero quien contestó fue Iyul, porque Luciano parecía perdido en sus pensamientos

-         Hazlo pasar  --  dijo Iyul
 
Un momento después entró un individuo de escasa estatura, cabello negro y ojos del mismo color, y que en apariencia no tendría más de treinta años pero era algo a lo que ya Dylan se había acostumbrado. En sus manos no había ningún anillo pero portaba una Slabira cuya piedra verde relucía contra su pecho.

-         Kasny dunheit, iuv larsèvirieris [1]   --  saludó el hombre inclinándose ante los hermanos

-         Kasny dunheit, Virta  --  saludó Iyul

-         Traigo un mensaje del Sozdatel’ para el Duque de Livingstone

-         ¿Es un asunto confidencial?  --  preguntó Iyul

-         No larsèvirier  --  Iyul miró a Dylan y este asintió

-         Entonces te escucho  --  dijo Dylan

-         Dim Sozdatel’ le recuerda que mañana es la Evesbriel y desea que usted asista como invitado de la familia real

-         Bien, gracias  --  dijo Dylan, pero el hombre lo miró con incomodidad e Iyul sonrió con diversión  --  ¿Qué?  --  preguntó Dylan  --  ¿Hay algo más que deba decirme?  --  preguntó

-         En realidad es usted quien debe decirme a mí, milord  --  dijo el hombre apenado

-         Dylan, ser un invitado de la familia real significa que tienes derecho a ciertos privilegios, entre ellos a decir si quieres llevar a alguien contigo

-         O cualquier otra cosa que se te antoje, por absurdo que tu deseo pueda ser  --  agregó Luciano con acidez

-         Pues no, no deseo nada y no llevaré a nadie  --  dijo mirando a Virta

-         Muy bien milord  --  y luego miró a Iyul  --  Permiso para retirarme larsèvirier

Iyul asintió y luego de una ligera inclinación, el individuo se marchó. Casi inmediatamente Luciano se puso de pie y sin decir nada abandonó el comedor.

Ahora mientras Dylan terminaba de vestirse para marchar, se preguntaba si Luciano estaría aun molesto con él, porque después del precipitado abandono del comedor, él se había quedado hablando con Iyul y Luciano no había vuelto a aparecer.

-         ¿Listo?  --  preguntó Iyul en cuanto lo vio entrar al salón

-         Sí, pero aun no me has dicho por qué debemos irnos a esta hora tan inapropiada si las reuniones por lo general son en la noche

-         Vamos  --  dijo Iyul con una sonrisa enigmática, pero…

-         Después de haber estado haciéndome la vida miserable durante los últimos días, lo menos que podrían hacer por decencia es esperarme, par de infelices  --  dijo Luciano

-         Lo haríamos si te hubieses dignado decir que vendrías  --  dijo Iyul disimulando con mucho éxito su alegría, pero Dylan no se molestó en hacerlo y avanzó hacia Luciano

-         No sabes cómo me alegro de que vengas  --  dijo palmeándole el hombro y sonriendo con amplitud

-         ¡Ah, no fastidies Dylan!  --  dijo él  --  Y vámonos de una vez, porque supongo que no querrás llegar tarde a tu primera Evesbriel

-         ¿Tú sí me dirás por qué es importante llegar tan temprano?

-         No, eso arruinaría la sorpresa y te impediría disfrutar apropiadamente de este circo  --  dijo Luciano

Los tres partieron y Dylan seguía sin saber el por qué de tener que ir a esas horas cuando el sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte. Se detuvieron con brusquedad y Dylan casi chocó contra ellos, pero no habría podido decir nada porque perdió el aliento ante la visión.

Estaban ante unas rejas de hierro forjado que se abrieron en cuanto ellos se detuvieron dando paso a un largo camino flanqueado por altos pinos, en cuyas ramas podían verse los pequeños copos de nieve que habían caído la noche anterior, y al final del mismo, se alzaba la imponente estructura de un auténtico palacio que parecía hecho de cristal. Justo en aquel instante, en sus altas torres coronadas con cúpulas de un espectacular verde esmeralda, y salpicadas de brillantes estrellas doradas, eran bañadas por los primeros rayos del sol del nuevo día.

-         Bienvenido al Kaislyn Asaly [2] Yaroslávich  --  dijo Iyul sacando a Dylan de su abstracción

-         Es… hermoso  --  logró decir

-         Nos alegra que te agrade  --  sonrió Iyul


Apuraron el paso hasta llegar a las escalinatas frontales de la entrada principal, al final de las mismas dos guardias se inclinaron ante sus señores y abrieron las puertas. El interior era tan esplendoroso como cabía esperar, los pisos eran de mármol pero era la primera vez que Dylan veía mármol verde y que guardaba mucha semejanza con el color de los ojos de ambos hermanos. Aunque se veía mucho oro la decoración no resultaba recargada ni había la explosión de colores que a Dylan tanto disgustaba.

-         ¡Rybiks!  --  escucharon exclamar a una voz y todos se giraron, pero el primero en reaccionar fue Iyul

-         ¡Janos!  --  exclamó acercándose al hombre y abrazándolo

-         ¡Me alegra verte de nuevo Janos!  --  dijo Dylan de seguido abrazando al sujeto también, y luego Janos se acercó a Luciano que se había quedado atrás

-         Lucien

-         Dhakvrevit vichtel [3]  --  saludó Luciano, Janos elevó una ceja y el chico sonrió y lo abrazó

-         Levyiram ev avari kicyk [4]

-         Dhavjà Janos

A Dylan le resultaba sumamente extraño escuchar a Luciano hablar en aquella lengua, ya que por sistema rechazaba todo lo que tuviese que ver con sus orígenes, pero por algún motivo del mismo modo se sentía muy contento.

Janos los condujo hasta un desayunador que parecía un jardín de invierno. Allí Dylan vio varios rostros conocidos pero todos habían interrumpido sus conversaciones y tenían expresión de asombro, aunque rápidamente parecieron recordar quiénes eran los que acababan de entrar y se inclinaron respetuosamente ante los Yaroslávich.

-         Dhakvrevit iuv larsèvirieris

-         KAsny din Devjavrys [5]  --  dijo Iyul respondiendo al saludo general


Aunque todas las miradas se centraban en Luciano, éste los ignoró a todos y se dirigió hacia uno que Dylan no conocía.

-         ¡Itlar!  --  dijo acercándose al individuo 

-         Dhakvrevit nym sarì [6] --  contestó el sujeto inclinando la cabeza

-         Vamos hombre, que no voy a morderte  --  dijo Luciano

Mientras decía aquello le estrechaba la mano y palmeaba su hombro, en tanto que los presentes intentaban disimular la risa ante la incomodidad del tal Itlar. Dylan captó un par de pensamientos muy parecidos, al parecer en opinión de los dos dueños de los mismos, el príncipe Lucien seguía siendo el mismo rybik irreverente de siempre.

Dylan estaba por acercarse a saludar a Istvan cuando todos quedaron inmóviles y se hizo el silencio. Iziaslav acababa de aparecer en la puerta y los presentes en su totalidad se inclinaron.

-         Dhakvrevit Sozdatel’  --  se escucharon varias voces

Iyul se acercó a Iziaslav y dobló la rodilla a tierra en respetuoso saludo.

-         Kasny din Svaralnik

-         Te he dicho que no hagas eso syn  --  dijo colocando una mano sobre la cabeza de Iyul, pero su mirada estaba fija en su otro hijo

Aunque Dylan al igual que todos seguía en la misma posición ya que Iziaslav parecía haberse olvidado de todo lo que no fuese Luciano, no se le escapó que su amigo había respirado profundo y había avanzado hacia su padre, pero a diferencia de Iyul, Luciano solo se detuvo a unos metros de Iziaslav pero no se inclinó ante él.

-         Dhakvrevit sarì  --  saludó e inclinó levemente la cabeza

-         Levyiram ev avary nym kicyk sizvitel [7]

Antes de que Luciano pudiese decir nada, Iziaslav lo estrechó entre sus brazos y aunque Luciano no correspondió al abrazo, tampoco lo rechazó como solía suceder, algo de lo que se enteraría Dylan más adelante. De modo que todos soltaron el aliento y tanto Janos como Iyul tenían una sonrisa en los labios.

Después de esto Iziaslav les dirigió un saludo general a los presentes pero se acercó a Dylan y para sorpresa de algunos, también le dio un abrazo.

-         Levyiram Rybik, me alegra que estés aquí

-         Gracias señor  --  Iziaslav miró a Janos con una sonrisa burlona idéntica a la de Luciano

-         Tus clases no lograron penetrar ese terco cerebro ¿no?

-         Hice mi mejor esfuerzo, pero si no lo conseguí con el ruso, me temo que nuestra lengua es caso perdido sarì

De haberse tratado de otro individuo tal vez se habría sentido apenado, pero no era el caso de Dylan, y como ya en una ocasión Iziaslav lo había autorizado a hablar en su propia lengua, en aquellos ya algo más de cinco años, no se había preocupado por aprender con verdadero interés, entendía ya muchas palabras y algunas frases pero no mucho más.

Después de los saludos tomaron asiento. La mesa era al igual que en Illir redonda, aunque algo más pequeña. Iziaslav se sentó y luego Iyul ocupó un lugar a su derecha mientras que Luciano lo hacía a la izquierda y Dylan se sentó al lado de Luciano. De los aproximadamente treinta Devrigs presentes, Dylan conocía a Janos, Istvan, Edin, Zinatnè, los dos consejeros Mirsad y Goran, y a Haris, y suponía que el sujeto sentado al lado de él debía ser su padre o su hermano, porque el parecido era notorio. Del resto no conocía a nadie más aunque le parecía haber visto a algunos, y como de costumbre no había ninguna mujer.

Dylan sentía mucha curiosidad pero sujetó sus pensamientos tanto como le fue posible, ya que estaba rodeado de individuos que le llevaban una enorme cantidad de años y no quería que nadie se sintiese ofendido con su curiosidad. A pesar de que prestó la mayor atención, de la conversación general entendió poco, aparte de que estaba muy ocupado intentando determinar si lo que había en su plato le resultaría medianamente agradable, ya que no tenía idea de qué demonios estaba comiendo. En un momento determinado estaba mirando con aprensión una especie de pastel, cuando escuchó la risa ahogada de Luciano.

-         Yo en tu lugar no comería eso  --  le dijo y Dylan enseguida retiró el cubierto

-         No es que tenga especial interés, pero por qué

-         No te gusta la carne de ningún ave y eso es Kòek da òrdak

-         Luciano  --  dijo molesto y el otro se limitó a emitir su característica risa burlona

-         Algo así como pastel de pavo

Dylan miró el contenido de su plato con decidido asco provocando la hilaridad de varios de los presentes.

-         Hamid  --  llamó Iziaslav y uno de los sirvientes se acercó  --  Retira eso y trae algo que el Rybik pueda comer

-         Ak Sozdatel’  --  asintió el hombre y unos segundos después el plato de Dylan había sido sustituido por otro más de su agrado

Según lo que Dylan pudo entender de la conversación, ésta giraba en torno a las diferentes actividades de los Devrigs presentes. Se enteró que había tenido razón y el sujeto que se sentaba a la izquierda de Haris era su padre aunque él seguía imaginándoselo como su hermano, su nombre era Haliq Shahim y según entendió tenía el mismo oficio que su hijo, es decir, era un Veldeky también.

La conversación derivó hacia un tema más escabroso en opinión de Dylan y muy inapropiado para una comida, ya que alguien mencionó la reciente muerte de la esposa de Giorgio Savaresce. Dylan miró de inmediato a Luciano pero como de costumbre su expresión era impenetrable. Sin embargo, Dylan lo conocía lo suficiente como para saber que estaba molesto y sin duda Iziaslav lo conocía mucho más, porque con la mayor habilidad cambió de tema.

Después del desayuno Dylan fue con Iyul, Luciano y Janos a recorrer el palacio. Aparte de ser una indiscutible joya arquitectónica, Iyul le dijo que había sido su primer hogar y aunque luego se trasladaron a Illir, aquel lugar seguía siendo oficialmente el Palacio Real.

En uno de los pasillos había muchas pinturas colgadas de las paredes, y por los distintos niveles de parecido, Dylan concluyó acertadamente que eran ancestros. Se detuvo ante la pintura de una mujer de belleza serena, tenía los cabellos negros y los mismos ojos azul medianoche de Iziaslav y se preguntó si sería su madre.

-         No  --  dijo Janos  --  ese es un retrato de Anitchka, la hermana de Iziaslav

Dylan registró con rapidez la información y su cerebro le envió la que ya poseía. Luciano le había contado lo que los Savaresce le habían hecho a aquella chica y al mirar de nuevo la imagen sintió una enorme ira. Miró a Iyul y a Luciano pero ambos tenían expresión serena, en cambio Janos tenía una de profunda tristeza. Dylan entendió con rapidez la diferencia, los chicos no la habían conocido mientras que Janos sí.

Avanzaron por el pasillo y los hermanos se detuvieron frente a otra pintura, ésta Dylan la reconoció enseguida, porque era muy similar a la que estaba en el Dvorets de Luciano, pero el artista que había realizado la que contemplaba en ese momento, le había impreso vida a esa pintura, ya que daba la sensación de que la retratada en cualquier momento iba a hablar. Dylan la miró en todos sus detalles y como ya había concluido antes, a pesar de que sus dos hijos habían heredado sus ojos y la expresión de picardía, ambos a quien se parecían más era a su padre. También recordó lo que le había contado Luciano acerca de su madre y no podía compaginar una cosa con la otra, pero le pareció inapropiado preguntar. Sin embargo, no fue necesario.

-         Cuando los guerreros de Iolan Yaroslávich, nuestro abuelo, invadieron las tierras de Europa occidental, dentro del botín de guerra venía nuestra madre  --  dijo Iyul  --  Era una niña entonces, y al igual que todos los capturados fue llevada con los esclavos. Iolan murió y nuestro padre continuó su reinado de terror. Un tiempo después, no sabemos muy bien cómo, conoció a nuestra madre. Ella había crecido entre los esclavos pero nunca fue tratada como tal, porque sabían quién era. Iziaslav perdió la cabeza por ella y la hizo su esposa. Unos años después de eso sucedió lo que ya sabes, la maldición se hizo efectiva. El dolor por lo sucedido y el miedo por nuestro futuro, casi enloqueció a nuestra madre y con mucha ayuda y esfuerzo fue que logró mantenerse durante los primeros años, pero nunca perdonó a Iziaslav por lo que nos había hecho.

La mente de Dylan repentinamente se volvió caótica, había asuntos que no le cuadraban y no sabía cómo…

-         Pero entonces… ¿Iziaslav los transformó a todos?  --  preguntó Dylan

Iyul y Janos se miraron mientras que Luciano permanecía inmóvil y mirando la pintura de su madre con expresión de ausencia.

-         Cuando la maldición fue lanzada  --  dijo ahora Janos  --  ésta alcanzó a los parientes más cercanos en línea ascendente o descendente de los que habían sido malditos, es decir, padres, hijos, hermanos y para desgracia de ellas, sus mujeres.

-         Pero entonces ustedes…  --  dijo mirando a los hermanos, pero sin saber muy bien lo que quería decir  --  No habían nacido para entonces ¿o sí?  --  preguntó confuso

-         Sí, ya habíamos nacido  --  respondió Iyul

Dylan se sujetó a la pared y todo lo que había conversado con ellos antes se enredó de forma indescriptible, porque si ya ellos habían nacido y si todo aquello había tenido lugar antes de la era actual, entonces…

-         No quisimos mentirte Dylan  --  dijo Iyul  --  Solo quisimos hacerte menos violento el conocimiento

-         ¿Menos violento?

-         No estuve allí  --  intervino Janos  --  pero imagino que no sería nada sencillo para ti aceptar tu nueva condición, de modo que los rybiks solo se ubicaron en un tiempo que tú fueses capaz de entender y aceptar, porque para los humanos siempre es menos complicado aceptar aquello que tiene una imagen correspondiente en sus cabezas.

Aunque aun no estaba muy seguro de entender, Dylan lo que sí entendió fue que en realidad él aun no podía hacerse a la idea de que Iziaslav viniese de una época de la que él no tenía ni la más mínima idea. Con dificultad podía imaginar los primeros siglos de su era, ya no digamos una época anterior.

-         ¿Cuánto años tienen en realidad?  --  fue lo único que se le ocurrió preguntar

-         Lo que te dije en la anterior oportunidad que me lo preguntaste es cierto, para entonces no se llevaban registros exactos de las fechas de nacimientos, los eventos se medían por el cambio de las estaciones, las épocas de recolección en verano y de hambre en el invierno  --  le dijo Iyul  --  Pero creo que podemos establecer una fecha aproximada en unos tres mil años más o menos.

Dylan se sintió mareado, aquello tenía que ser una broma  ¡Tres mil años!

-         ¿Lo ves?  --  preguntó Janos  --  Aun ahora no puedes hacerte una idea

-         Me dijiste que eran Mydevrigs  --  dijo mirando a Luciano que seguía abstraído

-         No quise contradecirlo en ese momento  --  dijo Iyul  --  ya sabes cómo reacciona ante todo lo relativo a nuestro origen, pero en realidad somos Devrigs primigenios.

-         Un momento  --  dijo Dylan  --  Aquí hay algo que no está bien  --  y casi rió él mismo de esa frase ¿algo? Nada estaba bien  --  Aceptando todo eso, no hay modo que ustedes fuesen más que unos niños pequeños cuando todo eso sucedió ¿cómo es entonces que pudieron crecer? ¿no se supone que los Devrigs primigenios se quedaron en la edad de su transformación?

-         No sabemos exactamente por qué, pero en este caso suponemos que igual alcanzarían la edad de su progenitor, aunque aun ahora no estamos muy seguros de eso, ya que ambos deberían haber alcanzado ya la misma apariencia de su padre  --  dijo Janos. Después de unos segundos, Luciano pareció salir de su abstracción y miró a Dylan

-         ¿Crees que tengo motivos para sentirme orgulloso o agradecido?

Y dicho esto les dio la espalda y desapareció. Dylan intentó ir tras él pero los otros se lo impidieron.

-         Déjalo, él ha aprendido a vivir con lo que es pero nunca lo aceptará del todo  --  le dijo Iyul

-         Rybik, lo que ahora sabes no cambia en nada la situación, seguimos siendo las mismas personas que conoces, solo que con un poco más de años de los que pensabas

Dylan lo pensó un momento y concluyó que Janos tenía razón, pero seguía sintiendo que le faltaba mucha más información.



[1] Kasny dunheit, iuv larsèvirieris: Buenas noches, sus altezas
[2] Kaislyn Asaly: Palacio real
[3] Dhakvrevit vychtel: Saludos maestro (tutor)
[4] Levyiram ev avari kicyk: Bienvenido a casa pequeño
[5] Kasny din dejavrys: Buenos días caballeros
[6] Dhakvrevit nym sarì: saludos mi señor
[7] Levyiram ev avari nym kicyk sizvitel: Bienvenido a casa mi pequeño príncipe

sábado, 28 de junio de 2014

Cap. 19 Los Savaresce…



El día comenzaba a clarear cuando Edin entró a Levzheir. Caminó a toda prisa por los pasillos hasta llegar a donde se encontraba Istvan.

-         Algo temprano ¿no?  --  dijo Istvan sin volverse

-         Para lo mucho que duermes, no creo que te moleste una visita a estas horas

-         No dije que me molestase  --  le contestó volviéndose

Edin por lo general era un individuo de talante bromista, de modo que aquella actitud sorprendió a Istvan, porque por algún motivo su compañero estaba molesto y alterado.

-         ¿Qué sucede Edin?

-         Que soy el mayor de los necios, porque sabiendo que los designios de Maikata Priroda permanecen inalterados a través de los tiempos, cometí un grave error de juicio y…

-         Edin  --  lo interrumpió Istvan  --  tienes la suficiente preparación como para controlarte. Equilíbrate y luego dime qué es lo que está sucediendo.

Edin asintió y después de unos minutos en los que pareció estar acompasando su respiración, volvió a hablar.

-         Vengo de ocuparme del cuerpo de Stella Montini

Istvan registró rápidamente esa información. Stella era una predvary nya, con relativamente muy poco tiempo de antigüedad, un tanto díscola pero nunca había dado mayores problemas hasta hacía muy poco cuando nadie sabía por qué había decidido matar a su esposo. A partir de ese momento y luego de ser reprendida y castigada por ello, se le había asignado cierta vigilancia para asegurarse de que no cometiese ninguna barbaridad. De modo que la noticia de su muerte sorprendió a Istvan, así que prestó atención a lo que decía Edin.

-         Estaba siendo más vigilada últimamente, porque esta tonta criatura se fijó en el sujeto equivocado, nada más y nada menos que en un Saint-Claire

Istvan se alarmó al escuchar aquello, pero tenía el suficiente control y experiencia como para no sacar conclusiones a priori y definitivamente no había modo de que Edin la hubiese matado por eso.

-         En cuanto fui advertido fui a hablar con ella y le ordené alejarse de él, pero siendo como era una predvary con poca experiencia y menos cerebro, habría sido mucho esperar que me hiciese caso. No obstante, se intensificó la vigilancia pero ayer cometió el peor y último error de su vida cuando atacó a la hija de Saint-Claire y ya sabes con qué consecuencias.

Istvan había cerrado los ojos por un momento preguntándose por qué razón a aquellos seres les costaba tanto entender que lo que se les decía era verdad y por su propio bien, y aunque ya no importaban mucho las razones, igual quiso saberlo.

-         ¿Por qué atacó a una Saint-Claire?

-         Según el informe de Pierre y como era lógico y predecible, la identificó como una vidmagy y supuso que estaba en peligro.

-         ¿Y por qué Pierre no lo impidió?

-         No hubo tiempo, al parecer Stella quiso atacar al marido de la chica y ésta se interpuso, con lo que resultó herida.

-         ¿Herida? Es decir que ella aun no lo sabe

-         No, pero dudo que esa ignorancia se prolongue demasiado después de lo sucedido.

Istvan se llevó la mano a la sien y pensó con desánimo que habían sorteado con éxito a las últimas generaciones Siglair, pero ésta iba a darles muchos dolores de cabeza.

-         Ordena una vigilancia estrecha sobre todos y cada uno de los Saint-Claire desde ahora hasta el momento en el que dejen de existir.

-         Bien  --  dijo Edin  --  Ahora debo ir a hablar con Avitzedek

-         Yo me ocuparé de eso

-         Puedo hacerlo Istvan

-         Lo sé, pero ya tenemos resuelto el asunto de Biaggio y es preciso que hable con Savaresce


-         ¿Alguna novedad importante?

-         No, solo un reducido grupo de nyas.

Se despidieron y cada uno partió en diferente dirección. Istvan se detuvo y contempló las hermosas arenas del desierto de Kalahari, lugar donde había establecido su hogar Avitzedek Savaresce. Después de unos minutos de contemplación, se dirigió hacia el Saray [1]  y encontró a Avitzedek mirando por una de las ventanas.

-         Buongiorno Avitzedek  --  lo saludó Istvan en su idioma

-         Lachós chibeses  --  correspondió el hombre en el idioma materno de Istvan  --  ¿Iziaslav no los deja ni dormir?  --  preguntó volviéndose

-         Vengo por dos asuntos importantes

-         Si uno de ellos es la Evesbriel, no he olvidado que somos sus títeres y no se nos permite negarnos.

-         No se trata de eso. Primero debo decirte que lamento tener que informarte acerca de la muerte de una de tus Predvary, Stella Montini

-         ¿Stella?  --  preguntó con extrañeza  --  ¿Qué pudo haber hecho esa tonta criatura como para merecer ser sacrificada?

-         No te equivoques Avitzedek, no la mató ningún Lovet. Tu Predvary se involucró con un Saint-Claire e intentó lastimar a su hija.

Los ojos de Avitzedek adquirieron un brillo tormentoso y no le resultó difícil a Istvan ver con claridad lo que estaba pensando. Como la mayoría de los Devrigs, culpaba a Iziaslav de aquella maldición, y aunque no les faltaba razón, con mantenerse alejados de todos los Saint-Claire habría sido suficiente para evitar catástrofes.  Sin embargo, y como no dijo nada más, Istvan prosiguió.

-         El otro asunto es con mucho, más delicado  --  dijo y el hombre fijo sus ojos en él  --  Se trata de Biaggio

Avitzedek sujetó sus pensamientos, pero aquel hombre nunca había contado con su especial agrado y había advertido a Giorgio en infinidad de ocasiones que les traería más problemas que beneficios. Pero de sus tres hijos, Giorgio era el menos propenso a obedecer. De modo que se preparó a escuchar algo que con toda seguridad no iba a gustarle.

-         ¿Qué pasa con él?

-         Anoche fue trasladado a Zatvor

-         ¿Por qué?  --  preguntó sin dejar traslucir emoción alguna

-         Por espionaje e intento de sedición  --  en ese momento la expresión de Avitzedek sí varió en forma evidente

-         Escúchame bambino, llevo muchos más años de los que tú tienes peleando con Iziaslav, y nunca me he rebajado a algo como eso, así que si estás sugiriendo…

-         No estoy sugiriendo nada  --  lo interrumpió Istvan  --  y para tu información, Iziaslav tampoco piensa que tú estés involucrado, pero lo que sí voy a sugerir, es que hables con tus hijos, porque en el momento que alguno sea señalado como autor de esto no va a ser juzgado con misericordia, y asumo que tienes claro cómo terminará.

-         Estoy seguro que ninguno de ellos está involucrado en esto  --  dijo él

Pero Istvan sabía tan bien como lo sabía él, que eso no era cierto, solo que de momento no podía demostrarlo.

-         Bien, debo marcharme

-         ¿Van a matar a ese infeliz?

-         No, pero lo mantendremos guardado por un buen tiempo y quizá se avenga a contarnos por qué, para qué y por órdenes de quién hacía lo que hacía.

-         De acuerdo, pero cuando decidas cortarle la cabeza no es necesario que te molestes en participármelo  --  dijo con supremo desprecio

-         Adebel Avitzedek  --  se despidió Istvan

Antes de que Avitzedek pudiese contestar ya Istvan había desaparecido, de modo que éste se volvió, tiró de un cordón y un momento después apareció un hombre.

-         Aviram, quiero ver a mi hijo

-         ¿A cuál?

-         A Giorgio, y date prisa

El hombre se inclinó y desapareció mientras Avitzedek se paseaba por la estancia con impaciencia. Si bien era cierto que él nunca había sido un padre especialmente cariñoso, a su modo amaba a sus hijos, pero no era menos cierto que el menor de los varones había sido un dolor de cabeza y había estado a punto de matarlo él mismo en más de una ocasión. Giorgio era tan cruel y salvaje como él, con muchos menos escrúpulos y un total irrespeto por todo y por todos. Era un verdadero misterio cómo era que había logrado sobrevivir hasta ahora; teniendo en cuenta su afición desmedida a la sangre y siendo quien era, los Lovets podían haberlo sacrificado en cualquier momento y sin embargo seguía vivo.

Avitzedek se volvió en cuanto los sintió acercarse y se preparó para hacer frente a aquel portento de irreverencia.

-         Padre  --  escuchó

-         Te advertí que te deshicieras de Biaggio

El chico se había sentado en un sillón y lo miraba con supremo fastidio, mismo que  se reflejó en su voz al contestar.

-         Padre, estaba en medio de…

-         ¡Me importa un demonio dónde estabas!  --  lo interrumpió  --  ¡Istvan Korsakov acaba de estar aquí!  --  en ese momento los ojos de Giorgio adquirieron una expresión alerta y se puso de pie --  ¡Ah! Ahora sí cuento con tu atención

-         ¿Qué buscaba ese miserabile infelice qui?

-         Ese miserable infeliz  como lo llamas con tanto desprecio, es el que puede clavar un Dykari en tu cuello de forma legal, y es lo que pareces estar buscando

-         ¿Padre, a qué viene todo esto?

-         Te queda muy mal hacerte el desentendido, tu amigo Biaggio está en Zatvor y dudo mucho que no sepas por qué, así como dudo que vuelvas a verlo, lo que en mi opinión es afortunado. Pero la cuestión es que aun está vivo y aun puede hablar  --  hizo una pausa y como Giorgio no dijo nada, agregó  --  Te lo digo por última vez Giorgio, deja a los Yaroslávich en paz

Pero evidentemente aquel sujeto tenía intenciones de cualquier cosa, menos de obedecer a su padre.

-         Si tú has renunciado padre, yo no. Si los años te han convertido en un cobarde, a mí…

No obstante, acababa de cometer un terrible error, porque los ojos de Avitzedek se tornaron rojos y con una velocidad de vértigo en una fracción de segundo estaba sobre su hijo aferrándolo por los cabellos y apuntándolo con su Dykari.

-         ¡Avitzedek!  --  exclamó una voz femenina a sus espaldas  --  Suéltalo por favor

Aun tardó varios segundos en hacerlo pero finalmente lo soltó.

-         Lo que intentaste hacer fue indigno y cobarde, algo inaceptable en un hijo mío porque los Savaresce peleamos dando la cara y no sobornando sucios traidores

-         Al menos yo estoy intentando recuperar lo que nos robaron, mientras que Gianfranco y tú…

-         ¡No nos robaron nada niño estúpido!  --  lo interrumpió Avitzedek  --  ¿Cuándo entenderás que yo perdí? Un verdadero guerrero debe saber reconocer cuándo ha perdido la batalla.

-         Padre tenemos hombres, tenemos fuerza, aun podemos…

-         No seas iluso Giorgio, abre los ojos. Podemos fastidiarlos mucho pero los Yaroslávich tienen el poder indiscutible.

-         ¿Y entonces qué? ¿Te sentarás a tomar el té con Iziaslav? El iluso eres tú si crees eso, porque si tú has olvidado convenientemente que fue TU padre, quien violó, asesinó y luego le envió la cabeza de Anitchka Yaroslávich en una bolsa a su familia, te aseguro que Iziaslav no lo ha olvidado.

-         Tampoco yo, y sé que siempre seremos enemigos, pero entre nosotros hay un código de conducta y no voy a permitir que ningún hijo mío lo viole solo porque es un idiota

Giorgio lo miró con ira manifiesta pero sabía que no obtendría nada parecido a la comprensión de parte de su padre, de modo que le dio la espalda y la mujer que había permanecido en silenciosa espera intentó detenerlo.

-         Giorgio…

-         ¡Suéltame!  --  dijo con rabia  --  No necesito que ninguna donna me defienda  --  dicho esto desapareció y la mujer se volvió hacia el otro

-         ¿Avitzedek?

-         Olvídalo Zharià, vuelve a tus habitaciones

-         bayim [2]  --  dijo la mujer agachando la cabeza y se retiró


Esa noche en un salón de Milán y mientras Dylan conversaba con un grupo de señoras, sintió la presencia y se concentró en ubicarla. Tardó unos minutos pero finalmente lo hizo y arrugó la frente.

-         ¿Dije algo inapropiado milord?  --  preguntó la mujer que había estado hablando y Dylan se reprendió a sí mismo por el descuido

-         Por supuesto que no mi lady, y merezco ser azotado por causar semejante impresión en usted  --  se disculpó exhibiendo una sonrisa que desarmaba

Unos minutos después se excusó con las damas y se volvió para dirigirse hacia Luciano pero fue interceptado por Gianfranco.

-         Buona sera milord  --  lo saludó

-         Vizconde  --  respondió Dylan con poco entusiasmo

-         ¿Aun resentido?  --   preguntó Gianfranco con evidente regocijo

-         ¿Por tan poca cosa?  --  preguntó Dylan a su vez  --  En realidad debo estarle agradecido, ya que se quedó usted con lo que no valía la pena dándome oportunidad de algo mucho mejor

Gianfranco acusó el golpe pero siendo como era un avezado cortesano, se limitó a dedicarle una fría sonrisa.

-         Veo que se ha acostumbrado a nuestra tierra

-         Sí, es un lugar agradable aunque particularmente prefiero Rusia  --  dijo con total intención

-         No puedo creer que un caballero inglés prefiera la compañía de semejantes salvajes. No tienen idea ni de las más elementales normas sociales, por no hablar de su ridícula vestimenta y su decadente cultura.

-         Creo que es un error juzgar a los miembros de otra cultura solo porque no la entendemos, con ello solo exhibimos el mismo desconocimiento de los que se les acusa lo que nos convierte en seres mucho más mezquinos, ya que ellos no nos juzgan a nosotros desde una intelectualidad egoísta.

-         ¿Confraternizando con el enemigo hermano?  --  preguntó otra voz

Dylan gimió internamente, porque si a Gianfranco con esfuerzo podía soportarlo, definitivamente su hermano era diez veces más desagradable según lo que le había dicho Luciano.

-         No seas necio Giorgio, el Duque no es nuestro enemigo  --  dijo Gianfranco

-         No es eso lo que dice el anillo que lleva en su mano  --  replicó Giorgio con acidez

Gianfranco miró a su hermano con preocupación, porque si bien era cierto que Giorgio no era conocido por su simpatía, tampoco era lo usual que se comportara de aquella forma, por lo que concluyó que estaba molesto por algo y como habitualmente lo que molestaba a su hermano se apellidaba Yaroslávich, decidió que para evitar males mayores lo mejor era llevárselo de allí. Sin embargo, antes de que pudiese hacer nada y para empeorar la situación, se presentó Luciano.

-         Gianfranco  --  saludó ignorando a Giorgio

-         ¡Vaya,  vaya su Altezza se digna saludar!  --  exclamó Giorgio

-         Buonasera Luciano  --  saludó Gianfranco intentando desviar la atención de Luciano de Giorgio --  Si nos disculpan, debo hablar con mi hermano  --  y aferró a Giorgio por un brazo alejándose de ellos  --  ¿Qué demonios te sucede infeliz?

-         ¡Déjame en paz! ¿Ahora tú también serás amigo de esos…?

-         ¡Giorgio!   --  lo interrumpió  --  Por si no lo notaste es Luciano quien está aquí ¿Quieres terminar con un Dykari en tu cuello?

-         Papá y tú son iguales  --  dijo con sumo desprecio y se marchó

Gianfranco lo miró alejarse y volvió a preguntarse la razón del mal humor de Giorgio. No era que a él le simpatizase mucho más ningún Yaroslávich y Luciano en particular solía ser bastante irritante, porque a diferencia de Iyul, el menor de los príncipes perseguía con ahínco a todo aquel Devrig que en su opinión estuviese transgrediendo las normas, pero en lo personal nunca habían tenido problemas. Sabía que Luciano sentía la misma aversión hacia él que él le profesaba y las veces que coincidían se mostraba distante, frío y arrogante pero no pasaba de allí. Sin embargo, Giorgio era otro asunto, su hermano menor se esforzaba en molestar hasta un punto casi suicida tratándose de Luciano, y por un momento tuvo la absurda idea de que Giorgio estuviese involucrado de alguna manera en lo sucedido recientemente con el príncipe, pero así como lo pensó lo desechó, porque los Lovets eran extraordinariamente buenos en lo que hacían aunque le pesase reconocerlo, y si la habían emprendido contra los Lothian era porque tenían pruebas suficientes en contra de aquellos desgraciados. Pero aun así, siguió preocupado por su hermano, ya que su padre había advertido que una más y él mismo le clavaría su Dykari en el cuello, y Gianfranco no tenía ninguna duda de lo capaz que era de hacerlo.

Miró hacia donde seguían conversando Luciano y Dylan, y se preguntó qué demonios sucedía allí. Gianfranco no era tan brillante ni tenía la mente criminal de Giorgio, pero los años aportaban experiencia y él tenía muchos. Había sido un secreto a voces la relación de Dylan Danworth con Emiliana, por lo que a Gianfranco no le cabían dudas que había sido ella quien lo había transformado, ya que si por algo se distinguía Luciano era por su negativa a aquella práctica, pero entonces ¿Por qué todos decían que Dylan era su djali? ¿Por qué Dylan portaba un anillo siendo un nya? Y más importante aun ¿Sería cierto que había sido invitado a Illir y había hablado personalmente con Iziaslav? Y si era así ¿Qué interés podía tener Iziaslav en un nya?  Pero él sabía que no estaba ni cerca de obtener respuestas para aquellas preguntas, porque si los mismos Yaroslávich sabían poco, él tenía mucha menos oportunidad.

Giró la mirada buscando a Giorgio y se tranquilizó al verlo conversando animadamente entre un grupo donde se encontraba su futura esposa, de modo que caminó en dirección opuesta pensando que quizá estaba exagerando influido por las advertencias de su padre. Sin embargo, pronto cambiaría de opinión al darse cuenta que no debió descuidar a Giorgio, porque a la mañana siguiente Gianfranco recibió la visita del furioso padre de su futura esposa

-         ¿Dónde está? – gritó el hombre nada más entrar

Gianfranco no necesitó de más explicación para saber de qué estaba hablando, pero no tenía tiempo para perderlo en inútiles explicaciones, de modo que haciendo uso de sus habilidades ordenó al sujeto volver a su casa y olvidarse del asunto. Pero en cuanto se deshizo del hombre fue a buscar a su hermano y como suponía, encontró a la chica en su habitación.

-         ¡Eres un desgraciado hijo de perra!

-         Non credo che la nostra madre, è molto d'accordo con quello  --  dijo Giorgio con la mayor desvergüenza mientras deslizaba un dedo por la espalda desnuda de la chica

En un segundo Gianfranco estuvo al lado de Giorgio, lo tenía sujeto por los cabellos y su Dykari apuntaba a su cuello. Sin embargo, Giorgio sonreía de forma burlona

-         Andiamo fratello, singolo fare [3]

En ese momento despertó la desventurada mujer que yacía en la cama y lanzó un grito. No entendía nada de lo que estaba sucediendo, empezando por el hecho de estar desnuda en una cama con Giorgio en las mismas condiciones.

Gianfranco soltó a su hermano y lanzándole una mirada de profundo desprecio caminó hacia la puerta.

-         ¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y yo?  --  preguntó Giorgio, y sin esperar respuesta agregó  --  Que yo sí lo habría hecho

Pero antes de que Gianfranco llegase hasta él de nuevo ya Giorgio se había puesto de pie y sostenía su Dykari en la mano.

-         La próxima vez que me amenaces asegúrate de matarme o yo te mataré a ti… hermano

Aquello por supuesto tuvo un final trágico para la desgraciada prometida de Gianfranco, porque su hermano no se conformó con lo que había hecho sino que encima de todo se fugó con la chica, desatando un escándalo en Milán que terminó con la sorpresiva boda entre Giorgio y la prometida de su hermano. Dicha boda finalizó muy pronto, ya que a los pocos días de la misma, Catalina fue hallada destrozada en el bosque aledaño a la Villa de los Rospigliosi con signos de haber sido atacada por un animal salvaje. Para la sociedad de Milán fue un hecho trágico, lamentable y sin explicación, y aunque algunos murmuraban justicia divina por lo que consideraban una traición de parte de la chica, Gianfranco sabía perfectamente quién lo había hecho, al igual que lo sabían Dylan y Luciano, pero  los dos últimos no podían demostrarlo y lo único que sabían era que la historia de los Savaresce continuaba escribiéndose con sangre.



[1] Saray: Palacio en turco
[2] Bayim: Mi señor
[3] Andiamo fratello, singolo fare: (Itl) Vamos hermano, solo hazlo