Dylan estaba sorprendido y
fastidiado de la cantidad de asuntos que requerían de su atención, era cierto
que sus administradores llevaban alrededor de seis años reclamando su presencia
por una cosa u otra y él siempre había pospuesto su visita, pero ahora que
había venido y después de seis días atendiéndolos, ya estaba harto de todo
aquello. Después de la muerte de Joseph, él había estado en Inglaterra solo una
vez más y en oportunidad de la muerte del padre de Kendall, pero en aquella
ocasión no se había visto inmerso en tal cantidad de asuntos pendientes.
-
No sé por qué te quejas tanto
-- dijo Lucien la mañana del
séptimo día -- Es lo que normalmente hacen los caballeros de
tu posición y que ostentan unos títulos tan importantes como los tuyos.
-
¡Al demonio con la posición y los títulos!
-
¡Vaya! -- exclamó Iyul que venía entrando --
Parece que no estamos del mejor humor esta mañana.
-
A nuestro querido Lord le están resultando pesadas sus obligaciones --
dijo Lucien en su habitual tono burlón
-
Quizá deberías divertirte un poco
-- opinó Iyul -- es
lógico que si te pasas todo el día
encerrado con aburridos individuos solo para escuchar cómo aumentan tus
ganancias y se revalorizan tus propiedades, termines con ese lindo humor
Dylan no sabía si darles un
golpe u olvidarse de ellos dos al tiempo que se preguntaba cómo hacían ellos,
porque sabía de cierto que Iyul y Lucien tenían entre ambos muchas más
propiedades que él y sin embargo, nunca los había visto ocuparse de nada que no
fuese divertirse tanto como era posible, al menos en el caso de Lucien aunque
suponía que Iyul hacía lo mismo. Pero luego recordó que aquellos dos individuos
eran príncipes, de modo que nadie esperaba que se ocuparan de nada.
Después de un rato más de
burlarse y fastidiarlo, Lucien se compadeció de él y decidió darle un buen
consejo.
-
Escucha Dylan, no es como lo estás pensando. Nosotros tenemos las mismas
obligaciones que tú, pero resolvimos eso hace mucho tiempo colocando todo en
manos de un apoderado. Eventualmente nos
entrevistamos con él para aprobar algunos asuntos pero por lo demás, él se hace
cargo de todo
-
Bueno, en resumidas cuentas es más o menos lo que estaba pensando, desde su
posición cualquiera está obligado a servirles con lealtad so pena de perder la
cabeza, pero en mi caso es diferente porque…
-
No, no lo es -- lo interrumpió Iyul --
Estás olvidando el pequeño detalle que ahora te deben la misma lealtad a
ti, de modo que solo tienes que solicitarlo y de inmediato tendrás a un Devrig
plenamente calificado para hacerse cargo de todos tus asuntos de ahora en
adelante.
Dylan no sabía por qué pero no
se le había ocurrido en ningún momento utilizar los servicios de un Devrig, de
modo que por un lado le alegró que se lo hubiesen hecho ver, pero por el otro
sintió de nuevo el deseo de golpearlos, porque llevaban más de una semana
viéndolo pasarlo mal por causa de aquello y ninguno de los dos le había dicho
nada.
Esa misma tarde llegó a
Livingstone Franz Hegel, quien a partir de ese día se ocuparía de todos los
asuntos de Lord Danworth tanto en suelo inglés, como en cualquier otro lugar
donde los tuviese. Era un individuo que aparentaba unos treinta años, pero
posteriormente Dylan se enteraría que tenía setecientos ochenta años de existencia.
Su estatura era promedio, tenía cabello castaño y unos vivaces ojos color
caramelo. Hablaba varios idiomas y tenía amplios conocimientos en
administración, así como conocía perfectamente todas las leyes que regían las
políticas comerciales de la época, y él en sí mismo era un hábil comerciante,
lo que a la larga redundaría en beneficio de Dylan.
Aunque Iyul no tenía ninguna
duda que le habían enviado a un sujeto adecuado, igual escuchó con paciencia
mientras les presentaba sus credenciales, en tanto que Lucien tenía expresión
de mortal aburrimiento. Dylan que llevaba varios días enterrado en informes
financieros, tenía deseos de decirle que ya estaba contratado pero que se
callase de una vez, aparte de que le estaba costando un enorme trabajo entenderle,
porque aunque Iyul le había pedido que hablase en inglés, la mayor parte del
tiempo se había desviado hacia su propio idioma y Dylan pensó que aquello podía
constituir una traba, aunque con el tiempo notaría que no sería así. No
obstante, y a pesar de su fastidio, su buena educación vino en su ayuda y logró
escuchar hasta el final.
-
Hegel, todo eso está muy bien y no tenía ninguna duda acerca de sus
capacidades -- dijo Iyul --
pero lo más importante de todo esto, es que tenga claro a quien sirve y que un solo error de su
parte y terminará en Zatvor acusado de traición
Si bien Dylan estaba
acostumbrado a dar órdenes y a ser obedecido, en ningún caso solía mostrarse
tan desagradable como le parecía que se estaba mostrando Iyul, pero tratándose
de quien se trataba, entendió que habría sido absurdo esperar otra conducta.
-
Ak larsèvirier -- dijo Hegel haciendo una reverencia ante Iyul
y luego mirando a Dylan agregó -- Nym sarì, hor iuv…
-
En inglés Hegel -- lo interrumpió Lucien que hasta el momento
había permanecido en silencio y en su acostumbrada e indolente posición tirado
en un sillón y con las botas sobre una mesa
Hegel se giró con rapidez
hacia la voz y de haberse encontrado en otra situación posiblemente Dylan
habría reído al ver la expresión de susto del hombre, mismo que al menos en
opinión de Hegel estaba plenamente justificado, ya que no había absolutamente
nadie en el mundo Devrig fuese del clan que fuese, que no supiera que molestar a aquel individuo
calificaba en el renglón de crimen.
-
Dum horiani sarì -- se disculpó el susodicho y con un gesto de
supremo fastidio Lucien le indicó que podía continuar, de modo que el hombre
miró a Dylan de nuevo -- Mi señor, soy su más humilde servidor, juro
que protegeré sus intereses con el mayor celo y de no ser así está usted en
libertad de disponer de mi vida.
Aunque Dylan estaba
acostumbrado a ser tratado con respeto y en muchos casos con temor, aquel
tratamiento excedía en mucho al habitual, de modo que se sintió incómodo y no
muy seguro de cómo responder, pero Iyul que sí lo estaba se hizo cargo de la
situación.
-
Mañana comenzará a reunirse con los administradores de las diferentes
propiedades de Lord Danworth, quienes lo pondrán al tanto de todo. Ahora el
mayordomo le mostrará sus habitaciones
-
Eso no será necesario sarì, puedo…
-
Sí, sí es necesario Hegel, y le
sugiero no olvidar que va a desenvolverse como el administrador general de los
bienes y propiedades de un Lord inglés, de modo que debe conducirse con la
mayor naturalidad y según el estilo de vida de los ingleses ¿está claro?
-
Ak sarì
Después de eso Hegel se marchó
en compañía del mayordomo y Dylan se volvió a Iyul.
-
¿Qué? -- preguntó éste
-
¿Sabemos si este hombre tiene una familia?
-
No -- contestó Iyul con indiferencia
-
Pues es posible que la tenga y si es así…
-
Dylan no seas necio -- lo interrumpió Lucien -- es
un Devrig, de modo que eso descarta casi por defecto que tenga una, y en
cualquier caso no veo por qué tendría que preocuparte.
El egoísmo era otra
característica propia de los príncipes y en un Devirg esta se veía
incrementada, de modo que Dylan decidió no discutirlo más, ya se enteraría por
sus propios medios de si la tenía o no, y de existir alguien, proporcionaría al
señor Hegel una vivienda adecuada para traerla.
Esa noche Iyul tenía una
invitación de Kendall para asistir a una velada en casa de unos vecinos un poco
más allá de Cleves, pero aunque
también Dylan había recibido la invitación, ni Lucien ni él quisieron ir.
A la mañana siguiente mientras
Dylan había salido a montar, así que Iyul
fue a la habitación de Lucien al ver que no había bajado a desayunar y lo
encontró aun dormido. Se acercó a la ventana, descorrió las cortinas y se
preparó para la protesta que no se hizo esperar.
-
¡Desgraciado hijo de…!
-
¡Ey! -- lo detuvo
-- Recuerda que compartimos el
mismo vientre
-
¿No tienes nada mejor qué hacer?
-
No de momento
Lucien le lanzó lo primero que
se le puso a mano y después de esquivarlo Iyul rió.
-
No creo que a Dylan le agrade mucho que destruyas su propiedad
-
Lárgate Giulio y déjame dormir en paz.
-
Eres el único Devrig que conozco que ame tanto una cama, si al menos
estuviese un poco más concurrida lo entendería pero no siendo así…
-
¡Lárgate infeliz!
-
No seas pesado Lucien, levántate de una vez y vamos a desayunar
-
Dame una buena razón para ello
-- dijo colocándose la almohada
sobre la cabeza
-
Sabes lo mucho que me fastidia comer solo
-
¿Y eso de algún modo es problema mío?
Pero tanto lo fastidió hasta
que terminó por levantarse, después de lo cual tuvo que soportar una relación
detallada de las personas a las que había conocido. Como ninguno de los dos
había frecuentado con anterioridad la corte inglesa por razones obvias, no
tenían muchos conocidos en ella, de modo que todo era novedoso.
-
Patrick tiene excelentes relaciones
-- estaba diciendo Iyul
-
Me lo imagino, es su trabajo ¿no?
-
En realidad no, Patrick es un Lovet y aunque debe estar bien informado, no
necesariamente tiene que tratar con
todos, eso es más bien trabajo de nuestro Lord Stafford ilustre Duque de
Lichfield -- pero como Lucien no dijo nada continuó --
Aparte de eso, conoce a muchas y muy encantadoras damitas
-
Por lo que es de suponer que amanecerías muy bien acompañado y no entiendo
por qué tenías que venir a fastidiarme a mí
-- dijo Lucien
-
No me puedo quejar -- dijo Iyul sonriente --
aunque tu amigo Arlingthon puede
quejarse aun menos, ya que la señorita en cuestión… --
pero Iyul fue interrumpido por Lucien
-
¿Qué? -- preguntó, pero como Iyul pareció no entender,
agregó -- ¿Estás diciendo que Kendall Arlingthon no
regresó a su casa anoche?
-
No seas necio Lucien, por supuesto que lo hizo, a lo que me refiero es a
que su amante es una hermosa mujer
Pero aquello pareció ser aun
peor, porque en cuanto Lucien había escuchado a Iyul había soltado o se le
había caído lo que tenía en la mano y lo miraba con los ojos muy abiertos.
-
¿Sker advajèvka?
-
No es posible
-
¿Lucien te sientes bien?
Sin embargo, Lucien no se
molestó en contestar sino que se había levantado y miraba en forma distraída
por la ventana, de modo que Iyul se puso de pie también y se acercó a él.
-
¿Lucien? -- pero habiendo alcanzado a ver retazos de sus
pensamientos, compuso expresión de fastidio
-- Vamos hombre, no veo qué tiene
de extraordinario ¿cuántos individuos casados conoces que no tengan una amante?
-
Se supone que Arlingthon ama a su esposa
-
Lucien te estás comportando como una monja
-- y rió con diversión --
Escúchate, tú mejor que nadie sabes que el amor eterno dura
aproximadamente unos tres meses o menos, así que lo que estás diciendo es la mayor
necedad que has dicho nunca y mira que has dicho muchas --
pero como Lucien seguía en silencio
-- No me dirás que ahora vas a
preocuparte por Lady Arlingthon, porque si es así, déjame decirte que de veras
necesitas distraerte urgentemente
-
Tenemos que largarnos de aquí lo antes posible
-
Lucien realmente…
-
Deja de decir y pensar idioteces Giulio
-- dijo volviéndose hacia él -- ¿Es
que no te das cuenta lo que podría suceder si Dylan se entera de esto? ¿Cuánto
tiempo crees que sobreviva Arlingthon? En lo personal me importa poco su
suerte, pero aun suponiendo que respete su vida, sabemos sin la menor sombra de
duda a dónde lo conduciría esto.
-
Entiendo, pero Dylan sabe que no puede tocarla
-
¿Tengo que recordarte que Mika también lo sabía?
Mika Yaroslávich había sido el
hijo mayor de Iziaslav y Gianna, y aunque tenía las mismas razones que todos
ellos para odiar a todos los Saint-Claire, al igual que su padre había perdido
la cabeza por una. Por extraño que aquello pareciese, por algún motivo que ya
Iyul comenzaba a preguntarse si no sería
una maldición adicional, ninguno de ellos con excepción de Lucien, era capaz de
odiarlos y en el caso de las mujeres Saint-Claire, ejercían una muy extraña e inexplicable
atracción sobre ellos. Por supuesto esto no aplicaba a Lucien que era el único
que seguía odiándolos en forma visceral fueran mujeres u hombres. El asunto es
que Mika había hecho caso omiso de las advertencias y aunque la mujer en
cuestión jamás se interesó por él, su hermano había cometido el enorme error de
asaltarla y a pesar de que su intención estaba muy lejos de hacerle daño,
aquello lo había conducido directo al desastre.
En el caso de Andrei, todo
indicaba que la chica se sentía atraída por él pero del mismo modo y aun cuando
a Iyul le constaba lo mucho que Andrei había luchado en contra de lo que
sentía, igual terminó muerto en los brazos de ella. De modo que entendía la
urgente necesidad de llevarse a Dylan de allí, tan lejos y tan pronto como
fuese posible.
Pero mientras los hermanos
sostenían esta conversación, Dylan sostenía una de naturaleza muy diferente con
Yvaylo. Esa mañana cuando Dylan bajó y al notar que Lucien no estaba a la
vista, decidió que era un buen momento para hablar con Yvaylo.
-
Yvaylo -- llamó antes de entrar a la caballeriza
-
¿Ak sarì?
-
Dado que estás y que yo lo sé, no veo la necesidad de que permanezcas
invisible y en silencio
-
Dhavjà sarì, pero no deseo importunarte, solo cumplo con mi obligación
-
Espero que estemos de acuerdo en que estoy muy lejos de parecerme a
Luciano -- y una sonrisa asomó a los labios de Yvaylo
-
Sin duda alguna
-
Bien, entonces y como asumo que eres buen jinete, me gustaría que me
acompañases
-
Si ese es tu deseo, cuenta con ello
Como ya el mozo tenía otra montura
ensillada por si Lucien aparecía, no tuvieron que esperar y salieron
inmediatamente. Después de un muy breve
tiempo de charla más que todo acerca de la propiedad, Dylan abordó lo que en
realidad le interesaba.
-
¿Yvaylo, estás de algún modo obligado a obedecerme?
-
Por supuesto, siempre y cuando tus órdenes no atenten contra la seguridad
de la familia ni contra la tuya -- aclaró Yvaylo
Yvaylo le llevaba a Dylan demasiados
años de ventaja, aparte de haberse pasado media vida luchando contra las
necedades de Lucien, de modo que estando seguro de a qué obedecía el repentino
interés de Dylan en lo que podía o no podía ordenarle, decidió dejar bien claro
el asunto.
-
Puedo entender tus motivos Rybik, pero si estás pensando en ordenarme
dejarte ir solo a ver a Swaney, la respuesta es no -- y
como Dylan no dijo nada continuó -- Como dije puedo entender tus motivos, pero me
pregunto qué piensas lograr, porque sé que eres inteligente y sabes que aunque
a Swaney le encantaría matarte solo por causarle dolor a Iziaslav, no es tan
idiota como para hacerlo
-
Solo intento proteger a mis amigos Yvaylo, y aunque posiblemente tengas
razón y él no se avenga a dejarlos en paz, al menos voy a intentarlo.
No hablaron más del asunto
sino que en el camino de vuelta Yvaylo lo sorprendió con parte de la historia
de su país que ni él mismo conocía.
Dylan estuvo ocupado durante
la mañana hablando con el señor Hegel y luego con el administrador de
Livingstone para informarle acerca de su decisión de poner todo en manos del
anterior, algo con lo que el hombre no se mostró especialmente satisfecho y
antes de que se enfrascase en una acalorada exposición de motivos, Dylan
suprimió esos pensamientos y luego lo dejó en compañía de Hegel para que lo
pusiese al tanto de todo lo necesario. En su conversación previa con su nuevo
empleado, se había enterado que si bien no tenía hijos sí tenía una pareja, de
modo que ordenó al administrador se le proveyera de una vivienda, algo por lo
que Hegel se mostró sumamente agradecido.
Esa tarde recibieron la visita
de Kendall y aunque estuvo toda la tarde con ellos, rechazó quedarse para la
cena pero quedó con Dylan en que al día siguiente irían juntos a dar el
habitual paseo matutino. Aquello encendió las luces de alarma en el cerebro de
Lucien, porque como bien había dicho Iyul, el tener una amante no era nada
considerado fuera de lo ordinario, de modo que Kendall podía en forma
inadvertida hacer algún comentario acerca de la damita en cuestión y no porque
se sintiese inclinado a hacer confesiones de aquel estilo, pero cualquier cosa
que dijese despertaría la curiosidad de Dylan que no tendría inconveniente
alguno en ver lo que su amigo no
dijese. De modo que ya estaba pensando que aunque Arlingthon seguía
resultándole desagradable, los acompañaría a la mañana siguiente, pero el
asunto quedó resuelto cuando Kendall invitó a Iyul, así que Lucien se
tranquilizó, porque sabía que su hermano podría hacerse cargo de la situación
librándolo de tener que soportar la compañía de aquel sujeto por más tiempo del
estrictamente necesario.
A pesar de que eso había
quedado resuelto, siguió pensando en la mejor manera de sacar a Dylan de
Inglaterra, porque mientras permaneciese allí continuaría siendo un peligro
latente por todos lados.
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