Mientras todo aquello sucedía, los hermanos Yaroslávich sí habían estado
disfrutando de la compañía de unas hermosas señoritas, pero si bien Iyul no
había ocupado su mente en otra cosa que no fuese lo que tenía entre manos,
Luciano se había estado sintiendo inquieto y aunque no por ello dejó de
aprovechar muy bien el tiempo, una vez satisfechos sus instintos despachó a su
agraciada acompañante y en lugar de dormirse como seguramente había hecho su
hermano, se alistó a toda prisa y abandonó sus habitaciones.
Estaba seguro que algo le sucedía a Dylan y su intención era averiguarlo, y
aunque existía la posibilidad de que lo echara a patadas si lo interrumpía tan
inoportunamente, algo le decía que no sería así. Sin embargo, cuando se
disponía a entrar a su habitación fue detenido.
-
Vycenniani nym sizvitel --
dijo un sujeto que por el uniforme era un Havarik
Aunque Luciano en primera instancia se sorprendió, de inmediato reaccionó
como era de esperar.
-
¿Pretendes impedirme el paso? --
preguntó con voz helada
-
Tengo órdenes de no dejar pasar a
nadie nym sarì
-
¡Soy tu sizvitel, imbécil! --
vociferó Luciano -- ¡Así que apártate ahora mismo de mi camino o
lo vas a lamentar!
-
Vycenniani nym Sarì --
volvió a disculparse el Havarik
Luciano era lo que podría llamarse una buena persona en líneas generales,
pero aunque se esforzase en olvidarlo seguía siendo un príncipe y ciertamente
uno no acostumbrado a que se le desobedeciese. Había crecido rodeado de personas
a quienes bastaba que él expresase el más mínimo deseo para desvivirse por
cumplirlo, de modo que no estaba en su sistema que nadie se le opusiese y menos
aun que cuestionasen una orden suya. De manera que en aquel momento aparte de
la ira, toda la altivez y la soberbia que corría por sus venas hicieron
violenta explosión y con la rapidez que los caracterizaba al minuto siguiente
su Dykari brillaba en su mano.
Aunque el Havarik estaba perfectamente entrenado para defenderse, también
era plenamente consciente de que no podía ponerle una sola mano encima a aquel
individuo sin convertirse en reo de alta traición, por lo que se preparó a
morir sin remedio. Y sin duda aquello lucía muy posible, porque Luciano jamás
repetía una orden pero…
-
¡Lucien!
Aquello por sí solo no habría bastado para salvar la vida del Havarik, pero
el mismo fue velozmente apartado de la trayectoria del Dykari y Luciano se
volvió con la furia brillando en sus ojos.
-
¿Qué demonios está sucediendo
Korsakov?
-
Por favor te pido que me escuches sarì --
dijo Istvan en un tono más respetuoso una vez superado el peligro
-
No veo razones para ello, así que
apártate
-
Sarì debo hablarte de Lord Danworth
Si antes tenía la duda, ahora Luciano estuvo plenamente convencido que algo serio le había sucedido.
-
Él está bien pero en este momento
descansa y es mejor que así sea
-
¿Por qué exactamente? --
preguntó sujetando sus emociones
-
Por órdenes de tu… de Iziaslav -- se
corrigió a toda prisa
Pero aquello no le decía mucho más a Luciano y no estaba dispuesto a
quedarse sin respuestas.
-
Si me acompañas podré explicártelo --
dijo Istvan
Luciano miró hacia la puerta cerrada y aun se debatió unos instantes entre
la necesidad de ver con sus propios ojos que en realidad Dylan estaba bien y la
de saber qué diablos estaba sucediendo.
-
Créeme sarì, él está bien, yo no te
mentiría
Él sabía que al menos eso era cierto, Istvan no podía mentirle sin cometer
con ello un crimen, de modo que se decidió a seguirlo. No le alegró mucho más
ver que se dirigían hacia las dependencias reales, porque ciertamente en aquel
momento lo último que quería era ver a Iziaslav, pero guardó
silencio y continuó caminando al lado de Istvan.
Ingresaron a las dependencias de Iziaslav y pasaron directamente a un
comedor pequeño, aunque fácilmente cabían allí con comodidad unas veinte
personas, pero solo estaban Iziaslav, sus inseparables consejeros, Janos y dos
Lovets.
-
Dhakvrevit Sozdatel’ --
saludó Istvan
-
Buon mezzogiorno
-- saludó a su vez Luciano
-
Syn, te agradecería infinitamente que
al menos de momento suprimieses el uso de ese
idioma -- dijo Iziaslav
-
Lamento que no te agrade --
dijo Lucien aunque en su tono había cualquier cosa menos
arrepentimiento -- pero
es mi idioma y no pienso dejar de
utilizarla solo porque a ti te moleste
Los presentes contuvieron la respiración, porque si bien era cierto que no
era un secreto para nadie que al príncipe Lucien se le permitían muchas cosas,
en aquel momento Iziaslav no estaba del mejor humor y aquello podía acabar muy
mal.
Por un momento la ira brilló en los ojos de Iziaslav y estos comenzaron a
tornarse violeta, algo que ordinariamente era el paso previo a convertirse en
un par de amenazante rubíes. Sin embargo, o la práctica sistemática y
continuada en el ejercicio del control de las emociones le había otorgado el
poder suprimir la evidente cólera, o aquel hombre amaba más allá de la razón a
aquel pequeño arrogante, porque con la misma rapidez que había aparecido había
desaparecido.
-
Siéntate Lucien -- le
ordenó con voz pausada pero que no admitía réplica
-
Ya me trajiste hasta acá --
dijo Luciano una vez que estuvo sentado y mirando a Istvan --
Ahora espero que tengas una explicación adecuada.
-
Si no te importa, me gustaría que
esperásemos a Iyul
-
Pues sí, sí me importa y quiero
saberlo ahora
-
¡Lucien! --
exclamó Iziaslav -- Tu intolerancia ya raya en la estupidez,
esperaremos a tu hermano así te guste o no.
Luciano se había puesto violentamente de pie y todos pensaron que
abandonaría la estancia acarreándose con ello pésimas consecuencias. Sin embargo,
un minuto después volvía a sentarse aunque conservaba la mirada de rebeldía.
Iziaslav se llevó la mano a la sien y cerró los ojos por unos pocos segundos.
Lo que nadie había visto, había sido a Itlar que permanecía invisible a los
demás por órdenes de Istvan, y se había movido hacia Luciano sin que él lo
notase, había equilibrado sus centros de energía haciendo que se tranquilizase
y tomase asiento de nuevo.
Pasados unos minutos en los que todos guardaron un pesado silencio, hizo su
entrada Iyul en compañía de Adnan. Después de saludar, tomó asiento al lado de
su padre y miró a Luciano preguntándose qué había estado sucediendo. Iziaslav
le hizo un gesto a Istvan y éste procedió a informar los sucesos de la mañana y
aun antes de finalizar Luciano había vuelto a levantarse hecho una furia.
-
¡Maldito infeliz! --
vociferó -- ¡Era al desgraciado de Giorgio Savaresce a
quien tenían que quitarle su inútil cabeza!
Y para sorpresa de todos los presentes, el siempre ecuánime y casi
indiferente Iyul estaba en unas condiciones muy parecidas a las de su hermano,
solo que el menor estaba vomitando todo lo que él mismo quería decir. De modo
que fue necesario que Itlar volviese a intervenir y que Janos sujetase el brazo
de Iyul intentando que se sentase y se tranquilizase.
-
¡Suéltame! --
exclamó Iyul -- ¿Cómo te atreves? ¡Sigo siendo tu sizvitel!
Posiblemente más tarde Iyul se arrepintiese de haberle hablado así, aunque
nunca lo diría y solo Janos se habría atrevido a hacer aquello, porque después
de todo él los había visto nacer, había sido el actor principal en la formación
de ambos príncipes y era considerado parte de la familia. Y si aun conociendo
como conocía a aquel par de jovencitos,
se había arriesgado a incurrir en la furia de Iyul, era porque podía manejarla
y no le afectaba lo que él dijera, en cambio estaba muy interesado en que se
tranquilizase, porque si bien Luciano era explosivo, volátil y peligroso hasta
para sí mismo cuando estaba furioso, Iyul era frío y controlado pero en extremo
letal, mortiferamente certero y salvajemente peligroso cuando perdía la batalla
por el control de sus emociones, y Janos sabía que era perfectamente capaz de
desaparecer en ese momento e ir él mismo a arrancar la cuestionada cabeza de
Giorgio Savaresce.
Lo que sí les quedó claro a todos los asombrados presentes, incluidos
Iziaslav y Janos, fue que Dylan Danworth por la razón que fuese, era intocable
para los hermanos Yaroslávich y que aquel que se atreviese a tocar un solo
cabello al Rybik, ya podía darse por muerto.
En medio de aquel momentáneo caos, tanto Itlar como Misha, se habían dado
la mayor de las prisas en tranquilizar a los furiosos príncipes, y una vez que
todos superaron la sorpresa y más por la reacción de Iyul que por la de Luciano
a la que ya estaban acostumbrados, Istvan volvió a hablar.
-
Matar a Giorgio Savaresce no nos habría
conducido a ninguna parte y habría sido una injusticia --
dijo mirando a los Yaroslávich
-
¿Pero… qué dices? --
preguntó Luciano aun con indignación
-
Istvan, siempre te he considerado uno
de los sujetos más inteligentes y hábiles que he conocido, y ambos sabemos que
he conocido a muchos, pero en esta oportunidad creo que cometes un error que
puede costarnos muy caro y te juro que si eso sucede, me olvidaré de quien y qué eres
-- dijo Iyul con su voz pausada
de siempre pero destilando veneno
-
Espero que tengas una muy buena
explicación Istvan -- y esta vez fue Iziaslav quien habló
-
La tengo Sozdatel’
En los casos de Mirsad, Goran y Janos que conocían bien a Iziaslav, pensaron
aproximadamente el mismo asunto, y era que más le valía a Istvan que la mencionada
razón lo convenciese, porque por muy insólito que aquello les pareciese, aquel
sujeto parecía sentir el mismo interés que sus dos hijos por el Rybik y mal
podían ponerse las cosas para Istvan si no lo convencía que había actuado
ajustado a derecho.
-
¿Y bien?
-
Sarì, la ledzydi efectivamente es de
su propiedad y de hecho su amante, pero no fue él quien ordenó esto
-
Explícate Korsacov, porque si la
mujer que comparte mi cama repentinamente decide…
-
¡Lucien! --
dijo Iziaslav y el chico lo miró mal pero guardó silencio
-
No va a gustarles, pero quien ordenó
la muerte de Lord Danworth fue un miembro de nuestro Clan
La indignada sorpresa con la que Istvan estaba siendo mirado, obedecía a
varios motivos. El primero que no podían aceptar la idea de que un Yaroslávich
se aliase a un Savaresce por ningún motivo. El segundo, que el objetivo fuese
matar a Dylan. Y el tercero, las implicaciones de todo aquello.
-
¿Quién?
-
Boris Zberg
Si bien aquel nombre no les decía nada en forma inmediata, al menos las
tres cabezas reales estaban haciendo un apresurado registro para colocarle una
cara a aquel sujeto, y fue la muy ordenada mente de Iyul quien primero dio con
el desgraciado.
-
Boris Zberg, teóricamente de origen
impreciso pero en realidad es un tzigane y un kraviacik muy hábil --
recitó Iyul
-
Tu información es precisa sarì --
reconoció Istvan -- Lo único que podría agregar es que no es
cualquier kraviacik, sino uno utilizado únicamente por aquellos que pudiesen
permitirse su precio.
-
Hársady, Maassarik o Hossa --
dijo Iziaslav más para sí mismo que para los demás
No era
que ellos fuesen los únicos Devrigs con fortunas exorbitantes y en cualquier
caso no era un terrible problema para ninguno conseguir cualquier cantidad de
dinero, pero aquellos tres individuos eran un dolor de cabeza y los que
conspiraban en forma más activa en contra de sus soberanos.
-
Eso suponemos sarì, pero es algo que
difícilmente podremos probar, o al menos no con el concurso de Zberg
-
¡Vamos Istvan, no digas
estupideces! -- dijo Luciano que no había vuelto a hablar por
efectos de la sorpresa -- Si alguien
puede meterse en su estúpida cabeza ese eres tú y suponiendo que el infeliz sea
muy obstinado, entonces está Istval y en el peor de lo casos para Zberg por
supuesto puedes someterlo al dulce
trato de Iván.
-
Vycenniani Lucien, pero nadie por muy
bueno que fuese para ello, podría obtener ninguna información de la mente de un
muerto.
Los tres Yaroslávich miraron a Istvan como si hubiese perdido el juicio, y
en vista de que no acertaban a decir nada, decidió proseguir pero se detuvo
porque recibió un urgente mensaje.
-
Sarì, Lord Danworth despertó y está
buscando al sizvitel Lucien -- dijo mirando a Iziaslav
Iyul y Luciano se pusieron de pie pero Iziaslav los detuvo.
-
Lo sé syn --
dijo Iziaslav y miró de nuevo a Istvan
-- Que lo traigan de inmediato
No era usual que Iyul se dirigiese a su padre utilizando ese término, al
menos no desde que era un niño, y Luciano aunque lo había utilizado por mucho
más tiempo, había prescindido de él hacía mucho. Pasados unos minutos entró
Krasmir en compañía de Dylan.
-
Kansy zbisiel [2] --
saludó Dylan en forma general esperando haber recordado las palabras en
forma correcta, pero por las dudas agregó
-- Buenas tardes señor
-
Bienvenido Rybik, siéntate
Iziaslav siempre le hablaba a Dylan en su propio idioma y la única
concesión que hacía al suyo aparte de una que otra palabra, era llamarlo Rybik
-
Espero hayas descansado
-
Sí señor, gracias
Pero mientras este cortés intercambio tenía lugar, Dylan fue consciente de
las miradas preocupadas de todos y de la ira de los tres Yaroslávich. Sin
embargo, y por mucho que desease saber o hablar con Luciano, tenía bien
aprendido el beneficio de la discreción. No obstante, Iziaslav decidió sacarlo
de sus dudas poniéndolo en conocimiento de lo que Istvan acababa de
informarles.
-
Entonces Giorgio no tuvo nada que ver
en esto -- dijo finalmente
-
No, en esta ocasión es inocente, al
menos de esto -- le aseguró Istvan
-
Pero seguimos sin saber quién quería
matarme
-
Lo siento Rybik, pero cuando los
Lovets encontraron al sujeto, éste ya estaba muerto -- se
disculpó Istvan
-
Sin embargo, no debes preocuparte
porque nos encargaremos de que estés bien protegido --
agregó Iziaslav
-
No estoy preocupado señor, solo
siento curiosidad -- dijo él
-- Es decir…
-
Sé lo que quieres decir y lamento
tener que reconocer que eso es culpa nuestra. Es del dominio público no solo tu
amistad con Lucien, sino que yo mismo te puse en un riesgo mayor al hacerte ir
a Illir
-
No se preocupe señor, como habrá
tenido oportunidad de notar, yo solo soy bastante bueno para procurarme la
antipatía de la gente. Así que el hecho de que otros se sumen a la lista no va
a quitarme el sueño y ciertamente no va a alejarme de ustedes.
Fue inevitable que a pesar del problema en el que se hallaban metidos, los
presentes soltasen una carcajada al ver el desparpajo y la indiferencia con las
que enfrentaba su posible muerte aquel joven individuo.
-
¡Eres un cretino mal nacido e
inconsciente! -- le dijo Luciano con una expresión que estaba
a medio camino entre la seriedad y el regocijo
-
Vamos hermano, tú y yo sabemos que la
mitad de los sujetos que me conocen preferirían no hacerlo, y a la otra mitad
le gustaría mucho verme muerto, de modo que como dije, unos pocos más no hacen
mayor diferencia
Aunque Luciano sabía que esa era una verdad a medias, porque sabía
igualmente que Dylan podía ser muy buen amigo, decidió guardar silencio.
Después que había vuelto la calma y ya a solas con los Yaroslávich e Istvan
y aunque no estaba seguro de si sería buena idea, Dylan decidió plantear una
inquietud.
-
Sé que no soy quien para cuestionar
sus métodos, pero lo que hizo Istval…
-
Él no hizo nada que no debiese -- lo
interrumpió Istvan
-
Entiendo que esa chica cometió un
error pero…
-
¿Un error? --
exclamaron al mismo tiempo Iyul y Luciano --
¡Quería matarte infeliz! -- completó Luciano
-
Sí pero aun así no creo que mereciese
morir
-
No está muerta --
dijo Istvan para sorpresa de los tres más jóvenes
-
Por favor Istvan, yo vi cuando…
-
Tú no viste Rybik, tú creíste ver al igual que todos los demás
Pero si Iyul y Luciano habían comprendido de inmediato lo sucedido y aunque
estaban más contentos pensando que la chica había pagado por lo que había
intentado hacer, Dylan no entendía nada.
-
Lo que vieron fue a alguien perder la cabeza y ciertamente
lo hizo, pero no quien ustedes creyeron. Istval sustituyó a la ledzydi por un
kraviacik condenado y que iba a morir de cualquier manera
-
Pero eso no es posible, yo vi a la
chica --
insistió Dylan tercamente
-
No Rybik, tú y todos vieron lo que
Istval quería que viesen, esa es su especialidad
Dylan intentaba desesperadamente hacer encajar la información que poseía en
los lugares correspondientes hasta que finalmente lo hizo. Luciano le había advertido
que aquello era posible y él había sido testigo presencial del asunto con
Iziaslav, y teniendo en cuenta que los Lovets eran sujetos con un poder enorme,
entonces esa debía ser la explicación.
-
No todo lo que parece es --
dijo hablando más consigo mismo e Iziaslav sonrió al escucharlo
-
Al menos tienes buena memoria y
prestas atención a lo que digo -- le
dijo
-
Pero no todos logran hacerlo con el
mismo nivel de éxito. Un Devrig medianamente hábil podría conseguirlo en un
grupo reducido de humanos comunes, pero para hacerlo con grupo grande
necesitaría ser muy hábil y ni siquiera un Lovet bien entrenado tiene muchas
posibilidades de conseguirlo ante otros Devrigs
-- le dijo Istvan
-
Por eso dijiste que es su especialidad ¿no?
-
Así es, Istval nació con el don del
control mental -- reconoció Istvan y a Dylan se le ocurrió otro
asunto
-
¿Istval es un Levjaner también? -- y
en este punto todos rieron, lo que le sentó muy mal a Dylan --
¿Qué es tan gracioso?
-
No Rybik, Istval no es un Levjaner
-
Ese infeliz es demasiado
indisciplinado y anárquico como para eso
-- dijo Luciano y Dylan compuso
expresión de sorpresa
-
Como es obvio, Istval es talentoso y
muy hábil, pero no tiene por costumbre hacer las cosas de acuerdo a lo que se
espera o a lo comúnmente aceptado, aparte de que parece haber nacido con la
idea de la independencia tatuada en cada centímetro de su persona, de ahí que
su capacidad para aceptar y seguir órdenes o lineamientos de cualquier especie
sea un tanto problemática.
-
Como dije, un infeliz indisciplinado
y anárquico
-
Lo que traducido en forma clara y
sencilla, el muy cretino hace lo que se le paga la gana --
agregó Iyul mientras reía
-
Pero no te llames a engaño Rybik,
Istval es uno de los mejores sujetos con los que podríamos contar, porque
aparte de todo lo que te han dicho, es leal en grado extremo -- le
aseguró Iziaslav
A Dylan no le cabía la menor duda de aquello, y recordando el
comportamiento de Istval el día anterior con Iziaslav, llegó a la conclusión que aquel era otro
individuo que contaba con el afecto y la confianza de su soberano.
-
¿Qué sucederá con la chica? -- le
preguntó a Istvan luego
-
No te preocupes, pagará por lo que
hizo
-
Pero es que en realidad no hizo nada
y tal vez solo fue utilizada
-
Amigo tu fe en el prójimo te traerá
muchos dolores de cabeza -- sentenció Iyul
-
¿Qué quieres decir? -- pero
quien le contestó fue Luciano
-
Dylan, es una Savaresce y todos los Savaresce nos odian
-
No tiene que ser necesariamente
así --
insistió Dylan -- ¿Por qué habría alguien de odiar a quien no
conoce solo por un nombre?
Iziaslav e Istvan cruzaron una rápida mirada y en los labios de ambos
apareció una imperceptible sonrisa.
-
No Rybik, no tiene que ser así pero
aunque aun es, yo sigo teniendo la esperanza de que algún día más Devrigs piensen
como tú y deje de ser así -- le dijo Iziaslav, y una vez que los chicos
abandonaron la estancia miró a Istvan
-- ¿Qué opinas ahora?
-
Aun es muy joven Sozdatel’, pero
estoy seguro que cuenta con lo necesario para convertirse en un Lovet. Sin
embargo, aun pasará algún tiempo para que se decida
-
Por fortuna tiempo es lo que nos
sobra Istvan
-
Sarì, no quiero incurrir en tu ira
pero lo sucedido hoy hace más urgente el asunto de la firma de los documentos
de cesión -- dijo y como Iziaslav guardó silencio él
continuó -- Sé que resultará muy difícil y casi imposible
saber quién ordenó su muerte, pero tú y yo sabemos que las probabilidades
apuntan a Masarik y sabemos la razón, de modo que mientras más pronto firme
esos papeles y se sepa, estará más protegido
Iziaslav aun guardo silencio por un largo rato mientras Istvan se
preguntaba qué estaría pensando y sobre todo la razón para aquella extraña
demora. Hacía muchísimos años que ningún miembro de la familia real efectuaba
transformaciones, primero porque sostenían la inconveniencia de crear más
Devrigs, y segundo, porque hacerlo equivalía casi a lo mismo que a engendrar un
hijo con el lógico derecho a la sucesión, de manera que en opinión de Istvan
mientras más pronto Dylan firmase su renuncia a los derechos que la sangre de
Lucien le proporcionaba, más pronto se quitaría de encima la amenaza de individuos
como Massarik que creía tener más derechos que nadie a ostentar el poder sobre
todos los Devrigs de la tierra. El tiempo seguía pasando pero Izialav seguía en
silencio y siendo que Istvan no podía ver lo que estaba pensando porque ello
constituía un delito, tuvo que esperar pacientemente a que su soberano
decidiese decir algo.
-
Entiendo tu preocupación kycik, pero
por algún motivo que no alcanzo a comprender, no quiero hacerlo firmar esos
papeles -- la sorpresa de Istavn debió ser evidente pues
Iziaslav agregó -- Tú sabes tan bien como yo que dejarnos guiar
por nuestro instinto debería ser ley natural y aunque normalmente somos
bastante tercos y nos negamos a prestarle atención, en ocasiones habla tan alto
que es imposible ignorarlo y esta es una de esas ocasiones
-
Ak sarì --
dijo Istvan asintiendo y pidió permiso para retirarse
No obstante, mientras caminaba iba pensando en lo que su señor acababa de
decirle y siendo que evidentemente estaba de acuerdo con lo dicho en relación a
que siempre debemos prestar atención a nuestros instintos porque son una
manifestación de nuestro yo o consciencia superior, se preguntó de nuevo quién
y cuál sería la misión de vida de Dylan y aunque no tenía ni la más remota idea
de la respuesta, de lo que sí estuvo seguro fue de dos cosas. La primera, que
si Iziaslav albergaba esos pensamientos habría sido insensato no prestarles
atención, porque el tiempo había demostrado que siempre eran acertados; y
segundo, que fuese la que fuere la razón, la misma tendría especial relevancia
para su mundo.
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