Bodas de Sangre

Bodas de Sangre
Una vez superados los obstáculos ayudado en su mayor parte por Dylan, Kendall logró finalmente contraer matrimonio con Sophie. Después de la boda, Dylan emprenderá un nuevo, inesperado e insólito camino a través de un mundo del que no tenía ni idea de su existencia, mientras que la nueva pareja parte rumbo a Inglaterra para dar comienzo a un matrimonio que todos se preguntan cómo va a terminar siendo que dio inicio con unas Bodas de Sangre

viernes, 13 de junio de 2014

Cap. 03 La familia…



Cuando Sophie y Kendall abandonaron el Chateau una vez que habían dejado su fiesta de bodas, ella iba hecha un mar de lágrimas, y aunque Kendall entendía perfectamente la situación, no pudo dejar de sentirse muy frustrado, porque un día que tenía que haber sido perfecto en todos los sentidos, había finalizado de aquella forma.

A pesar de que Phillipe les había dicho que abandonaran Francia de inmediato, aquello era en realidad imposible. Partir hacia el puerto de Calais a esas horas habría sido aparte de temerario, del todo inconveniente y  Sophie necesitaba descansar. De modo que se habían ido al Chateau  que Kendall había adquirido como regalo de bodas para su esposa.

Él había tenido mucha ilusión con llevarla allí pero en ningún caso se había planteado que llegase en esas condiciones, ya que ahora todo lo que debió ser felicidad, había sido empañado por aquel trágico suceso. Tampoco parecía posible que pudiesen tener la noche de bodas con la que Kendall y la misma Sophie habían soñado, porque si bien era cierto que Kendall amaba a Sophie y se moría por hacerla suya, ella se encontraba atravesando una terrible crisis emocional y él pensaba que habría sido muy desconsiderado de su parte.

Sophie por su parte se preguntaba el por qué de aquella tragedia y se sentía preocupada por haber dejado a su familia en aquella terrible situación. Sin embargo, Sophie poseía un espíritu joven y la fuerza de los Saint-Claire, porque cuando llegaron al Chateau aun tuvo ánimos para emocionarse.

-         Bienvenida a ­ Le Village de Rêves  --  le dijo Kendall con cierto tono de pesar  --  Es mi regalo de bodas

Sophie abrió mucho los ojos y acto seguido se colgó al cuello de un sorprendido Kendall.

-         ¡Oh Kendall!  --  dijo sonriendo  --  Gracias, es hermoso

Si bien había sido una sorpresa para Kendall aquella inesperada reacción, no podía estar más emocionado. Después de eso la condujo hasta la habitación y pretextó ir a revisar algo que ni él mismo había comprendido, pero era muy urgente que saliese de allí si de veras pretendía que su esposa descansase. No obstante, cuando regresó ella estaba frente al espejo cepillándose su largo cabello. Kendall contuvo la respiración y trató de serenarse antes de acercarse.

-         Pensé que ya estarías descansando mi amor  --  le dijo

Sophie se puso de pie, lo miró y aunque se sentía temblorosa e insegura y sus mejillas estaban encendidas, su voz sonó firme.

-         Kendall, es nuestra noche de bodas, no iba a irme a la cama sin ti

Por muy altruistas que hubiesen sido las intenciones de Kendall, éstas quedaron anuladas. Sujetó a Sophie por la cintura y sus labios descendieron con urgencia sobre los de ella. Aunque Sophie no había tenido una madre, por fortuna había tenido a Madeleine, y a pesar de que su charla previa al día del matrimonio no fue muy explícita y Sophie no estaba muy segura acerca de qué esperar, la naturaleza es sabia y suplió la falta de información con instinto.

Kendall la condujo hasta el lecho nupcial con la mayor de las delicadezas y aunque no carecía de experiencia y el deseo estaba causando estragos en su humanidad, se estaba conduciendo con la máxima mesura. No obstante, cuando sus pieles quedaron libres de todo atavío y pudo acariciar el cuerpo de su núbil esposa, su instinto se disparó. Sophie tuvo un momento de pánico al sentir la virilidad de su marido palpitando contra su piel y su cuerpo se tensó. En otras circunstancias tal vez Kendall habría podido notarlo, pero en ese momento estaba más allá de todo pensamiento y era guiado solo por el instinto y la necesidad de poseerla. De modo que su primer contacto con aquella natural experiencia, fue para Sophie un momento angustiante y doloroso que por fortuna pudo superar con éxito, pero debido a la tensión que le generó no le fue posible disfrutar del todo de su primera unión.

Mucho rato después mientras escuchaba la suave respiración del hombre dormido y el rítmico latir de su corazón, pensaba que tal vez no había sido una experiencia del todo agradable pero que quizá con el tiempo lograse  habituarse a ella.


Kendall había decidido que lo mejor era obedecer la recomendación de Phillipe, de modo que los Arlingthon partieron hacia Calais a primera hora de la mañana. No obstante, cuando llegaron al puerto se encontraron con que tendrían que pernoctar en él y con muy poca comodidad, y aunque Sophie no se quejó Kendall sí lo hizo, ya que no estaba acostumbrado a las incomodidades en ningún sentido y no le hacía gracia que su esposa pasase la noche en un lugar como aquel. Pero no habiendo más opción tuvieron que hacerlo, lo que hizo que Kendall amaneciese de muy mal humor. Aun así Sophie hizo cuanto estuvo a su alcance porque éste mejorara y cuando subieron a la embarcación, ya él iba de mejor ánimo.

Kendall le preguntó a Sophie si le gustaría pasar unos días en Londres, ya que no había tenido oportunidad de conocerlo con anterioridad y porque Kendall había decidido postergar el viaje  que tenía planeado a Italia. Pero Sophie denegó el ofrecimiento diciendo que deseaba llegar cuanto antes a Darnley. Aunque ciertamente Kendall había extrañado Londres, también tenía muchos deseos de llegar a su casa y ver a su hijo, de modo que siguieron rumbo a sus propiedades.

Lo primero que Sophie notó cuando llegó a Darnley  y conoció a Brian, fue que éste era un niño triste. Físicamente se parecía algo a su padre, pero el azul de sus ojos era más claro al igual que sus cabellos, pero sus facciones guardaban mucho parecido con las de Kendall. Para tener solo cuatro años era muy formal y cuando Kendall le presentó a Sophie, Brian extendió su manito e intentó hacer una torpe reverencia.

Sophie no quiso forzar la situación en ese momento y a pesar de que su primer instinto había sido abrazar al niño, tal vez aquello le habría producido desasosiego al pequeño. Sin embargo, un poco más tarde y después de que había descansado un rato, subió de nuevo a las habitaciones de Brian. Primero entró al cuarto de juegos y aprovechando que no estaba allí, le echó un vistazo al lugar y no le gustó. Recordó la amplia habitación designada a ese mismo efecto de su propia casa y decidió que aquella necesitaba un cambio desde el color hasta los adornos, pero ya se encargaría de eso más adelante. Cuando salió de allí se topó con la institutriz y esta le indicó que el niño estaba en su habitación.

-         Puedo traérselo mi lady  --  ofreció la mujer
-         No se moleste, iré yo misma, gracias

Cuando entró a la habitación Brian estaba sentado en un sillón con un libro de láminas en las piernas, pero lo hojeaba distraído y ella estaba segura que no prestaba ninguna atención a lo que teóricamente veía.

-         Hola Brian  --  saludó ella

El niño trató de bajarse a toda prisa del sillón y ponerse correctamente de pie, pero Sophie se lo impidió.

-         No es necesario, ya me saludaste antes ¿recuerdas?  --  le dijo mientras le sonreía y el niño asintió  --  ¿Me permites sentarme aquí un rato?  --  y el chico volvió a asentir  --  ¿Qué estás mirando?  --  pero el chico parecía resistirse a hablar y solo señaló el libro  --  A mí me gustan los libros también, tengo muchos, aunque igual me gusta pasear por el jardín y montar  --  mencionó varias actividades a ver cuál despertaba el interés del chico
-         No me gusta montar  --  dijo él

Aunque a Sophie le pareció extraño aquello, ya que era una actividad muy común de la época y ciertamente era algo en lo que los caballeros eran instruidos casi desde que aprendían a caminar, aún así no emitió ninguna opinión, al menos ya Brian había dicho algo y con eso se conformaba.

En los días subsiguientes Sophie comenzó a aparecerse en la habitación del niño o en el cuarto de juegos varias veces al día. A veces le leía cuentos aunque no estaba muy segura de que le estuviese prestando alguna atención. En otras ocasiones se sentaba con él a dibujar y en otras simplemente hablaba y hablaba de diferentes cosas. En algunas oportunidades había notado que él esbozaba alguna sonrisa pero no mucho más. También había hecho que Kendall pasase más tiempo con su hijo y aunque eso no era lo que se estilaba, él había accedido y había descubierto que disfrutaba de aquello. Su única queja era que a Brian no le gustase montar. No obstante, un tiempo después y cuando ya estaban de regreso los padres de Kendall, Sophie obtuvo la explicación a ello.

Brenda, que había suplido tanto como había podido la ausencia tanto del padre como de la madre de Brian,  le contó a Sophie con mucho más detalle que Kendall las circunstancias del accidente y las deplorables condiciones en las que había quedado su hijo. De modo que con apenas dos años de edad, Brian se había quedado sin madre y prácticamente sin padre. Brenda le contó también que después del accidente, Kendall se había negado a ver a todos incluido su propio hijo, y que no fue hasta que Dylan había estado en Darnley y había hecho todo lo que hizo, que Kendall volvió a dedicarle alguna atención, pero luego se había marchado con Dylan y no había regresado hasta ahora, por lo tanto Brian prácticamente no lo conocía. Además de eso y ahí fue cuando obtuvo la información acerca de la aversión del niño a los caballos, Brenda le informó que  hacía relativamente poco el chico había preguntado por su madre y Brenda había juzgado conveniente decirle la verdad de lo sucedido, pero a partir de ese día Brian se negó a subirse a una montura.

Después de todas aquellas explicaciones a Sophie le quedaron claras varias cosas, entre ellas que Kendall debía estrechar la relación con su hijo, algo que ella ya estaba trabajando; que el niño necesitaba mucha atención y cariño, no porque Brenda no se lo hubiese dado sino que necesitaba los de unos padres; y por último, que al parecer Brian había decidido echarle la culpa de su pérdida a los caballos que probablemente en su opinión, eran los que habían causado el accidente donde murieron su madre y su hermana.

Sin embargo, y aunque Sophie estaba poniendo todo su empeño, hubo momentos en los que pensó que no lo lograría, porque no veía mucho avance. Pero las cosas suceden de manera extraña en muchas ocasiones.

Ese invierno Sophie había contraído un fuerte resfriado, lo que la obligó a permanecer en cama por varios días para desesperación de Kendall. En esa época un simple resfriado podía resultar tan peligroso como cualquier enfermedad más grave en nuestros días, ya que carecían de los conocimientos y las medicinas de las que disponemos hoy.  A pesar de que Kendall no quería apartarse de su lado, Sophie insistió en que no dejase solo a Brian, de modo que Kendall seguía acompañando al niño algunas horas al día. Kendall le había informado a Brian desde el primer día que Sophie estaba enferma y que por esa razón no iría a verlo, y aunque él no dijo nada, al tercer día sorprendió a Kendall con una petición.

-         ¿Padre, podría ir a ver a mi madre?

Kendall se quedó de una pieza. Primero, porque Brian nunca, nunca pedía nada. Y en segundo, porque aunque como era lógico apenas habían llegado a Darnley, Kendall le había presentado a Sophie como su nueva madre, algo que era muy común en esos tiempos, Brian nunca se había referido a ella con ese adjetivo. De modo que una vez superada la sorpresa, accedió a la petición de su hijo y se llevó otra enorme sorpresa al ver que el niño sonreía, pues ya se había acostumbrado a que su hijo era muy poco expresivo.

Cuando entraron a la habitación Sophie estaba dormida pero aun así Brian insistió en quedarse y Kendall lo dejó. Un rato después, Sophie despertó al sentir que Kendall acariciaba su rostro, pero al abrir los ojos fue otra la carita que vio.

-         Hola  --  dijo Brian  --  ¿Me permites sentarme aquí un rato?  --  dijo el chico utilizando las mismas palabras que ella había empleado la primera vez que se le había acercado

Sophie sintió una enorme emoción y asintió mientras le sonreía al pequeño pero las sorpresas no habían concluido, porque esa tarde Brian fue el que habló y ella se dedicó a escuchar. Antes de marcharse, el niño se inclinó y depositó un beso en la frente de Sophie.

-         Que descanses madre

A pesar de no sentirse precisamente bien, Sophie sintió que su corazón iba a explotar de felicidad y no pudo contener las lágrimas de dicha que resbalaron por sus mejillas, y al ver aquel cuadro, Kendall pensó que no podía ser más afortunado.

Los días siguientes Brian se sentaba al lado de la cama con sus libros de láminas y para sorpresa de Sophie, contaba las historias tal y como ella se las había contado a él, aclarando con eso que siempre  había prestado atención a sus palabras.

Después de eso y cuando Sophie estuvo completamente restablecida, reanudaron su rutina pero ahora su comunicación era mucho más fluida y Sophie comprobó con mucha satisfacción que Brian era un chico muy inteligente y le gustaba aprender, por lo que se dedicó a comenzar a deslizar conocimientos que le serían útiles una vez que iniciase su educación académica.

Al llegar la primavera incluyeron paseos por el jardín y lo llevó a los lugares donde solían jugar Kendall, Dylan y ella. Le contó de la vez que había quedado atrapada en la trampa que su padre y su amigo habían dispuesto, de cómo ellos la habían rescatado y muchísimas otras cosas más. Pero el mayor logro de Sophie fue hacer entender a Brian que los caballos no eran los responsables de la muerte de su madre y que ésta había sido un accidente, con lo que pronto el chico aceptó ir a montar con su padre para enorme alegría de éste.

Cuando se acercaba el verano, se decidió el viaje a Francia y Sophie insistió de manera inapelable en que Brian los acompañase. Los padres de Kendall no se mostraron muy de acuerdo con ello pero no podían oponerse a una decisión de su hijo, y así fue como Brian hizo su primer viaje. Para él fue maravilloso poder ver aquellas cosas de las que su madre le había contado, disfrutó especialmente la visita a Notre Dame y el relato de la boda, así como la visita a Toulouse y Lyon, las propiedades de los Saint-Claire. Madeleine y Jacques estuvieron encantados con el niño, al igual que Maurice y Marie que les pidieron a los Arlingthon que llevasen a Brian de nuevo cuando volviesen el año entrante, lo triste fue que Marie no lo volvería a ver.

Phillipe regresó con ellos cuando su viaje llegó a su fin y se divirtió muchísimo con Brian, ya que también había desarrollado una excelente relación con el chico. Algo que había resultado novedoso y agradable para él, porque no habiendo tenido descendencia masculina, estaba volcando en el pequeño Brian todo lo que le habría gustado poder expresar a un hijo.

Muy poco tiempo después del regreso, Sophie recibió la más grande alegría al comprobar que estaba embarazada, y esta se extendió a todos los miembros de la familia. Tuvo un embarazo normal y feliz, y lo único que empañó esa felicidad fue la noticia de que Marie estaba muy delicada de salud. Sin embrago, cuando nació Christopher, ella aun estaba viva y tuvo noticias de ello, aunque lamentablemente nunca tendría ocasión de ver al niño.

Tres meses escasos habían transcurrido después del nacimiento de Christopher, cuando Sophie quedó embarazada de nuevo y Derek nació justamente una semana antes de que Christopher cumpliese su primer año. Para el momento del nacimiento de Derek, Phillipe no se encontraba en Inglaterra, ya que Marie había muerto para entonces y él estaba con Maurice.

Brian adoraba a sus hermanos y pasaba mucho tiempo con ellos, pero la tragedia nuevamente los golpeó con la muerte de Brenda. Ya Brian estaba más grande y resintió mucho su pérdida, sin embargo, fue de gran ayuda para su madre en esos días, porque Kendall había caído en una gran depresión de la que les costó sacarlo.

Y ahora, poco más de un año después de la muerte de Brenda, volvían a ser víctimas del dolor con la muerte de Lord Arlingthon, pero a pesar de que su vida había estado marcada por las pérdidas tempranas de sus seres queridos, esto pareció fortalecer el carácter de Brian y aunque seguía siendo un niño dulce especialmente con su madre, su tutor notó que sería fuerte, decidido y un digno sucesor del título y los apellidos de los que era heredero.

Aunque sus primeros cinco años de matrimonio habían sido empañados por mucha tristeza, también le habían dado a Sophie muchas alegrías, y esperaba que en el futuro hubiese más dicha que motivos para llorar. Sus hijos crecían fuertes, sanos y hermosos, tenía un marido que la amaba y un padre del que podía disfrutar cada vez que estaba en Inglaterra. Sin embargo, la rueda del destino seguía girando…


2 comentarios:

  1. que historia mas bonita ,no nos agas sufrir mucho

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    1. Hooooola Josefa...

      que bueno saber de ti, ya pensaba q habías abandonado la lectura pero me alegra saber que no es así :-)...

      gracias, me complace q te guste, lo del sufrimiento pueeeeees... espero q no sea mucho, jeje...

      gracias Josefa... nos leemos en otra oportunidad... kisses...

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