Por mucho que Lucien lo
intentó no pudo cambiar la decisión de Dylan y ni siquiera consideró seguir el consejo de Italr quien le dijo que
acudiese a su padre, porque él sabía que
eso no iba a favorecerlo o al menos estaba bastante seguro de eso. La razón
para esto era que estaba perfectamente al tanto de lo sucedido cuando Yvaylo le
refirió a Iziaslav los pormenores de la visita hecha por Dylan a Swaney.
-
Sarì primero que nada quiero decirte que aunque estoy muy honrado por tu
decisión al encomendarme la seguridad del Rybik, entenderé si no me consideras apto para
desempeñar lo que me has encomendado
Istvan había mirado a Yvaylo
con curiosidad, mientras que Iziaslav tuvo deseos de reír, y si no conociese
tan bien a aquellos sujetos, habría dicho que por algún motivo Yvaylo tenía
miedo. Sin embargo, se guardó sus pensamientos y esperó. A continuación Yvaylo
le había hecho un detallado relato de la visita efectuada por Dylan a Lothian,
sin omitir ni el más insignificante de los comentarios. Pero mientras los
consejeros tenían expresión de horror, Istvan de decidida preocupación y Janos
se limitaba a pensar que el Rybik tal y como lo había pensado el día que lo
había conocido, era una hechura de Lucien, Iziaslav había soltado una sonora
carcajada.
Sin embargo, la mayoría de los
presentes parecía no compartir el regocijo de su señor, porque los consejeros
ya se veían teniendo que lidiar con las incontables cartas de indignación de
los Devrigs del Clan Lothian, a Istvan solo le preocupaba la cada vez más
precaria seguridad de Dylan, mientras que Janos si por un lado estaba
preocupado por Dylan, por el otro se alegró de ver reír a Iziaslav, ya que
llevaba días viéndolo cabizbajo y taciturno.
-
Bueno, si de algo nadie podrá acusarlo nunca es de ser un cobarde --
dijo al final Iziaslav y se puso de pie dando por finalizada la
entrevista
Por este motivo, Lucien dudaba
mucho que pedirle a Iziaslav que le prohibiese algo a Dylan fuese a dar algún
resultado, aunque Itlar seguía pensando que si se lo pedía él, sin duda
Iziaslav se lo concedería. No obstante, Lucien era lo bastante terco como para
no hacerlo, así que después de la
Evesbriel partieron nuevamente para Inglaterra.
Apenas llegaron, Lucien se
puso en contacto con Patrick y le dio una orden que fue ejecutada en un
brevísimo lapso de tiempo, de modo que un par de días después de su llegada,
Patrick se presentó en su habitación.
-
Kasny dunheit sarì
-
Buona sera Patrick --
saludó a su vez -- ¿Qué averiguaste?
-
Lord Arlingthon se ha distanciado de la dama en cuestión, algo que si me
permite acotar, es lo normal ya que estamos en invierno y Lord Arlingthon está
en Darnley. No obstante, en los últimos días no se ha cursado correspondencia
entre ellos
-
Estás seguro de eso ¿no?
-
Sí señor
-
Bien, gracias Patrick pero necesito que lo mantengas vigilado y me hagas
saber cualquier novedad en ese sentido.
-
Sí señor
Si al Lovet le pareció extraña
la orden, no lo exteriorizó de ninguna manera y se limitó a seguir las órdenes
que se le habían dado asignando a un havarik para la vigilancia de las
actividades de lord Arlingthon.
El invierno llegó a su fin
dando paso a la primavera. Dylan había manejado sin problemas el inconveniente
de las invitaciones de Kendall y cada vez que su amigo pensaba invitarlo a
casa, él se las arreglaba para que cambiase de parecer.
-
Comienza la temporada social Dylan, ven conmigo a Londres -- le
dijo unos días antes de partir
-
Sabes que eso no es lo que más llama mi atención Kendall
-
¿Sabes? -- preguntó de pronto deteniendo el caballo --
Estoy preocupado y quiero que me digas la verdad Dylan -- él
se puso alerta y lo miró saqueando a
toda velocidad sus pensamientos -- ¿Estás enfermo?
-
¿Qué? -- preguntó con cierta sorpresa porque ocupado
como estaba buscando otras cosas, no
reparó en ese pensamiento en particular
-
Si es así puedes decírmelo, somos
amigos ¿no?
-
Veamos Kendall ¿qué te hace pensar que puedo estar enfermo?
-
Varias cosas, primero viniste a casa sin un motivo aparente, porque eso de
que tenías asuntos que atender nunca me convenció del todo. Segundo, llevas
seis meses en Inglaterra y desde que te marchaste, es el período más largo de
tiempo que pasas aquí. Y tercero, no pareces especialmente interesado en nada.
Si Kendall estaba pensando todo
aquello, era porque aparte de todo lo que había dicho, no había olvidado que
Joseph Danworth había muerto relativamente joven a causa de una afección
pulmonar y sabía que esas cosas se heredaban. Sin embargo, Dylan después de
soltar el aire, había sonreído.
-
Te agradezco tu preocupación pero te aseguro que estoy perfectamente sano
-
Dylan…
-
¿Crees que si estuviese muriendo estaría aquí tan tranquilo? Vamos hombre,
mínimo estaría buscando una cura en cualquier lugar del mundo -- le dijo y rió de nuevo
Kendall se olvidó del asunto
pero siguió dándole la lata con la cuestión del viaje a Londres hasta que Dylan
se hartó y suprimió aquel pensamiento también.
Con la primavera también se
habían reanudado los paseos de los niños y aunque Lucien no lo reconociese,
Dylan no necesitaba que lo dijese para saber que se alegraba de verlos de
nuevo. Ambos habían crecido mucho en los últimos meses, o al menos eso les
parecía y aunque ambos se parecían mucho a Kendall, sin duda Derek era su misma
imagen, mientras que siempre que Dylan veía a Chris veía los ojos de Sophie.
Los niños sin duda disfrutaban
mucho de la compañía de Dylan y de Lucien, el último era una inagotable fuente
de información al igual que sus otros dos amigos – Itlar e Yvaylo – que estaba
contribuyendo mucho en la formación académica de ambos, y por lo menos el tutor
de Christopher estaba especialmente satisfecho de los avances del chico, lo que
no sabía era que no podía adjudicarse todo el mérito, mientras que el de Derek
seguía teniendo problemas con él, pero no había nada que preocupase menos al
niño y aunque no decía nada a su tutor ciertamente había asimilado, clasificado
y almacenado todo cuanto Lucien les había contado.
Otra cosa que adquirieron a
raíz de su extraña amistad con ellos, fue una gran destreza en equitación y
esgrima, aunque esta última era practicada con sumo cuidado y siempre con floretes
de punta roma, y notaron que Derek era
especialmente hábil en esto, por lo que no tuvieron dudas que Phillipe
Saint-Claire tenía mucho que ver en ello.
Dos hechos vinieron a
complicar la tranquilidad de los días en Livingstone. El primero, una nota de
Kendall donde le pedía a Dylan que fuese a Londres para su cumpleaños, y
después de pensarlo un poco Dylan accedió a ir. Y la otra, se presentó un día
antes del mencionado cumpleaños con la visita de Patrick.
-
¿Y bien?
-
La nueva distracción de Lord
Arlingthon es Lady Anne Warwick
Lucien maldijo por lo bajo y
aunque sabía que aquello iba a ocurrir tarde o temprano, le fastidiaba mucho
que fuese justo cuando Dylan iba a encontrarse con Kendall.
-
¿Ordenas algo? -- preguntó el Lovet
-
De momento no, gracias Patrick
-
Vanedharma sarì
Al día siguiente salieron para
Londres, el día anterior se habían despedido de los niños que por cierto no se
habían mostrado muy contentos con su partida.
-
Pero dijiste que no te gustaba ese circo --
había protestado Derek mirando a Dylan en forma acusadora, mientras
Lucien ahogaba la risa
-
Derek, un caballero debe cumplir con sus obligaciones, no fastidies -- lo
había reprendido Chris
-
¡No fastidies tú!
El chico había pasado ese día
de un humor negro, lo que le había impedido disfrutar del paseo. Ahora cuando
estaban a punto de salir para Londres, Dylan recordó lo que le había prometido
a Derek cuando se despidieron.
-
Estaremos de vuelta en un par de días a lo sumo, Derek
-
¿Lo prometes?
-
Te doy mi palabra
En ese momento sonrió y
echándose la capa sobre los hombros, salieron. Llegaron a la casa de Dylan en
Londres pero Lucien no quiso quedarse encerrado, de modo que salió a dar una
vuelta. Como Inglaterra nunca había sido un lugar que llamase su atención,
hacía muchísimos años que no visitaba Londres y ciertamente había cambiado
mucho desde entonces. No regresó hasta muy tarde cuando ya Dylan se estaba
preguntando dónde diablos se había metido.
Lo primero que hizo Luciano al
llegar a la reunión de Kendall fue ubicar a
Lady Warwick, y a partir de ese momento acaparó la atención de la
damita, con lo que el ánimo de Kendall desmejoró mucho. Sin embargo, Kendall
era un hábil cortesano y disimuló muy bien su malestar, lejos estaba de saber
que la joven no volvería a prestarle ni la más mínima atención nunca más.
Lucien por su parte, estaba
consciente que no podía convertirse en el “niñero” de aquel infeliz, pero al
menos de momento había conseguido su objetivo y Arlingthon no podría “presumir”
ante Dylan, con lo que por muy molesto que estuviese Kendall, podía sentirse agradecido.
Por supuesto la pequeña
maniobra de Lucien tuvo efecto en el momento, pero Kendall no tardaría en encontrar otra distracción.
Sin embargo, estando en Londres y Dylan en Livingstone, Lucien juzgó que no
habría problemas, pero no podía haber estado más equivocado.
La primavera tocó a su fin y
llegó el verano que se fue también con excesiva rapidez. Dylan estaba
sorprendido de la velocidad a la que crecían los niños y Lucien se burlaba
diciéndole que ciertamente ya no eran niños. Una tarde de finales de otoño, los
chicos se bañaban en el río a pesar de que tanto Dylan como Lucien les habían
recomendado no hacerlo debido a las bajas temperaturas que ya se sentían, y
quedó demostrado que tenían razón cuando Christopher sufrió un repentino
calambre precisamente por el frío. Lucien no lo pensó y sin darle tiempo a
Itlar para detenerlo, se lanzó al agua. No representó un mayor inconveniente
sacarlo y afortunadamente el asunto no pasó del susto. Chris se sacó las ropas
mojadas, Dylan le colocó su chaqueta y cuando se le pasó el calambre los
regresaron a Darnley dejándolos como de costumbre en la entrada del Castillo,
los jóvenes Arlingthon hacía mucho que habían dejado de pedirles que entrasen,
así que se despidieron y marcharon a Livingstone.
Pero si bien para Chris el
incidente no tuvo consecuencias, para Lucien sí, porque al día siguiente
despertó sintiéndose fatal. Aunque todo indicaba que se trataba de un simple
resfriado ya que había permanecido mucho tiempo con las ropas mojadas, la
palabra “simple” no aplicaba a nada que los afectase, de modo que Itlar envió
por Haris de manera inmediata y antes de que las cosas se complicaran.
Ese día por supuesto Lucien no
estaba en condiciones de ir a ninguna parte, pero se empeñó en que Dylan no
hacía nada allí encerrado y no sabía en ese momento lo mucho que iba a
arrepentirse por eso.
Edin había insistido con
Istvan en la cuestión de informar a Phillipe acerca de la existencia de su otra hija, pero Istvan había argumentado
que no debían intervenir, que si los designios de Maikata Priroda eran que
Phillipe se reuniera con su hija, eso sucedería tarde o temprano.
Sin embargo, Edin era
obstinado y si bien no contravino las órdenes de Istvan, si manejó la situación
para asegurarse que el destino de la chica no fuese el mismo de la madre. Por
otra parte, continuó con sus esporádicas visitas a Madeleine lo que contribuyó
en gran medida no solo a distraerla sino a hacer más llevadera su pérdida, y
poco a poco fue disminuyendo el resentimiento.
Hacia finales de la temporada
social, una noche Maurice regresó inusualmente temprano y venía de un humor
asesino. Madeleine que se encontraba en el estudio junto con Phillipe como casi
siempre, se tensó al escuchar el ruido de cristales rotos. Ella y su tío se
miraron por unos segundos pero inmediatamente se levantaron y corrieron hacia
el salón.
-
¿Maurice? -- dijo Phillipe al ver a su hermano
-
¿Papá estás bien? -- preguntó a su vez Madeleine al verlo consumir
de su solo golpe el contenido de una copa
-
Maurice…
-
Acabo de tropezarme con Su Señoría
el nuevo Duque de Armagnac
Aunque todos sabían de la
existencia del hijo de Jean Pierre de Bouisson, era algo de lo que se habían
olvidado, pero al mismo tiempo Phillipe se preguntó la razón de la ira de su
hermano.
-
De acuerdo -- dijo Phillipe con cautela --
¿Pero hizo algo que te ofendiese de algún modo?
-
¿Acaso has olvidado lo que ese desgraciado le hizo a Sophie?
Phillipe y Madeleine se
miraron sin poder ocultar su extrañeza, porque no era propio de Maurice
comportarse de aquel modo y por fuerza tenía que haber una razón mejor que esa.
-
Por supuesto que no lo he olvidado Maurice, pero lo hizo el anterior duque,
este…
-
¡Este es la misma clase de sabandija que fue su padre! --
escupió él con rabia
-
Papá es solo un muchacho, no puedes…
-
Créanme, este muchachito no va a resultar mejor que el cretino del padre, y
desde luego en compañía de sujetos como Louis Buoicicault, Henry D’Albret y
Michel de Montreuil, este último nuevo Marqués de Clermont y supongo que no han
olvidado la clase de joya que fue su
tío André, está clarísimo cuál va a ser el futuro de este joven individuo.
Phillipe concordaba con
Maurice que al menos en el caso de los dos primeros, difícilmente podrían
calificarse como caballeros de bien, por lo que sabía de ambos y a pesar de la
cuna noble donde habían nacido, se habían esforzado mucho por labrarse una fama
nada halagadora. En cuanto al Marqués de Clermont, había oído poco acerca de él
aunque no había olvidado el aura de decidida maldad que rodeaba a André de
Montreuil y ciertamente era un sujeto que nunca le cayó bien a Phillipe,
faltaba ver cómo sería el hijo de su hermano.
No obstante, pensaba que
Maurice estaba exagerando en su reacción, después de todo nada los obligaba a
estar en contacto con aquella nueva generación de posibles dolores de cabeza y
ni siquiera tenían que preocuparse por jóvenes damitas Saint-Claire, porque ni
Madeleine ni Sophie tenían hijas. De modo que decidió olvidarse del asunto por
el momento, pero algo que dijo Maurice despertó su inquietud.
-
Te juro que me sentí enfermo cuando Madame Lemoine me lo presentó, y te
aseguro que antes de escuchar sus nombres, ya el instinto me había hecho
reaccionar mal
En este punto Phillipe prestó
la mayor atención a lo que estaba diciendo su hermano y las alarmas se
dispararon en su cerebro, porque lo que estaba describiendo Maurice ya él lo
había experimentado antes y no le gustaba la posible razón para ello. De modo
que al final de la temporada social, Phillipe decidió deponer su exilio de los salones franceses y averiguar quién era en realidad el joven Duque.
A Madeleine que no se le había
escapado el repentino cambio de actitud de su tío, una vez que estuvieron solos se enfrentó a él.
-
¿Y bien?
-
Es posible que esté obsesionado Madeleine, pero también lo es que esté en
lo cierto y me propongo averiguarlo
-- le dijo luego de exponerle su
idea
-
Déjame ir contigo, yo tengo más posibilidades…
-
No -- la interrumpió él --
recuerda lo que te dijo el amigo de Etienne, así como tú puedes reconocerlos
ellos también a ti, y si se dan cuenta que sabes qué son, eso podría
traernos problemas, así que no vale la
pena correr riesgos.
Sin embargo, Phillipe podría
haberse ahorrado las molestias de haber sabido que su sobrina seguía en
contacto relativamente frecuente con Edin. Y en el caso de la misma Madeleine
ni siquiera lo había pensado, porque de haberlo hecho habría recordado que una
de las actividades de aquellos sujetos era estar al tanto de la población
Devrig.
Y de hecho éstos lo sabían y
no les había gustado nada cuando se enteraron. Edin siempre sospechó de aquel
interés de André en el desquiciado Duque de Armagnac, porque si había algo que
André no necesitaba eran sus propiedades o su título. Sin embargo, no tardaron
en notar que las intenciones de André eran de orden político, ya que estaban en
los primeros años de lo que se conocería más adelante como la Guerra de los Treinta Años,
y aunque inicialmente las motivaciones de la misma eran de orden religioso,
pasaría luego a convertirse en un conflicto político que terminaría con la
supremacía de la Casa
de Habsburgo, la descentralización del Sacro Imperio Romano Germánico y
disminuiría notablemente el poder y la influencia de la Iglesia Católica.
De modo que André lo que buscaba con
aquella transformación, era asegurarse que alguien de sangre mucho más noble
que la suya y por tanto con más influencia política en la corte, estuviese en
sus manos y poder mover los hilos a su antojo, o más bien al de Swaney Lothian.
Sin duda Armagnac sería un excelente aliado, porque desde los tiempos de la Guerra de los Cien Años
cuando la Casa
de Armagnac se enfrentó a la Casa
de Borgoña, todos sabían que constituían una fuerza de considerable peso en
Francia.
Los miembros del Clan
Yaroslávich procuraban con ahínco mantenerse al margen de los problemas
políticos y de los conflictos bélicos, y su contribución a la humanidad
consistía en intentar que los Devrigs de los otros dos clanes que por el
contrario disfrutaban enormemente de esto, interfirieran lo menos posible y no
incitaran a las cabezas coronadas a inmiscuirse en lo que terminaría en
innecesarios derramamientos de sangre. Pero como había dicho Iziaslav en una
oportunidad, por mucho que lo intentaran, el hombre estaba destinado a ser
instrumento de su propia destrucción. No obstante, ellos continuaban en la
lucha y siempre esperando lo mejor.
A la mañana siguiente de su
conversación con Maurice, los Saint-Claire recibieron una inesperada visita.
Maurice estaba como de costumbre riñendo a Phillipe por causa de su encierro sin
saber que su hermano se preparaba para volver a los salones, cuando el
mayordomo entró al estudio.
-
Un caballero solicita verlo señor
-- dijo dirigiéndose a Phillipe
-
¿Y ese caballero tiene un nombre?
-- preguntó él sin levantar la
vista de lo que hacía
-
Sí, y uno que espero recuerdes
Phillipe levantó la cabeza de
golpe, Maurice se giró con tanta violencia que se hizo daño en el cuello,
mientras que Madeleine lanzaba un grito.
-
¡Brian! -- exclamó ella que había sido la primera en
reaccionar y había corrido a abrazarlo
-
Me alegro mucho de verte tía -- dijo él besándola
-
¡Vaya sorpresa hombre! -- exclamó Phillipe mientras lo abrazaba después
de apartar a Maurice
-
Abuelo esa barba te sienta terrible
-- dijo el chico en tono jocoso
-
Igual que el encierro -- agregó Maurice
-
¿Encierro? -- preguntó Brian -- No
estarás enfermo ¿verdad? -- agregó sinceramente preocupado
-
Por supuesto que no, no le hagas caso a Maurice --
dijo lanzando a su hermano una mirada de reproche --
Tiene tendencia a la exageración
A pesar de que la temporada
social tocaba a su fin, París era París y Phillipe Saint-Claire uno de sus
hijos predilectos, de manera que fue recibido con mucha alegría por la sociedad
parisina y a partir de ese día arrastró a Brian a sus salones donde fue recibido
con el mayor entusiasmo, y paralelamente siendo que Phillipe era un individuo
de ideas fijas, procuró con el mayor ahínco coincidir con el Duque de Armagnac,
algo que a la larga seguramente lamentaría mucho.
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