Iyul entró al Dvorets y fue recibido por
el mayordomo quien tomó su capa y se inclinó ante él.
-
¿Dónde
está?
-
En
el salón real larsèvirier
A pesar de que Iyul había crecido dentro
de aquellas paredes, hacía mucho tiempo que no sentía a aquel lugar como su
casa. Caminó con paso firme por el largo corredor que conducía a lo que
llamaban ostentosamente el Salón Real, porque era donde Iziaslav recibía a
quienes querían hablar con él, y aunque a Iyul no le agradaba de manera especial
encontrarse con ningún Devrig quejándose por una cosa u otra, y sabía que a
Iziaslav no le gustaba ser interrumpido, también sabía lo que sucedería a continuación.
En cuanto llegó a las puertas del salón los
dos guardias se inclinaron, le dirigieron el mismo respetuoso saludo y
franquearon la entrada. Como lo había imaginado Iyul, había varios Devrigs a
los que ni siquiera conocía aunque sin duda tenían derecho a estar allí,
esperando para hablar con el Sozdatel [2]
Iyul entró y se movió con la mayor
discreción, pero a pesar de las enormes dimensiones de aquel salón, apenas
había traspuesto la entrada Iziaslav levantó la mano y el desdichado que estaba
hablando fue silenciado de inmediato. Los dos sujetos que estaban a los lados
de Iziaslav que con toda seguridad estaban mortalmente aburridos prestaron
atención, porque aquello no ocurría casi nunca a menos que quien estuviese
hablando ofendiese o molestase a Iziaslav de alguna manera. Sin embargo, les
tomó solo un par de segundos notar la presencia de Iyul.
-
La
sesión continuará luego -- dijo uno de ellos
Iziaslav se puso de pie y todos los
presentes en el salón se inclinaron hasta que él lo abandonó. Uno de los
individuos que había estado al lado de él se acercó con rapidez a Iyul.
-
Larsèvirier
-
¿Podrías
dejar la formalidad Mirsad? -- y el hombre sonrió
-
Me
alegra verte Iyul
-
Gracias
-
Sígueme,
tu padre te está esperando
Salieron de allí y se dirigieron hacia
el final del pasillo, se detuvieron ante una puerta y luego del saludo los
sirvientes la abrieron. Iyul caminó directo hacia donde estaba Iziaslav y dobló
la rodilla en tierra, pero antes de que pudiese formalizar el saludo él lo
detuvo.
-
Te
he dicho que no hagas eso Iyul
De modo que se puso de pie con rapidez.
Aquello era algo que Iyul había aprendido desde que era un niño, aquel sujeto
era sumamente temperamental y tan pronto estaba de un humor como de otro, por
esta razón prefería guardar las formas ya que no sabía cómo iba a encontrarlo
en determinado momento, y si no lo saludaba como era debido y estaba de malas,
podía pagarlo muy caro.
-
Lo
siento Svaraltnik [3]
-
Déjennos
solos --
ordenó Iziaslav
Tanto Mirsad como el otro sujeto que
estaba con Iziaslav se inclinaron y caminaron hacia la puerta pero él detuvo a
uno de ellos.
-
Goran,
que Nikolai y Krasmir se encarguen del asunto
-- le dijo
-
Enseguida
Sozdatel’ -- después de eso, desaparecieron
-
¿Y
bien? ¿Cómo está?
-
Como
siempre, malcriado, arrogante y terco
-- dijo Iyul sabiendo que eso era
exactamente lo que él quería escuchar, y en efecto sonrió
-
¿Por
qué lo hizo? -- preguntó después de unos segundos
-
Lo
desobedeció
-
¿Valía
la pena?
-
Es
posible
-
Iyul
-
Es
diferente Svaraltnik
-
¿En
qué sentido?
-
Es
honesto
-
Honesto --
repitió Iziaslav, miró con fijeza
a Iyul y luego volvió a hablar -- ¿Crees que lo haga?
-
También
es terco, de modo que es muy posible, lo cual sería una pena porque Lucien
sufrirá por ello
Iziaslav miró a Iyul pero guardó
silencio por un largo rato. Iyul sabía perfectamente lo que él estaba pensando,
Iziaslav era un individuo extraño, era frío, calculador y muy poco dispuesto a
ver nada bueno en nadie. Sin embargo, amaba a sus hijos pero Iyul sabía que
Lucien era lo más preciado para él, era su debilidad y lo más peligroso era que
sus enemigos lo sabían, razón por la cual la mayor parte del tiempo Lucien era
vigilado en exceso cuando se encontraba en territorio enemigo, y por su causa
había muerto una ingente cantidad de Devrigs pertenecientes a los Savaresce o a
los Lothian aunque él no lo supiese. Y
una cantidad tal vez un poco menor pero no menos alarmante de miembros de su
propia familia habían perdido la vida solo por hablar mal de él y que para
desgracia del implicado esto llegase a oídos de Iziaslav. De modo que no había
nada que estuviese más lejos de la mente de Iziaslav que arriesgar a su hijo de
ninguna manera.
Lucien era el hijo menor de Iziaslav y
tal y como estaba pensando Iyul su mayor debilidad desde siempre. El pequeño
príncipe era el único capaz de desafiar a Iziaslav y de llevarlo a los extremos
sin que su vida corriese ningún peligro, puesto que aquel individuo primero se
habría hecho quitar la cabeza antes que hacerle algún daño a su hijo; el asunto
era que el mayor de los daños ya se lo había hecho al quitarle la vida a su
madre, lo que había generado el resentimiento de Lucien que al parecer sería
eterno, porque desde entonces evitaba a su padre tanto como antes había estado
unido a él. Jamás lo visitaba ni lo buscaba por voluntad propia y la única
manera que tenía el soberano para verlo, era que ordenase su presencia. Lucien
también era el miembro de la familia más vigilado, porque siendo que los ancestrales
enemigos de Iziaslav estaban perfectamente al tanto de lo anterior, Lucien era
quien más peligro había corrido siempre. No obstante, vigilar a aquel obstinado
muchachito no era tarea fácil ni para los hombres mejor entrenados, ya que no
solo era hábil y poseedor de un desarrolladísimo instinto, sino que si advertía
la mencionada vigilancia, mal podía irle al pobre infeliz.
Cuando Lucien mató a Emiliana, Itlar el
Devrig que lo vigilaba lo había sabido, de lo que no estaba seguro era del
motivo, porque si bien era cierto que sus sentidos eran muy desarrollados, a la
distancia que debía vigilarlo para mantenerse a salvo lo hacían perderse de
algunas cosas. No obstante, cuando este sujeto notó que Lord Danworth había
sido transformado, todas las alarmas se encendieron en su cerebro pero no había
podido acercarse lo suficiente como para determinar si quien lo había hecho
había sido Emiliana aunque para él estaba clarísimo que tenía que ser así, ya
que Lucien no hacía aquello. Sin embargo, aun tardó bastante en poder acercarse
a Dylan y cuando lo hizo quiso suicidarse al comprobar que aquello era obra de
Lucien. Evidentemente el hombre había tenido razón en ambos casos, porque
inicialmente había sido Emiliana quien llevase a cabo la transformación pero
luego Lucien había efectuado una segunda, algo de lo que nadie tenía noticias
de que pudiese hacerse y por tanto él no lo había considerado.
Cuando Lucien llamó a Iyul y éste fue
informado de todo el asunto, Itlar fue inmediatamente llamado a presencia de su
soberano y encerrado en Zatvor por no haber notificado todo aquel desastre. Sin
embargo, él escuchó su sentencia y se avino a cumplirla en silencio, porque era
verdad que él le debía obediencia en primera instancia a su soberano y en
segunda al Lavny [4],
pero no era menos cierto que aunque él no había hecho juramento alguno con
relación al sizvitel más allá del que hacían todos con respecto a los miembros
de la familia, él había sido amigo personal de Lucien y no habría habido nada
que lo hubiese inducido a quebrantar su lealtad al mismo así Iziaslav hubiese
ordenado su muerte.
Todo sabían que aquella transformación
tendría implicaciones políticas y sociales dentro de su comunidad, pero
cualquier acción a seguir dependería de las órdenes de Iziaslav y hasta el
momento la única que había dado era a Iyul en el sentido de que vigilase al Djali [5]
de Lucien para saber si era confiable antes de entregarle el Dykari, pero Iyul
había llegado algo más lejos ocupándose también de acelerar el entrenamiento
para que el chico se adaptase con mayor rapidez y facilidad a su nueva vida.
Sin embargo, independientemente de lo que Iyul hubiese podido esperar y
suponiendo que esperase algo, ciertamente no lo que escuchó a continuación.
-
Tráelo --
dijo finalmente Iziaslav
-
¿Svaraltnik? --
preguntó Iyul más asombrado que curioso
-- ¿Quieres que lo traiga aquí?
-
Ya
me escuchaste, quiero verlo tan pronto sea posible y no me hagas esperar
-
De
acuerdo Svaraltnik
Iyul se dirigió hacia la salida pero él
lo detuvo.
-
Syn [6]
-- Iyul se detuvo en seco y se
volvió -- Sé que te preocupas por tu hermano y haces un
gran trabajo, pero también es mi hijo
-
Lo
sé Svaraltnik -- Iziaslav asintió y algo parecido a una
sonrisa asomó a sus labios, con lo que Iyul entendió que podía marcharse y que
no estaba molesto con él
Se dio la mayor de las prisas en
trasladarse a Yaroslavl, ya que Lucien y Dylan habían abandonado su casa y
estaban de nuevo en la de Lucien, pero mientras se trasladaba iba pensando en la
orden de Iziaslav. En muchos aspectos Iyul concordaba con su hermano Lucien,
entre ellas, en que Iziaslav era un cretino arrogante y un ególatra
absolutista, pero entendía también que era la única forma de mantener el
control sobre unos individuos sumamente peligrosos que podían desestabilizar
con mucha facilidad cualquier sistema social. En algún momento de su existencia
Iziaslav había tomado consciencia de ello comprendiendo sus pasados errores,
pero para reparar los daños se había visto obligado a cometer otros y todo se
había vuelto un círculo vicioso del que no había podido salir, y ahora lo único
que podía hacer era intentar mantener el equilibrio. Pero dentro de sus muchas manías, normas y
protocolo, estaba el de que ningún Predvary había pisado nunca La Isla ,
que era su hogar y mantenía cuidadosamente fuera del alcance de los extraños.
Pero el veto no era nada más para los Predvary, sino que se extendía a la
mayoría de los Devrigs y solo aquellos que contaban con la aprobación de
Iziaslav podían visitar el lugar. Él hacía muchos años que casi no salía de La
Isla y solo la abandonaba en casos de suma urgencia y para la reunión anual que
se llevaba a cabo en Yaroslavl y ni siquiera entonces tenía mucho contacto con
los demás, se limitaba a salir un rato, intercambiaba un par de frases con
algunos afortunados y nada más. De
modo que eran extraordinariamente pocos los que lo habían visto de cerca o hablado con él alguna vez.
Por todo lo anterior, la orden que le
había dado a Iyul era sorprendente por decir lo menos y de ahí la reacción de
éste. Pero si bien era cierto que Iyul no tenía la experiencia de su padre, ya
contaba con muchos años y había heredado la astucia y la mente ágil de su
progenitor, de modo que le dio dos posibles lecturas a aquella inusual invitación. Una en el buen sentido, es
decir, pensando que solo estuviese preocupado por Lucien y quisiese asegurarse
que Iyul no se hubiese equivocado. Y la otra, que con aquello estuviese colocando
una diana en el pecho del pobre sujeto convirtiéndolo en blanco de injustas
persecuciones que en cualquier caso iba a ser así tanto si sus intenciones eran
buenas como si no, porque en cuanto se supiese que había estado en La Isla , automáticamente generaría
una intensa corriente de envidia, ganándose inadvertidamente la mala voluntad
de un enorme grupo de miembros de la familia liderados sin duda por Loran.
En otras circunstancias esto no habría
generado en Iyul nada más allá de la sorpresa, pero siendo que en estos sujetos
todo se exacerbaba y teniendo en cuenta que ya conocía a Dylan, el chico se
había ganado rápidamente su afecto debido a los mencionados instintos y
sentimientos exacerbados y aunque ellos la mayor parte del tiempo intentaban
con mucho ahínco no establecer lazos afectivos con nadie, había sido inevitable
no solo por el nexo que ahora unía a Dyaln y a Lucien, sino porque
verdaderamente Dylan le había resultado muy fácil de querer. Por todo lo
anterior era que Iyul iba realmente
preocupado pero tendría que disimularlo lo mejor posible para no alterar a su
irascible hermano menor.
Luciano estaba preocupado también pero
por otro asunto, él sabía que Dylan estaba planeando ir a Inglaterra y
difícilmente podría detenerlo.
-
¿Cuánto
tiempo crees que le tome notar lo que puedes hacer?
-
No
lo sé
-
Estás
consciente de que funciona en ambos sentidos ¿no?
-
Sí,
pero falta mucho para que pueda dominar eso
-
Es
hábil y no tengo que recordarte que sus habilidades
sean cuales fueren se han potenciado, aparte de que gracias a ti ha adquirido
otras.
Luciano se giró y miró a su hermano con
una expresión que Iyul conocía bien.
-
Sigo
siendo el hijo de un Devrig primigenio
-- dijo con toda la arrogancia de
la sangre que corría por sus venas
-
Algo
que solo recuerdas cuando te conviene, pero si te mirases en un espejo verías…
-
¡No
es cierto! -- lo interrumpió Luciano con ira
Iyul sonrió mientras se preguntaba si
algún día su hermano reconocería lo mucho que se parecía a su progenitor.
Porque si bien era cierto que ambos, Luciano e Iyul, habían heredado ciertos
rasgos físicos y los ojos verdes de su madre, no era menos cierto que tenían el
mismo cabello, estatura, complexión y un decidido e innegable parecido con
Iziaslav, y en el caso de Luciano exhibía la misma actitud de superioridad,
altivez y soberbia de su padre. Pero dejó esos pensamientos de momento, pues
tenía algo mucho más importante qué hacer.
Luciano se había quedado mirando a su
hermano y se le había pasado el momentáneo enfado al ver que su visita obedecía
a algo específico.
-
¿Qué?
-
Quiere
verlo --
Luciano abrió mucho los ojos con
la misma sorpresa que había sentido él antes.
-
¿Por
qué?
-
Si
supones que va a darme explicaciones creo que has olvidado cómo es
Pero Luciano no estaba prestándole atención,
se había girado y veía a Dylan que ya se acercaba en su caballo.
-
¿Cuándo? --
preguntó girándose hacia su hermano de nuevo
-
En
el término de la distancia
-
¿Dónde?
-
En
casa
-
Cuando
dices en casa, te refieres a…
-
La Isla
-
Pero
eso es…
-
Eso
puede ser muchas cosas Lucien, y te sugiero no adelantar conclusiones y no
ponerte difícil. Sabes tan bien como yo que no estamos en posición de discutir
una orden suya.
Luciano sabía que eso era cierto, pero
no por eso le causaba menos ira y frustración pero sobre todo mucha
preocupación. Supuso que si Iziaslav quería ver a Dylan, era tal vez porque le
causaba curiosidad que justamente él tuviese un Djali
-
Supongo
que le dijiste que no fue mi idea
¿no?
-
A
todos los efectos prácticos sí lo
fue, pudiste haberlo dejado morir pero decidiste no hacerlo, de modo que como
dije, sí lo fue.
-
Dime
la verdad Iyul -- dijo acercándose a él -- ¿Va
a matarlo?
-
No
seas necio Lucien -- dijo Iyul con fastidio --
Sabes que no puede hacerlo, tú
te encargaste de eso.
Suspendieron la conversación, porque ya
Dylan había dejado su montura y se acercaba.
-
¡Iyul! --
exclamó Dylan -- Pensé que no te veríamos muy pronto
-
Probablemente
así habría sido pero vine a cumplir un encargo
-
Bien,
los dejo solos entonces -- dijo Dylan recordando lo que le había dicho
Iyul en una anterior oportunidad
-
No
es necesario, porque está directamente relacionado contigo -- le
dijo --
Debes prepararte
-
¿Prepararme?
¿Para qué?
-
Iziaslav
quiere verte
Aunque sí le extrañó un poco, Dylan no
mostró mayor sorpresa ya que aun no estaba al tanto de las normas que regían a
los Yaroslávich. Eso era algo que un Devrig no aprendía hasta que no había
superado el período de adaptación y sobrevivido a él. Normalmente eran muchos
los Nya que terminaban asesinados por los Devrigs que se hartaban de sus
locuras, especialmente si sus Itzbretel los dejaban abandonados a su suerte.
-
Entiendo --
dijo Dylan y luego pensó -- ¿Y dónde? ¿Vendrá aquí, yo debo ir a su casa,
o qué? -- Iyul rió y Luciano no pudo evitar hacerlo
también -- ¿Qué es lo gracioso? --
preguntó Dylan
-
Ciertamente
él no vendrá aquí --
dijo Iyul, pero luego pensó con cierto grado de conmiseración que debía
a preparar a Dylan para lo que se iba a enfrentar
-
De
acuerdo -- estaba diciendo Dylan -- Iré
a cambiarme y…
-
Espera,
creo que es conveniente que sepas un par de cosas primero
A Dylan no le gustó mucho escuchar
aquello, porque cada vez que Iyul quería que supiera un par de cosas, esa información encerraba algo que terminaban por
no gustarle. Sin embargo, suspiró con resignación y se preparó a escuchar
-
Bien,
te escucho
-
En
primer lugar, Iziaslav Yaroslávich es para los Devrigs de nuestro Clan, lo que
cualquier soberano es para los súbditos de su país. Debes estar cansado de
escuchar a Lucien decir que Iziaslav es un dictador, pues lo es, es el jefe
supremo y nuestras vidas dependen de su voluntad, tiene autoridad absoluta e
indiscutida. De modo que tanto si te parece como si no, debes conducirte ante
él con el mismo respeto y obediencia que lo hacías ante el soberano de tu de país
de origen.
-
Entiendo --
dijo Dylan, aquello no representaba un gran problema ya que él había
sido educado para conducirse apropiadamente ante cualquier soberano
-
El
tratamiento oficial que se le da es el de Sozdatel’ -- y
Dylan puso cara de extrañeza
-
Pero
así no se dice majestad en ruso ¿no?
-
No,
pero es el que se le da a él, viene a significar algo así como Creador
-- dijo Iyul -- Y
no todas nuestras palabras provienen del ruso, tenemos vocabulario propio
-
¡Vaya! --
exclamó Dylan pensando que Luciano no andaba muy alejado de la realidad
con aquello de que el sujeto era un ególatra
-
Y
por último, no es frecuente que un Nya pueda verlo y mucho menos ir a su
Dvorets, de modo que aunque es poco probable que esto logre mantenerse en
secreto, es mejor si no lo mencionas.
-
Sigo
acumulando puntos para que me odien ¿no?
-- dijo con indiferencia
-
Pues
no te van a apreciar más por ello
-
Bien
¿Algo más?
-
No
por el momento
-
Voy
a cambiarme entonces -- pero antes de abandonar la terraza miró a
Luciano -- ¿Tú vendrás?
-
No
Dylan ya se lo imaginaba pero quiso
asegurarse. Se bañó, se cambió y unos minutos después estaba de vuelta y listo
para partir. Se despidieron de Luciano y salieron.
-
¿Cómo
estás con la velocidad? -- le preguntó
Iyul
-
¿Cómo?
-
A
donde nos dirigimos es lejos e inaccesible, de modo que no podemos darnos el
lujo de ir de forma convencional
-
Pues…
no he recorrido grandes distancias de ese
modo y lo sabes, pero…
-
Es
lo mismo, es decir, cualquier distancia será igual, solo procura no chocar
contra nada.
-
De
acuerdo lo intentaré pero ¿a dónde debo dirigirme?
-
Solo
sígueme
-
¿Seguirte?
Pero…
Sin embargo, no pudo preguntar nada más
porque ya Iyul había partido, de modo que no perdió el tiempo y fue tras él. Era la primera vez que Dylan hacía
aquello e intentó recordar todo lo que Luciano le había dicho al respecto: Concéntrate en el punto a dónde quieres
llegar y estarás allí antes de lo que piensas. Primer punto nulo pensó
Dylan, porque no tenía idea de a dónde se dirigía. Trató de recordar qué más
había dicho al respecto y se maldijo por no haber prestado más atención, pero
la verdad era que en ningún caso había pensado trasladarse de aquella forma. Si persigues a alguien, debes guiarte por su
olor, recordó Dylan y pensó que al menos eso sí podía hacerlo. Pon atención al entorno, utiliza la vista y
el oído, así no colisionarás contra nada ni contra nadie. Pero Dylan se
preguntaba cómo demonios hacer aquello, porque a aquella velocidad difícilmente
podría ver algo. Sin embargo, se
sorprendió de lo bien que podía verlo todo y recordó que su vista había
mejorado mucho. Antes de que se diese cuenta, Iyul se había detenido. Dylan miró
a su alrededor con sorpresa porque en realidad no había nada que mirar.
Estaban a orillas de un enorme lago, había
poca vegetación y no se veía absolutamente ningún signo de vida en los
alrededores, de modo que se volvió hacia Iyul.
-
Bueno
como dudo que el tal Iziaslav viva en el agua…
-
En
realidad así es -- dijo Iyul con una media sonrisa --
Mira hacia allá -- y señaló algo
que parecía una porción de tierra, pero como se encontraba muy lejos Dylan
volvió a mirar a Iyul con desconcierto
-- Es hacia allá hacia donde
debemos ir
Dylan volvió a mirar a su alrededor y
como no vio ni muelle ni embarcación alguna, llegó a la absurda conclusión de
que debían cruzar a nado. Algo que no le parecía especialmente agradable,
porque estaban a finales de otoño y calculó que la temperatura en el lugar
debía estar alrededor de los 3º C máximo 5º C, de modo que el baño iba a resultar desagradablemente helado. Pero Iyul sonrió y
meneó la cabeza en forma negativa.
-
No
es necesario ese baño -- le
dijo --
Solo debes pensar que estás
allá --
dijo señalando la isla
-
¡Wow,
wow! --
dijo -- Supongo que no estarás diciendo que puedo cruzar por el agua sin…
-
Eso
es exactamente lo que te estoy diciendo
Dylan pensó que aquello debía ser una
broma, porque no había forma que ningún cuerpo con su peso se mantuviese a
flote sobre el agua, mucho menos aún caminar
sobre ella sin hundirse.
-
Realmente
eres terco muchachito y estamos perdiendo el tiempo -- le
dijo Iyul -- Hazme caso, solo concéntrate en el punto al
que quieres llegar ¿de acuerdo?
-
Pero
esto es una locura -- porfió Dylan
-
¡Solo
hazlo, maldición!
-
De
acuerdo, pero si…
-
Si
caes al agua prometo lanzarte una cuerda
-- dijo Iyul mirándolo con sorna
y a continuación desapareció de su vista.
-
Bien,
vamos allá -- murmuró Dylan con resignación y cerró los
ojos aun pensando que aquello estaba mal
Sin embargo, cuando abrió lo ojos estos
adquirieron el doble de su tamaño normal, no solo porque lo había logrado sino
por lo que estaba mirando.
-
Bueno,
como no te veo muy mojado debo
concluir que comprobaste que SI es
posible -- dijo Iyul sonriendo
-
¡Demonios! --
exclamó Dylan e Iyul se giró
Realmente la imagen era magnífica y la
verdad era que Iyul lo había olvidado, porque las veces que visitaba el lugar
simplemente no prestaba atención sino que se dirigía directamente a la entrada.
El sol estaba poniéndose y sus rayos naranja bañaban la fachada de un imponente
y descomunal Dvorets que para satisfacción de Dylan, no exhibía exagerados
colores en las cúpulas sino que las torres eran de un blanco marfileño con
cúpulas doradas o verdes con estrellas doradas. Y todo estaba rodeado de un extenso
jardín que se perdía de vista.
-
Bienvenido
a Illir -- le dijo Iyul
Mientras caminaban hacia el Dvorets,
Dylan pensó que aquella era una de las visiones más hermosas que vería nunca en
su vida. Ahora restaba ver lo que le esperaba dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario