Una par de días después de la
llegada de Hegel a Livingstone, Dylan se dispuso a cumplir con lo que había
dicho y aquella noche les anunció a los Yaroslávich que iría a ver a Lothian. A
pesar de que Lucien pensaba igual que los Lovets y dudaba que Lothian hiciese
alguna estupidez, no dejaba de preocuparle el asunto pero sabiendo que no
podría impedirlo nada dijo. En tanto que Iyul seguía en total desacuerdo con
ello.
-
Dylan…
-
Olvídalo Iyul, ya está decidido
-- dijo en tono seco, pero luego
en forma más amable y mirando a Lucien agregó
-- Pudiste haberme dejado morir o
incluso haberme matado y te habrías ahorrado muchos problemas pero no lo hiciste, algo por lo que te estoy muy
agradecido -- y luego mirándolos a ambos -- Han
hecho por mí mucho más de lo que les correspondía, ustedes son los hermanos que
mis padres no me dieron y los quiero y los respeto como tales, pero les pido
por favor que si no pueden entender mi decisión al menos la respeten. Entiendo
que para ustedes Kendall no es sino otro humano más y que los asiste todo el
derecho a odiar a Sophie por lo que representa, pero en el caso del primero
había sido mi único amigo hasta que los conocí a ustedes, y en el de Sophie… bueno
ya lo saben, así que no puedo quedarme de brazos cruzados viendo como Lothian les arruina la vida y sabiendo que es por mi
causa. Tal vez no consiga nada pero tengo que intentarlo.
-
Sé que no tienes la mejor de las opiniones de mí, pero quiero que sepas que
independiente de mis sentimientos por esas personas, sí te entiendo --
dijo Lucien
-
En mi caso no es que no te entienda pero difícilmente puedes esperar que
esté de acuerdo, porque simplemente no quiero perder a otro hermano. Sin
embargo, no me queda más alternativa que respetar tu decisión --
aclaró Iyul
-
Gracias, a los dos -- dijo Dylan
Luego de esto se puso de pie
para marcharse pero Lucien lo detuvo.
-
Confío en ti y no voy a impedirte hacer esto, pero espero que regreses
entero infeliz, porque… la vida sería muy aburrida sin tus necedades
Dylan sonrió y luego de darles
un abrazo se marchó. Iyul miró a su hermano y movió la cabeza en un gesto
negativo.
-
¿Por qué? -- preguntó Lucien
-
Estarías faltando a tu palabra de confiar en él
-
No seas estúpido Giulio, solo…
-
Si supones que no va a darse cuenta el estúpido eres tú, así que si
decidimos no intervenir, te quedarás exactamente donde estás o me obligarás a
proceder en tu contra -- y de inmediato --
¡Itlar, Misha!
-
Ak sarì -- respondieron ambos
-
Si intenta seguirlo o si tan solo se mueve de aquí, les ordeno detenerlo de
cualquier forma
Lucien lo miró con deseos de
golpearlo pero sabía entre otras cosas que aunque Iyul normalmente no se metía
en sus asuntos, o al menos eso creía él, seguía siendo el mayor y por lo tanto
sus órdenes estaban por encima de las suyas y los Lovets lo obedecerían sin
cuestionarse nada.
En ese momento en Darnley
tenía lugar una discusión, algo poco habitual y que tenía a Sophie muy
alterada.
-
No creo que sea el mejor momento para que abandones Inglaterra Brian --
estaba diciendo Kendall
-
¿Por qué no?
-
Entiendo que lo que acaba de suceder es muy desagradable pero…
-
¿Desagradable? -- preguntó Brian interrumpiéndolo -- Me
acaban de arruinar la vida, pisotearon mi orgullo y el honor de los Arlingthon.
Créeme padre, desagradable no sería
el calificativo que yo usaría y te aseguro que no hay mejor momento para hacer ese
viaje que este.
-
Te estás comportando como un cobarde Brian
Los ojos del chico brillaron
en forma peligrosa, y aunque normalmente las mujeres no intervenían en esa
clase de discusiones ni tenían derecho a opinar en la toma de decisiones, en
este caso y familia en particular las cosas eran diferentes, y aparte de la
urgente necesidad que tenía Sophie por ponerle fin, estaba más de acuerdo con
su hijo que con su marido. De modo que colocó la mano sobre el brazo de su
esposo.
-
Kendall -- dijo con suavidad --
vamos a discutir esto con calma
-
No hay nada que discutir -- porfió él y Brian abandonó el estudio con un
sonoro portazo
-
Kendall creo que estás siendo poco razonable --
continuó Sophie -- Deberíamos tratar de entenderlo, en este
momento se siente terriblemente mal, piensa un poco en cómo te sentirías tú
-
Puedo entenderlo, pero ese no es motivo para que salga huyendo como si él fuese
el responsable de lo sucedido
-
No está huyendo Kendall, solo necesita tiempo para olvidar y tal vez distracción
para sanar su herida.
-
Y repito que lo entiendo, por eso le estoy diciendo que volveremos a
Londres y…
-
Francamente dudo mucho que obligándolo a volver a la corte donde todo y
todos van a recordarle lo sucedido, sea la mejor manera de lograrlo -- lo
interrumpió ella
Finalmente y después de mucho
discutir, Sophie logró convencer a Kendall que lo mejor que podían hacer en
beneficio de la tranquilidad y la recuperación emocional de Brian, era
permitirle hacer el viaje que estaba pidiendo.
-
Bien, solo espero que no se aficione demasiado a ello como Dylan, o tendré
que olvidarme también de que sea él quien le de continuidad a mi apellido, la
buena noticia es que aun me quedan otros dos que espero sean más afortunados --
dijo aun de mal humor
Un poco más allá, Derek sonrió
con malignidad por varias razones. La primera porque pensaba que su madre era
muy hábil, y la segunda porque pensaba que su padre en realidad estaba
enfocando mal todo el asunto, especialmente lo concerniente a la continuidad de
los Arlingthon.
-
Si Brian te falla padre, aun te queda Christopher --
murmuró el niño para sí mismo
-- pero si sabes contar, no
deberías sumarme a esa lista
Abandonó su escondite y se
marchó riendo. Por algún motivo siempre le había divertido aquella manía por la
dichosa continuidad de los apellidos, era algo que le parecía ridículo en grado
extremo y agradecía ser el menor de sus hermanos, por lo que ciertamente no tendría
que preocuparse nunca por el tan llevado y traído apellido.
A aquellas horas Iziaslav se
paseaba con una antorcha en la mano por un viejo pasaje subterráneo y miraba
las figuras talladas en forma de dibujos en la roca.
-
¿Qué estás haciendo aquí? -- dijo sin volverse al sentir la presencia
-
Extraña hora para esta clase de excursión
-
No recuerdo haber pedido compañía
-
Sentí curiosidad -- dijo Janos
Guardaron silencio mientras
recorrían un buen trecho del pasaje. Iziaslav se detuvo y paso los dedos por
una de las figuras.
-
Es tal y como la recuerdo
Janos emitió un ligerísimo
suspiro de resignación. Desde el desafortunado viaje hecho por Iziaslav en
compañía de Istvan a Inglaterra, Iziaslav había estado silencioso y pensativo lo
que llevó a Janos a preocuparse seriamente, porque habiendo sido informado por
el mismo Iziaslav del motivo de aquel apresurado viaje, pensó que habían
encontrado algo en Lord Arlingthon que justificase la aversión de Lucien por
él. Sin embargo, y como Iziaslav nada había dicho al respecto y tampoco se
mostraba especialmente inclinado a hablar, se fue a ver a Istvan pero él le
dijo que aquel sujeto al menos hasta donde él había podido ver, no exhibía nada
que lo indujera a pensar que representaba algún peligro. De modo que volvió e
intentó averiguar que le sucedía a Iziaslav entonces, y después de un par de
días finalmente lo había dicho, solo que Janos a pesar de conocerlo bien y
quizá mejor que nadie, no podía creerlo. Así que optó por lo más sencillo, fue
a Inglaterra a verlo por sí mismo aunque luego se arrepintió mucho de ello y se
preguntó cómo era que Lucien había podido permanecer allí sin cometer una
suprema tontería.
-
Iziaslav escúchame -- le dijo pero él seguía mirando el dibujo -- Por
mucho que se parezca NO es ella
-
Hablas igual que Istvan
-
Pues entonces deberías escucharnos
-
Para ustedes es fácil decir eso porque no la conocieron como yo. Te aseguro
que sí es ella.
-
Iziaslav estás diciendo tonterías, Seren está muerta y fuiste tú el que se encargó
de eso.
Solo Janos Dvòrak podía decir
aquello de forma tan cruda y conservar la vida, a él mejor que a nadie le
constaba que si bien Iziaslav había amado a Gianna, simplemente había
enloquecido por Seren y si algo no había podido entender nunca, era que hubiese
sido capaz de matarla, y como él no estaba cuando sucedió no tenía idea de cómo
había podido ocurrir aquello ya que era algo de lo que Iziaslav jamás hablaba.
Según las versiones de los que sí habían estado, simplemente se había cansado
de ella y se había enamorado de otra, pero aquello nunca convenció del todo a
Janos, sobre todo teniendo en cuenta que no se le volvió a conocer una pareja
como tal a Iziaslav. Sin embargo, la vida privada de Iziaslav era algo que
nadie estaba dispuesto a discutir, al menos no aquellos que habrían podido
hacerlo de forma seria y honesta. De manera que Janos nunca pudo aclarar ese
asunto, pero los hechos recientes estaban removiéndolo todo y el pasado
comenzaba a salir a flote de nuevo, las preguntas eran: ¿Por qué, para qué y
cómo iba a terminar aquello? Janos salió
violentamente de sus pensamientos al escuchar que Iziaslav le gritaba.
-
¡Largo Dvòrak!
-
Iziaslav…
-
¡Largo!
Como en primer lugar no era un
buen asunto discutir con él en esas condiciones, y segundo y más importante,
por muy alto que estuviese Janos en la jerarquía de los Devrigs, Iziaslav
seguía siendo el sozdatel’ y nadie podía desobedecerlo, no le quedó más opción
que marcharse. No obstante, se propuso vigilarlo tan de cerca como fuese
posible, ya los Yaroslávich habían sufrido demasiadas desagracias y si estaba
en sus manos evitar otra, no dudaría en hacerlo costase lo que costase.
Dylan e Yvaylo llegaron a
Hampshire y cuando Dylan se dirigía hacia el castillo, Yvaylo lo detuvo.
-
Rybik, Swaney no es estúpido pero es
un hecho que está loco, así que hagas lo que hagas procura no provocarlo -- y
Dylan asintió
Sin embargo, aquello era más
fácil decirlo que hacerlo, porque su sola presencia allí sin duda ya era una
provocación mayúscula. En cuanto estuvieron a las puertas del castillo de
Dunkeld, Dylan decidió ahorrarse el trámite de ser anunciado y entró a toda
velocidad. Lothian tenía muchos Devrigs a su servicio pero evidentemente no
esperaba ser atacado de ninguna manera, porque ninguno se percató de la invasión
hasta que fue demasiado tarde y el primer sorprendido fue el mismo Swaney. Sin
embargo, se rehízo de inmediato y una sonrisa burlona se dibujó en sus labios.
-
Vaya, vaya el distinguido Lord Danworth
-- dijo poniéndose de pie -- ¿A
qué debo el honor de esta inesperada vista
Su Excelencia?
Dylan echó un rápido vistazo
alrededor de la mesa y experimentó el conocido malestar al ver a André entre
los presentes. Yvaylo también hizo un rápido inventario visual reconociendo a
la mayoría, y aunque no eran muchos y estaba bastante seguro de poder con todos
en caso de necesidad, decidió enviar un rápido mensaje a Itlar, porque su
prioridad era mantener a salvo a Dylan, y si por cualquier desquiciado motivo
decidían atacarlo, encontraba difícil poder protegerlo y al mismo tiempo matar
a los infelices aquellos sin tener que hacer un par de cosas que le estaban prohibidas.
-
Quiero hablar contigo Swaney, a solas --
dijo sin preámbulos innecesarios y acentuando lo último
Swaney Lothian era entre otras
cosas un cretino presuntuoso que había hecho muy pocos méritos para creerse lo
que se creía y ciertamente no estaba dispuesto a aceptar que aquel mocoso
impertinente le hablase con aquella insolencia.
-
En primer lugar, para ti soy Lord Keith y me debes respeto niño. En
segundo, ya que te crees con el derecho a entrar a mi propiedad sin invitación,
yo estoy en el derecho a decidir si te recibo, dónde y cómo
No obstante, se estaba
esforzando con el sujeto equivocado, porque en cuestión de arrogancia Dylan
estaba a años luz de aquel individuo, de modo que sonrió en forma maligna.
-
En primer lugar el respeto ni se obliga ni se impone, se gana, y tú estás
muy por debajo de lo que considero susceptible a ser respetado. Y en segundo,
para tu desgracia yo soy un Yaroslávich y tú no, así que estás obligado a recibirme así te guste o no
La expresión de Swaney era
todo menos amable, por no hablar de los que rodeaban la mesa e incluso algunos
de ellos incluido André, ya se habían llevado las manos al interior de sus
chaquetas. Yvaylo por su parte, había cerrado momentáneamente los ojos con
resignación, definitivamente aquel muchachito si bien no había nacido
Yaroslávich indiscutiblemente la soberbia, la altanería y la insensatez de
Lucien corría por sus venas.
-
Sin embargo, voy a mostrarme comprensivo y hasta generoso concediéndote
escucharme en presencia de tus… ¿amigos? --
siguió diciendo Dylan provocando aun más la ira de Swaney
-
¿Qué demonios quieres? -- preguntó
-
La pregunta es ¿qué quieres tú?
-- le respondió Dylan
-
Quizá tú puedas perder tu tiempo pero yo no, así que…
-
¿Qué tienes en contra de los Arlingthon?
-- lo interrumpió Dylan
-
¿Por qué habría de tener algo en su contra?
-- preguntó él a su vez
-
Ya que no te gusta perder el tiempo como acabas de decir, vamos a ahorrarnos
explicaciones innecesarias y dime qué creías que ibas a conseguir casando a una
de tus Devrigs con Brian Arlingthon.
-
No tengo por qué darte explicaciones de lo que hago o dejo de hacer
-
Error, sí tienes que dármelas si se me antoja pedírtelas y te sugiero
hacerlo si no quieres verte envuelto en más problemas de los que puedes
afrontar, y dile al payaso ese que se siente si le gusta la cabeza donde la
tiene
Lo último obedecía a que André
se había puesto sigilosamente de pie con intención de avanzar hacia él, y
aunque Dylan sabía que lo más probable era que Yvaylo se lo hubiese impedido,
igual decidió advertirlo.
-
¡André! -- dijo Swaney y el francés volvió a su lugar
-
¿Entonces? -- preguntó Dylan a la espera de la respuesta
Swaney estaba más allá de la
ira, pero como habían dicho todos podía ser loco pero no estúpido y estaba
perfectamente consciente de que si aquel mal nacido se proponía fastidiarlo, con
la posición que ahora ostentaba le bastaba con solicitar una investigación por
cualquier motivo y él sería detenido de inmediato y aunque no podían probarle
nada, eso lo haría peder mucho tiempo, de modo que decidió contestarle, porque
de cualquier manera iba a pagarle caro por aquello.
-
Por si no lo sabes, los Devrigs no tenemos limitaciones a la hora de
relacionarnos con los humanos, y Victoria simplemente se enamoró de ese chico y
siendo que era conveniente a mis intereses políticos…
-
No seas descarado Swaney -- lo interrumpió él --
Hace tiempo que pasé la edad de los cuentos infantiles suponiendo que
alguna vez me hubiesen interesado. Si hay algo que tú no necesitas es quien te sirva de puente político, tienes
suficiente poder en el reino así que lo que estás diciendo carece de
sentido -- pero como Swaney no dijo nada,
Dylan continuó -- Yo te diré mi versión del asunto que creo es
más acertada que la tuya. Me querías de vuelta por alguna razón y como te falló
lo de la boda, entonces mataste a mi
madre para hacerme volver. Bien, aquí estoy, así que ahora dime ¿para qué me
querías?
-
Supones mucho muchachito, aparte de estar haciendo una grave acusación en
mi contra sin pruebas
-
Te lo voy a poner fácil Swaney
-- dijo llevándose la mano al
bolsillo y extrayendo su Dykari para ofrecérselo a Lothian --
Tómalo
-
¿Qué pretendes niño?
-
¡Tómalo! -- le ordenó y Swaney agarró la daga --
Ahora mátame y acabemos con esto
-- dijo dándole la espalda
Swaney elevó las cejas y pensó
que aquel desgraciado estaba definitivamente loco, pero si creía que él era
estúpido como para suponer que los Lovets que sin duda lo acompañaban iban a
permitir aquello, entonces el estúpido era él.
-
¿Qué estás esperando? Dijiste que no te gustaba perder el tiempo --
dijo Dylan
Sin embargo, Swaney caminó
hasta situarse frente a él mientras los que observaban aun no salían de su
asombro.
-
¿Qué te hace pensar que quiero matarte?
-
Varias cosas pero eso no es importante, lo importante es que si con ello
dejas a mis amigos en paz, para mí es suficiente
-
Aun suponiendo que quisiera matarte ¿crees que no sé que no estás solo?
-
No sé que te mueve a hacer lo que haces y dudo mucho que alguna vez pueda
comprender las razones que te impulsan a dañar a los que nada te han hecho, lo
que sí sé es que cuando actuamos movidos por una causa justa y en la que creemos,
estamos dispuestos a morir por ella, pero claro, para eso se necesita tener dos
cosas que tú no tienes. Primero la
mencionada causa justa, y segundo, el valor necesario para defenderla con
nuestra vida. Pero como dije, tú careces de ambas cosas, tanto del propósito
como del valor. Así que era mucho esperar que me matases sabiendo que
probablemente eso iba a costarte la vida.
-
¡No tienes ningún derecho a llamarme cobarde!
-
Oh sí, sí lo tengo y de hecho tengo ya muchas pruebas de ello. No eres más
que un sucio cobarde que ha intentado matar a los Yaroslávich de todas las
formas posibles pero sin jamás dar la cara.
El rostro de Swaney se
contorsionó y ciertamente si en algún momento Dylan corrió algún peligro fue en
aquel. Yvaylo dio una orden a los Lovets que Itlar había enviado y éstos
rodearon a los hombres de Swaney mientras que Yvaylo se situaba al lado de
Dylan, aunque nadie vio nada de esto.
-
¡Fuera de mi casa Danworth! -- le gritó con ira
Sin embargo, Dylan no se movió
pero sí extendió la mano. Swaney que seguía mirándolo y gritándole en silencio
que si no se iba en ese momento posiblemente complaciese su petición, no
entendió por qué Dylan tenía la mano extendida, pues dudaba mucho que fuese en
gesto de saludo.
-
¡Largo! -- repitió
-
Tienes algo que me pertenece -- dijo Dylan con exasperante calma
Y fue cuando Swaney recordó
que aun tenía su Dykari en la mano, de modo que lo miró un segundo y se lo puso
en la palma. Dylan lo elevó y lo puso ante sus ojos.
-
Míralo bien Swaney, porque será el Dykari que termine en tu cuello si no
dejas de perseguir a mis amigos. Así que por tu propia salud, te sugiero
dejarlos en paz.
-
¡No puedes venir a mi casa y pretender decirme qué puedo o no hacer!
Obviamente la ira lo estaba
cegando pero eso a Dylan lo traía sin cuidado e incluso ignoró la perentoria
advertencia de Yvaylo y se limitó a sonreír.
-
Sigues estando en un error, porque solo te hice una amable advertencia en
beneficio de tu propia seguridad
-
¿Advertencia? Estúpido desgraciado,
te atreviste a amenazarme y eso lo vas a…
-
Cuidado Swaney -- lo interrumpió con voz helada --
antes fue una advertencia pero ahora es una orden, no vuelvas a
acercarte a mis amigos.
-
¡No puedes darme órdenes!
-
No solo puedo sino que ya lo hice. Te di la oportunidad y no tuviste el
valor de aprovecharla, así que ahora cuídate, porque si les causas el más leve
daño te juro que voy a perseguirte y así
me lleve toda la vida voy a encontrarte y a matarte con mis propias manos
infeliz.
Dicho aquello abandonó la
estancia dejando a Swaney en un estado crítico, porque si bien era cierto que
los Devrigs no morían sino en determinadas circunstancias, no era menos cierto
que no estaban exentos de sufrir todos los males de cualquier ser humano, y en
aquel momento la presión de la sangre de aquel individuo había alcanzado
niveles asesinos por efectos de la rabia y cayó sin sentido.
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