Por alguna razón que los
Lovets tardaron algún tiempo en poder descifrar, se había desatado un serio
conflicto entre los Savaresce y los Lothian. Si bien era cierto que aquellos
sujetos se habían pasado sus respectivas vidas fastidiándose, en las últimas
décadas aquello se reducía a una especie de guerra fría donde sus miembros más
destacados como los hermanos Savaresce, André de Montreuil, la condesa de
Arezzio o Guy Dessart, tenían desagradables discusiones donde intercambiaban insultos
y algunas veces golpes mientras que los Devrigs de menor categoría se mataban
entre sí. Este era el estado de cosas que si bien no agradaba a Iziaslav, había
tenido que terminar por aceptar.
Sin embargo, en los últimos
años habían venido sucediéndose una serie de ataques indiscriminados que
distaban mucho de las costumbres que habían venido observando aquellos dos
Clanes. Los Lovets enseguida se dieron a la tarea de seguir a los principales y
más activos miembros de ambos Clanes e Istvan recibió la orden de vigilar estrechamente
al príncipe Lucien que era el que solía meterse en donde no lo llamaban, lo que
se traducía en un constante dolor de cabeza para Iziaslav y por ende para los
Lovets.
Tanto Iyul como Lucien siendo
sizvitels, tenían asignada vigilancia constante. En el caso de Iyul normalmente
el encargado de su seguridad desde hacía muchos años era Adnan Kabir. Adnan era
un Lovet altamente eficiente y procuraba no interferir de ninguna manera en las
actividades de Iyul, y como éste se metía en pocos problemas Adnan no tenía
mayor trabajo.
Pero en el caso de Lucien el
asunto era mucho más problemático, porque aquel muchachito parecía buscar los
problemas con verdadero ahínco y perseguía a los Devrigs con características de
kraviaciks como si fuese un Lovet. Por esta razón no solo era necesaria la
protección de un Lovet sino de varios.
Una de las muchas diferencias
entre Iyul y Lucien, era que mientras el primero no ponía objeción a ser
protegido, Lucien protestaba en todos los tonos por ello, de manera que a todos
los problemas que ocasionaba se sumaba el que los desventurados Lovets tuviesen
que ingeniárselas y poner en práctica todas sus habilidades para no ser
detectados y evitar así que el malcriado
sizvitel montase en cólera.
Todo esto ocasionó que a la
larga, asignaran en forma permanente a Itlar Drachavo, que era un Levjaner,
para que se hiciese cargo de su seguridad, tanto por poseer una habilidad
superior a cualquier Lovet común, como por el hecho de ser considerado un amigo
del sizvitel, lo que lo hacía mucho más capaz de manejarlo en caso de ser
necesaria una intervención abierta.
Estando así las cosas, cuando
Iziaslav ordenó una mayor vigilancia sobre los siviztel, esto no afectaba a
Lucien que ya tenía la mejor de ellas, pero en el caso de Iyul, se sumó Misha
Neverkov quien también era un Levjaner,
a la vigilancia del sizvitel.
Iziaslav estaba realmente
preocupado, porque aunque el conflicto actual era entre los Savaresce y los
Lothian, ya había sido informado que Lucien y Dylan habían tenido varios
encontronazos tanto con los unos como con los otros, y lógicamente no le
gustaba para nada que los rybiks estuviesen en medio del lío de aquellos
sujetos. Sin embargo, y a pesar de todas sus precauciones, pronto Iziaslav
tendría más pruebas de que las cosas no suceden solo por desearlas.
Dylan dedicaba las mañanas a
dos actividades específicas y de forma invariable. En cuanto se levantaba se
iba a montar, en algunas oportunidades lo acompañaba Luciano pero esto dependía
de dos cosas, la primera que hubiese amanecido en su propia cama, un asunto ya
de por sí extraño, y la segunda, que no hubiesen discutido la noche anterior,
algo que sucedía con mucha frecuencia y por los más variados y absurdos
motivos. Cuando regresaba de su paseo matutino desayunaba mientras le echaba
una hojeada a las noticias y abría su correspondencia. Después de esto se
dedicaba a escribir a sus administradores y en ocasiones a Kendall.
El resto de su tiempo lo repartía
entre sus visitas a Illir o a Levzheir, y algunas noches acompañaba a Luciano a cualquiera las muchas veladas
a las que era invitado. Una noche Luciano se había puesto especialmente pesado
y aunque nunca insistía de manera tan terca en que Dylan lo acompañase, en esta
oportunidad lo hizo hasta al agotamiento.
-
Vamos Dylan, estamos en plena temporada
-
Hasta donde sé, para ti siempre es temporada
-
De acuerdo -- dijo Luciano sonriendo --
pero estamos en París hombre
-
¿Y qué tiene eso de especial?
-
Por ejemplo madame Javert -- dijo con sonrisa traviesa
-
Toda tuya si la quieres, esa mujer parece tener dos lenguas por la forma en
la que habla sin detenerse nunca -- dijo con acidez y Luciano soltó una carcajada
-
Eres muy necio Dylan Danworth, porque solo tienes que ordenarle callar y asunto arreglado
Finalmente Luciano había conseguido
convencerlo y fue en esa oportunidad que se encontró de forma inesperada con
los Saint-Claire, algo por lo que Luciano se arrepintió mucho.
Apenas unos instantes después
de haber llegado y sin que Dylan hubiese tenido tiempo ni siquiera de tomar una
copa, Luciano apareció de nuevo a su lado.
-
Vámonos
-
¿Qué? -- preguntó Dylan con extrañeza
-
Después te explico
No obstante, fueron detenidos
unos pasos más allá y Luciano estaba deshaciéndose con velocidad de sus interlocutores
cuando Dylan escuchó su nombre.
-
¿Lord Danworth? -- preguntó una voz con una nota de sorpresa y
Dylan se volvió al reconocerla
Dylan ya llevaba poco más de
quince años siendo un Devirg y viviendo en ese mundo, de modo que se olvidó de
la formalidad con la que se trataba al resto del mundo.
-
¡Jacques! -- exclamó al verlo y avanzó hacia él
estrechándole la mano -- ¿Cómo estás hombre?
-
Bien milord -- dijo Jacques con cierta expresión de
extrañeza y aunque Dylan entendió, ya no había cómo remediar el asunto
-
Vamos monsieur Germain, nos
conocemos desde hace mucho tiempo para tanta formalidad -- e
inmediatamente puso en práctica sus nuevas habilidades, por lo que Jacques
sonrió confiado
Luciano había terminado de
deshacerse de los que los habían detenido y se acercó a ellos.
-
¿Jacques, recuerdas a mi amigo el conde de Cagliari?
-
Claro -- dijo él extendiendo la mano a Luciano -- Signore
-
Buona sera signore Germain --
saludó Luciano, pero al mismo tiempo
-- Debemos irnos, ¡ya! -- dijo solo para Dylan
-
Me alegra mucho haberte visto Jacques, pero…
-
¿Lord Danworth? -- escucharon a su lado
Luciano gimió internamente y
decidió poner fin a aquello con la máxima rapidez. Cuando habían llegado hacía
un momento y apenas había dado un par de pasos, había divisado a Maurice
Saint-Claire. Inmediatamente había procedido a hacer una rápida búsqueda y
aunque no había visto a ningún otro Saint-Claire en el salón, decidió ir por
Dylan y salir de allí a toda prisa antes de que fuese visto por Maurice, pero
en vista de la inutilidad del asunto, ahora lo importante era marcharse a la
mayor brevedad.
A unos cuántos metros de
ellos, otros ojos observaban la escena. Dos pares de ellos con preocupación y
los otros seis con curiosidad.
-
Mal asunto -- dijo Edin
-
Normalmente Lucien sabe cómo manejarse, pero si no se van en breve
tendremos que sacarlos -- dijo Itlar
-
Y de prisa, porque si bien Saint-Claire y Germain no tienen ninguna
posibilidad de reconocerlos, ella sí
-- dijo Edin señalando hacia el otro
extremo del salón
-
Que alguien se encargue de distraerla
-
Vamos Itlar, es una vidmagy y lo notará enseguida
En otra dirección Guy Dessart,
Christian Bentley y Pierre Chifflet tampoco les quitaban los ojos de encima.
-
¿Desde cuándo un Yaroslávich en tan buenos términos con un
Saint-Claire? -- preguntó Pierre
-
Supongo que como él es el sizvitel, puede hacer lo que se le venga en gana
mientras a nosotros nos prohíben hasta respirar
-- dijo Guy con ira
-
No sean necios ustedes dos -- intervino Christian -- Si
pusieran atención se darían cuenta que no es Lucien quien se lleva bien con
Saint-Claire, sino el pequeño Lord.
-
Lo que viene a ser lo mismo porque es su Djali ¿no? --
insistió Guy
-
Kasny dunheit devjavrys
-
Bon soire Patrick --
saludó Pierre sin volverse, pero los tres se habían tensado
Patrick Bride era un Lovet
casi tan molesto como Edin Dòmine, pero mientras Edin exhibía el encanto
francés, aunque no con ellos, Patrick en
todo momento hacía gala de la frialdad y suprema arrogancia de los nacidos al otro lado
del canal.
-
No creo que el interés en las actividades de nuestro sizvitel, sea algo
beneficioso para su salud caballeros
-
Como acabas de decir, es nuestro
sizvitel, de modo que sus actividades nos afectan a todos --
dijo Pierre
-
Suponiendo que así fuere, sugiero tener cuidado con sus pensamientos señor
Chifflet, porque éstos podrían acarrearle serios inconvenientes del tipo que
suele terminar en Zatvor
Pierre se maldijo internamente
y Patrick esbozó su fría y característica sonris desapareciendo a continuación.
Sin embargo, ninguno de ellos dijo nada más, porque sabían que sí Patrick
estaba allí, nada de lo que dijesen se le escaparía al mal nacido aquel.
Entre tanto, los ojos de
Luciano habían visto con verdadera preocupación que Madeleine Saint-Claire se
acercaba, de modo que se aplicó a salir de allí a toda velocidad, pero antes le
hizo una advertencia a Dylan.
-
No la mires
Después de una rápida
despedida abandonaron el salón para tranquilidad de Itlar y del resto de los
Lovets que se encontraban presentes. Sin embargo, aquel breve encuentro tendría
serias consecuencias en breve.
Madeleine había visto a su
padre que se encontraba en el grupo al lado del que se encontraba ella,
excusarse y caminar apresuradamente hacia la entrada, de modo que miró con
curiosidad hasta que notó con quien hablaba y no solo él sino Jacques también.
Tan delicadamente como le fue posible, se apartó del grupo de señoras con las
que conversaba. Sin embargo, y como no podía correr hacia allá sin faltar a las
normas del buen comportamiento, se vio obligada a caminar despacio y aunque era
evidente que llevaba prisa y un destino específico, fue detenida sucesivamente
por distintas personas que ni siquiera conocía o con las que había conversado
muy brevemente en oportunidades anteriores. Este asunto fue el primero que
llamó su atención y puso sus sentidos alertas, y el otro había sido lo poco que
Dylan Danworth parecía haber cambiado en todos aquellos años, al igual que su
amigo a quien Madeleine recordaba bien del día de la boda de Sophie y que le
había generado tanto malestar. No obstante, cuando estuvo más cerca, vio unos
hilos plateados en la cabellera de Dylan y algunas arrugas alrededor de sus
ojos. Pero por mucha prisa que se había dado, no había logrado llegar antes de
que se marcharan.
Obviamente el retraso de
Madeleine lo habían producido los Lovets, que aunque no podían acercársele, sí
podían manipular las mentes de los demás obligándolos a detenerla con cualquier
excusa, y la visión que tuvo Madeleine de un Dylan mucho mayor, fue obra de
Edin y con bastante esfuerzo, porque aquella mujer era una Saint-Claire y su
mente no era susceptible a ser manipulada con facilidad.
Madeleine preguntó a su padre
y a su esposo por el reciente encuentro pero no obtuvo mucha información, solo
le dijeron que se habían saludado brevemente y que Lord Danworth abandonaba
Francia al día siguiente. Aunque Madeleine se había preguntado muchas veces qué
habría sido de él, ni siquiera los Arlingthon parecían tener noticias, y según
lo que le había dicho Sophie solo lo habían visto en oportunidad de la muerte
del padre de Lord Arlingthon y eventualmente Kendall recibía alguna carta desde
algún remoto lugar, pero nunca le decía
si tenía intenciones de volver.
Una vez que Dylan y Luciano
estuvieron de vuelta en el Chateau,
Luciano se fue derecho hacia la licorera y después de servirse aquel veneno como solía llamarlo Dylan, se
tiró en el sillón.
-
Recuérdame no volver a Francia hasta dentro de unos veinte o treinta
años --
dijo
-
No es que a mí me entusiasme de forma especial pero…
-
No se te ocurra preguntarme por qué o pondré en duda tu inteligencia
Dylan guardó silencio porque
sabía que era un mal asunto contrariarlo cuando estaba de aquel humor, pero al
minuto siguiente ya Luciano estaba hablando de nuevo, aquello también era
propio de su mal humor.
-
Por fortuna Maurice no tiene más hijos y los Germain no tienen
absolutamente ninguno, así que los Saint-Claire están por extinguirse --
dijo sin notar que con aquella aseveración solo causaba dolor a su
amigo, porque el tiempo pasaba también para Sophie --
Aunque esa es una verdad incompleta, porque Arlingthon tiene dos y en
cualquier momento pueden venir a Francia ya que aquí están las raíces de sus
antepasados, la buena noticia es que no tienen hijas --
concluyó
Dylan decidió que no tenía
deseos de seguir escuchándolo y se fue a su habitación, mientras que Itlar
pensaba que Lucien era de una de las mejores personas que había conocido, pero
en ocasiones podía mostrarse tanto o más cruel que su propio padre y
ciertamente le parecía que no había tenido ninguna consideración con los
sentimientos de Dylan aunque no lo hubiese hecho en forma consciente, pero no
habría sido sensato esperar mucho más, Lucien seguía siendo un sizvitel, de
modo que se comportaba de acuerdo a su crianza y simplemente había
exteriorizado su preocupación en forma tal vez egoísta pero honesta.
A pesar de lo que había dicho
Luciano, no abandonaron Francia de forma inmediata y al día siguiente tendría
lugar un hecho catastrófico que cambiaría el curso de los acontecimientos.
Iyul se presentó aquella noche
en el Chateau pero antes de entrar
fue detenido por Misha.
-
Yo te esperaré aquí Iyul -- algo que Iyul no discutió por razones obvias
Tanto Luciano como Dylan se
alegraron de verlo, porque llevaban alrededor de un año que no lo hacían, pero
Iyul no se presentó solo sino en compañía de tres hermosas damitas. A Dylan le
bastó una mirada para saber que aquellas criaturas no eran Devrigs y miró mal a
Iyul.
-
Vamos priyatel, no por eso son menos hermosas
-
Sabes que no se trata de eso
-
Solo sé cuidadoso -- dijo ahogando la risa
Mientras ellos discutían
Luciano ya estaba desplegando su encanto con las chicas y en ese momento el
mayordomo anunció la cena.
Luciano a diferencia de otros
Devirgs, no solía tener en sus propiedades esclavos, sino que daba empleo a
humanos normales, la única excepción la constituían su administrador y los
mayordomos, y eso obedecía a que le
fastidiaba mucho tener que hacerse cargo de los constantes cambios de personal.
Razón por la cual, cuando iban en el segundo plato, los tres miraron al
individuo que estaba sirviendo cuando a éste se le cayó la bandeja.
-
Perdón señor -- se excusó de inmediato el sujeto
A los tres les tomó solo unos
segundos ver lo que estaba sucediendo. La hija de aquel hombre servía en la
casa de los Saint-Claire y le habían avisado hacía unos minutos que en al misma
se había desatado un voraz incendio. Dylan se levantó como impulsado por un
resorte.
-
¡Dylan no! -- exclamó Luciano
Pero aquella advertencia fue
del todo inútil, porque Dylan desapareció a toda velocidad. Luciano maldijo en
forma muy audible y salió tras él. En el momento que Iyul se disponía a
seguirlos Misha apareció a su lado.
-
Iyul no…
-
Es mi hermano Misha, y Dylan es mi amigo así que olvídalo, haz que alguien
devuelva a estas señoritas a su lugar de origen
Apenas llegaron fueron
conscientes de dos cosas, aquello no era un fuego que se hubiese producido en
forma natural, sino que había sido provocado. Y segundo, que aunque no lo
entendían había una ingente cantidad de Devrigs y de Lovets.
Aquello no tenía ningún
sentido, pensaron los tres, porque no era la casa lo que se estaba quemando
sino los extensos jardines.
-
¡Sarí, salgan de aquí ahora mismo!
-- escucharon de pronto a su lado
y vieron a Patrick -- Nosotros nos haremos cargo
Sin embargo, Dylan era terco y
obstinado y al ver que los sirvientes de la casa que hacían infructuosos
esfuerzos por apagar el incendio estaban siendo atacados, corrió hacia allá y
siendo que Luciano no era muy diferente fue tras él. Lo que no esperaban fue lo
que se encontraron, o más bien a quien se encontraron en los linderos del
bosquecillo que rodeaba la propiedad.
-
¡Jacques! -- exclamó Dylan agachándose a su lado
Pero Jacques estaba muy mal
herido, de modo que Dylan miró a Luciano.
-
Olvídalo Dylan
-
¡Pero está muriendo!
-
Lo sé, pero no hay nada que podamos hacer
-
¡Maldita sea Luciano! -- dijo sacudiéndolo ante la mirada horrorizada
de dos Lovets que estaban cerca
-
Dylan tranquilízate -- dijo Iyul con voz pausada
-
¡No podemos dejarlo morir así!
-- insistió --
Madeleine no…
-
¡Dylan escúchame! -- dijo Luciano siendo él ahora quien sacudía a
Dylan --
¡Míralo bien Dylan! Esto es un ataque Devrig, no tiene ninguna
posibilidad
Dylan abrió los ojos con
desmesura, porque no se había percatado de ello, pero eso lejos de hacerlo
desistir solo pareció darle más esperanzas.
-
Entonces… aun podemos simplemente…
-
¡Dylan, piensa lo que dices! -- exclamó Iyul
-
Escuchen, Madeleine no tiene hijos, si pierde a Jacques…
-
Lo pederá de todas formas ¿no lo ves?
-- lo interrumpió Luciano --
Ella es una Saint-Claire, si completamos la transformación él no podría
acercársele nunca más.
Dylan intentaba entender pero
su cerebro se negaba tercamente a hacerlo. En ese breve lapso de tiempo,
mientras ambos intentaban hacer que Dylan entrase en razón, no habían notado
que la presencia de Devrigs se había incrementado.
-
¡Sarì tienen que irse ahora! -- dijo Edin con apremio
Pero en ese momento Jacques
recuperó el sentido y ciertamente nadie se habría esperado escuchar lo que
dijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario