Una mañana Dylan se sintió indispuesto
apenas despertó. Intentó incorporarse pero le resultó del todo imposible, de
modo que volvió a recostarse pero unos minutos después se sintió alarmado. Él
había aprendido y de manera muy dura, a controlar el asunto de las
temperaturas, pero en ese momento sentía mucho frío, de modo que se arrebujó
más en las mantas pero el dolor de cabeza lo estaba matando. Cerró los ojos y
perdió la noción del tiempo. En algún momento escuchó que alguien decía su
nombre y con dificultad, porque sentía que los párpados le pesaban, abrió los
ojos.
-
¡Dylan! --
estaba diciendo Janos -- ¿Dylan qué tienes? --
estaba preguntando con preocupación
-
No
lo sé… pero… -- en ese momento comenzó a toser --
tengo mucho… frío Janos
El hombre se acercó más y colocó su mano
en la frente notando que el chico tenía fiebre. Dylan había cerrado los ojos de
nuevo y cuando los volvió a abrir, notó que la habitación estaba en penumbra,
escuchó voces pero se sentía cansado, le dolía la cabeza y el pecho, así que
volvió a cerrar los ojos.
-
¿Cómo
sigue? -- estaba preguntando Iziaslav a Janos
-
La
fiebre ha cedido un poco, Zinatnè dijo que debía tomar esto --
dijo señalando un frasco -- y descansar un par de días, después de eso él
dice que estará bien.
Iziaslav se acercó a la cama, colocó la
mano sobre la frente de Dylan para cerciorarse de lo que Janos le había dicho y
éste lo miró con curiosidad. Janos Dvòrak era uno de los Devrigs más antiguos
del Clan Yaroslávich y había pasado casi toda su vida al lado de Iziaslav.
Había sido amigo, consejero y detractor, y si había sobrevivido era porque si
algo apreciaba y respetaba aquel extraño sujeto eran tres cosas, el valor, la
lealtad y la honestidad.
Con el tiempo, le había sido confiada la
educación de los príncipes y se había dedicado a ello con el mayor esmero. Pero
cuando Iziaslav mató a Gianna y después de ayudar a los príncipes a superar el
dolor, había abandonado Illir. Por supuesto, siendo Iziaslav el autócrata que
era, nadie lo abandonaba sin su consentimiento, de modo que lo había hecho
perseguir como a un vulgar Kraviacik
[1],
pero aquello no le había servido de nada, porque cuando sesenta años después
habían logrado atraparlo y llevarlo ante él, le dijo que igual podía matarlo
pero que no se quedaría allí, porque él lo había decepcionado al cometer
semejante acto de barbarie en contra de
la madre de sus hijos. Iziaslav había enfurecido y la había emprendido a golpes
contra él, pero finalmente lo había dejado marchar.
Janos había tardado casi cuatrocientos
años en regresar al lado de Iziaslav, y lo hizo cuando Mikha y Andrei dos de
sus hijos, habían resultado muertos. Para entonces Iziaslav estaba
emocionalmente destruido, había visto morir a los hijos que había engendrado
con Seren y a dos de los príncipes herederos. Iyul fue quien buscó a Janos y le
pidió regresar diciéndole que si realmente había sido su amigo, no lo abandonase
en aquella situación. En aquel momento lo que había convencido a Janos de
volver, no había sido el posible sufrimiento de Iziaslav, porque al fin y al
cabo en su opinión se lo tenía bien merecido, sino la lección que le había dado
el chico, porque si Iyul que era el hijo de la mujer a la que Iziaslav le había
quitado la vida había podido perdonar, quién era él para no hacerlo.
Y así había sido como Janos había
regresado a su lado y no había vuelto a marcharse nunca más. Todos los miembros
del Clan sabían que si había alguien después de los príncipes, con quien no
debían meterse nunca, era con Janos. Él era uno de los pocos Devrigs que podía
decir que conocía bien a Iziaslav y era por esa razón que ahora veía con cierta
preocupación a Dylan Danworth.
Hacía muchísimo tiempo que Iziaslav no
se preocupaba por nadie excepto claro está, por sus hijos. Así que aquel
repentino interés en este rybik que inicialmente él había pensado que se debía
a que era el Djali de Lucien, algo ya de por sí insólito, comenzaba a
mortificarlo, porque eso podía traducirse en la desgracia de Dylan, ya que era demasiado
joven para sobrevivir a la ira de individuos como Loran Hársady, Igor Hossa o Gregory
Massarik. Eso por un lado, y por el otro, que Iziaslav se encariñase con
alguien aparte del ya mencionado peligro, preocupaba a Janos que ese alguien no
correspondiese del mismo modo. Una de las grandes desventajas de un Devrig era
que su capacidad de amar u odiar eran igualmente intensas y podían despertar
con sorprendente rapidez, razón por la cual especialmente los más antiguos se
esforzaban por controlar sus sentimientos tanto como era posible para no
colocarse en situaciones difíciles que los hiciesen sufrir, ya que el
sufrimiento era simplemente tan atroz que solo deseaban poder morir. Sin
embargo, de momento no podía hacer nada más que ver cómo se desarrollaban los
acontecimientos.
De lo que sí estaba seguro, era de que
el interés de Iziaslav era auténtico, porque desde que el rybik había enfermado, había
estado entrando y saliendo de aquella habitación a todas horas, e incluso la
primera noche cuando la fiebre lo había atacado con mayor intensidad, no se
había movido de allí, algo que no sucedía desde que los príncipes habían
crecido, y había insistido en que solo
Zinatnè su Lijenik [2]
personal y nadie más, fuese quien lo atendiese. En vista de todo lo anterior y
si las cosas eran como se las estaba imaginando, aquel rybik iba a ocasionarle
muchos dolores de cabeza.
Un par de días más tarde, Dylan abrió
los ojos y lo primero que vio fueron los de Janos. Parpadeó varias veces hasta
lograr enfocar bien.
-
¿Cómo
te sientes?
-
Como
si me hubiesen apaleado -- dijo él y Janos sonrió
-
Bueno,
como llevo seis días, siete con hoy vigilándote atentamente, puedo asegurarte
que nadie lo ha hecho
-
¿Siete
días? --
preguntó con incredulidad -- ¿Pero… por qué? ¿Qué me sucedió?
-
Has
estado bastante delicado, en principio pensábamos que se trataba de un fuerte
resfriado, pero en realidad algo no andaba bien con tus pulmones --
Dylan abrió mucho los ojos y recordó a su padre -- Te
recuerdo que no puedes.
-
¿Y
entonces?
-
El
hecho de que no puedas morir no evita que puedas enfermar como lo acabas de
comprobar, y como parece que tienes mala memoria, debo recordarte de nuevo que todo, lo bueno y lo malo, lo
experimentamos de forma más intensa.
-
¡Demonios!
¿Y no hay forma de evitarlo? -- preguntó con fastidio, haciendo que Janos
riera
-
Bueno,
si consigues cómo evitar algo que nadie sabe por qué sucede, me avisas -- le
dijo riendo aún -- Ahora que ya estás despierto, debes
alimentarte
-
No
tengo hambre, solo…
-
No
te pregunté si la tenías, he dicho que debes
hacerlo
-
¿Sabes
lo pesado que puedes ser? -- le preguntó mirándolo mal
-
Sí,
me lo han dicho algunas veces -- le dijo mientras se dirigía hacia la pared
para tirar del cordón
Dylan tomó el desayuno con la peor de
las caras, la fruta podía tolerarla pero la avena era algo que nunca había
apreciado mucho y ahora francamente la detestaba, pero Janos insistió en que
debía comérsela y él lo hizo cual niño malcriado protestando con cada
cucharada. Apenas había terminado, entró un sujeto al que no conocía.
-
Buenos
días Zinatnè
-
¿Y
cómo amaneció el Malyy [4] hoy?
-- Dylan miró en forma
inquisitiva a Janos
-
Él es
el señor Zinatnè, es un Lijenik -- Dylan lo saludó pero aquello no le decía
mucho
Sin embargo, cuando el individuo comenzó
a examinarlo, entendió que Lijenik
debía ser médico.
-
Bien --
dijo el hombre -- si te sientes lo bastante bien como para
estar de pie, recomiendo que salgas a tomar un poco de sol
-
De
acuerdo -- dijo Dylan que ya quería levantarse
-
Todo
marcha como es debido, si me necesitas avísame
-- dijo el hombre mirando a Janos
-
Gracias
Zinàtne
Apenas abandonó la habitación, Dylan retiró
las sábanas y se incorporó pero todo comenzó a girar muy de prisa y cayó hacia
atrás.
-
Sugiero
que lo hagas con un poco más de calma
Dylan obedeció y se incorporó más
despacio, se quedó sentado un momento y luego Janos lo ayudó a ponerse de pie.
-
¿Mejor?
-
Sí,
gracias
Comenzó a caminar hacia el baño y en ese
momento se abrió la puerta.
-
¿Qué
crees que haces? -- escucharon la voz atronadora de Iziaslav
-
Zinàtne
dijo que ya podía levantarse y salir al jardín
-- informó Janos
Iziaslav lo miró con sospecha pero no
dijo nada más. Un rato más tarde caminaban por el jardín. Aquella fue una de
las extrañas ocasiones en las que hablaron de él y a Dylan lo asaltó una vieja
curiosidad, pero no estaba muy seguro de cómo plantear la pregunta aunque
aquello era del todo innecesario, porque un segundo después Iziaslav sonrió.
-
No
hay porque suelen ser un problema, pero si deseas una solo tienes que
pedirla -- le dijo
-
No
lo decía por eso, es solo que me extraña que no haya ninguna en el Dvorets
-
Las
Ledzidar [5]
siempre serán nuestra perdición Rybik -- y
después de un momento agregó -- al menos fueron la mía, a causa de una perdí
a casi toda mi familia, le causé el mayor dolor a mis hijos y uno de ellos me
odia.
-
¿Pero
no le parece injusto culparla solo a ella?
Fue evidente para Dylan que aquello no
le había sentado nada bien a Iziaslav, porque su expresión cambió y el brillo
de sus ojos se tornó peligroso.
-
¿Cómo
te atreves? -- exclamó con ira
-
Puedo
disculparme por haberlo molestado pero no por pensar del modo que lo hago -- y
como él no decía nada Dylan agregó
-- Es posible que no diga todo lo
que pienso, pero nunca me traicionaré a mí mismo diciendo lo contrario señor
Tal vez el largo tiempo que llevaba
Iziaslav en el ejercicio de controlarse, o tal vez la ruda franqueza de Dylan,
lo hicieron apaciguarse.
-
Respeto
la honestidad Rybik, pero no siempre es agradable. Desde la perspectiva de tus
pocos años y dada tu escasa experiencia de vida, quizá te resulte muy sencillo
juzgar los hechos, pero con el tiempo aprenderás que muchas cosas pueden
parecer pero no ser, y que otras muchas pueden ser sin parecer.
-
Quiero
que sepa que en verdad lamento haberlo molestado --
dijo Dylan
-
No
fuiste tú sino la verdad que has dicho y como ya te lo mencioné en otra
ocasión, la verdad solo nos molesta cuando no somos capaces de aceptarla, y
esta es una verdad que aun me pesa demasiado
-- caminaron un rato en silencio
y luego volvió a hablar -- Controlar las emociones en nuestras
condiciones no es nada sencillo, me tomó muchos años lograrlo y aun hoy en
ocasiones mis emociones me traicionan. Amar es una de las emociones más
sublimes que posee el ser humano, pero en nuestro caso el amor está condenado
por la maldición que pesa sobre nosotros y puede volverse tan destructivo como
el odio.
-
Pero
eso no es propiedad exclusiva de los Devrigs, porque a los seres humanos en general
puede ocurrirles lo mismo.
-
Es
cierto, he sido testigo presencial de cómo se destruye en nombre del amor bien
sea a la tierra que te vio nacer, a un Jhain
[6]
o a una Ledzidy, pero si cualquier ser humano puede comportarse con suprema
barbarie por esas causas, ya puedes ir
haciéndote una idea de cómo lo haremos nosotros. Somos capaces de amar
hasta la agonía, pero también de odiar hasta la cruel destrucción
Dylan se quedó pensativo un rato, porque
había cosas que no podía compaginar y finalmente decidió preguntar
-
¿Cómo
se puede odiar a quien se ama?
-
Teorizar
sobre los sentimientos es un error, primero porque no son tangibles, no son un
traje o una silla con tamaño y medida y cada quien los experimentará de manera
distinta. Lo que sí es un hecho es que tanto el odio como el amor son una
fuerza poderosa. No sé como será para los demás, pero en mi caso nunca he
odiado a quien amo
-
Pero
entonces…
-
Nunca
odie a Gianna, así como tampoco odie a Seren, lo que odiaba era no poder seguir
amándolas -- en forma automática Dylan se preguntó por qué
las había matado entonces -- No las maté porque las odiase, esos fueron
actos de furia incontrolada en el caso de Gianna, porque a mi juicio de
entonces interfería en mi relación con Seren. Y en el de Seren, porque consideré
un acto de suprema maldad lo que en realidad fue un acto de amor.
-
No
entiendo
-
Seren
me conocía y sabía que si me molestaba lo suficiente la mataría.
-
¿Quiere
decir que quería morir?
-
En
cierta forma. Ella sabía que no podía hacer nada para cambiar nuestro destino,
porque nuestra maldición es irreversible, pero decidió hacer algo para cambiar
el de nuestra descendencia. De modo que pactó con Maikata Priroda, su vida a
cambio de la de nuestros hijos.
-
Pero
ellos murieron ¿no? ¿Cómo puede ser ese un acto de amor?
-
Te
estás dejando llevar por lo que parece y no estás viendo lo que es. Piensa
Rybik ¿quién querría a consciencia una vida como la nuestra? Con su muerte ella
aseguró la normalidad de nuestra descendencia y los hizo invulnerables a
nuestra maldición, ningún Devrig puede hacer daño a un descendiente de Seren sin asegurar su propia muerte en el proceso. De
modo que fue un acto de supremo amor.
Aquella sería una de las conversaciones
que Dylan más recordaría siempre, tal vez porque Iziaslav se había mostrado
honesto, no había visto al déspota y autoritario jefe supremo del Clan, sino al
hombre que había sufrido y seguía sufriendo por sus actos y que no había
intentando justificarlos, sino que había reconocido sus errores aunque estos ya
no tuviesen remedio.
Un par de días después y para sorpresa
de Dylan, Janos le dijo que cenarían fuera, de modo que Dylan estuvo listo a la
hora pautada.
-
¿Puedo
preguntar a dónde iremos?
-
Atendemos
una invitación en la casa de una Condesa
-- le dijo Janos, con lo cual no
satisfacía la curiosidad de Dylan pero él entendió que no le diría nada más
Sin embargo, las sorpresas no habían
finalizado, porque la casa de la tal Condesa estaba en Francia, lugar que Dylan
reconoció enseguida y que no le traía los mejores recuerdos. No obstante,
exhibió sus refinados modales de siempre y en breve vino a su memoria lo que le
había dicho Iyul con respecto al aspecto físico, porque si antes Dylan había
despertado el interés de las féminas, ahora esto sería un auténtico problema,
especialmente en lo tocante a maridos celosos.
Un rato después, se encontraba rodeado
de un grupo de señoras cuando repentinamente su cuerpo se tensó, recordó que
Luciano le había dicho que su instinto siempre le alertaría de la presencia de
otro Devrig y ciertamente no podía tratarse de Janos porque su presencia ya la
tenía identificada. De modo que prestó atención, un momento después lo ubicó
con total precisión y al minuto siguiente una ira visceral lo invadió. Sin
embargo, echó mano del tan practicado autocontrol y siguió conversando con las
damas pero habría sido mucho esperar que las cosas fuesen tan fáciles.
-
¡Vaya,
vaya! Pero mira nada más a quien tenemos aquí, el escurridizo y misterioso
Duque de Livingstone.
-
Montreuil --
dijo Dylan por todo saludo
-
¡André
querido! -- exclamó una de las damas con las que había
estado conversando Dylan -- ¡Que sorpresa!
-
Madame
Lemoine -- dijo André inclinándose ante la mujer y
llevando la enguantada mano de ella hasta sus labios
-
Veo
que ya conoces al Duque
-
Así
es, tuve el placer de conocerlo hace
unos años
Mientras André hablaba, Dylan se había
dedicado a detallarlo. Ciertamente seguía viéndose igual que unos años atrás,
su apariencia no había variado en nada, lo cual habría sido extraño tratándose
de un Devrig, se reprendió Dylan. Pero de forma automática sus ojos buscaron
las manos de André y lo localizó. Un zafiro, lo que lo identificaba como un
miembro del Clan Lothian. Aunque nunca se lo preguntó a Luciano y ya sabía que
en el Clan Yaroslávich había individuos tan desagradables como André, siempre
estuvo seguro que éste tenía que ser un enemigo declarado, lo que Dylan no
recordaba era que Luciano se lo había dicho, solo que lo había hecho el mismo
día que le había informado de su nueva condición y francamente ese día él no
estaba en las mejores condiciones y no lo había registrado en su memoria.
Unos minutos después las damas
comenzaron a dispersarse y a Dylan no se le escapó que eso había sido obra de
André, pero como él no tenía el mismo interés que aquel desgraciado parecía
tener en él, dio la espalda para marcharse.
-
¿Por
qué tanta prisa Danworth? -- lo escuchó
-
El
escoger a quien dedico mi tiempo es un privilegio al que no he renunciado --
dijo con la mayor frialdad
-
Cuanta
arrogancia, es posible que ser el juguete
de nuestro príncipe de hielo te haya
dado una falsa impresión de seguridad, pero yo en tu lugar tendría más cuidado
en cómo trato a algunos individuos.
-
Y
es posible que tú no le tengas el suficiente aprecio a tu cabeza, de modo que
te sugiero lo mismo
Dylan vio con claridad formarse tanto la
ira como las palabras de aquel infeliz y sintió deseos de reír, al mismo tiempo
qué se preguntaba cuántos años tendría
André para que él pudiese ver con tanta facilidad lo que estaba pensando.
-
Escúchame
niño estúpido -- estaba diciendo André -- Ya
te atravesaste una vez en mi camino y no lo he olvidado
-
Lo
supongo, pero ese es tu asunto y no el mío
-- dijo Dylan con tranquilidad y
André exhibió su fría sonrisa
-
Si
crees que tu recién adquirida condición te vuelve invulnerable, estás
lamentablemente equivocado, porque si tu Izbretel no te lo dijo, cosa muy
posible ya que el príncipe malcriado probablemente
ya se cansó de ti, porque veo que no llevas ni siquiera una triste Slabira [7]
que te identifique, entonces te informo que yo tengo más años que tú y puedo hacerte polvo antes de que lo notes --
dijo en forma venenosa
-
¿Ya
terminaste? -- pero André lo miró en forma amenazante --
Veamos, normalmente no me muestro tan paciente y mucho menos generoso,
pero en primer lugar estoy perfectamente al tanto de que soy tan vulnerable
como Tú. En segundo, yo en tu lugar
escogería con cuidado la forma en la que hablas de Luciano, suponiendo que te
interese mantenerte vivo. Y por último, yo no tengo la culpa de que seas un
imbécil y no te hayas fijado en que Sí
llevo identificación -- y movió la mano en forma ostensible, con lo
que André abrió mucho los ojos -- Y como ya me cansé de tu dudosamente
agradable compañía, con tu permiso
Sin embargo, André había salido de su
sorpresa y recuperado su mal humor, de modo que lo asió por un brazo.
-
Como
de costumbre molestando a los miembros de la familia equivocada André --
escucharon una voz fría a su lado
Dylan y André giraron la cabeza, pero
mientras André obviamente conocía al sujeto Dylan no, y el hecho de que André
lo soltase de inmediato lo hizo preguntarse quién sería aquel. De forma
automática miró su mano izquierda y vio el anillo de los Yaroslávich.
-
Esto
no es asunto tuyo Edin, y no estoy haciendo nada malo --
dijo André
-
A
ver, a ver -- dijo el tal Edin -- por
definición molestar es malo, y si a
quien molestas es a un miembro de Mi
familia, eso lo convierte en crimen, así que desaparece André, antes de que
decida enviarte a Zatvor.
André los miró con odio manifiesto, les
dio la espalda y casi choca con Janos, pero aunque era obvio que se conocían
ninguno de los dos se molestó en saludarse.
-
Mal
sujeto -- dijo Janos, y luego saludó al recién llegado --
¿Cómo estás Edin?
-
Intentando
que la basura no nos ahogue, como siempre, y tratando de que esa basura en particular no molestara a
Lord Danworth -- dijo él y Dylan lo miró con cierta sorpresa
-
Dylan,
él es Edin Dòmine --
dijo Janos a modo de presentación
-
Un
placer Lord Danworth -- dijo él extendiendo la mano y Dylan se la
estrechó mientras lo detallaba
Era un individuo que no aparentaba más
de veinte años, tenía el cabello rubio clarísimo, los ojos tan azules como un
cielo despejado y sonrisa infantil, pero cuando terminó su examen, él ya se
estaba marchando.
-
¿Quién
es? --
preguntó Dylan -- ¿Y cómo es que sabía quien era yo?
-
Como
ya dije, su nombre es Edin Dòmine y si sabía quién eres es porque su trabajo es
saberlo todo
-
¿Disculpa? -- y
Janos rió
-
Edin
es un Lovet
Pero Dylan había dejado de prestarle
atención y se la dedicaba a una hermosa señorita que ciertamente le dedicaba toda
la suya a él. Janos siguió la dirección de su mirada y sonrió burlón.
-
Como
ya has estado en Francia antes, asumo que sabes quien es la criatura -- le dijo
-
Pues
no, no lo sé
-
Bien
pero si prestaras atención lo sabrías de igual modo
-
No
es una Devrig -- dijo él
-
No,
no lo es
-
¿Y
entonces?
-
Vamos
Rybik, afina tus sentidos -- dijo Janos con fastidio, y después de unos
minutos de atenta observación Dylan elevó las cejas y Janos volvió a reír
-
Bueno
mi suerte mejora, porque una cortesana es mejor compañía que el imbécil de
André
-
Eres
un Devrig Dylan, puedes aspirar a algo mejor que una simple Mahyla [8]
-
Vamos
hombre que no la quiero para casarme
-- dijo Dylan riendo y alejándose
Janos meneó la cabeza y pensó que los rybiks
siempre serían iguales, pero siendo que la orden de Iziaslav había sido que lo
llevase a divertirse, entonces dejaría que lo hiciera a su modo.
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