A pesar de lo mal que se había visto
Luciano, en opinión de Dylan se recuperó rápidamente, y aunque durante los
primeros días había estado más irritante de lo normal, pronto recuperó su
natural simpatía y su incansable conversación.
Aunque Dylan no esperaba que su amigo se
mostrase curioso con respecto a su estadía en Illir, supuso que al menos
comentaría algo así solo fuese en términos sarcásticos o directamente
desagradables, pero no, simplemente pareció borrar de su memoria el tiempo que
Dylan estuvo fuera.
Una asidua visitante de la villa era
Anastasia, y aunque Dylan ya sabía que era una Devrig y sabía igualmente las
especiales condiciones que los afectaban, eso no impidió que reanudara su vieja
broma con respecto a la relación entre Luciano y ella. Dylan había aprendido
hacía mucho tiempo que a Luciano le gustaban todas, especialmente si había un
anillo de bodas en sus dedos, porque según él eran más seguras y no intentarían
neciamente cazarlo; a pesar de que ahora Dylan sabía que aquello en realidad no
habría representado un problema para él, ya que ciertamente nadie habría podido
obligarlo a nada, Luciano respetaba a las jóvenes solteras y procuraba con
ahínco no acercarse a ellas.
Siendo que Luciano se había recuperado
con extrema rapidez, pronto volvió a los salones y a su vida normal, y fue en
una de esas veladas que se enteró de la orden girada por Iziaslav con respecto
a los Lothian.
-
Tenemos
compañía -- dijo Dylan interrumpiendo de pronto la charla
que mantenía con Luciano y con Anastasia
Luciano prestó atención y se sorprendió
de que Dylan lo hubiese notado primero que él, pero en efecto había otro Devrig
en el salón y unos minutos después el mismo se hizo presente.
-
¿Disfruta
de la velada Altezza? --
preguntó una voz a espaldas de Dylan
Anastasia colocó una mano sobre el brazo
de Luciano cuya expresión que hasta
hacía un momento había sido alegre, había variado en forma notoria y
Dylan pensó que aquel sujeto fuese quien fuere debía tener muchos deseos de
morir o era simplemente estúpido, porque recordó lo que Iyul le había dicho y
lo que él mismo sabía en cuanto a la aversión de Luciano por esa clase de
tratamiento.
-
Lo
hacía hasta hace unos segundos -- dijo Luciano con voz helada
-
Me
alegra verte restablecido -- dijo el hombre ignorando el comentario -- Nos
tuviste muy preocupados a todos
-
Sí,
imagino lo preocupados que estarían
Dylan buscó con la vista el anillo del
sujeto pero tenía la mano en la espalda, de modo que no podía verlo. Sin
embargo, dudaba mucho que un miembro del Clan Lothian que no hubiese abandonado
el continente se arriesgase a dejarse ver públicamente y justamente por
Luciano. De modo que concluyó que este hombre fuese quien fuere, no podía ser
un Lothian. Su atenta observación fue interrumpida cuando los ojos oscuros se
volvieron hacia él después de saludar a Anastasia.
-
Y
este debe ser el famoso Duque de Livingstone
-- dijo el hombre
A Dylan aquello le sonó más a insulto
que a simple afirmación, pero su expresión no varió.
-
Dylan,
este caballero es Biaggio Menotti, Conde de Brescia
Dylan se limitó a una ligera inclinación
de cabeza ahorrándose cualquier otra fórmula de cortesía, porque si de algo
estaba seguro, era de que por las venas de aquel sujeto no había corrido nunca
ni una sola gota de sangre noble, y ese título viniera de donde viniese, era
tan falso como la sonrisa de su ilegítimo portador.
-
De
pocas palabras nuestro amigo -- dijo Biaggio, pero la mirada de Dylan dejaba
claro que estaba muy lejos de considerarse su amigo --
Tenía muchos deseos de conocerlo
-- continuó el sujeto y Dylan se
limitó a elevar una ceja -- en los últimos tiempos se habla mucho de
usted en nuestro círculo, pero imagino que eso ya lo sabe, porque ser un
invitado de La Isla
es una cuestión muy poco común
La expresión de Dylan seguía siendo de
total hermetismo, pero sí notó que las cejas de Anastasia se juntaban hacia
arriba y al mismo tiempo notó que Luciano le ordenaba a la sorprendida chica
que se controlase.
Biaggio por su parte no estaba prestando
ninguna atención ni a Anastasia ni a Luciano, sino que toda la tenía
concentrada en el joven Duque. Inicialmente y siendo que Biaggio era uno de los
Devrigs que se dedicaba a perseguir a Luciano, solo había sabido que Dylan
Danworth era amigo del príncipe y que había mantenido una larga e inestable
relación con Emiliana, pero cuando se enteraron de la transformación y una vez
superada la sorpresa, había intentado dar con aquel sujeto pero parecía que se
lo había tragado la tierra. Aquello le había valido un severo castigo, porque
se suponía que él debía estar perfectamente al tanto de todo lo que concernía
Lucien Yaroslávich. De modo que se dedicó a investigar todo cuanto hubiese que
saber de Dylan.
En principio se había sorprendido por la amistad
entre Lucien y Dylan, porque todos
sabían que el príncipe no tenía amigos. Biaggio descartó de plano que pudiese
tratarse de una relación amorosa porque conocía bien a Lucien, y si bien era
cierto que era bastante común entre la nobleza esta clase de relaciones, el príncipe
por muy acostumbrado que estuviese a tener lo que quisiera y por muy mimado que
fuese, él sabía bien que no tenía esos gustos. Pero pronto encontró otro motivo
para la mencionada amistad, y era que el joven caballero inglés era el amante
de Emiliana, hasta ahí la información era congruente. Sin embargo, cuando se
supo que el desdichado había sido transformado en Devrig, la situación cambió.
Las preguntas comenzaron a amontonarse y necesitaban urgente respuesta o le
costaría muy caro como en efecto sucedió. ¿Quién era en realidad aquel sujeto?
¿Desde cuándo un Yaroslávich de sangre real iba por ahí transformando a nadie? Y menos aun Lucien Yaroslávich que era tan
molesto como un Lovet, pero cuando las alarmas se dispararon en el cerebro de Biaggio fue
cuando se enteró que aquel chico había sido llevado a La
Isla. A partir de ese momento se hizo mucho
más urgente averiguar quién demonios era aquel niño.
Sin embargo, y aunque Biaggio disponía
de excelentes espías a su servicio, penetrar la fortaleza de La Isla eran palabras mayores, y
si bien se había enterado del asunto de la visita gracias a los espías que
vigilaban a los principales miembros de la odiada familia, ellos mismos tampoco
parecían saber mucho. Había intentado acercarse a Hársady y a Massarik pero
fuera de los insultos usuales, no había logrado obtener nada más, aunque
suponía que aquellos dos ya estaban planeando cómo deshacerse del infortunado
muchachito.
De modo que cuando lo vio esa noche,
sonrió para sus adentros diciéndose que había llegado su oportunidad, con lo
que no contó Biaggio fue con la sólida barrera con la que se encontró, algo que
de paso era insólito. Aquel chico era un simple predvary y no se suponía que
pudiese ofrecer esa clase de resistencia ¿O sí? ¿Qué estaba sucediendo? ¿Este
niño era quien decía ser o había más de lo que él sabía? Porque una observación
más atenta, le indicó con claridad que había un inusual parecido entre el
supuesto Duque y Luciano, un parecido que iba más allá de lo físico y que solo
era susceptible a darse entre parientes de sangre.
Sin embargo, Biaggio llevaba demasiado
tiempo ejerciendo su oficio como para desanimarse o hacer las cosas en forma
descuidada, de manera que fingió desinteresarse en el Duque y volvió su
atención a Lucien.
-
Creo
que esta vez nuestro Sozdatel’ se extralimitó
-- le dijo y siendo que Luciano
evitaba el tema de su padre tanto como podía, no hizo comentario alguno, de
modo que Biaggio prosiguió -- Por ahí se dice que es muy inconsecuente con
su doctrina el haber llevado a cabo semejante masacre, demostrando así un
salvajismo que nos prohíbe a los demás y un acto de extrema injusticia el haber
expulsado a todos los Lothian del continente, porque…
Si Dylan no lo hubiese visto con sus
propios ojos, no lo habría creído posible pero Biaggio no pudo terminar de hablar, porque Luciano lo aferró por el
cuello…
-
¡Estás
hablando de tu Sozdatel’, y lo estás haciendo frente a tu Sizvitel [1] , misbar nekasny! --
exclamó con ira
-
Scusi Altezza
-- se disculpó Biaggio con rapidez
-
Desaparece
de mi vista y asegúrate de que no vuelva a verte muy pronto, o podría decidir
que no vale la pena que sigas respirando
-- le dijo retirando su mano del
cuello
-
Altezza…
-
¡Largo!
Luciano le dio la orden y en cuanto
Biaggio comenzó a caminar, él dio la
espalda y comenzó a alejarse también. Anastasia tenía expresión angustiada mientras
que Dylan se repuso de su sorpresa y miró a la chica.
-
Ve
con él -- le dijo, ella asintió y fue tras Luciano
Dylan se sintió complacido y preocupado
a partes iguales. Complacido porque en ningún caso hubiese esperado que Luciano
reaccionase de aquella forma, que si bien no era una defensa a ultranza de su
padre, había dejado claro que aunque él podía pensar o decir lo que se le
antojase, en su presencia nadie podía hablar mal de Iziaslav, y debía estar en extremo furioso
para expresarse utilizando palabras en su lengua y que por lo general evitaba.
Y preocupado porque aquel sujeto se le antojó en extremo peligroso, y si se
atrevía a hablar de aquel modo de Iziaslav en presencia no solo de su hijo,
asumiendo que la desavenencias entre padre e hijo eran del dominio público,
sino en presencia de otros dos Devrigs del mismo Clan, era porque por alguna
razón era o se creía invulnerable. Sin embargo, Dylan hizo a un lado sus
pensamientos y siguió al sujeto, afortunadamente la sorpresa por la reacción de
Luciano había evitado que se desatase un incidente muy desagradable, porque de
manera inconsciente e impulsado por la furia, en cuanto Biaggio había comenzado
a hablar cuestionando lo hecho por Iziaslav, Dylan se había llevado la mano al
bolsillo y ya estaba aferrando su Dykari cuando Luciano había intervenido, pero
aún no se le había pasado la molestia.
Biaggio por su parte si bien se había
alejado de Luciano, no había abandonado el lugar y cuando vio a Dylan avanzar
hacia él con paso decidido, sonrió internamente pensando que su suerte
mejoraba, pero no sabía lo equivocado que estaba, porque fuesen cuales fueren
sus pensamientos no estaban ni cerca de los de Dylan.
-
Mi
lord que…
-
Escúchame
bien infeliz, no sé quién eres ni me importa en realidad, pero si aprecias tu
vida te sugiero mantenerte alejado de Luciano, y sobre todo tener mucho cuidado
con lo que dices acerca de Iziaslav
-
¡Vaya!
Para ser un predvary se comporta de manera muy osada con alguien que le lleva
mucha ventaja Lord Danworth, y por su propio bien le aconsejo le pregunte a…
nuestro sizvitel, lo peligroso que eso podría ser para su salud. Sería en
extremo infortunado que algo le
sucediese.
Pero si Biaggio esperaba causar algún
temor en Dylan, no solo se equivocó tristemente sino que le fue mucho peor de
lo que habría podido esperar, porque Dylan tenía una sonrisa maligna en aquel
momento.
-
No
sé en que dirección irán tus talentos suponiendo que tengas alguno, pero
evidentemente no en la de juzgar adecuadamente a las personas -- la pálida sonrisa de Biaggio desapareció de
sus labios y miró a Dylan con rencor
-
Escúchame
bambino, ciertamente no sabes quién
soy ni de lo que soy capaz, y si piensas que ser el Djali del príncipe te
confiere alguna ventaja, podrías descubrir más pronto de lo que piensas que no
es así. Tal vez de forma inmediata no pueda hacer nada, pero he aprendido a
tener paciencia y tengo excelente memoria, de modo que no voy a olvidar esto.
-
Y
espero que no lo hagas, porque sí lo haces yo me encargaré de recordártelo. Por
lo pronto recuerda algo más importante, y es no acercarte a Luciano y mantener
tu sucia boca cerrada antes de decir algo que podría costarte muy caro
-
¿Te
atreves a amenazarme?
-
No,
no es una amenaza payaso, es la afirmación de un hecho --
dicho esto le dio la espalda y comenzó a alejarse, pero se detuvo y con
una sonrisa perversa agregó -- Y puedes ir a decirle al mal nacido de tu
jefe, que éste predvary nunca traicionará a ningún Yaroslávich.
Dylan casi soltó la carcajada cuando vio
a Biaggio abrir los ojos con desmesura, pero no había podido resistirse a
decirle aquello que había visto con toda claridad y después de eso se alejó.
Biaggio en cambio se quedó clavado en el
sitio preguntándose de nuevo quién demonios era aquel desgraciado, porque de
una cosa estaba seguro, no podía ser
un nya, porque sin duda alguna ningún nya habría podido ver lo que él estaba
pensando y salvo por la persona interesada, nadie sabía lo que el muchachito
aquel le había dicho. En ese momento se planteó por primera vez la posibilidad
de que Iziaslav estuviese jugando con cartas escondidas y un sudor frío
recorrió su espina dorsal al imaginar que ese individuo estuviese al tanto de
sus actividades, porque de ser así, era hombre muerto.
No muy lejos de allí, un hombre había
estado observando toda la situación desde el inicio. Había pensado en
intervenir cuando el príncipe Lucien había agarrado por el cuello al infeliz de
Biaggio, pero decidió no hacerlo y se mantuvo a la expectativa, primero porque
habitualmente Lucien era bastante capaz de manejar a aquellos títeres de salón,
y segundo porque tenía órdenes específicas y mientras Lucien no estuviese de
veras amenazado por algo serio, debía mantenerse al margen. Luego al escuchar a
Dylan Danworth había sonreído complacido, pero al final se había mostrado
preocupado por lo que escuchó, ya que
las implicaciones de aquello de ser cierto, podían ser en verdad peligrosas. De
modo que se movió con celeridad, le dio una orden a otro sujeto y volvió al
salón. Sin embargo, cuando lo hizo notó que Luciano y Dylan estaban
retirándose. Buscó con rapidez a otro individuo a quien dio otra orden y luego
se dispuso a seguir a Luciano.
Luciano no dijo ni una sola palabra
durante el viaje hasta la casa de Anastasia, se despidieron de ella y una vez
solos en el carruaje se volvió hacia Dylan.
-
¿Qué
demonios hizo esta vez?
Dylan pensó que era estúpido fingir
ignorancia, de modo que decidió contarle lo sucedido a raíz de su
envenenamiento. Si bien era cierto que ellos no habían hablado de eso, Dylan
había estado en la creencia de que Iyul lo habría hecho aunque obviamente no
era así.
-
Luciano,
primero cálmate porque no hay motivo para que estés en ese estado
-
¿Que
me calme? ¿Acaso no escuchaste a ese desgraciado?
-
Tan
bien como tú, pero ese no es motivo…
-
¡Dylan!
¿Masacre? -- exclamó con alteración
-
Escúchame,
primero fuimos a ver a la chica con la que estuviste pero era demasiado tarde,
cuando llegamos ya estaba muerta
-
Igual
no habría hecho nada y hasta la habría matado él mismo -- dijo Luciano pero Dylan lo ignoró
-
Después
de ver que nada podía hacerse envió a Haris contigo y luego de hablar con
Istvan fuimos a la villa y te encontramos…
-- hizo una pausa porque aun recordaba
los gritos de Luciano -- … literalmente estabas muriendo, ya sé que no
es posible pero estabas pasando por la misma agonía y ya sabemos que en nuestro
caso es mucho peor -- Luciano tenía un recuerdo borroso de todo
eso, de modo que no dijo nada -- Luciano, no pretendo decirte si está bien o
mal lo que sientes o piensas, pero al menos debes entender que ese hombre bueno
o malo es tu padre, y verte en esas condiciones le resultó terriblemente duro.
Sé de forma personal lo que es el dolor de perder a un padre pero no puedo
imaginar lo que sería el dolor por perder un hijo y en nuestras condiciones
mucho menos. En realidad estaba destrozado al verte sufriendo del modo que lo
estabas haciendo -- Luciano seguía en obstinado silencio, de modo
que Dylan prosiguió -- Cuando Istvan llegó con el miserable que
había inducido a la chica a envenenarte y dijo toda la sarta de barbaridades
que dijo, Iziaslav perdió la paciencia, pero el control lo perdió justamente en
el momento en el que comenzaste a gritar de dolor de nuevo. De modo que después
de matar al sujeto, fuimos a su aldea y arrasamos con todo.
-
¿Tú
estuviste allí? -- preguntó con horror
-
Sí,
estuve y no me arrepiento de haberlo hecho
-
Pero
Dylan…
-
¡Atentaron
contra tu vida hermano! -- lo interrumpió él -- Ya
sé que no ibas a morir pero lo que cuenta es el daño que te hicieron y sabemos
que de haber podido te habrían matado.
-
No
debieron llevarte, no…
-
Nadie
me obligó Luciano, fui porque quise. Lamento si te sientes decepcionado pero
volvería a hacerlo sin pensarlo por cualquiera de ustedes.
Hicieron silencio durante unos minutos
durante los que Dylan casi pudo ver el conflicto interno de Luciano, entre el
agradecimiento por lo que consideraba un acto de lealtad y la rabia por lo que
habían hecho.
-
¿Y
qué es eso del exilio de los Lothian?
-- preguntó después de un momento
llevándose la mano a la sien
-
Después
que dejamos la aldea fuimos a ver a Lothian
-- Luciano levantó la vista con
asombro pero no dijo nada -- Él individuo intentó negar su participación,
algo muy estúpido en mi opinión y creo que fue más su actitud de indiferencia
por lo sucedido que lo que dijo lo que impulsó a Iziaslav a tomar esa decisión.
Le dijo que él y los suyos tenían prohibida la entrada al continente y le dio veinticuatro
horas para sacarlos a todos o comenzarían a cazarlos.
-
¡Pero
eso es una locura! -- dijo Luciano
-- ¿Sabes lo que va desatar esto?
-
No,
no tengo idea pero…
-
Pues
yo sí. Por empezar es imposible sacar a todos los Lothian y pretender
confinarlos en Inglaterra, la mayoría de ellos son de origen francés o
italiano, no serán capaces de vivir allá te lo aseguro, de modo que volverán y
serán asesinados. Y por otra parte, si ya era difícil la convivencia en las
condiciones en las que estábamos, imagina lo que será ahora.
Dylan lo miró durante unos segundos y
aunque sabía desde hacía mucho tiempo que Luciano era alguien muy especial, en
ese momento creció su admiración por él, porque a otro lo habría traído sin
cuidado la suerte de los Lothian, especialmente sabiendo que lo querían muerto.
Sin embargo, él estaba preocupado porque no podrían adaptarse a una vida lejos
de su tierra y serían asesinados si volvían.
-
Lo
que mi padre ha hecho con esto es abrirle la puerta a otra guerra, porque como
dije volverán, y para poder sobrevivir intentarán matar a cualquier Yaroslávich
con el que se encuentren por temor a ser denunciados.
Dylan entendió la lógica del
razonamiento, pero no se le escapó que por primera desde que lo conocía,
Luciano llamaba a Iziaslav mi padre,
y pensó a toda velocidad que tal vez…
-
Luciano,
entiendo todo eso y entiendo aún más tu preocupación, pero quizá tú seas el
único que pueda evitarlo -- le dijo
-
¿A
qué te refieres?
-
Iziaslav
estará en Yaroslavl en unos días, puedes hablar con él y…
-
No
-
Escúchame,
si le dices todo esto que me acabas de decir a mí pero se lo dices tú, no
enviando a nadie sino tú mismo, es posible que él reconsidere y entones quizá
pueda hacerse algo para evitar un mal mayor
-
No
lo conoces Dylan, es un autócrata que no acepta que nadie le diga que está
equivocado.
-
Luciano,
tú eres un sujeto inteligente y no vas a llegar a echarle en cara que está equivocado. Vas a plantearle tu
punto de vista justo como me lo has dicho a mí, y aunque es posible que no
quieras escuchar esto igual te lo voy a decir, tu mayor ventaja radica en que
Iziaslav te ama y a ti va a escucharte.
Luciano no dijo nada en ese momento,
sino que se quedó pensando en que tal vez Dylan tuviese razón, quizá debía
deponer su orgullo en beneficio del resto de su familia y de aquellos pobres
desdichados a los que les esperaba una muerte horrorosa o con mucha suerte
dependiendo de quien los encontrase, un futuro encerrados en Zatvor.
El coche se había detenido hacía mucho
rato y ellos no lo habían notado, pero finalmente bajaron y se retiraron a sus
habitaciones. Antes de meterse en la cama, Dylan pensó que tal vez todavía
había una oportunidad para ellos.
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