Bodas de Sangre

Bodas de Sangre
Una vez superados los obstáculos ayudado en su mayor parte por Dylan, Kendall logró finalmente contraer matrimonio con Sophie. Después de la boda, Dylan emprenderá un nuevo, inesperado e insólito camino a través de un mundo del que no tenía ni idea de su existencia, mientras que la nueva pareja parte rumbo a Inglaterra para dar comienzo a un matrimonio que todos se preguntan cómo va a terminar siendo que dio inicio con unas Bodas de Sangre

miércoles, 9 de julio de 2014

Cap. 27 El tiempo sigue su curso…



Sophie estaba sentada frente al espejo cepillándose su largo cabello y hacía un repaso mental de su vida durante los últimos años. A pesar de las muchas pérdidas que había sufrido a lo largo de su infancia y en los primeros años de su matrimonio, la última década podía decir que había sido feliz.

Miró con cariño la carta que había estado leyendo y sonrió. La misiva era de Brian y sin proponérselo su mente comenzó a vagar entre los recuerdos. Ya Brian tenía dieciocho años y a pesar de que Sophie inicialmente pensó que el chico sería exactamente igual a su padre, esto no había resultado así, porque a medida que se había ido desarrollando se fueron perdiendo los rasgos que lo identificaban con Kendall y aunque Sophie no había conocido a la madre de Brian, estaba segura que él era muy parecido a ella.

En el carácter tampoco existía mucha conexión, aunque el chico exhibía la misma facilidad de palabra de su padre y habiendo recibido la mejor educación, estaba versado en un sin fin de temas que hacían de su charla una experiencia muy amena. En lo que sí parecía haber heredado el talento de su padre, era en su capacidad para atraer al sexo opuesto. Brian había comenzado a alternar en sociedad el año anterior y a juzgar por lo que le contaba Kendall y lo que leía en los diarios, no podía estarle yendo mejor. En lo que Sophie leía con cierto desagrado, se lo describía como el soltero más codiciado de la temporada y a aunque Kendall se estaba viendo muy presionado por sus conocidos y amigos para que comprometiese a su hijo en matrimonio, esto era algo que debido a su propia experiencia y a los consejos de Sophie, él se había negado a hacer. Había decidido darle al menos una oportunidad a Brian para que conociese a alguna joven que fuese de su agrado, aunque no se lo había dicho de ese modo.

No obstante, ya iba siendo tiempo de tomar una decisión y Brian no había manifestado interés por ninguna chica en particular, y en opinión de Sophie eso obedecía a que ninguna cubría las expectativas de Brian, así como opinaba también que la chica que finalmente resultara electa sería enormemente afortunada, y no porque Brian fuese el heredero del título, sino porque seguía siendo el mismo chico dulce, atento y sumamente delicado que Sophie había conocido.

Brian se llevaba muy bien con su padre y adoraba a sus hermanos, pero su locura seguía siendo su madre.

Christopher estaba a punto de cumplir catorce años, era un jovencito alto y rubio como Kendall pero con los ojos azul oscuro de Sophie, y sus rasgos estaban a medio camino entre los de su padre y los de su madre. Era despierto y curioso, pero a diferencia de Brian quien nunca mostró mayor interés en las actividades de la corte, aquel chico parecía haberse dedicado a estudiar exclusivamente todo lo concerniente a los linajes e historias de todos los miembros pasados y presentes de la nobleza inglesa. Era un modelo de corrección y buenos modales y sin duda tendría tanto o más éxito que su hermano mayor cuando fuese su turno de integrarse a la vida cortesana. Christopher había sido escogido por su tío Arthur como heredero de su título cuando tenía apenas cinco años, porque hasta la fecha no había tenido descendencia masculina y aunque Kendall le había dicho que era pronto para darse por vencido, Arthur siempre había sido en extremo previsor, y a la luz de los hechos posteriores quedó demostrado que había estado acertado, ya que relativamente poco después Arthur contrajo una severa pulmonía de la que no logró recuperarse y la que finalmente le causó una prematura muerte. De modo que Christopher se convirtió en el nuevo Conde de Durham a la edad de ocho años.

Y Derek Arlingthon era un caso perdido en todos los aspectos posibles. En breve cumpliría trece años y era una copia en miniatura de Kendall, pero el parecido no era solo físico, sino que exhibía el mismo carácter, los mismos gestos y hasta las mismas manías de su padre. Pero si Christopher mostraba mucho interés en la vida social y Brian uno muy moderado, a Derek no podía haber nada que le importase menos. Era sumamente inteligente y aprendía casi sin esfuerzo, pero a pesar de ello ningún tutor parecía poder con él, porque aquel muchachito resultaba exasperante. Era imposible conseguir nada de él por la vía de la imposición, pero intentar razonar con él era igualmente frustrante porque solía usar su bien entrenada lengua para terminar siempre dejando a su interlocutor como un perfecto idiota.

Aparte de lo anterior, tenía la tendencia a desaparecer en el bosque arrastrando consigo al bueno de Chris y metiéndolo en los más horrorosos líos, y aunque culpable o no siempre terminaba reconociendo con la mayor desvergüenza haber sido el causante de los mismos, gracias a su astucia, labia y un encanto que derrochaba sin medida, solía salir bien librado de todo y sin duda alguna era adorado por todos los miembros de la familia.

El primer tutor que había tenido Derek tuvo un final trágico, porque una de las primeras cosas que advertía Kendall a los tutores de sus hijos, era que bajo ningún concepto les asistía el derecho de maltratarlos de ninguna manera. Kendall siempre hacía esta advertencia porque aquellos sujetos y él lo recordaba bien, tenían la odiosa manía de intentar hacer entender a los niños propinándoles dolorosos golpes con una vara, o tirando de sus orejas como si fuesen a desprendérselas. Sin embargo, aquel individuo debió tener algún serio problema de entendimiento, porque no solo desoyó la orden, sino que no se trató de una palmada o tirón de orejas, sino que abofeteó a Derek partiéndole el labio y dejándole la mejilla amoratada.

Kendall estaba en Londres pero en cuanto Sophie vio a su hijo, montó en cólera y se olvidó del hecho de que era una dama, de modo que luego de atender a Derek, se fue derecha hacia el estudio con Brian detrás intentado tranquilizarla pero con éxito nulo, desenvainó una ornamentada espada y marchó en busca del desgraciado tutor.

-         ¡Madre por favor!  --  exclamó Brian
-          
-         Vete a tu habitación Brian  --  le ordenó ella

Sin embargo, esa fue la primera y única vez que Brian la desobedeció. Sophie entró como un vendaval en la habitación del sujeto y sin molestarse en llamar siquiera. Sobra decir que el hombre saltó de su asiento más allá de la sorpresa.

-         Mi lady…

-         ¡Cállese y escuche!  --  lo silenció ella  --  Solo en caso de que desee conservar su miserable cabeza, abandonará mi casa en este momento
-          
-         Disculpe mi lady pero no creo…

Aquello fue un mal asunto, porque Sophie era una Saint-Claire y no se caracterizaba por su paciencia y en cambio sí por su habilidad con el objeto que tenía en la mano. De modo que avanzó hacia el hombre y le puso la punta de la espada en el pecho.

-         ¡Fuera!

De manera que el individuo fue literalmente sacado a punta de espada de la propiedad de los Arlingthon. Pero tristemente para él, Phillipe Saint-Claire estaba en Cleves y esa tarde cuando fue a Darnley a ver su hija y a sus nietos, al ver a Derek y enterarse de lo sucedido, sin decir ni media palabra salió a toda prisa y se fue en busca del desdichado. Por supuesto le tomó solo unos pocos minutos dar con él, ya que en le pueblo no había muchas opciones de alojamiento y sin duda el pobre sujeto quedó en condiciones lamentables después de la despiadada paliza que le propinó Phillipe.

No obstante, el hostelero le dijo que podía considerarse afortunado, porque Phillipe Saint-Claire tenía en su haber una indecente lista de cadáveres y considerando que a quien había agredido era a su nieto, le había ido demasiado bien. Sin embargo, el hombre no parecía ser de la misma opinión y en cuanto se recuperó de sus heridas, marchó a Londres en busca de Lord Arlingthon, porque en su opinión no había hecho nada malo y había sido tratado muy injustamente por Lady Arlingthon, y en forma decididamente criminal por Phillipe. Este razonamiento solo puso de manifiesto que el sujeto en cuestión debía tener algún serio trastorno, porque en cuanto le avisaron a Kendall que el tutor de su hijo solicitaba hablar con él y siendo que Kendall ya había sido advertido de lo sucedido, bajó hecho una furia y dispuesto a completar lo que Phillipe había iniciado, pero al ver las condiciones en las que aun se encontraba, aplaudió mentalmente a su suegro, se tranquilizó y echó al fulano aquel de su casa. Pero Kendall Arlingthon era vengativo, de modo que movió sus influencias y el individuo terminó en la Torre de Londres.

Derek pronto pareció olvidar todo el episodio con el desgraciado tutor, pero en realidad y a partir de entonces, odió por sistema a todos ellos y su única meta en la vida parecía ser hacerles la vida miserable.

Los tres chicos amaban con locura a su madre, pero de los tres, Derek era el único que se mostraba neciamente celoso con todo y con todos los que la rodeaban, desde su padre hasta las inocentes mascotas. Cualquier cosa o persona que despertase el interés de Sophie, automáticamente se ganaba la mala voluntad de Derek y el único que se salvaba de los celos del chico era su abuelo Phillipe, y nadie sabía la razón para esto. Desde que era un bebe, había tenido furiosos pleitos con Brian por la atención de Sophie, y aunque en un principio el asunto los divertía, después de un tiempo comenzó a preocuparlos. Afortunadamente Brian era muy paciente y tranquilo, de manera que procuró siempre no molestar a Derek en ese aspecto y todo marchó bien.

El día de su cumpleaños número diez y mientras su padre y su abuelo hablaban con Brian acerca de su próxima visita a Londres con motivo de comenzar a cumplir con su rol como futuro Duque de Darnley, Derek procuraba con ahínco fastidiar a Christopher que escuchaba con atención lo que le decían a su hermano mayor.

-         Qué fastidio contigo Chris  --  se quejó  --  ¿Qué te importa a ti eso?

-         Importa porque cuando yo…

-         ¡Apenas tienes once, hombre! ¡Faltan siglos para eso! --  exclamó y todos volvieron la mirada hacia el chico

-         Y a ti también debería importarte  --  siguió sermoneándolo Christopher

-         ¿Y a mí por qué?

-         Porque eres un Arlingthon y no puedes…

-         Espera, espera  --    lo detuvo  --  A diferencia de ustedes y gracias al cielo, no tengo que cargar con ningún título, y espero que tengan la decencia de seguir convenientemente vivos por lo menos hasta tener un heredero, porque no van a endilgarme a mí eso, ni la terrorífica necesidad de casarme con alguna dama que pueda resultar un monstruo.

En otras circunstancias o en otra familia, aquello habría resultado del todo inadecuado, tanto la conversación en sí, como el desvergonzado comentario, pero en lugar de ello, los padres y el abuelo de la criatura prorrumpieron en una sonora carcajada.

-         Si hay algo que jamás podrías negar, es que es hijo tuyo de los pies a la cabeza  --  dijo Sophie mirando a su esposo

-         Eso es obvio madre, no hay más que verlo  --  dijo Brian mientras Kendall aun reía

-         No lo digo solo por eso, sino porque tu padre sustentaba las mismas ideas a la edad de Derek y aun bastante después  --  aclaró ella sonriendo

-         ¿Lo ves?  --  le preguntó Derek a Christopher con voz triunfante

-         Pero con los años viene la madurez Derek  --  le dijo Kendall

-         Bueno, yo espero no tener esa desgracia, porque todo lo que quiero es irme con el abuelo a Francia, conocer a las lindas señoritas francesas y…

-         ¡Derek!  --  exclamaron Brian y Christopher al mismo tiempo y mirando a su madre con consternación y vergüenza ajena

Sin embargo, Sophie estaba mirando a su padre con reprobación, porque sin duda aquellas ideas solo podían provenir de ese cerebro. Kendall estaba a medio camino entre la risa y el asombro, mientras que el mencionado abuelo hacía infructuosos esfuerzos por ocultar la risa.

Por supuesto Sophie tenía razón, porque Phillipe adoraba a sus tres nietos pero con Derek había perdido por completo la cabeza. Phillipe quería muchísimo a Brian y a Christopher y de hecho sus relaciones con Brian habían sido excelentes porque había sido el primer chico sobre el que había podido volcar tanto las enseñanzas como el amor que no pudo darle a un hijo propio. De Christopher le gustaba su sed por aprender y en conjunto se llevaba bastante bien con él.  Pero cuando nació Derek, Phillipe había estado en Francia debido a la muerte de Marie y había pasado más de un año sin volver a Inglaterra y cuando regresó ya el niño tenía aproximadamente un año. Pero desde que vio a su nieto menor se estableció entre ellos una empatía y una unión tales, que  Phillipe casi termina por mudarse a Darnley. Y desde que  Derek cumplió tres años, solía llevárselo con él a Cleves, y pasaba días sin devolverlo para gran consternación de Sophie, pero finalmente se habían acostumbrado a aquello. Phillipe se dedicó con tanto ahínco a Derek, que prácticamente dejó de ir a Francia, porque cada vez que tenía que separarse de él se sentía miserable. De modo que sin duda la mitad de la formación del pequeño demonio como lo llamaba cariñosamente su padre, y absolutamente todo a nivel académico, se lo debían a Phillipe, ya que los tutores tenían muy escaso éxito con el chico. Aparte de esto, Derek a los cinco años ya sabía como manejar una espada, montar y un sin fin de cosas más que eran impropias de su edad pero que su abuelo juzgó conveniente enseñarle.

Lo que nadie sabía hasta la fecha, era que Phillipe aunque había estipulado una repartición bastante justa de sus bienes entre los tres chicos, había decidido cederle sus títulos a Derek, y de momento pensaba que era mejor que nadie lo supiese. Ya había planeado con todo cuidado que en cuanto el niño tuviese la edad apropiada, lo llevaría con él primero a Francia, naturalmente, para que viese de cerca todo el legado familiar y despertase con ello el amor por sus raíces. Luego harían un recorrido por las cortes europeas y en el momento oportuno, le informaría que era el heredero de sus títulos.  Acerca del viaje obviamente si estaban todos informados, y a eso obedecía la desesperación del chico porque llegase el momento de partir, pero de que Phillipe había decidido que Derek Arlingthon sería el futuro Archiduque de Lothringen y Conde de Cleves, nadie tenía ni la menor idea.


Maurice, Madeleine y Jacques, habían estado en diversas oportunidades de visita en Inglaterra, y para Madeleine había resultado aparte de grato, muy tranquilizador el ver a Sophie feliz. En uno de sus primeros viajes que fue efectuado mucho después de la muerte de su madre, en una conversación que tuvo con su prima, ésta le manifestó que aunque estaba muy feliz con todos sus hijos, lamentaba no haber tenido una niña.

-         Pero la tendrás  --  había dicho Madeleine de forma inmediata e inconsciente

-         ¿Cómo dices?

Madeleine se había quedado silenciosa y a continuación cerró los ojos. Sophie pensó que se había sentido repentinamente indispuesta, pero en realidad Madeleine estaba recibiendo imágenes que aunque algo confusas, sin duda eran de la futura hija de Sophie. Sin embargo, habían pasado cinco años desde que Madeleine le dijese eso, de modo que ya Sophie había perdido las esperanzas.

Sophie estaba perfectamente al tanto de lo mucho que había avanzado su prima en el terreno de las enseñanzas de Sara, algo que ella había abandonado en beneficio de atender a su matrimonio y a la crianza de sus hijos, aunque seguía siendo muy hábil para las curaciones y a pesar de que ya no mantenía charlas con los que fuesen sus primeros amigos de la infancia, todavía existía entre ella y cualquier criatura viva una especie de conexión especial, pero había aprendido a ser discreta con ello y Kendall parecía haberlo olvidado por completo.

Madeleine y Jacques al igual que Maurice, ya llevaban cerca de tres meses en Inglaterra, Jacques había ido un par de veces a Francia y había vuelto, y aunque Madeleine no participaba mucho de las temporadas sociales, Phillipe insistía en que se quedasen hasta el final de la misma, y si lo lograba, Sophie estaba segura que haría que se quedasen hasta el año próximo. Esta idea la hizo sonreír, porque aparte de alegrarle tener a su familia cerca, eso le daría más oportunidad para averiguar qué era lo que estaba preocupando a Madeleine y que hasta ahora se lo había ocultado con éxito a Sophie. No obstante, confiaba en que su padre lograse que se quedaran, porque él siempre conseguía lo que se proponía.
Sin embargo, en aquella oportunidad el destino tenía otros planes y Sophie no tendría ocasión de enterarse qué era lo que estaba preocupando a Madeleine, porque poco antes de que finalizase la temporada, Jacques recibió la noticia de que una de las propiedades en Francia había sido devastada por el fuego, muchas personas habían muerto y urgía su presencia allí. De modo que Madeleine se negó a dejarlo marchar solo y se fue con él.


Si Madeleine se hubiese quedado, posiblemente no habrían tenido lugar los acontecimientos futuros, pero la rueda del destino hacía mucho que se había puesto en marcha y simplemente seguía su curso.

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