Después de contemplar ese
espectacular amanecer, Dylan fue a su habitación pero más porque Janos le había
dicho que todos se retirarían a descansar un rato que porque él mismo tuviese
necesidad de sueño. Sin embargo, al igual que todos subió a la suya, pero
apenas entró percibió una presencia que estaba seguro NO debía estar allí. Avanzó con cautela y con todos sus sentidos
alertas, sorteó los sillones que había en el salón y se acercó a la puerta que
daba acceso a la habitación propiamente dicha. No obstante, antes de abrirla se
sintió sujetado desde atrás y una mano se cerró sobre su boca.
Su primera reacción fue
automática y flexionó su brazo con intenciones de clavar el codo en el torso de
su atacante, pero por algún motivo no pudo hacerlo y sintió ambos brazos
inmovilizados.
-
¡Quédate quieto! No voy a hacerte daño
-- escuchó Dylan que le
susurraban con apremio
En principio no habría estado
muy de acuerdo con eso dadas las circunstancias, pero al reconocer la voz se
tranquilizó. Casi de inmediato notó que la presión cedía y se giró. Iba a
hablar pero el sujeto se llevó un dedo a los labios. A continuación Dylan
sintió como una idea entraba violentamente en su mente.
-
Es una trampa, pero quiero
saber quién es el autor de la misma
Un montón de ideas locas
pasaron por su cabeza a la velocidad del rayo, pero una más improbable que la
otra y en realidad no estaba muy seguro de estar entendiendo nada.
-
Tranquilízate, lo estabas
haciendo bien
Esto vino a sumar mayor
confusión ¿Qué demonios estaba haciendo bien?
-
Presta atención, vas a entrar
a la habitación pero veas lo que veas y oigas lo que oigas, no te muevas, no
hagas nada ¿Está claro?
La indicación sí, pensó Dylan,
los motivos definitivamente no.
-
Eso no importa, solo has lo
que te estoy diciendo
Dylan asintió aun sin
comprender bien, abrió la puerta y entró dejándola abierta. Por un momento
pensó que aquello en lugar de la mencionada trampa, tenía todo el aspecto de
ser un obsequio, porque sobre la cama
estaba una criatura especialmente bella y ataviada de forma que no dejaba nada
a la imaginación.
La chica se incorporó
sonriendo y el cuerpo de Dylan reaccionó en consecuencia, pero recordando lo
que le habían dicho no se movió. La sonrisa de la joven vaciló pero decidió
mostrarse más convincente, de manera que se puso de pie y comenzó a acercarse a
él con lentitud. Sin embargo, cuando estaba solo a un par de pasos fue
violentamente apartada y Dylan vio con asombro que Istval se hacía visible
mientras sujetaba con una mano el cuello de la chica y con la otra uno de sus
brazos.
-
No creo que esta sea un arma de seducción apropiada -- dijo mientras le quitaba lo que a Dylan le
pareció un Dykari
Pero ciertamente no tuvo
ocasión de decir ni hacer nada, porque inmediatamente aparecieron en su
habitación Istvan e Yvaylo.
-
Bienvenidos a la fiesta --
dijo Istval que acababa de lanzar a la chica sobre un sillón con
excesiva fuerza a juicio de Dylan
Después de eso Istval pareció
haberse desinteresado del asunto y se recostó de la pared en actitud indolente y
comenzó a jugar con el Dykari mientras Yvaylo revisaba a la chica.
-
Dudo que encuentres identificación
-- le dijo Istvan
acercándose -- Llévatela
Yvalylo sujetó a la mujer comenzando
a caminar hacia la salida y en ese momento Dylan recuperó su voz.
-
¿Alguien puede explicarme? -- preguntó
-
Ahora no -- le respondió Istvan
-
Pero…
-
Lo lamento Rybik. Sin embargo, creo que tienes derecho a saber. Ven con
nosotros
Un momento después estaban en
un salón y ya varios de los sujetos que Dylan había conocido durante el día y
la noche anterior estaban allí. Dylan estaba por preguntar de nuevo cuando las
puertas se abrieron dando paso a Iziaslav, los consejeros y Janos, y por la cara que traía Iziaslav, Dylan pensó
que aquello iba a ponerse mal para alguien.
-
¿Puedes decirme cómo demonios sucedió esto?
-- exclamó antes de llegar a
ellos y mirando a Istvan, pero luego pareció cambiar de idea y dirigiéndose
hacia Dylan lo sujetó por los
hombros -- ¿Estás bien Rybik?
-
Sí señor -- respondió él aun sorprendido
-
Sarì, sabíamos que algo así iba a suceder, solo que no…
Istvan calló en forma súbita
cuando Iziaslav se volvió hacia él en actitud nada amistosa.
-
¿Me estás diciendo que lo pusiste en peligro a sabiendas?
-
Nunca estuvo en peligro realmente, lo teníamos vigilado y además sabes que
él…
-
Sé muchas cosas Istvan -- lo interrumpió Iziaslav --
pero de momento lo único que quiero saber es quién y por qué
La atención se desvió hacia la
chica que permanecía de rodillas en el centro del salón y Dylan sintió
conmiseración por aquella infeliz criatura.
-
Deja de sentir pena --
escuchó la voz de Janos -- ¿Acaso
ya olvidaste lo que le sucedió a Lucien?
Eso era algo que difícilmente
olvidaría nunca pero por otra parte Dylan pensó que ciertamente él no era un
príncipe como para que alguien se tomase tantas molestias, aparte del riesgo
que eso suponía para el hipotético responsable. Eso, suponiendo que el objetivo
fuese matarlo, aunque todo parecía indicarlo. No obstante, detuvo sus pensamientos
y prestó atención a lo que sucedía.
-
No es una de nuestras Bislykis
-- estaba diciendo Iziaslav
-
Voch sarì. Voch ho njà da dam
nami [1] -- respondió
Yvaylo aunque lo que Iziaslav había hecho no era una pregunta sino una
aseveración
-
¿Y bien? -- preguntó dirigiéndose a Itlar que era quien al parecer
interrogaba a la chica
-
Ella no dirá nada, pero ya eso
nos dice mucho -- dijo él
-
No puede ser
Dylan miró a Iziaslav
preguntándose qué era lo que no podía ser, aunque en principio él estaba de acuerdo,
porque lo que acaba de decir Itlar era una contradicción enorme. Sin embargo,
Dylan que seguía mirando a Iziaslav notó que había mudado de expresión pasando
de la inicial duda a una de ira contenida.
-
¿Están aquí?
-
Ak sarì -- contestó Istvan
-
Tráiganlos -- ordenó
Si bien ahora no estaba más
cerca de entender algo de lo que estaba al momento de abandonar su habitación,
Dylan decidió que lo mejor que podía hacer era esperar y ver qué sucedía a
continuación, algo para lo que no tendría que esperar mucho. Pero mientras
esperaban, Itlar había sacado a la mujer de escena.
Pasados unos minutos entró de
nuevo Misha que era quien había ido a buscar a quién fuese que había ordenado
Iziaslav, en compañía de tres hombres y en cuanto Dylan reconoció a dos de
ellos, no le quedó ninguna duda acerca de la identidad del tercero. Aquel
individuo era sin lugar a dudas Avitzedek Savaresce.
Dylan miró con atención al
hombre porque a pesar de que había visto a los hermanos Savaresce en el pasado,
era la primera vez que veía al padre de las criaturas.
En caso de que aquel hombre hubiese sido un humano común, le habría calculado
unos cuarenta y tantos años. Era un individuo de estatura media y con una
complexión propia en opinión de Dylan, de aquellos acostumbrados al ejercicio
constante. Tenía el cabello castaño oscuro y los ojos marón claro. Dylan
recordó que Iziaslav le había dicho que Avitzedek era de Sicilia y sus rasgos
se correspondían con el común de los habitantes de aquella zona.
A continuación desvió la mirada
hacia los hijos pero en esta ocasión prestó una mayor atención a los detalles.
Gianfranco tenía la misma cara de su progenitor y la misma complexión atlética,
pero poseía una estatura muy superior, cabello
castaño claro y ojos azules, y aunque Giorgio era muy parecido a su hermano,
era un poco más bajo, de constitución física más delgada y sus ojos eran de un
azul casi traslúcido que producían una incómoda sensación. Estas marcadas
diferencias entre el padre y los hijos, hicieron concluir a Dylan que la madre
de ellos debía ser originaria del norte de Italia para que Gianfranco y Giorgio
hubiesen heredado aquel color de ojos y la altura que exhibían.
-
Buon giorno --
saludó Avitzedek
Iziaslav prescindió del saludo
y se limitó a mirarlo y al cabo de unos segundos el individuo dobló una rodilla
inclinándose ante él, de inmediato fue
imitado por sus hijos. Pero mientras Gianfranco lucía una expresión
impenetrable, Giorgio exhibía una de decidida rebeldía.
-
¿Acaso han cambiado las reglas? O es que tal vez has decidido mostrarte
más…
-
¿Conoces a este caballero? -- lo interrumpió Iziaslav señalando a Dylan
Avitzedek lo miró de arriba
abajo y aunque Dylan habría podido apostar que ya sus hijos le habían informado
quién era, él no iba a reconocerlo.
-
¿Debería tener algún interés en conocerlo?
-- preguntó a su vez
-
Rybik, él es Avitzedek Savaresce
-- dijo Iziaslav dirigiéndose a
Dylan
-
Señor Savaresce -- saludó Dylan haciendo una ligera inclinación
de cabeza
-
Vizconde de Abruzzo para ti bambino -- dijo con altivez
Sin duda Avitzedek había
vivido muchos más años que él, pero en cuestión de arrogancia Dylan le llevaba
mucha ventaja, porque a diferencia de Savaresce cuyo título era de dudosa
procedencia, el de Dylan llevaba siglos en su familia y definitivamente él lo
tenía en las venas.
-
En ese caso sugiero que suprima el término bambino y lo sustituya por el más apropiado de Duque de
Livingstone, suponiendo que se crea merecedor del mismo trato
La sonrisa de Iziaslav era
decididamente maligna al ver la expresión de Avitzedek, y aunque nadie esperaba
que el Rybik le resultase simpático a los Savaresce, Dylan Danworth acaba de
demostrar que en materia de arrogancia era un digno contrincante y sin duda la
nobleza de su cuna estaba infinitamente mejor datada que la muy dudosa de
Avitzedek. Pero lo importante de aquello era que acababa de dejar en ridículo
público a uno de los individuos más soberbios del planeta, y si bien a Iziaslav parecía no preocuparle
mucho eso, sí mortificaba a los que tendrían que velar por la seguridad de
aquel chico en el futuro, porque una cosa era que le tuviesen una antipatía
gratuita solo por su cercanía con la familia real y otra muy distinta que
hiciese méritos propios para granjeársela.
Sin embargo, Avitzedek llevaba
demasiados años en el ejercicio de la supervivencia y aunque sus ojos brillaron
en forma peligrosa, un par de segundos después había recuperado la calma y
miraba de nuevo a Iziaslav.
-
¿Hay alguna razón para que nos hayas hecho venir, aparte del dudoso placer de
conocer al señor Duque?
Iziaslav no contestó pero le
hizo una seña a Yvaylo, y unos segundos después la chica era arrojada a los
pies de Avitzedek
-
¿Te resulta familiar esa Ledzidy?
-- le preguntó
Avitzedek miró a la mujer y
luego de unos brevísimos segundos volvió a mirar a Iziaslav.
-
No tendría por qué, es obvio que es una esclava
-
Pues deberías
-
No supondrás que voy por ahí confraternizando con los esclavos --
dijo con sumo desprecio
-
No, pero deberías conocer a las que te pertenecen, especialmente si llevan
cosas como esta -- dijo lanzando el Dykari también a sus pies
Avitzedek miró el arma y fue
evidente para todos que había enfurecido, la pregunta era por qué exactamente,
y era lo que Istvan y sus hombres estaban intentando averiguar, ya que la misma
no llevaba inscripción alguna.
-
Eso no prueba que me pertenezca
-- dijo con ira contenida
-
No, eso no, pero eres el único desgraciado que hace esto --
dijo Iziaslav moviéndose con rapidez y abriendo la boca de la chica
Dylan iba a moverse para ver
qué era esto, pero alguien le sujetó
el brazo y a continuación escuchó.
-
Los Savaresce les cortan la
lengua a sus Bislykis
Aunque Dylan abrió los ojos
con desmesura debido a que aquello le parecía un acto de suprema barbarie,
disimuló muy bien tanto la sorpresa como la indignación. Mientras esto sucedía,
Istvan había estado vigilando con atención las reacciones de los Savaresce y
llegó a la conclusión de que al menos
Avitzedek y Gianfranco estaban sorprendidos, y Avitzedek estaba además
irritado, pero en el caso de Giorgio era difícil saberlo con exactitud. Aquel
sujeto era un incordio, en su mente y en sus emociones reinaba la misma
anarquía que regía sus acciones, por lo que no resultaban una tarea fácil ni
agradable esas incursiones en su mente y rara vez arrojaban un resultado
fidedigno.
-
De igual manera eso no prueba nada
-- dijo con ira fría y controlada
Avitzedek -- Quizá te sorprendería saber que no soy el
único desgraciado que hace esto
-
Según lo que has dicho, debemos entender que ni la conoces ni te pertenece
¿no? --
se dejó escuchar una voz desde el otro lado del salón
Dylan entendió la momentánea confusión
de los Savaresce, porque aunque conocían la voz y el dueño de la misma estaba
frente a ellos, la habían escuchado casi a sus espaldas. Pero sin duda ellos
conocían a Istval tan bien como a su hermano y en el caso de Giorgio no solo lo
conocía, sino que suponiendo que se hubiese esforzado en disimularlo, su odio
por el mismo fue evidente.
-
Suponiendo que me perteneciese
-- dijo Avitzedek con cautela, lo
que sorprendió a Dylan y lo hizo pensar que por algún motivo le temían a Istval
incluso más que a su hermano -- ¿Cuál es
su crimen?
-
Aun no dijimos que hubiese cometido alguno
-- dijo Istval con sonrisa
burlona -- Pero tampoco es lo normal que las Bislykis vayan
por ahí portando una cosa de ésas
-- dijo señalando el arma
-
No sería la primera que hubiese robado uno y eso solo sería una falta menor --
dijo Gianfranco
-
Si intentan matar a uno de mis invitados, eso lo convierte en un
crimen -- aclaró Iziaslav con voz helada
Avitzedek que se había
olvidado momentáneamente de Dylan, enseguida lo miró de nuevo y entendió la
razón de que aquel molesto muchachito estuviese allí, aunque no exteriorizó
ninguna emoción. Mientras que en Gianfranco si fue muy obvia la sorpresa y al mismo tiempo pensó que había que ser muy
imbécil para intentar algo así en aquel lugar, aparte de que si bien era cierto
que Dylan nunca le había resultado simpático, se estaba preguntando quién lo
odiaba tanto como para correr tantos riesgos. Esto fue percibido con toda
claridad por los Lovets e incluso por el mismo Dylan, y a pesar de que los
primeros nunca descartaban nada, aquella reacción inmediata y espontánea de
Gianfranco, en teoría lo eximía de culpa.
Aunque Dylan había percibido
lo que estaba pensando Gianfranco, no lo había estado mirando a él sino a
Istval que se había ido moviendo hacia el centro del salón.
-
Sugiero que le pregunten al señor Duque qué ha hecho o a quién molestado lo
suficiente como para ganarse tan mala voluntad, porque supongo que no estarás
pensando que yo pude haber tenido algo que ver en esto. Y prefiero pensar que
solo querías asegurarte que esta mujer no pertenecía a mi Clan
-
Por supuesto Avitzedek, era nuestro deber asegurarnos que no pertenecía a
tu Clan como acabas de señalar -- le dijo Istvan
-
Y como no es así… -- comenzó el hombre
-
Entonces ya está todo aclarado y no hay motivo para que les importe su
suerte -- lo interrumpió Istval
Pero para lo que definitivamente
no estaba preparado Dylan, era para lo que sucedería a continuación, porque
mientras Istval decía aquello se había situado tras la chica y en cuanto finalizó
de hablar le sujetó la cabeza y en un súbito movimiento se la desprendió
limpiamente.
Los Lovets no habían dejado de
mirar a los Savaresce mientras que Dylan veía con los ojos desorbitados a
Istval que después de hacer aquello sostenía en su mano un puñado de cabellos
de donde pendía la cabeza aun sangrante.
-
Realmente una pena, era muy agraciada pero…
-- estaba diciendo con
indiferencia mientras la miraba
Avitzedek miraba con expresión
vacía mientras que Gianfranco tenía una muy similar a la de Dylan pero por
distintos motivos, porque si bien Dylan estaba francamente horrorizado con lo
que acababa de ver, eso era por su natural aversión a privar de la vida a
cualquier ser humano. Pero en el caso de Gianfranco su sorpresa obedecía a que
pensaba que aquel sujeto acababa de exhibir un comportamiento del todo reñido
con su supuesta superioridad e inteligencia, porque había matado a la única
persona que podía conducirlos al autor intelectual del atentado.
-
En fin -- seguía diciendo Istval -- no
creo que nadie vaya a echarla de menos
Y acto seguido pasó por encima
del cuerpo que yacía a sus pies, se dirigió a la chimenea y lanzó la cabeza en
ella. A pesar de que Dylan ya tenía bien entrenados sus ojos, quizá producto de
que aun estaba impresionado por lo sucedido, no alcanzó a ver el súbito
movimiento y lo próximo que vio fue a cuatro Lovets incluido Istval, apuntando
al cuello de Giorgio que según lo que pudo deducir, se había movido con
extraordinaria rapidez hacia Istval, pero igualmente y según lo que analizó más
tarde, Istval debía haber estado esperando aquello, porque le tenía un pie en el
pecho y con una mano sujetaba uno de los brazos de Giorgio donde relucía su
Dykari y con la otra mano también apuntaba su propio Dykari al cuello de
Giorgio.
-
¡Lasciarsi andare, miserabile
figlio di… ¡
-
Eso no se va a poder, porque verás Giorgio, en mi opinión estás metido en
muchos problemas y son muchas las explicaciones que tienes que dar
Después de eso, lo despojó de
su Dykari, lo levantó sin mucha ceremonia y ordenó a los Lovets que se lo
llevaran. Avitzedek se volvió con ira hacia Iziaslav pero sabía que nada podía
hacer. Había advertido muchas veces al infeliz que tenía por hijo que no
provocase a aquellos sujetos y ahora probablemente estaba a punto de pagar por
ello.
Dylan sintió que alguien
tiraba de él y logró identificar a Janos, pero aunque su cabeza aun no lograba
entender lo sucedido y eran muchas las preguntas que quería hacer, se dejó
arrastrar fuera. Janos lo condujo hasta su habitación, lo metió en la cama y
unos segundos después Dylan estaba profundamente dormido.
-
Las preguntas para después Rybik, cuando estés en capacidad de
comprender -- dijo el hombre aunque Dylan no lo estaba
escuchando
Le dio una última mirada y
suponiendo que ya Istvan se habría encargado de asignarle una guardia, se
marchó.
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