En Dordoña una población de la
región de Aquitania en Francia, se encuentra el sistema de cuevas de Lascaux y
fue allí a donde André se llevó a Pierre para sacarlo de circulación hasta que
estuviese en mejor disposición para relacionarse sin causar tantos desastres.
Evidentemente el chico no
estaba para nada contento con aquello, ya que habiendo crecido rodeado de lujos
y comodidades, aquel entorno no solo le parecía hostil e incómodo sino que lo
consideraba impropio para alguien de su posición e importancia. Sin embargo, su
nueva condición exigía algunos sacrificios según lo que le dijo André, y siendo
que difícilmente habría podido oponerle resistencia, no tuvo más alternativa
que aceptar la situación.
Para André que no era
especialmente afecto a enseñar nada, también estaba suponiendo un enorme
sacrificio hacer entrar por el aro a aquel muchachito malcriado y su paciencia
se estaba agotando.
Cuando llevaban unos pocos
meses allí, una noche André se puso alerta y cuando Pierre le preguntó qué
sucedía, él se llevó un dedo a los labios indicándole silencio, se llevó la
mano al bolsillo y se pegó a la pared. André sabía que el peligro de estar en
zonas como aquella no eran los Lovets sino los razverevied, sacó rápidas
cuentas y pensó que si se trataba de aquello posiblemente pasaría un mal rato,
porque estaba razonablemente seguro de poder con ellos ya que sin duda los
superaba en fuerza, destreza y años, pero si bien podía defenderse, proteger a
Pierre resultaría un asunto algo más difícil, porque aparte de carecer de la
destreza y rapidez, tampoco poseía un maldito nelegasi.
Sin embargo, toda su
preocupación aunque era justificada no tenía base, porque no se trataba de
ningún razverevied sino de Henri D’Albret.
-
¿Sabes lo cerca que estuviste de perder la cabeza?
-
Lo imagino, pero como comprenderás era difícil hacerte llegar una carta aquí
-- dijo Henri y miró a Pierre --
¿Estás disfrutando tu estancia?
-- le preguntó con diversión
-
No seas estúpido -- contestó con mal humor el chico que no estaba
en uno de sus mejores días -- ¿Quién podría disfrutar de esta pocilga?
-
Bueno, les traigo algo que alegrará sus días sin duda --
dijo Henri y volviéndose emitió un silbido
Unos minutos después entró su
otro amigo Louis Bouciacault en compañía de otro sujeto, pero al verlo Pierre
hizo ademán de írsele encima.
-
Eh, eh -- lo detuvo Henri --
tranquilo niño
-
¡Suéltame! -- exclamó Pierre --
Aquí no están los desgraciados que según ustedes pueden hacerme preso
¿no?
-
En primer lugar, no estás en posición de darme órdenes monsieur Le Duc, en segundo no es según nosotros, es que de veras pueden
hacerlo, y tercero, te convendría escuchar antes de hacer necedades
Pero mientras Henri sostenía aquel diálogo con Pierre, André se
había aproximado a Louis y su acompañante.
-
Vaya, vaya mira nada más -- dijo mirando al chico -- el
futuro Duque de Darnley -- y acto seguido soltó una carcajada
Brian había abandonado París
rumbo a Venecia desde donde se embarcaría hacia las islas griegas que quería
visitar. Sin embargo, antes de poder emprender el viaje en barco debió aguardar
unos días, tiempo durante el cual y en la hostería donde se estaba quedando,
conoció al Conde de La Fère
y al Baron d’Auvergne, estos individuos le resultaron muy simpáticos no solo
porque eran caballeros de buena cuna, sino porque tenían una alegría contagiosa
que le recordaba mucho a su hermano Derek. Durante el tiempo que tuvo que esperar para emprender el viaje, hizo amistad
con estos sujetos y con agrado se enteró que ellos pensaban hacer el mismo
recorrido, de manera que cuando les avisaron que ya todo estaba listo para
zarpar, abordaron juntos la embarcación.
Durante el viaje se
divirtieron mucho, conocieron a unas lindas señoritas que viajaban en compañía
de su familia y sin duda el peso de sus apellidos les permitió acercarse a
ellos con muy poca reserva de parte de sus padres. De las cinco damitas, a
Brian le gustó la más silenciosa y por tanto más difícil, lo que le valió las
burlas de sus nuevos amigos.
Cuando desembarcaron en Corfú,
Brian hizo todo lo imaginable para coincidir siempre con aquella familia en las
excursiones por la isla, pero Jane que era el nombre de la chica, se las
arreglaba para mantenerse inaccesible.
-
Amigo mío -- le dijo Henri una noche en la que Brian se
encontraba especialmente frustrado
-- muchas damas utilizan ese
método para atraer más la atención del caballero en cuestión y a la larga
lograr un anillo en su dedo.
-
Pues no estaré muy cerca de ofrecérselo si ni siquiera puedo cruzar más que
dos o tres palabras con ella -- dijo Brian malhumorado
-
Vamos -- dijo Louis poniéndose de pie -- hay cientos de diversiones más accesibles en
esta isla
Aunque Brian no tenía
especiales deseos de salir, casi fue arrastrado por sus amigos y ciertamente se
divirtió mucho, lo que lo hizo olvidarse por un rato de Jane pero al día
siguiente su problema seguía allí y realmente estaba considerando medidas
extremas.
-
Analicemos esto con calma Brian
-- dijo Louis durante el
desayuno -- ¿Por qué precisamente ella? En mi opinión su
hermana Margaret es mucho más atractiva y ciertamente más amistosa
-
Sin contar con que no deja de mirarte
-- agregó Henri
-
Escuchen, tal vez ustedes no tengan ese problema y no me explicó por qué,
pero el caso es que mi padre me ha estado urgiendo para casarme, de modo que si
he de hacerlo, al menos que sea con alguien de mi agrado y Jane me gusta mucho.
-
¿En serio estás pensando en casarte con esa chica? --
preguntó Henri aunque sabía la respuesta
-
En mi opinión el matrimonio es un asco
-- dijo Louis antes de que Brian
pudiese contestar
-
Bueno, parece adecuada y me agrada
-
Posiblemente te agrade pero dudo que tu padre esté de acuerdo con lo de adecuada
-- dijo Henri y como Brian lo
miró con extrañeza, explicó -- Los Badingthon tienen dinero y propiedades
pero tienen de nobles lo mismo que tú de mendigo.
-
Pero son parientes del Duque de Hertford, de modo que…
-
¿De veras? Eres muy ingenuo Brian Arlingthon -- le
dijo mirándolo con conmiseración -- Créeme, tu padre jamás aceptará mezclar su
sangre con la de éstas personas.
-
De acuerdo, aceptando que soy ingenuo como dices --
dijo el chico un tanto molesto
-- ¿Cómo sabes tú tanto de ellos?
-
Digamos que presto atención a los detalles, a lo que dicen y especialmente
a lo NO dicen --
concluyó Henri
-
Hazle caso Brian -- dijo Louis
-- si tanto te gusta, puedes
tenerla lo mismo sin necesidad de complicarte tanto la vida
-
Independientemente de lo que digan, no creo que sea de la clase susceptible
a ser convencida de un trato más íntimo si ni siquiera es fácil hablarle.
-
Reconozco que representa bien su papel de niña virtuosa pero… -- se
detuvo un momento cuando Henri lo miró
-
¿Pero qué? -- preguntó Brian
-
¿Y si te dijera que hay otras
formas?
Brian lo miró durante unos
segundos pero todas las otras formas
que se le ocurrían distaban mucho del comportamiento habitual de un caballero
bien nacido. Pero para su sorpresa Louis sonrió.
-
Sé lo que estás pensando -- y obviamente de hecho lo sabía
perfectamente -- pero te aseguro que no tendrás que forzarla
-
Me alegra saberlo pero tampoco voy a colocar
nada en su comida o bebida
Sin embargo, la conversación
quedó suspendida cuando uno de los empleados del establecimiento donde se
hospedaban les avisó que los estaban esperando para partir en la excursión de
aquel día. De modo que cuando Brian reanudó sus infructuosos intentos por
acercarse a la esquiva señorita, Henri se acercó a Louis y lo separó del grupo
con el que conversaba animadamente.
-
No me parece
-
A ti nunca te parece nada, eres
casi tan aburrido como nuestro ilustre duque --
dijo Louis con diversión
-
Sabes el tamaño del problema en el que nos meteremos si algo sale mal ¿verdad?
-
¿Y por qué algo habría de salir
mal señor conde?
-
Porque normalmente eres irresponsable y precipitado
-
Pues gracias al cielo que no eres mi padre o realmente mi vida sería muy
difícil -- dijo Louis ahogando la risa
Pero en realidad era como si
lo fuese, y si había alguien que conociese a Louis mejor que nadie ese era Henri y sin duda llevaba
razón, porque las que acababa de enumerar eran las características que definían
a Louis Boucicault. A diferencia de Henri que había nacido siendo el único
heredero de su título y había recibido una esmerada educación, Louis venía de
las calles, por lo que su título era una invención de André. Su familia lo vendió por unas cuantas monedas que
sirviesen para alimentarlos durante algún tiempo y de ese modo lo condenaron a
una vida miserable de trabajo sin descanso y en las peores condiciones. Esto
sucedió cuando el pequeño tenía ocho años, pero a los diez el chico se escapó.
Corrió a todo lo que sus débiles miembros daban después de dos años de ser
alimentado con un mendrugo de pan después de ocho o doce horas de trabajo
continuo. Se perdió en el bosque porque sabía que allí no lograrían
encontrarlo, ya que después de una búsqueda superflua, supondrían que había
muerto incapaz de sobrevivir a las condiciones del exterior. Sin embargo, Louis
lo consiguió, aprendió a cazar y a proveerse los alimentos de las plantas que
en cualquier caso eran mucho mejores que lo que hasta entonces le habían dado.
Cuando fue un poco mayor se aventuró a centros poblados, pero se resistía
trabajar para nadie de nuevo, de modo que se volvió un hábil ladrón y así
sobrevivió hasta la edad de dieciocho años cuando tuvo la mala o buena suerte de tropezarse con un Devrig
y pensando que podía con él como con cualquier otro, intentó robarlo con las
consecuencias previsibles.
Henri por su parte debía su
transformación a una mujer. Siendo el único heredero de su título, fue obligado
a casarse a los diecisiete años con una mujer mayor que él y a la que nunca
pudo ver con buenos ojos, y tristemente para su padre, murió sin ver los
herederos a los que aspiraba, porque aparte de que a Henri se le hacía francamente
difícil cumplir con sus obligaciones maritales, la mujer en cuestión nunca
quedó embarazada. No obstante, Henri siempre se procuró compañía más de su
agrado y cuando tenía veintiún años conoció a Madame Lautrec, la mujer que
cambiaría su vida. Una vez que esta mujer efectuó la transformación, Henri pasó
a manos de Bertrand el hermano de ella quien se ocupó de su entrenamiento. En líneas generales podía
decirse que eran buenas personas, pero ambos estaban al servicio de André y
siendo que en una oportunidad fallaron en una comisión, André los asesinó a
ambos. Como ya conocía a Henri, lo sumó a sus filas y dada su buena cuna fue
utilizado como espía entre las altas esferas, algo que siempre interesaba a
André por uno u otro motivo.
Una noche en la que Henri
volvía a su casa, se topó con un cuerpo tirado a un lado de la vía, decidió
detenerse y al verlo siendo que ya llevaba más de cien años siendo un Devrig,
reconoció de inmediato el ataque de uno de sus congéneres. Henri nunca había
efectuado una transformación, pero al ver que el chico aun respiraba y era muy
joven, decidió llevárselo a André quien no se mostró especialmente complacido
pero aceptó efectuar la transformación. Sin embargo, después de hacerlo le dijo
que él no se haría cargo del crío y
que era su responsabilidad. De ese modo Henri se convirtió en el Zsameni de
Louis, lo entrenó, lo enseñó a leer y a escribir y lo instruyó por órdenes de
André para que pasase por un caballero. Así que bien mirado, podía decirse que
si no era su padre, era lo más cercano a uno aunque Louis nunca lo había visto
de ese modo.
Henri salió de sus
pensamientos y prestó atención a lo que decía Louis, ya que era de vital
importancia estar siempre al tanto de lo que aquella alocada mente planeaba.
-
Por algún motivo a André le interesa este sujeto, de modo que serán más los
beneficios que las pérdidas.
-
Pero no sabemos si lo quiere transformado --
replicó Henri
-
Escucha, sabemos que nadie en el planeta supera a André en arrogancia,
salvo quizá son Altesse rèel es decir, nuestro querido príncipe de hielo, así que si no lo quiere transformado, lo
mata y asunto concluido. Igual le estaremos haciendo un favor.
Henri no era ningún ángel pero medido por los parámetros de
aquellos dos, sin duda era casi uno, de modo que aún se sorprendía ante la
frialdad y el olímpico desprecio por la vida tanto de Louis como de André, aunque
suponía que al ser éste último quien transformase a Louis, no cabía
sorprenderse mucho. Sin embargo, pensó que en líneas generales Louis tenía algo
de razón, Brian Arlingthon estaba sentenciado porque André iba tras él, de
manera que tal vez esa fuese una buena forma de salvar al chico.
Así que aquella misma noche,
Henri se encargó de darle un potente somnífero y Louis hizo todo lo demás,
porque él seguía resistiéndose a efectuar transformaciones, pero sin duda
tendría que hacerse cargo del entrenamiento
básico, y suponiendo que André no lo
matase, también del posterior porque con seguridad André no lo haría, sabían
que fuera de no gustarle, estaba harto con Pierre.
Dos días más tarde y cuando su
visita a Corfú estaba por finalizar para dirigirse a Creta, y una vez que Brian
superó el malestar, Henri y Louis sostuvieron la conversación con él. Al principio Brian pensó que le tomaban el
pelo, pero luego de varias demostraciones prácticas del asunto y de una
violenta crisis nerviosa de la que Louis se burló mucho llamándolo señorita Arlingthon, Brian comenzó a
calmarse y dio inicio el duro entrenamiento inicial.
Siendo que se encontraban en
el Mediterráneo, el primer problema a afrontar fue el del clima y como esto
siempre llevaba tiempo, Brian se vio obligado a suprimir sus paseos a plena luz
del sol, pero en las noches no le iba mucho mejor, porque solía sentir frío
aunque la temperatura no fuese muy baja.
Como Brian en líneas generales había sido un sujeto tranquilo y casi aburrido
como decía Louis, los cambios en su estados de ánimo aunque oscilantes, no eran
tan críticos como los de otros sujetos más explosivos. Con la comida les fue un
poco mejor, no tenía mucho apetito pero se esforzaba por alimentarse, de modo
que Henri pensó que aquello sería prontamente superado. Pero con lo que sí se
les presentó un gran problema fue con el violento deseo que se le despertó por
Jane.
Henri se dio cuenta
rápidamente que sería un enrome riesgo dejarlo cerca de la chica por mucho
tiempo, ya que Brian aun no tenía casi ningún control, así que lo mantenía
diligentemente alejado de ella. Sin embargo, Louis menos dado a la discreción
le facilitó las cosas a Brian pero los resultados fueron catastróficos, lo que
los obligó a abandonar la isla con suma rapidez y dejando a Henri para que se
hiciese cargo de arreglar el desastre.
Después que Louis se llevó a
Brian en franco estado de shock por lo que acababa de hacer, Henri se deshizo
del cadáver de la chica y luego se encargó de que los involucrados no
recordasen haberlos conocido, algo que le tomó algunas horas tratándose de
tantas personas, pero finalmente había alcanzado a los otros dos en Venecia, de
donde decidieron ir en busca de André y era por eso que se encontraban ahora en
Lascaux ante un sorprendido pero muy complacido André.
Les tomó algún tiempo
convencer a Pierre para que no intentase asesinar a Brian, ya que André había
hecho un excelente trabajo al
inculcarle un inveterado odio por su apellido. No obstante, se las arreglaron
para convencerlo de que la mejor manera de obtener la venganza que ansiaba era
aliarse con Brian para destruir a Lord Danworth, a quien decidió
responsabilizar por todas las desgracias del mundo.
André sin duda alguna era un
hábil manipulador y un mentiroso consumado, de modo que elaboró una versión
suficientemente convincente para ambos, que era por supuesto un conjunto de
verdades a medias y mentiras descaradas. A Pierre le dijo que había sido Dylan
Danworth quien había convencido a Lord Arlington para contraer matrimonio con
Sophie Saint-Claire quitándosela de ese modo a Jean Pierre y luego lo había
asesinado, pero omitió diligentemente mencionar que Jean Pierre intentaba matar
a Arlignthon. Mientras que a Brian, aparte de contarle más o menos lo mismo, le
dio un motivo aun mayor para odiar a Dylan, ya que le dijo que había sido por
su causa que su anterior prometida había sido obligada a dejarlo, pero le dijo
además, lo que Sophie era y que por tanto representaba un peligro para todos
ellos.
Pero si bien Pierre no tenía
ningún motivo para dudar de las palabras de André, y por el contrario estaba
más que dispuesto a creerle si eso favorecía su causa, no era el caso de Brian,
porque después de todo, años de cuidados y de amor por fuerza deben dejar
huella y generar algo de lealtad por mucho que se haya cambiado.
-
Pero mi madre es una buena persona, es una mujer dulce e incapaz de hacer
daño a nadie.
-
Te engañas Brian, las Saint-Claire son criaturas peligrosas y suelen engañar
con su aspecto inofensivo, pero aparte de ser brujas poderosas, nos odian como
a nada ni a nadie.
-
¿Pero si es así, por qué Dylan Danworth tendría tanto interés en ponerla
cerca de mi padre y de él mismo, y por qué mamá no lo ha descubierto?
Aquí André se encontró con un inconveniente,
aunque lo resolvió de forma poco concluyente pero que serviría de momento.
-
No estoy muy seguro de cuáles fuesen sus intenciones, como ya lo sabes
somos enemigos naturales y no va a ir por ahí contándome sus planes, de modo que solo puedo conjeturar que tal
vez siendo que es un individuo hábil y eso no se lo podemos negar y es más, es
algo que nunca deben olvidar --
dijo mirando a los dos chicos
-- quizá haya logrado alguna
especie de alianza con la vidmagy, utilizando para ello su vieja amistad
infantil y sus nuevos poderes.
-
¿Pero para qué? -- insistió Brian
-
Tal vez Lord Danworth le guarde algún resentimiento a tu padre y esté
esperando el momento oportuno para cobrárselo.
Aquello no tenía sustento por
ninguna parte, pero siendo que Brian nunca había simpatizado con Dylan, estaba
más dispuesto a creer eso, aunque seguía viendo imposible que su madre
estuviese involucrada, de modo que André se jugó una última carta.
-
Es posible que tu madre sea todo lo que dices, después de todo no la
conozco y puede ser la excepción con relación a las mujeres de su familia --
dijo buscando un punto de concordancia con el chico para poder avanzar --
pero eso solo la coloca en riesgo, porque Danworth es perfectamente
capaz de manipular su mente y lograr que ella haga lo que él quiera, incluso
traicionar a tu padre.
Aquella era sin duda la
mentira más audaz de todas, porque él sabía perfectamente que Dylan estaba muy
lejos de poder manipular la mente de una Saint-Claire, pero como eso no lo sabían
ellos, sería decididamente efectivo y convencería al reticente Brian.
-
Sé que esto puede ser duro Brian, pero como te dije es muy posible para
Dylan Danworth hacer lo que quiera con tu madre, aparte de que cuenta con la
ayuda incondicional de nuestro NO
deseado soberano. Sin embargo, debes prometerme que veas lo que veas o escuches
lo que escuches, jamás intentarás nada en contra de ella o de tus hermanos
porque lo que les conté antes no es una leyenda, una sola gota de sangre
Saint-Claire, y estarás muerto.
No era que André fue
susceptible a las pérdidas, pero pensaba que aquel jovencito podía serle muy
útil, ya que tenía un apellido de peso y con el entrenamiento adecuado podría
resultar tan útil en Inglaterra como Pierre en Francia, de modo que no le
interesaba perderlos a ninguno de los dos, eran sus cartas para asegurar su
posición en el mundo, y si se manejaba con cuidado, el Clan Lothian podría
convertirse en el Clan Montreuil.
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