Yvaylo hizo cuanto pudo por equilibrar
la energía de Dylan y aunque en cierta medida lo consiguió, siguió tras él en
previsión de lo que pudiese suceder, mientras que Lucien e Iyul permanecían a
unos pasos de él con los ojos fijos en la familia Arlingthon que estaba
haciendo su entrada en ese momento.
Vieron a Dylan saludar a su amigo y
luego se inclinó ante Lady Arlingthon pero evitando cuidadosamente los ojos de
la mujer, del mismo modo que suprimió la fórmula de besar su mano. Inmediatamente
después fijó sus ojos en el joven Lord Arlingthon.
-
Lamento
mucho su pérdida Lord Danworth -- escucharon decir a Brian
Pero tanto para Dylan como para los que
observaban con atención la escena y aunque Brian había dicho lo se esperaba,
fue evidente que no solo no lo lamentaba en lo más mínimo sino que estaba
molesto y que sentía una profunda antipatía por Dylan.
Los menores que era en los que se
concentraba la atención de la mayoría de los Lovets presentes, ya que estaban
al tanto que eran los que llevaban sangre Saint-Claire, se limitaron a dar la
mano a Dylan pero sin decir nada. Afortunadamente en ese momento venían
llegando otras personas y Dylan no se vio en la necesidad de extender el
diálogo con los Arlingthon y estos pasaron al salón.
-
¡Por
todos los cielos! -- susurró Iyul a su hermano
-
Sí,
ya lo sé -- dijo Lucien sin dejar de mirar a Dylan -- Es
su viva imagen.
Y ciertamente si había un rostro que
ninguno de ellos podría olvidar nunca era el de Seren Siglair, la mujer por la
que su padre había arruinado aun más sus vidas y que estaban viendo repetido en
Sophie Saint-Claire. Dos sujetos más que no habían anunciado su presencia a
nadie, también miraban con asombro a la misma persona. Uno de ello estaba
pensando que aunque había conocido a muchas Saint-Claire a lo largo de su vida,
absolutamente ninguna había guardado aquel parecido con Seren con excepción de
Sara – la abuela de Phillipe – y de forma casi inmediata escuchó al que estaba
a su lado.
-
Es…
es…
-
Sí,
se parece mucho pero NO es ella -- lo
interrumpió
Ese día mucho más temprano y para ser
exactos en la madrugada, Itlar se había presentado en Levzheir sorprendiendo a
Istvan.
-
¿Sker
advajèvka Itlar? -- preguntó poniéndose de pie
Considerando dónde estaban los
sizvitels, era lógica la preocupación de Istvan.
-
Todos
están bien, vengo a tratar otro asunto
Después de referirle con todo detalle la
conversación que habían mantenido Iyul y Lucien con relación a Lord Arlington,
Istvan guardó silencio un rato mientras repasaba mentalmente lo que sabían de
aquel hombre, pero al igual que Itlar y Misha no encontró nada ni en su pasado
ni en su presente, que lo indujera a pensar que representaba algún peligro.
-
¿Tú
qué piensas?
-
No
tengo elementos de juicio para creer nada como ya te he dicho, pero…
-
¿Pero…? --
insistió Istvan cuando Itlar se quedó en silencio
-
Istvan
si se tratase de otro podría atribuirlo a simple antipatía, pero es Lucien
-
Entiendo --
dijo Istvan acercándose a la ventana y luego de un momento se volvió de
nuevo hacia Itlar -- Me ocuparé de eso, por ahora vuelve con ellos
y no los pierdas de vista
-
Ak
sarì
Istvan lo pensó mucho antes de
trasladarse a Illir, lo que menos quería era darle otro motivo de preocupación
a Iziaslav y menos si este estaba directamente relacionado con Lucien, pero no
hacerlo podía ser aun peor si es que llegaba a confirmarse que Lord Arlingthon podía
ser un peligro en cualquier sentido.
Istvan permaneció largo rato mirando por
la ventana y recordando. Él había conocido a Lucien desde la cuna, Istvan e
Istval tenían doce años cuando nació el último hijo de Iziaslav y Gianna, lo
que fue celebrado con el mayor regocijo por todos los que servían a Iziaslav y
ellos como hijos de un Levjaner y pariente cercanos del Hlavary, tuvieron el
privilegio de ver al pequeño príncipe cuando solo tenía unos minutos de haber
nacido y en oportunidad de su presentación ante el consejo. Pero lo más
relevante y lo que nunca podrían olvidar los aykeris, fue cuando el Aridmi del
Ledviacir anunció que el recién nacido era portador del don de la percepción de
la esencia. En aquel momento ni Istvan ni Istval entendieron el por qué se
había hecho aquel pesado silencio entre los reunidos, porque si bien siendo
hijos de un Levjaner estaban siendo instruidos en todo lo relativo a los
misterios de Maikata Priroda para que en el futuro pudiesen desempeñarse según
lo que se esperaba de ellos, y sabían lo que era la esencia, en aquel momento aquel anuncio no les pareció nada tan
extraordinario. Sin embargo, una vez que volvieron a su avari Istvan decidió
preguntar.
-
¿Haryk,
por qué todos parecían tan sorprendidos cuando el Aridmi dijo que el kicyk
sizvitel era portador del don de percibir la esencia?
-
Porque
hace muchos años que nadie lo es y son extraordinariamente pocos a los que
Maikata Priroda se los ha concedido.
-
Pero
nos enseñan que una vez que alcanzamos el control de nuestra mente, podemos ver
la esencia de las personas
-
Podemos
ver pero no percibir su esencia
-
¿Y
no es la misma cosa? -- preguntó Istval con su proverbial
informalidad
-
No,
lo que nosotros podemos ver es el destello luminoso que rodea a la persona y
según su color podemos determinar algunos aspectos de su personalidad, pero
también sabemos que esto puede variar de acuerdo a las emociones o vivencias de
un momento determinado. Como acabas de decir, con la preparación adecuada
estamos capacitados para ver eso, pero lo que el sizvitel posee es el poder de
ver la esencia misma y no el simple reflejo de la energía magnética, por lo que
podrá percibir y predecir con total exactitud el comportamiento pasado,
presente y futuro de cualquier individuo. Este es un don muy raro que esta
relacionado directamente con el elemento Éter, y como les acabo de decir, han
sido muy pocos los portadores del mismo.
Quizá en aquel entonces ni él ni su
hermano le dieron el justo valor a aquello, pero con los años, la capacitación
y la experiencia, aprendieron que el don de Lucien era realmente algo
extraordinario y tuvieron la oportunidad de comprobarlo de primera mano con
Seren, ya que cuando Lucien la vio por primera vez predijo con total exactitud
que sería la causante de su desgracia y la de todos los suyos. Cabe destacar
que la había visto primero que su padre y que de no haber sido por los Levjaner
que los acompañaban en esa oportunidad, la habría matado en el acto, lo que a
la luz de los hechos posteriores fue algo que Lucien jamás pudo perdonarse ni perdonarles.
Sin embargo, aquello era algo que se
daba con poca frecuencia y a pesar de que era un don natural, para desarrollarlo
como era debido Lucien debía haber seguido estudios formales en esa área y como
no lo había hecho, normalmente lo ignoraba, aparte del hecho de que con su
posterior transformación las cosas variaron mucho y aunque no dejó de poseer el
don, con los Devrigs era mucho más difícil. No obstante, que hubiese mostrado
un rechazo tan abierto hacia Lord Arlingthon, hacía que las alarmas se
encendiesen en los Lovets y más aún cuando aquel sujeto estaba ligado a un
peligro potencialmente mayor como era el estar casado con una Saint-Claire y
ser el padre de otros dos. De manera que finalmente Istvan había partido para
Illir y luego de haber informado a Iziaslav de esta novedad, ambos se
encontraban ahora en aquel salón e Iziaslav acababa de llevarse una enorme sorpresa
al ver a Sophie. De tal suerte que Istvan pensó que el asunto se complicaba con
cada minuto que pasaba.
Dylan por su parte se sentía
terriblemente mal, aunque Istvan le había explicado con todo detalle cuál sería
su situación en presencia de Sophie, una cosa era saberlo y otra muy distinta
vivirlo. El pobre sujeto se sentía casi enfermo, todos sus instintos se habían
despertado de una manera salvaje con su cercanía y cada centímetro de su
persona clamaba por abrazarla, por sentir sus labios y acariciar su piel.
-
Dylan --
dijo Iyul a su lado -- ¡Dylan reacciona!
Al ver la situación, Lucien dejó a Iyul
con Dylan y se interpuso en el paso de Kendall para que no llegase hasta él.
-
Lord
Arlingthon -- dijo haciendo una
inclinación de cabeza
-
Conde --
dijo Kendall a su vez correspondiendo al saludo
-
Aunque
sea en tan penosas circunstancias, me alegra verle de nuevo --
mintió Lucien con el mayor descaro y desplegando sin consideración
alguna todo su encanto personal y del que estaba perfectamente al tanto que las
personas no podían sustraerse
Después de su último encuentro, Kendall
había modificado la opinión que tenía de Luciano Franceschi, sin duda éste se
había aplicado a mostrar su lado más amable y carismático en esa ocasión
ganándose sino la simpatía de Kendall, al menos que ya no lo mirase con la
antipatía de antes, aunque en el caso de
Lucien siguiese sintiendo lo mismo por él. De modo que mientras la sonrisa de
Kendall era sincera, la de Lucien no.
-
Permítame
presentarle a mi hijo -- estaba diciendo Kendall, ya que Brian se
había acercado a ellos -- Brian el es Luciano Franceschi Conde de
Cagliari y amigo personal de Lord Danworth
-
Lord
Arlingthon -- saludó Luciano, pero Brian aunque extendió en
forma distraía su mano, estaba mirando alternativamente a éste y a Iyul que
estaba un poco más allá con Dylan
-- Es mi hermano Giulio,
milord -- aclaró innecesariamente Lucien
-
Por
supuesto, lamento la indiscreción pero nunca había visto a unos gemelos, espero
no me juzgue usted demasiado impertinente Conde
-- se disculpó Brian
-
De
ninguna manera milord -- dijo Lucien exhibiendo su encantadora sonrisa
y sin aclarar que Iyul y él no eran en lo absoluto gemelos, ya que no vio
necesidad para ello, pero también tuvo que tirar de todo su autocontrol, porque
apenas hizo contacto con la mano de Brian, su imagen quedó velada por una
“cortina” roja
-
¿Nos
acompaña? -- preguntó Kendall --
Estoy seguro que a mi esposa le gustaría saludarlo
Inmediatamente Luciano desterró aquella
idea de la cabeza tanto del padre como del hijo y un minuto después se estaban
despidiendo y cambiando de dirección olvidándose por el momento tanto de él
como de Dylan.
Un poco más allá, la pareja que había
sido motivo de discusión entre los Lovets miraba con atención a Dylan y a los
dos príncipes que hasta ese momento no se habían apartado de él, pero justo en
el momento en el que llegaron los Arlingthon, la mujer sonrió y miró a su
compañero.
-
Bueno,
creo que llegó el momento de presentar nuestras condolencias a Lord Danworth
-
Te
quedarás exactamente donde estás, porque no es para eso que estamos aquí --
dijo a su vez el hombre
-
Vamos
Edward, es un funeral -- dijo con fastidio -- Ya
es algo bastante aburrido, al menos déjame procurarme algo de diversión
-
Ann,
comprendo que seas incapaz de controlar tu insaciabilidad, pero al menos
deberías tenerle aprecio a tu estúpida cabeza. Ese no es cualquier individuo con el que puedes divertirte, es un
Yaroslávich y uno muy importante hasta donde sabemos. Así que no me obligues a
utilizar otros medios
-
¿Me
estás amenazando Edward?
-
Me
alegra que al menos lo hayas entendido, y por tu propio bien deberías recordar
también que si los Yaroslávich en general aunque esto no aplica a los príncipes
por supuesto, no tienen mucho reparo en llevar a su cama a una Savaresce, no sucede
lo mismo con las Lothian y tú eres una
Istval que escuchaba con atención la
conversación de la pareja, ya estaba al tanto de que seguían siendo lo que
siempre habían sido, simples peones de ajedrez y no estaban allí con otro fin
que no fuese el de observar y nada más. Así como no había información
sustancialmente importante en ninguna de las dos cabezas. Evidentemente Lothian
no era tan estúpido como para confiar nada importante a aquellos dos y todo lo
que quería era que le llevasen información acerca de lo que viesen o
escuchasen.
Edward Rastell barón de Bedyll, era un
Devrig bastante antiguo aunque no había adquirido mucha jerarquía dentro del
Clan de los Lothian. Swaney lo utilizaba más que todo como espía ya que era un
hábil cortesano. Y Ann Rastell originalmente Ann Guiford, hacía las veces de
Lady Rastell aunque en realidad no había nada parecido a un matrimonio entre
ellos.
Habitualmente Istval se habría dejado
ver solo por fastidiarlos, pero en aquella oportunidad decidió que lo mejor por
el momento era no revelar su presencia, ya que el hecho de que un Korsacov
estuviese allí los pondría en sobre aviso y esto le restaría oportunidad de
descubrir qué se traía Swaney ahora.
Istvan había aprovechado un momento en
el que Kendall se había apartado nuevamente de su esposa y se había acercado a
él. Sin embargo, toda su habilidad no reveló nada que no supiese ya por boca de
sus hombres. Kendall Arlingthon era un sujeto común y corriente, y tanto su
actitud como sus emociones se correspondían con lo que podía esperarse de él.
De modo que fuera lo que fuere lo que Lucien había percibido, solo él lo sabía
y a menos que lo dijese explícitamente, no tendían otro modo de averiguarlo.
Desvió su atención hacia su hijo, un joven que en condiciones normales podría
resultar agradable pero que en aquel momento estaba atravesando por una crisis
emocional que podía convertirlo en un peligro para sí mismo.
Con un poco más de cuidado se aproximó a
los niños. Saint-Claire sin duda alguna pensó, pero en el caso del menor
parecía haber heredado muy poco del padre, aunque su apariencia física era casi
la misma no sucedía lo mismo con su esencia, ya que esta despedía pura energía
Saint-Claire.
Con mayor cautela aun, intentó acercarse
a Sophie pero cuando estaba a unos cuantos metros, ésta se giró en forma
violenta y aunque obviamente no podía verlo, le quedó claro que podía sentirlo,
de modo que se alejó con rapidez. Yvaylo había tenido razón, tal vez ella no
estuviese debidamente entrenada en las artes para las que había nacido pero no
por eso era menos peligrosa.
Iziaslav por su parte y aunque
originalmente había decidido ir con Istvan para ver por sí mismo a Lord
Arlingthon, había perdido el interés por éste y seguía con atención los
movimientos de Sophie sin poder despegar los ojos de los suyos. Había pasado
una ingente cantidad de años desde la última vez que viese uno iguales, y a
pesar de saber que no se trataba de ella, todo, desde su apariencia física
hasta lo que podía ver de su energía le estaba gritando que sí lo era. Iziaslav
había evitado con diligencia acercarse a ningún Saint-Claire después que el
último de sus hijos concebidos con Seren había muerto. Habían sido solo tres, y mientras vivieron él
hizo todo lo que pudo por acercarlos a su familia aun sabiendo que ninguno de
sus otros cuatro hijos los aceptaban de buen grado, pero bien fuese por esto o
simplemente porque tampoco pudieron perdonarle haberlos dejado sin madre, ellos
nunca más aceptaron verlo. De modo que una vez que murieron, el cejó en su
empeño y no intentó acercarse a ninguno de sus descendientes. Ahora se
preguntaba si todos habían guardado aquel extraordinario parecido con Seren.
Y el centro de toda aquella atención y
revuelo, Sophie Saint-Claire estaba en un estado de incomodidad y alteración
que equivocadamente había relacionado con el hecho de volver a ver a Dylan. Ya desde el momento en el que se había
enterado de la muerte de Lady Danworth y cuando Kendall le informó que Dylan
estaba en Livingstone, se sintió nerviosa y de haber podido negarse a ir lo
habría hecho. Sin embargo, se había armado de valor para cumplir con sus
obligaciones, pero cuando Kendall la ayudó a bajar del carruaje, sintió que las
piernas le fallaban y el incontenible deseo de volver atrás. La situación no
mejoró cuando lo vio y aunque por algún motivo él parecía decidido a no mirarla
y agradeció en silencio que ni siquiera la tocase, experimentó la misma extraña
sensación que la última vez que lo había visto y que era como si no se tratase
de él.
-
¿Madre? --
escuchó en forma lejana -- ¿Madre te encuentras bien? -- estaba preguntando Brian
-
Sí
por supuesto -- contestó ella
-
Nadie
puede estar bien vestido de esta forma
-- dijo a su vez Derek mientras
intentaba quitar la presión de su cuello con un dedo
-
¡Derek
Arlingthon! -- susurró con apremio Christopher
-
¿Qué? --
preguntó el chico con fastidio
-- Todo esto parece hecho con el
único fin de impedirte respirar y que termines tan muerto como…
-
¡Derek! -- lo
silenció Brian
-
Conozco
a un sujeto que pensaba de igual manera a su edad -- dijo Kendall que se había acercado de
nuevo a su familia y sonrió mirando en dirección a donde se encontraba
Dylan -- ¿Lo recuerdas Sophie?
Y ciertamente ella lo recordaba. A su memoria
acudió el recuerdo del Dylan niño, el terrible aspecto que presentaba el día
del funeral de su madre y lo disgustado que estaba por tener que vestir de
aquella incómoda manera. Sin embargo, el adulto no guardaba ninguna semejanza con
que el que vivía en sus recuerdos.
-
Bueno
eso demuestra que tengo razón -- dijo Derek
Sophie seguía mirando a Dylan con
disimulo y se preguntaba qué estaba haciendo Dylan con su vida, porque fuese lo
que fuere, seguía presentando casi el mismo aspecto que dieciséis años atrás. Yvaylo
captó ese pensamiento y sintió mucha consternación, porque eso significaba que
no estaba haciendo bien su trabajo.
-
No
se trata de eso -- escuchó que decía Itlar --
recuerda que es una Saint-Claire
-- y unos segundos después Istval
apareció a su lado
-
¿Cuál
es la emergencia? -- preguntó con su habitual tono de fastidio
-
Necesitamos
que pongas en práctica tu habilidad
-- dijo Itlar e Istval sonrió
-
¿Cuál?
Porque tengo muchas -- dijo con diversión
-
No
estamos para bromas Korsacov -- lo reprendió Itlar
Unos minutos después cuando Kendall se
había apartado de Sophie para ir a saludar a unos conocidos, ella por un
momento creyó que Dylan se aceraría a ella, pero él cambió de dirección y ella
fijó sus ojos en él notando ahora que estaba más cerca que si bien seguía
conservando la misma apostura de antes, ya se veían hilos de plata en su negro
cabello y ciertamente la lozanía de la piel juvenil había desaparecido. Un poco
más allá Yvaylo soltó el aire y escuchó una risa burlona a su lado.
-
Vanedharma --
dijo Istval y desapareció
Un momento después, Derek y Chris siendo
niños, se habían apartado de sus padres y se divertían a su manera, aunque
Christopher no estaba muy de acuerdo con su hermano había preferido seguirlo
que arriesgarse a que hiciese algún disparate.
En ese momento miraban unas espadas enjoyadas que adornaban una pared.
-
¡Wow! --
exclamó Derek cuyo amor por las cosas hermosas había sido celosamente
cultivado por su abuelo -- ¿Cuántos años crees que tengan?
-
Creo
que algo más de unos trescientos años
-- los sorprendió una voz a sus
espaldas
-
¡Milord! -- se
apresuró a disculparse Christopher
-- Lamentamos mucho…
-
¿Lamentamos? -- lo
interrumpió Derek -- Si no hemos hecho nada malo
-
Tu
hermano tiene razón -- dijo Dylan con diversión -- No
están haciendo nada indebido.
Se entretuvo un rato con ellos mostrándoles
algunas otras reliquias familiares hasta que apareció Brian que había estado
buscando a sus hermanos.
-
Lamento
si lo han estado incomodando milord
-
Descuida,
no lo han hecho -- dijo Dylan
-- Tuvimos una agradable
conversación
Y realmente lo había pasado mejor con
los chicos que en el lugar de donde había huido en cuanto se le presentó la
oportunidad.
-
Nuestra
madre los está esperando -- le dijo Brian a los niños
Pero antes de marcharse, ambos niños
agradecieron a Dylan la charla y el pequeño tour que les había dado.
-
Ha
sido un placer -- dijo él cuando le daba la mano a Derek y
luego bajó la voz -- Y quiero que sepas que estoy absolutamente de
acuerdo contigo, estas cosas son insoportables
-- le dijo sonriéndole en forma
cómplice mientras se señalaba el cuello de la camisa y le guiñaba un ojo
Derek sonrió complacido y se marcharon
con Brian mientras Dylan se preguntaba por qué razón le resultaba tan antipático
al hijo mayor de su amigo, ya que era algo que por mucho que el chico se
hubiese esforzado en ocultar y no se estaba esforzando, era para él fácilmente
perceptible. Pero no sabía en ese momento, que algún día llegaría a odiarlo
tanto o más de lo que Brian podría odiarlo nunca.
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