Bodas de Sangre

Bodas de Sangre
Una vez superados los obstáculos ayudado en su mayor parte por Dylan, Kendall logró finalmente contraer matrimonio con Sophie. Después de la boda, Dylan emprenderá un nuevo, inesperado e insólito camino a través de un mundo del que no tenía ni idea de su existencia, mientras que la nueva pareja parte rumbo a Inglaterra para dar comienzo a un matrimonio que todos se preguntan cómo va a terminar siendo que dio inicio con unas Bodas de Sangre

jueves, 3 de julio de 2014

Cap. 22 La Trampa…



Después de contemplar ese espectacular amanecer, Dylan fue a su habitación pero más porque Janos le había dicho que todos se retirarían a descansar un rato que porque él mismo tuviese necesidad de sueño. Sin embargo, al igual que todos subió a la suya, pero apenas entró percibió una presencia que estaba seguro NO debía estar allí. Avanzó con cautela y con todos sus sentidos alertas, sorteó los sillones que había en el salón y se acercó a la puerta que daba acceso a la habitación propiamente dicha. No obstante, antes de abrirla se sintió sujetado desde atrás y una mano se cerró sobre su boca.

Su primera reacción fue automática y flexionó su brazo con intenciones de clavar el codo en el torso de su atacante, pero por algún motivo no pudo hacerlo y sintió ambos brazos inmovilizados.

-         ¡Quédate quieto! No voy a hacerte daño  --  escuchó Dylan que le susurraban con apremio

En principio no habría estado muy de acuerdo con eso dadas las circunstancias, pero al reconocer la voz se tranquilizó. Casi de inmediato notó que la presión cedía y se giró. Iba a hablar pero el sujeto se llevó un dedo a los labios. A continuación Dylan sintió como una idea entraba violentamente en su mente.

-         Es una trampa, pero quiero saber quién es el autor de la misma

Un montón de ideas locas pasaron por su cabeza a la velocidad del rayo, pero una más improbable que la otra y en realidad no estaba muy seguro de estar entendiendo nada.

-         Tranquilízate, lo estabas haciendo bien

Esto vino a sumar mayor confusión ¿Qué demonios estaba haciendo bien?

-         Presta atención, vas a entrar a la habitación pero veas lo que veas y oigas lo que oigas, no te muevas, no hagas nada ¿Está claro?

La indicación sí, pensó Dylan, los motivos definitivamente no.

-         Eso no importa, solo has lo que te estoy diciendo

Dylan asintió aun sin comprender bien, abrió la puerta y entró dejándola abierta. Por un momento pensó que aquello en lugar de la mencionada trampa, tenía todo el aspecto de ser un obsequio, porque sobre la cama estaba una criatura especialmente bella y ataviada de forma que no dejaba nada a la imaginación.

La chica se incorporó sonriendo y el cuerpo de Dylan reaccionó en consecuencia, pero recordando lo que le habían dicho no se movió. La sonrisa de la joven vaciló pero decidió mostrarse más convincente, de manera que se puso de pie y comenzó a acercarse a él con lentitud. Sin embargo, cuando estaba solo a un par de pasos fue violentamente apartada y Dylan vio con asombro que Istval se hacía visible mientras sujetaba con una mano el cuello de la chica y con la otra uno de sus brazos.

-         No creo que esta sea un arma de seducción apropiada  -- dijo mientras le quitaba lo que a Dylan le pareció un Dykari

Pero ciertamente no tuvo ocasión de decir ni hacer nada, porque inmediatamente aparecieron en su habitación Istvan e Yvaylo.

-         Bienvenidos a la fiesta  --  dijo Istval que acababa de lanzar a la chica sobre un sillón con excesiva fuerza a juicio de Dylan

Después de eso Istval pareció haberse desinteresado del asunto y se recostó de la pared en actitud indolente y comenzó a jugar con el Dykari mientras Yvaylo revisaba a la chica.

-         Dudo que encuentres identificación  --  le dijo Istvan acercándose  --  Llévatela

Yvalylo sujetó a la mujer comenzando a caminar hacia la salida y en ese momento Dylan recuperó su voz.

-         ¿Alguien puede explicarme?  --  preguntó

-         Ahora no  --  le respondió Istvan

-         Pero…

-         Lo lamento Rybik. Sin embargo, creo que tienes derecho a saber. Ven con nosotros 

Un momento después estaban en un salón y ya varios de los sujetos que Dylan había conocido durante el día y la noche anterior estaban allí. Dylan estaba por preguntar de nuevo cuando las puertas se abrieron dando paso a Iziaslav, los consejeros y Janos,  y por la cara que traía Iziaslav, Dylan pensó que aquello iba a ponerse mal para alguien.

-         ¿Puedes decirme cómo demonios sucedió esto?  --  exclamó antes de llegar a ellos y mirando a Istvan, pero luego pareció cambiar de idea y dirigiéndose hacia Dylan  lo sujetó por los hombros  --  ¿Estás bien Rybik?

-         Sí señor  --  respondió él aun sorprendido

-         Sarì, sabíamos que algo así iba a suceder, solo que no…

Istvan calló en forma súbita cuando Iziaslav se volvió hacia él en actitud nada amistosa.

-         ¿Me estás diciendo que lo pusiste en peligro a sabiendas?

-         Nunca estuvo en peligro realmente, lo teníamos vigilado y además sabes que él…

-         Sé muchas cosas Istvan  --  lo interrumpió Iziaslav  --  pero de momento lo único que quiero saber es quién y por qué

La atención se desvió hacia la chica que permanecía de rodillas en el centro del salón y Dylan sintió conmiseración por aquella infeliz criatura.

-         Deja de sentir pena  --  escuchó la voz de Janos  --  ¿Acaso ya olvidaste lo que le sucedió a Lucien?

Eso era algo que difícilmente olvidaría nunca pero por otra parte Dylan pensó que ciertamente él no era un príncipe como para que alguien se tomase tantas molestias, aparte del riesgo que eso suponía para el hipotético responsable. Eso, suponiendo que el objetivo fuese matarlo, aunque todo parecía indicarlo. No obstante, detuvo sus pensamientos y prestó atención a lo que sucedía.

-         No es una de nuestras Bislykis   --  estaba diciendo Iziaslav

-         Voch sarì. Voch ho njà da dam nami [1]    --   respondió Yvaylo aunque lo que Iziaslav había hecho no era una pregunta sino una aseveración

-         ¿Y bien?  --  preguntó  dirigiéndose a Itlar que era quien al parecer interrogaba a la chica

-         Ella no dirá nada, pero ya eso nos dice mucho  --  dijo él

-         No puede ser

Dylan miró a Iziaslav preguntándose qué era lo que no podía ser, aunque en principio él estaba de acuerdo, porque lo que acaba de decir Itlar era una contradicción enorme. Sin embargo, Dylan que seguía mirando a Iziaslav notó que había mudado de expresión pasando de la inicial duda a una de ira contenida.

-         ¿Están aquí?

-         Ak sarì  --  contestó Istvan

-         Tráiganlos  --  ordenó

Si bien ahora no estaba más cerca de entender algo de lo que estaba al momento de abandonar su habitación, Dylan decidió que lo mejor que podía hacer era esperar y ver qué sucedía a continuación, algo para lo que no tendría que esperar mucho. Pero mientras esperaban, Itlar había sacado a la mujer de escena.

Pasados unos minutos entró de nuevo Misha que era quien había ido a buscar a quién fuese que había ordenado Iziaslav, en compañía de tres hombres y en cuanto Dylan reconoció a dos de ellos, no le quedó ninguna duda acerca de la identidad del tercero. Aquel individuo era sin lugar a dudas Avitzedek Savaresce.

Dylan miró con atención al hombre porque a pesar de que había visto a los hermanos Savaresce en el pasado, era la primera vez que veía al padre de las criaturas. En caso de que aquel hombre hubiese sido un humano común, le habría calculado unos cuarenta y tantos años. Era un individuo de estatura media y con una complexión propia en opinión de Dylan, de aquellos acostumbrados al ejercicio constante. Tenía el cabello castaño oscuro y los ojos marón claro. Dylan recordó que Iziaslav le había dicho que Avitzedek era de Sicilia y sus rasgos se correspondían con el común de los habitantes de aquella zona.

A continuación desvió la mirada hacia los hijos pero en esta ocasión prestó una mayor atención a los detalles. Gianfranco tenía la misma cara de su progenitor y la misma complexión atlética, pero poseía una estatura muy superior,  cabello castaño claro y ojos azules, y aunque Giorgio era muy parecido a su hermano, era un poco más bajo, de constitución física más delgada y sus ojos eran de un azul casi traslúcido que producían una incómoda sensación. Estas marcadas diferencias entre el padre y los hijos, hicieron concluir a Dylan que la madre de ellos debía ser originaria del norte de Italia para que Gianfranco y Giorgio hubiesen heredado aquel color de ojos y la altura que exhibían.

-         Buon giorno  --  saludó Avitzedek 

Iziaslav prescindió del saludo y se limitó a mirarlo y al cabo de unos segundos el individuo dobló una rodilla inclinándose ante él,  de inmediato fue imitado por sus hijos. Pero mientras Gianfranco lucía una expresión impenetrable, Giorgio exhibía una de decidida rebeldía.

-         ¿Acaso han cambiado las reglas? O es que tal vez has decidido mostrarte más…

-         ¿Conoces a este caballero?  --  lo interrumpió Iziaslav señalando a Dylan

Avitzedek lo miró de arriba abajo y aunque Dylan habría podido apostar que ya sus hijos le habían informado  quién era, él no iba a reconocerlo.

-         ¿Debería tener algún interés en conocerlo?  --  preguntó a su vez

-         Rybik, él es Avitzedek Savaresce  --  dijo Iziaslav dirigiéndose a Dylan

-         Señor Savaresce  --  saludó Dylan haciendo una ligera inclinación de cabeza

-         Vizconde de Abruzzo para ti bambino  --  dijo con altivez

Sin duda Avitzedek había vivido muchos más años que él, pero en cuestión de arrogancia Dylan le llevaba mucha ventaja, porque a diferencia de Savaresce cuyo título era de dudosa procedencia, el de Dylan llevaba siglos en su familia y definitivamente él lo tenía en las venas.

-         En ese caso sugiero que suprima el término bambino y lo sustituya por el más apropiado de Duque de Livingstone, suponiendo que se crea merecedor del mismo trato

La sonrisa de Iziaslav era decididamente maligna al ver la expresión de Avitzedek, y aunque nadie esperaba que el Rybik le resultase simpático a los Savaresce, Dylan Danworth acaba de demostrar que en materia de arrogancia era un digno contrincante y sin duda la nobleza de su cuna estaba infinitamente mejor datada que la muy dudosa de Avitzedek. Pero lo importante de aquello era que acababa de dejar en ridículo público a uno de los individuos más soberbios del planeta, y  si bien a Iziaslav parecía no preocuparle mucho eso, sí mortificaba a los que tendrían que velar por la seguridad de aquel chico en el futuro, porque una cosa era que le tuviesen una antipatía gratuita solo por su cercanía con la familia real y otra muy distinta que hiciese méritos propios para granjeársela.

Sin embargo, Avitzedek llevaba demasiados años en el ejercicio de la supervivencia y aunque sus ojos brillaron en forma peligrosa, un par de segundos después había recuperado la calma y miraba de nuevo a Iziaslav.

-         ¿Hay alguna razón para que nos hayas hecho venir, aparte del dudoso placer de conocer al señor Duque?

Iziaslav no contestó pero le hizo una seña a Yvaylo, y unos segundos después la chica era arrojada a los pies de Avitzedek

-         ¿Te resulta familiar esa Ledzidy?  --  le preguntó

Avitzedek miró a la mujer y luego de unos brevísimos segundos volvió a mirar a Iziaslav.

-         No tendría por qué, es obvio que es una esclava

-         Pues deberías

-         No supondrás que voy por ahí confraternizando con los esclavos  --  dijo con sumo desprecio

-         No, pero deberías conocer a las que te pertenecen, especialmente si llevan cosas como esta  --  dijo lanzando el Dykari también a sus pies

Avitzedek miró el arma y fue evidente para todos que había enfurecido, la pregunta era por qué exactamente, y era lo que Istvan y sus hombres estaban intentando averiguar, ya que la misma no llevaba inscripción alguna.

-         Eso no prueba que me pertenezca  --  dijo con ira contenida 

-         No, eso no, pero eres el único desgraciado que hace esto  --  dijo Iziaslav moviéndose con rapidez y abriendo la boca de la chica

Dylan iba a moverse para ver qué era esto, pero alguien le sujetó el brazo y a continuación escuchó.

-         Los Savaresce les cortan la lengua a sus Bislykis

Aunque Dylan abrió los ojos con desmesura debido a que aquello le parecía un acto de suprema barbarie, disimuló muy bien tanto la sorpresa como la indignación. Mientras esto sucedía, Istvan había estado vigilando con atención las reacciones de los Savaresce y llegó a la conclusión de que al menos  Avitzedek y Gianfranco estaban sorprendidos, y Avitzedek estaba además irritado, pero en el caso de Giorgio era difícil saberlo con exactitud. Aquel sujeto era un incordio, en su mente y en sus emociones reinaba la misma anarquía que regía sus acciones, por lo que no resultaban una tarea fácil ni agradable esas incursiones en su mente y rara vez arrojaban un resultado fidedigno.

-         De igual manera eso no prueba nada  --  dijo con ira fría y controlada Avitzedek  --  Quizá te sorprendería saber que no soy el único desgraciado que hace esto

-         Según lo que has dicho, debemos entender que ni la conoces ni te pertenece ¿no?  --  se dejó escuchar una voz desde el otro lado del salón

Dylan entendió la momentánea confusión de los Savaresce, porque aunque conocían la voz y el dueño de la misma estaba frente a ellos, la habían escuchado casi a sus espaldas. Pero sin duda ellos conocían a Istval tan bien como a su hermano y en el caso de Giorgio no solo lo conocía, sino que suponiendo que se hubiese esforzado en disimularlo, su odio por el mismo fue evidente.

-         Suponiendo que me perteneciese  --  dijo Avitzedek con cautela, lo que sorprendió a Dylan y lo hizo pensar que por algún motivo le temían a Istval incluso más que a su hermano  -- ¿Cuál es su crimen?

-         Aun no dijimos que hubiese cometido alguno  --  dijo Istval con sonrisa burlona  --  Pero tampoco es lo normal que las Bislykis vayan por ahí portando una cosa de ésas  --  dijo señalando el arma

-         No sería la primera que hubiese robado uno y eso solo sería  una falta menor  --  dijo Gianfranco

-         Si intentan matar a uno de mis invitados, eso lo convierte en un crimen  --  aclaró Iziaslav con voz helada

Avitzedek que se había olvidado momentáneamente de Dylan, enseguida lo miró de nuevo y entendió la razón de que aquel molesto muchachito estuviese allí, aunque no exteriorizó ninguna emoción. Mientras que en Gianfranco si fue muy obvia la sorpresa  y al mismo tiempo pensó que había que ser muy imbécil para intentar algo así en aquel lugar, aparte de que si bien era cierto que Dylan nunca le había resultado simpático, se estaba preguntando quién lo odiaba tanto como para correr tantos riesgos. Esto fue percibido con toda claridad por los Lovets e incluso por el mismo Dylan, y a pesar de que los primeros nunca descartaban nada, aquella reacción inmediata y espontánea de Gianfranco, en teoría lo eximía de culpa.

Aunque Dylan había percibido lo que estaba pensando Gianfranco, no lo había estado mirando a él sino a Istval que se había ido moviendo hacia el centro del salón.

-         Sugiero que le pregunten al señor Duque qué ha hecho o a quién molestado lo suficiente como para ganarse tan mala voluntad, porque supongo que no estarás pensando que yo pude haber tenido algo que ver en esto. Y prefiero pensar que solo querías asegurarte que esta mujer no pertenecía a mi Clan

-         Por supuesto Avitzedek, era nuestro deber asegurarnos que no pertenecía a tu Clan como acabas de señalar  --  le dijo Istvan

-         Y como no es así…  --  comenzó el hombre

-         Entonces ya está todo aclarado y no hay motivo para que les importe su suerte  --  lo interrumpió Istval

Pero para lo que definitivamente no estaba preparado Dylan, era para lo que sucedería a continuación, porque mientras Istval decía aquello se había situado tras la chica y en cuanto finalizó de hablar le sujetó la cabeza y en un súbito movimiento se la desprendió limpiamente.

Los Lovets no habían dejado de mirar a los Savaresce mientras que Dylan veía con los ojos desorbitados a Istval que después de hacer aquello sostenía en su mano un puñado de cabellos de donde pendía la cabeza aun sangrante.

-         Realmente una pena, era muy agraciada pero…  --  estaba diciendo con indiferencia mientras la miraba

Avitzedek miraba con expresión vacía mientras que Gianfranco tenía una muy similar a la de Dylan pero por distintos motivos, porque si bien Dylan estaba francamente horrorizado con lo que acababa de ver, eso era por su natural aversión a privar de la vida a cualquier ser humano. Pero en el caso de Gianfranco su sorpresa obedecía a que pensaba que aquel sujeto acababa de exhibir un comportamiento del todo reñido con su supuesta superioridad e inteligencia, porque había matado a la única persona que podía conducirlos al autor intelectual del atentado.

-         En fin  --  seguía diciendo Istval  --  no creo que nadie vaya a echarla de menos

Y acto seguido pasó por encima del cuerpo que yacía a sus pies, se dirigió a la chimenea y lanzó la cabeza en ella. A pesar de que Dylan ya tenía bien entrenados sus ojos, quizá producto de que aun estaba impresionado por lo sucedido, no alcanzó a ver el súbito movimiento y lo próximo que vio fue a cuatro Lovets incluido Istval, apuntando al cuello de Giorgio que según lo que pudo deducir, se había movido con extraordinaria rapidez hacia Istval, pero igualmente y según lo que analizó más tarde, Istval debía haber estado esperando aquello, porque le tenía un pie en el pecho y con una mano sujetaba uno de los brazos de Giorgio donde relucía su Dykari y con la otra mano también apuntaba su propio Dykari al cuello de Giorgio.

-         ¡Lasciarsi andare, miserabile figlio di… ¡

-         Eso no se va a poder, porque verás Giorgio, en mi opinión estás metido en muchos problemas y son muchas las explicaciones que tienes que dar

Después de eso, lo despojó de su Dykari, lo levantó sin mucha ceremonia y ordenó a los Lovets que se lo llevaran. Avitzedek se volvió con ira hacia Iziaslav pero sabía que nada podía hacer. Había advertido muchas veces al infeliz que tenía por hijo que no provocase a aquellos sujetos y ahora probablemente estaba a punto de pagar por ello.

Dylan sintió que alguien tiraba de él y logró identificar a Janos, pero aunque su cabeza aun no lograba entender lo sucedido y eran muchas las preguntas que quería hacer, se dejó arrastrar fuera. Janos lo condujo hasta su habitación, lo metió en la cama y unos segundos después Dylan estaba profundamente dormido.

-         Las preguntas para después Rybik, cuando estés en capacidad de comprender  --  dijo el hombre aunque Dylan no lo estaba escuchando

Le dio una última mirada y suponiendo que ya Istvan se habría encargado de asignarle una guardia, se marchó.



[1] Voch sari. Voch ho njà da dam nami: No señor. No es una de las nuestras

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