Bodas de Sangre

Bodas de Sangre
Una vez superados los obstáculos ayudado en su mayor parte por Dylan, Kendall logró finalmente contraer matrimonio con Sophie. Después de la boda, Dylan emprenderá un nuevo, inesperado e insólito camino a través de un mundo del que no tenía ni idea de su existencia, mientras que la nueva pareja parte rumbo a Inglaterra para dar comienzo a un matrimonio que todos se preguntan cómo va a terminar siendo que dio inicio con unas Bodas de Sangre

lunes, 7 de julio de 2014

Cap. 26 Atando Cabos…



Después de la Evesbriel todos habían vuelto a sus lugares de origen y la vida había continuado. Pocos días después se hizo el anuncio de que la orden de exilio que pesaba sobre los Lothian había sido revocada, excepto para Swaney Lothian, y se aseguraron de que todos fuesen debidamente informados que esa decisión había obedecido a una petición expresa del Sizvitel Lucien Iziaslav Yaroslávivh.

Cuando Luciano leyó el comunicado que había recibido al igual que todos los Devrigs, no le hizo mucha gracia ser mencionado, pero aunque arrugó el entrecejo al ver su nombre, evitó hacer ningún comentario porque eso sin duda le habría supuesto tener que soportar otra interminable y nada halagadora descripción de lo infantil de su actitud por parte de Dylan.

Al final del invierno abandonaron Yaroslavl y se trasladaron a Milán, pero después de unos días Luciano pareció aburrirse y se fueron a Florencia. Dylan no se mostró muy conforme con ese destino, no había vuelto allá después del último encuentro con Emiliana que cambió tan drásticamente su vida. Sin embargo, acompañó a Luciano a la que había sido la casa de su hermana y de su ahora difunto esposo.

-         ¿Qué necesidad tenías de venir aquí?  --  preguntó en cuanto traspusieron la puerta del Castillo

-         No tenías que venir  --  dijo Luciano aunque eso no contestaba a la pregunta hecha por él

Dylan sabía que Luciano nunca profesó gran afecto a Emiliana, pero aun así sabiendo que aunque en realidad no era su hermana como había creído, no le pareció apropiado dejarlo ir solo.

-         Desagradecido  --  le dijo, pero se detuvo cuando vio que Luciano se dirigía a la habitación de Emiliana

A Dylan no le gustaba nada entrar a ese lugar pero de igual modo continuó, y efectivamente experimentó un lógico malestar  al entrar. Echó un rápido vistazo a la estancia y los recuerdos asaltaron su mente. Se vio acostado en esa cama, adolorido y confuso. Ahora sabía que lo que había visto cuando había logrado abrir los ojos y que en ese momento le había parecido una alucinación no era tal y que en realidad los ojos de Emiliana en lugar de su color habitual habían sido rojos en aquel momento.

Luciano por su parte, aunque no estaba prestándole atención sino que se había dedicado a buscar lo que lo había llevado allí,  sintió la repentina inestabilidad de Dylan y giró la cabeza, vio que se había sentado y se acercó a él.

-         ¿Estás bien?  --  y él asintió

-         Antes de abandonar esta habitación aquel día, escuché a Emiliana decir que yo regresaría, pero nunca me imaginé que en realidad lo haría ni en qué condiciones.

A Luciano le pareció más prudente no decir nada en aquel momento, aparte de que no había nada qué decir en realidad, y como ya tenía lo que había venido a buscar, le dijo que se marchaban.

-         ¿Y cuál era tu interés?  --  preguntó Dylan cuando se sintió mejor y ya iban de salida

-         Esto  --  le contestó él sacando de su bolsillo una joya, y al ver la extrañeza de su amigo agregó  --  Perteneció a mi madre.

A Dylan le extrañó que no siendo Emiliana hija de la misma mujer, tuviese en su poder aquella joya que además era más bien sencilla si se tenía en cuenta la procedencia, pero al mismo tiempo pensó que para datar e un época tan antigua era un fino trabajo de orfebrería, ya que se trataba de una fina cadena de la que pendía una solitaria esmeralda.

-         A mamá nunca le gustaron las joyas extravagantes  --  dijo Luciano al ver su expresión  --  ni nada exagerado en realidad, en ese aspecto guardas cierto parecido con ella

-         ¿Sería impropio preguntar por qué…?

-         Iziaslav se la dio a Emiliana, como muchas otras joyas que en realidad ni necesitaba ni apreció nunca

Dylan pensó que era mejor dejar ese asunto, porque evidentemente todo lo relacionado con su madre le producía mucho dolor a Luciano.

Sin embargo, aquella visita despertó la curiosidad de Dylan por otro asunto en el que nunca se había interesado realmente, y a la luz de los hechos le parecía insólito no haberlo hecho, de modo que unos días después, decidió hablar con Luciano de aquello.

-         ¿Luciano, cómo exactamente se efectúa una transformación?

Luciano pareció pesarlo un momento antes de decidirse a hablar, conocía a Dylan y sabía que aquello aparte de no gustarle, iba a causar cierta conmoción en él, porque aun tenía ciertas ideas equivocadas.

-         Escúchame, ya llevas seis años siendo un Devrig, así que por favor no vayas a comenzar a subirte por las paredes ni a decir y pensar idioteces ¿bueno?

Por un momento Dylan se arrepintió de haber preguntado, porque después de esa de advertencia, estaba seguro que lo que escucharía con toda seguridad no le resultaría especialmente agradable, pero igual asintió y se preparó a escuchar la explicación.

-         Para ello es necesario en primer lugar neutralizar al posible blanco y dado que difícilmente alguien se avenga por voluntad propia a algo así, lógicamente los métodos no suelen ser suaves. Una vez hecho esto, hay que extraer toda la sangre humana del sujeto en cuestión, esto se hace horadando alguno de los conductos que transportan mayor cantidad de sangre, es decir, acá   --  dijo señalándose el cuello

Y en ese momento Dylan abrió en forma desmesurada los ojos y Luciano levantó el dedo y lo señaló en forma admonitoria.

-         Cierra la boca, no pienses idioteces y presta atención porque tú preguntaste  --  y prosiguió  --  El otro punto es este  --  y ahora señaló algún lugar de la zona inguinal

-         Y… eso… es decir… hay que… --  Luciano no sabía si tenía más deseos de reír o de golpear a aquel necio viendo su cara

-         No Dylan, no precisas morder a nadie para eso, a menos claro que tengas instintos antropófagos u hematófagos como nuestros antepasados  --  dijo con una nota de diversión en su voz

-         Pero… pero… y entonces… bueno…

Dylan hizo un gran esfuerzo por sacar de su obstinada cabeza todas las imágenes que se habían introducido en ella sin su autorización, y ahora fue él quien sintió deseos de golpear a Luciano al verlo reír.

-         No es gracioso Luciano  --  dijo exhibiendo su mal humor  --  Me dices que no crea en las historias que circulan pero ahora vienes y me dices que…

-         Espera, antes de que empieces a decir barbaridades que no tengo deseos de escuchar, presta atención  --  pero si uno era terco, el otro no lo era menos

-         ¡No! Me acabas de decir que hay que extraer la sangre de las personas por el cuello y eso es exactamente lo que hacen los…  --  pero se interrumpió al ver que Luciano se ponía de pie y caminaba hacia la puerta con muy mala cara  --  ¡Óyeme!

-         Te advertí que no tenía deseos de escuchar barbaridades, de modo que cuando dejes de decirlas o mejor aun, cuando dejes de pensarlas, entonces tal vez me muestre más dispuesto a continuar con esta conversación

-         Espera  --  lo detuvo al ver que en verdad tenía intenciones de marcharse  --  de acuerdo lo siento, no diré nada más

-         Bien  --  dijo Luciano regresando al sillón  --  Si prestases la debida atención, habrías notado que dije extraer no beber, primer punto que no coincide con tus historias. Segundo, la incisión puede efectuarse con cualquier objeto cortante, una daga, un cuchillo o hasta con un trozo de cristal, NO con tus dientes. Una vez que toda su sangre ha sido vaciada del cuerpo, hay que prestar la máxima atención y percibir el último latido del corazón, unos segundos después su esencia vital comienza a abandonar la materia y justo en ese momento se dejan caer unas gotas de sangre en la boca del sujeto.

-         ¿Eso es… todo?  --  preguntó Dylan después de un momento y al ver que Luciano guardaba silencio

-         Básicamente

Dylan repasó con cuidado lo que acababa de escuchar y lo que había escuchado con relación a algunas transformaciones, y tenía la impresión de que le faltaban piezas en aquel rompe cabezas.

-         ¿Qué es lo que no entiendes?  --  le preguntó Luciano

-         Es que… luce fácil y…

-         Pero no lo es, porque entre otras cosas la persona puede morir en forma súbita  a causa de las heridas, porque su salud sea precaria, su constitución física sea débil y un montón de razones más.

-         Por eso  --  dijo él intentando ordenar sus ideas  --  Además, cuando Iyul y tú me hablaron de mi transformación, me dijeron algo acerca de que el que transformaba transfería su esencia vital.

-         Eso es algo que sucede de forma inevitable y casi sin una participación consciente, pero suponiendo que quien está efectuando la transformación tenga un interés especial, digamos que la está efectuando por amor o cualquier otro motivo “altruista”, entonces concentrará su energía en que la transferencia sea más precisa, es decir, que en casos como ese el Djali  tendrá muchas más características de su Izbretel.

Dylan comprendió eso, o al menos eso creía pero su mente seguía trabajando a toda marcha y aun había algunos vacíos.

-         Istvan me dijo que las transformaciones ocurrían por diversos motivos, entre los que mencionó al igual que tú el amor, pero también por enfrentamientos, lujuria y supuesta hambre. Si esto es así y en el caso de un ataque indiscriminado digamos en medio de un enfrentamiento, de seguro el atacante no va a estar pendiente de percibir el último latido del corazón, ni de darle su sangre al pobre desdichado ¿no?

-         Es cierto, pero aquí suceden dos cosas. La primera, que en la mayoría de los casos  el atacante como lo llamas, disfruta transmitiendo su maldición, ese siempre será el principal objetivo de un ataque Devrig aunque aleguen cualquier otra posible razón. Y la segunda, que no todos tienen la habilidad para hacerlo, así que la supervivencia de la víctima va a depender de su resistencia física en el caso de los que son atacados en forma violenta, y por supuesto de su voluntad para vivir en el caso de los que son transformados sin violencia excesiva. Aparte de la mencionada habilidad y como señalaste, en ocasiones el Devrig no pone la suficiente atención y no hace la transferencia en el momento oportuno, unos segundos pueden no representar una gran diferencia y la víctima puede salvarse, pero pasará mucho tiempo estando en desventaja ante otros Devrigs porque resultará más débil, aunque si vive lo suficiente, con el tiempo esto suele solucionarse por sí solo.

Dylan entendió eso también, pero otro asunto que le parecía de la mayor importancia vino a sumarse a la lista.

-         Dijiste que hay que extraer toda la sangre, pero dijiste también que solo había que dar unas gotas de sangre para efectuar la transformación y me parece muy improbable que alguien pueda sobrevivir con solo unas pocas gotas de sangre

-         Por supuesto que no tratándose de un humano normal, pero estás olvidando un asunto importante aquí, y es que lo que nos sucede es algo de naturaleza sobrenatural, así que créeme cuando te digo que con unas gotas basta para que la sangre se reproduzca de forma acelerada

-         Recuerdo que cuando me sucedió, al despertar me sentí tan adolorido como si me hubiesen dado una paliza  --  dijo después de un momento

-         Primero déjame recordarte que efectivamente recibiste varios golpes la noche anterior, pero obviando ese detalle, todos pasan por eso aunque no hayan sido atacados con violencia, recuerda que básicamente y a todos los efectos prácticos mueres, de modo que a eso sigue el proceso de adaptación, tu cuerpo cambia para adecuarse a su nueva condición y como todos los órganos han sido privados de sangre durante un breve lapso de tiempo, cuando ésta comienza a reproducirse y por algún motivo que desconozco, ese proceso produce dolor.  De modo que cuando despiertan sienten que les duele todo, especialmente la cabeza y el cuello, éste último porque como ya te expliqué, suele ser el lugar por donde se drena la sangre. Pero cuando son atacados en forma salvaje, ya podrás hacerte una idea del sufrimiento del desdichado teniendo en cuenta que todo se experimenta con mayor intensidad como ya lo sabes también.

Un rato después ya Dylan había asimilado bien toda la información proporcionada por Luciano, pero antes de abandonar el salón no resistió el deseo de fastidiarlo.

-         Quiero que sepas que estoy agradecido, no me habría gustado ir por ahí siendo una versión masculina de Emiliana, de modo que es infinitamente mejor ser portador de tu desagradable carácter aunque el menor de dos males siga siendo un mal

Dicho esto salió en carrera antes de que lo que le había lanzado su amigo lo alcanzase.


Al inicio de la temporada social, los chicos se encontraron con André, fue un encuentro inesperado y desagradable como cabía esperar. Dylan conversaba animadamente con un grupo de señoras cuando sintió la presencia y la identificó de forma casi inmediata, ya que sus instintos se iban agudizando cada vez más, de modo que no le fue necesario ni siquiera intentar ubicarlo; unos minutos después sintió que se acercaba y disculpándose con sus interlocutoras se dispuso a retirarse de allí. Sin embargo, no parecía que estuviese en los planes de André desaprovechar la ocasión para molestar.

-         Dylan Danworth  --  dijo posicionándose a su lado 

-         Montreuil

-         Veo que sigues empeñado en permanecer lejos de tu patria y de tus intereses

-         Como lo que yo haga con mi vida no es en modo alguno de tu incumbencia, sugiero no inmiscuirte en lo que no te importa

-         Según recuerdo, nunca fuiste especialmente agradable, pero las compañías…

-         ¡Largo de aquí André!  --  dijo Luciano

Apenas había visto que André detenía a Dylan, Luciano se había excusado apresuradamente y se había dirigido hacia ellos, y la razón para hacerlo era que él no había olvidado que André ya había intentado matar a Dylan, y aunque él le había advertido que no se le acercara, el muy imbécil solo demostraba esa condición al no obedecer.

-         Es posible que seas un príncipe, pero siendo que tu padre revocó la orden de exilio, creo que me asiste el derecho a estar donde me plazca… Altesse [1]

Dylan pensó que aquel sujeto sufría la seria carencia de  un cerebro, porque hablarle en aquellos términos ya no digamos al hombre al que le debía el hecho de poder haber vuelto a su tierra, sino que además a uno al que le debía obediencia y que todos sabían que era especialmente peligroso, sin duda evidenciaba que la naturaleza le había negado aquel  importante componente.

-         Ya en una anterior ocasión te advertí que no te acercases a Dylan

-         No te alteres, no pienso hacerle ningún daño a tu precioso Djali

Dylan dejó de preocuparse por la evidente estupidez de André y comenzó a hacerlo por la ira de Luciano que percibió de la misma forma como lo habría podido sentir si fuese él  el que la estuviese experimentando. No obstante, y aunque Luciano se había llevado la mano a su bolsillo, no se vio en la necesidad de intervenir.

-         Por tu propio bien es mejor que salgas ahora mismo de aquí André  --  escucharon de forma repentina a su lado

Suponiendo que aquel desgraciado hubiese tenido un corazón y Dylan estaba bastante seguro que no era así, muy probablemente este debía haberse detenido a juzgar por la expresión de su rostro. André se giró con cautela para enfrentar los fríos ojos de Istval.

-         Antes de que esgrimas tus muy discutibles derechos, te recuerdo que yo podría considerar un crimen tu presencia en el mismo lugar en el que se encuentra el hombre al que uno de los miembros de tu Clan intentó asesinar. Y segundo, ese mismo hombre es tu sizvitel y le debes obediencia, y teniendo en cuenta que acaba de darte una orden, tu desobediencia solo agrava lo primero. De modo que si no quieres sufrir las consecuencias de mi proverbial locura, como dije es mejor que te vayas ahora

Dylan ya había tenido oportunidad en ocasiones anteriores de ver el efecto que producía Istval y al parecer este era generalizado, porque sin decir absolutamente nada más, André comenzó a alejarse pero Luciano aun lo detuvo.

-         Lo que te dije en la pasada oportunidad fue una advertencia André, ahora es una orden y no estás en posición de desobedecerla o terminarás en Zatvor

Si bien aquel individuo nunca había sido de su agrado, Dylan estaba un tanto confundido y su curiosidad se disparó. De manera que apenas se vieron libres de la odiosa presencia y luego de saludar apropiadamente a Istval y que este recuperase su talante jovial, quiso satisfacerla.

-         ¿Luciano, ese es el verdadero nombre de André?  --  preguntó iniciando por lo más simple  --  Es decir, se supone que ese sujeto tiene un padre y un hermano aparte de ostentar un título ¿Todo eso es real?
-         Sí y no  --  dijo él  --  Tuvo un padre, naturalmente, al igual que un hermano, pero nadie de tu generación puede decir que los haya visto en realidad, a quien siempre han visto es a André. En cuanto a su título ciertamente le fue concedido a su abuelo, del mismo modo que el que supuestamente ostenta su hermano en este momento  --  pero siendo que Dylan tenía cara de confusión, intentó explicarle mejor  --  Verás, André tiene alrededor de quinientos años

-         Cuatrocientos noventa y tres exactamente  --  precisó Istval, y aunque ya Dylan estaba al tanto de su condición, no dejó de sorprenderlo.

-         Bien, a su abuelo le fue otorgado el título de Marqués de Clermont y después de un enfrentamiento donde derrotó al Conde de Bravante, el soberano de turno le concedió éste título también, de manera que ambos títulos son legalmente suyos y los usa a su conveniencia, al igual que los nombres de su padre y de su hermano. Así que en ocasiones lo verás siendo André, en otras Eugene y en otras Michel. Y lo mismo sucede con sus títulos, intercambia entre el de Marqués de Clermont y el que está utilizando en el actualidad.

-         Pero de lo que no hay duda, es de que es el mismo cretino con cualquiera de ellos  --  agregó Istval

-         Entiendo  --  dijo Dylan  --  Y aunque no es que me esté quejando,  me resulta muy extraño que hace seis años no me hubiese despachado pudiendo hacerlo, y en realidad a todos nosotros con el asunto de Armagnac.

-         Sabemos que es un imbécil, pero uno que aun le tiene cierto aprecio a su cabeza, de modo que sabe hasta donde puede llegar, y aunque entiendo que igual pensaba despacharte como has dicho, tenía que ser cuidadoso  --  dijo Istval

-         Eso con respecto a ti, y en el caso de los Saint-Claire pues ya sabes. Cualquier cosa que planease hacer no podía incluirlo a él mismo sin resultar muerto  --  agregó Luciano

-         Como le sucedió a la tonta de Stella

En ese punto tanto Luciano como Dylan lo miraron con curiosidad, de manera que Istval pasó a explicar.

-         Otra criatura que demostró la carencia de cerebro  --  sentenció Luciano sin emoción alguna después del breve relato de Istval, pero Dylan estaba horrorizado

-         ¿Madeleine está bien?  --  y ahora fueron los otros dos quienes lo miraron con expresión de sorpresa

-         Por supuesto que está bien, es una Saint-Claire  --  dijo Luciano

-         Lo que ciertamente no  puede decirse de Stella

Sin embargo, Dylan seguía inconforme.

-         ¿Qué habría sucedido si Madeleine no la descubre?

-         En primer lugar eso habría sido imposible, pero supongamos que  Maurice hubiese continuado sin que su hija lo supiese, el final de Stella habría sido el mismo, porque él sigue siendo un Saint-Claire.

-         Pero no entiendo, si se amaban…

-         Dylan estamos hablando de una Devrig, por defecto su amor es muy cuestionable, aunque Maurice realmente la hubiese amado el amor de ella estaría básicamente sustentado por el egoísmo lo que habría desembocado en perjuicio para Maurice tarde o temprano y ello a su vez en la muerte de Stella, ya que ningún Devrig puede hacerle daño a un Saint-Claire sin resultar muerto, pero como ya lo dije en cualquier caso iba a morir, algo que habría sucedido en cuanto tuviese relaciones sexuales con Saint-Claire   --  concluyó Luciano

-         Si Maurice no fuese tan… remilgado y  por lo menos la hubiese besado, tal vez la muy estúpida habría tenido oportunidad de salvarse al comprobar que las advertencias con relación a todos los Saint-Claire son ciertas  --  dijo Istval con sorna

-         ¿Disculpa? Creo que no entendí eso  --  dijo Dylan

-         Muchos Devrigs suelen creer que los males que pueden ocasionarnos los Saint-Claire no son más que una leyenda inventada por los Yaroslavich con el único fin de  fastidiarlos

-         No me refería a eso  sino a… ¿cómo se habría convencido al ser besada?

-         La saliva de un Saint-Claire sigue siendo dañina para un Devrig puesto que es un fluido corporal, pero no resulta mortal y solo nos debilita, de manera que suponiendo que el Saint-Claire en cuestión no quiera asesinarnos, puede dejarnos tirados y huir, en caso contrario pues ya sabes, fácilmente podría quitarnos la cabeza  --  aclaró Istval

Aquella fría exposición aparte de abrir de nuevo la herida de Dylan al pensar en Sophie, evitó que él viese el intercambio de miradas, pero no que los otros dos hombres se dieran cuenta en forma inmediata de lo que él estaba experimentando, y esto los indujo a cambiar rápidamente el rumbo de la conversación. No obstante, ésta siguió girando en torno a André, y después de un momento Dylan hizo otra pregunta.

-         ¿Y cuál era su interés en Armagnac?

-         El usual, poder político  --  dijo Luciano  --  Aunque sabe que no es mucho lo que puede hacer porque tenemos Devrigs bien posicionados para evitar desastres, siempre puede fastidiar mucho. Lo que me lleva a preguntarme qué demonios hace en Milán, su campo de acción normalmente se circunscribe a Francia.

-         Eso es algo que tendremos que averiguar  --  dijo Istval

-         Un momento, si ustedes pueden estar cerca de cualquiera sin ser vistos ni percibidos…  --  comenzó Dylan y tanto Istval como Luciano rieron  --  ¿Qué es lo gracioso?

-         Dylan, pueden ser unos idiotas pero siguen teniendo derechos, y mientras no estén incursos en algún delito, o tengamos serias sospechas de ello, no podemos invadir su privacidad  --  dijo Istval  --  Aunque usualmente y si lo considero oportuno, me olvido de ciertas consideraciones  --  agregó con sonrisa traviesa

Los tres rieron y de momento Dylan se dio por satisfecho, pero tenía la impresión de que aún pasaría mucho tiempo antes de que pudiese decir que entendía realmente todo lo relativo a su nuevo y extraño mundo.



[1] Altesse: (fr) Alteza

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