Bodas de Sangre

Bodas de Sangre
Una vez superados los obstáculos ayudado en su mayor parte por Dylan, Kendall logró finalmente contraer matrimonio con Sophie. Después de la boda, Dylan emprenderá un nuevo, inesperado e insólito camino a través de un mundo del que no tenía ni idea de su existencia, mientras que la nueva pareja parte rumbo a Inglaterra para dar comienzo a un matrimonio que todos se preguntan cómo va a terminar siendo que dio inicio con unas Bodas de Sangre

viernes, 25 de julio de 2014

Cap. 44 ¿Inesperado…?



Si bien Sophie se ocupaba como era su deber, de las obras humanitarias con relación a todos los habitantes del feudo, aparte de ello no tenía mucho más qué hacer, no había cultivado amistades y la única a la que habría podido considerar como tal era Lady Dearborn, pero la buena señora había muerto hacía varios años ya. De modo que en esos momentos Sophie aparte de la enorme soledad que sentía, estaba tremendamente triste, se sentía engañada, traicionada y abandonada. Se suponía que una dama no debía darse por enterada de las aventuras de su marido, pero ese era un juego para el que ella no estaba hecha. Aunque sabía y siempre lo había sabido, que aquello era práctica común, siempre creyó que el amor de Kendall era diferente y que nunca sería capaz de algo así. Ya se encontraban a finales de otoño y Kendall no solo aun no había vuelto a casa, sino que no lo había hecho en todos aquellos meses.

Ella amaba a sus hijos pero los niños estaban creciendo y cada vez pasaban menos tiempo con ella. Dividían su día entre las clases y sus paseos por los alrededores, y dentro de poco también tendrían que integrarse a las actividades que su posición les exigía. Ella sabía que se encontraban siempre con Dylan, y a pesar de la evidente antipatía que él parecía haber desarrollado hacia ella, llegó a desear que por lo menos él la visitase alguna vez aunque tuviese que aguantar sus ácidos comentarios, pero fue algo que nunca ocurrió.

También echaba mucho de menos a su padre, Phillipe llevaba más de un año en Francia y aunque le escribía con mucha frecuencia, no había mencionado que tuviese intenciones de volver pronto.

Brian pronto cumpliría un año de haberse marchado también y él escribía mucho menos que Phillipe, pero aunque Sophie se alegraba de que estuviese bien, igualmente lo echaba mucho de menos. De modo que en conjunto, su vida se había vuelto vacía y muy solitaria.

Un día de finales de otoño, entró a la habitación de Christopher y el chico arrugó el entrecejo al verla entrar.

-         Madre, ya no soy un niño, así que te agradecería no irrumpir en mi habitación de ese modo

-         Lo siento Chris  --  dijo ella apenada  --  Solo quería saber cómo te sentías después de lo sucedido ayer.

-         Me siento bien madre, ya te dije que Lord Danworth fue muy amable al prestarme su chaqueta, así que no hay motivo para que te preocupes.

Sophie abandonó la habitación de su hijo con un creciente sentimiento de pesar, porque ciertamente ya no eran niños, Christopher acababa de cumplir dieciséis años y su pequeño Derek quince. En ese momento recordó que Dylan y Kendall tenían solo uno o dos años menos que sus hijos ahora, cuando ella los había conocido, y la nostalgia la golpeó con saña haciéndola desear retroceder en el tiempo.

Esperó a que sus hijos bajasen para desayunar y como de costumbre el más conversador fue Derek.

-         En mi opinión fue una suerte que Luciano estuviese allí y reaccionase tan de prisa  --  le estaba diciendo en ese momento a su hermano con relación a lo sucedido el día anterior

-         En primer lugar si no hubiese sido lo suficientemente necio como para escucharte, nada de eso habría sucedido  --  dijo Chris de mal humor  --  Tanto Lord Danworth como el Conde nos lo advirtieron

Ya Sophie se había acostumbrado a que mientras Derek hablaba de ellos con mucha familiaridad, Chris siempre intentaba conservar las formas, aunque ella sospechaba que lo hacía solo en su presencia, porque en ocasiones se le había salido llamar a Dylan por su nombre.

El desayuno terminó como de costumbre, con Chris riñendo a Derek y éste burlándose de su hermano. Luego se retiraron a sus clases y Sophie pasó la mañana atendiendo a sus deberes y una vez finalizado el almuerzo los chicos salieron como era habitual y ella se fue al salón a leer un rato.  Antes de retomar la lectura del libro, le dio una mirada a la prensa pero cuando estaba por dejarla, su corazón se encogió al tropezar con un artículo que reseñaba una cena reciente a la que había asistido Kendall, y en el mismo hacían velada alusión a su cercanía con cierta joven duquesa. De pronto Sophie sintió que el mundo se cerraba a su alrededor, se levantó y buscó salir al exterior. Una vez fuera corrió hacia las caballerizas, ordenó que le preparaban un carruaje ligero aunque una vez en él no sabía donde ir. Sin embargo, de forma instintiva tomó el camino a Cleves.

Por insistencia de Lucien, Dylan había terminado por salir para encontrarse con sus jóvenes amigos. Los chicos se sintieron mortificados cuando Dylan les informó que Luciano estaba indispuesto, e incluso mostraron su interés en ir a verlo pero Dylan los disuadió de aquello esgrimiendo que podía ser contagioso.

Ambos hermanos ya se habían acostumbrado a ver con frecuencia a Itlar y a Yvaylo, y aunque en un principio les inspiraban cierta desconfianza aquellos extranjeros, habían terminado por habituarse. Itlar solía ser muy silencioso aunque siempre respondía con amabilidad a sus preguntas, mientras que Yvaylo era no solo mucho más afable sino decididamente bromista, por lo que a los chicos les caía mejor especialmente a Derek. No obstante, ambos Levjaner continuaban teniendo muy presente que aquel par de jovencitos seguían siendo Saint-Claire.

-         Creo que no fue buena idea salir hoy y deberían volver a casa --  les dijo Dylan y ellos lo miraron con extrañeza  --  Se avecina una tormenta  --  les aclaró

Esto era algo a lo que también se habían acostumbrado e incluso se lo habían comentado a su madre, quien solo sonrió y les dijo que desde que era pequeño Dylan solía predecir aquello con bastante precisión. Pero aunque Chris se mostró inmediatamente de acuerdo, Derek no tenía ningún interés en ir a encerrarse en casa tan pronto. Sin embargo, el ánimo de Dylan parecía estar tan gris como el tiempo, de modo que los chicos se dedicaron a conversar con Yvaylo mientras Derek que nunca podía estarse mucho tiempo quieto,  saltaba de un lado a otro.

En un momento determinado Dylan escuchó el ruido de cascos y las ruedas de un carruaje, y pareciéndole extraño se desvió a averiguar aunque no debió haberlo hecho, porque en cuanto la vio se quedó paralizado, pero lo verdaderamente lamentable fue que vio con toda claridad sus lágrimas y esto lo impulsó a seguirla. En apariencia se dirigía a Cleves pero antes de llegar detuvo el carruaje, bajó de él, se dejó caer al suelo y escondió el rostro entre las manos.

Dylan sabía que no debía acercársele, pero pudo más su necesidad de brindarle algún consuelo que su instinto de conservación. No obstante, hizo cuanto pudo por al menos guardar las formas y cierta distancia.

-         ¿Puedo ayudarla Lady Arlingthon?

Lo último que Sophie esperaba escuchar era la voz de Dylan, en realidad no esperaba encontrarse a nadie y ni siquiera tenía un plan en concreto, simplemente y de forma inconsciente había tomado el camino al que fuese su hogar, pero de pronto al llegar allí y ver el árbol donde ella y sus dos amigos de la infancia habían grabado sus nombres, se detuvo. Sin embargo, al escuchar la voz levantó el rostro y a Dylan le dolió el corazón al ver y sentir tanto dolor y por su cabeza pasaron mil ideas incluido el hecho de que a Kendall le hubiese sucedido algo.

No obstante, y aunque le costó algún esfuerzo lograrlo, finalmente consiguió la información y una ira sorda comenzó a formarse en su interior, porque si bien era cierto que aquello era practica común, el muy desgraciado pudo haberse tomado la molestia de ser discreto y no hacerla sufrir de aquel modo. Pero otros dos asuntos que necesitaban urgente solución se estaban sucediendo y debía ocuparse de ellos.

Sophie se había puesto de pie y lo miraba con extrañeza planteándose incluso la posibilidad de estar muy mal, o que simplemente se tratase del deseo de ver en este Dylan al amigo de su infancia, el asunto era que el Dylan que estaba viendo, no era en modo alguno el mismo que había visto casi un año atrás, sino que presentaba el mismo aspecto que el día de su boda, y su mirada era exactamente la misma que la había hecho sentirse mareada en aquella oportunidad.

Dylan por su parte era consciente de todo esto y estaba luchando por remediarlo, pero al mismo tiempo libraba una feroz batalla con sus sentimientos y sin duda era demasiado para él.

-         Dylan…  --  dijo ella pero él se volvió y colocó las manos sobre el tronco de un árbol

-         Vete Sophie  --  logró decir

-         ¿Dylan estás enfermo?  --  preguntó ella olvidándose de lo anterior  --  Déjame ayudarte, si…

-         ¡Vete!  --  le gritó, pero pareció haber olvidado que aquella no era cualquier mujer y una de sus características más notables era la terquedad

-         En primer lugar tú no me das órdenes Dylan Danworth, y en segundo no seas infantil, no me iré de aquí hasta no asegurarme que no vas a morir de un ataque o algo así

Pero el pobre sujeto estaba más allá de las palabras, porque su cercanía, su voz y su olor lo estaban matando de una forma mucho más efectiva que el mencionado e hipotético ataque. Y las cosas empeoraron mucho más cuando la sintió acercarse y sujetar su brazo.

-         Dylan por favor, deja que…

Pero las palabras de Sophie murieron en sus labios al verlo. Aparte de que parecía realmente enfermo, ya que una fina humedad perlaba su frente y su cuerpo despedía tanto calor que sin duda debía estar sufriendo una fiebre muy alta, lo que paralizó a Sophie fueron sus ojos que brillaban como dos rubíes. Su cerebro le ordenó retroceder pero su cuerpo parecía no estar dispuesto a obedecer, y en cualquier caso habría sido demasiado tarde para ello.

Ciertamente todo lo que había visto Sophie era como se lo habían indicado sus ojos. La sangre de Dylan hervía al igual que cada centímetro de su piel, la lucha que mantenía consigo mismo le había causado un torturante dolor de cabeza, su corazón latía en forma dolorosa contra su pecho y un deseo más allá de lo manejable se había desatado en su interior. Una mínima parte de su consciencia le advirtió que iba a morir, pero el resto de su humanidad se negó a escucharla y sin poder ni querer evitarlo la atrajo hacía sí y apresó sus labios.

Sin embargo, si Dylan esperaba morir en el momento que sus labios tocasen los de Sophie, fue lago que no sucedió y de cualquier manera él había dejado de pensar en cualquier cosa, ya que su consciencia se había ido a otro lugar.

Sophie estaba poco más o menos en las mismas condiciones, porque si bien en un primer momento había sentido algo parecido al miedo, éste había desaparecido de forma inexplicable y en cuanto los labios de Dylan hicieron contacto con los suyos el mundo pareció desaparecer a su alrededor. Fue una sensación tan intensa y diferente a todo lo que había experimentado antes, que lo único que deseaba en ese momento era que no acabase.

Dylan por su parte estaba dando rienda suelta a todo lo que había permanecido atrapado en su interior durante tanto tiempo. Dejó su boca y sus labios se deslizaron por la curva del cuello saboreando la dulzura de su piel y aspirando un olor que había permanecido en su memoria sensorial atormentando sus noches. Sus hábiles y muy experimentadas manos ya habían soltado las cintas de su traje y acariciaban la piel de su espalda, pero cuando su torso quedó completamente expuesto se sintió mareado e irremediablemente atraído hacia la suavidad que se erguía ante sus ojos.

Mientras la besaba y la acariciaba con una audacia que Sophie no se habría atrevido ni a soñar, Dylan sentía que amaba con desesperación cada centímetro de aquella piel y todo el conjunto de lo visible y de lo que no lo era.

Sophie no se enteró de cómo había llegado al suelo y ni siquiera de estar allí,  solo era medianamente consciente de estar experimentando unas sensaciones hasta ahora desconocidas y se había entregado a ellas con una pasión e intensidad de las que no se sabía poseedora.

En medio de aquella tormentosa vorágine de pasiones y a solo unos instantes de invadir el cuerpo tan largamente anhelado, Dylan se sintió aterrorizado de hacerle daño, porque a pesar de que llevaba años practicando el autocontrol, ante ella se sentía indefenso e incapaz de poner freno a nada. Sin embargo, quedó demostrado que el amor que sentía por aquella criatura estaba por encima y más allá no solo de la razón sino de sí mismo.

Aquel rítmico, primitivo e intenso vaivén,  se convirtió en un hermoso canto de amor que sellaba la unión de aquellos dos seres que estaban destinados a pertenecerse aun en contra de los más oscuros y negativos designios.

Una vez alcanzado el explosivo clímax y saciada la intensa necesidad que lo había estado consumiendo, Dylan tuvo que enfrentarse a dos borrascosos sentimientos. El primero era la culpa, Sophie era la esposa de su mejor amigo y había pasado por encima de aquello sin la más mínima sombra de remordimiento, pero otra parte de su cerebro intentaba convencerlo de que Kendall no merecía consideración alguna porque él la estaba haciendo sufrir. Y el otro sentimiento era la confusión y la incredulidad, porque si estaba vivo y eso era un hecho, entonces eso significaba que lo habían estado engañando, la pregunta era por qué. De modo que un tercer sentimiento entró en juego cuando una ira peligrosa comenzó a formarse en su pecho y alguien iba a tener que responder por aquello.

Sophie por su parte y una vez recuperada la cordura se sintió miserable. Ella amaba a Kendall, lo había amado toda su vida y era el padre de sus hijos ¿Cómo era posible que se hubiese comportado de aquel modo tan indecente?  Se suponía según su filosofía, que una mujer honesta no exhibía aquella clase de conducta, misma que tanto la había mortificado en el caso de sus hermanas. Pero por otro lado y mientras su razón hacía aquel despiadado análisis, su cuerpo que aun permanecía en brazos de Dylan, se sentía en casa. Percatarse de ello solo vino a sumar confusión a sus caóticos pensamientos.

Dylan la sintió estremecerse con el llanto y elevó la cabeza clavando sus ojos en los de ella, algo muy poco razonable teniendo en cuenta su propio estado. El llanto de Sophie se detuvo y el otro asunto que en primer lugar había despertado su miedo regresó al ver los ojos y el aspecto general de Dylan. Él por su parte, recordó con cierto retraso cómo debía lucir e intentó tranquilizarla al tiempo que hacía cuanto podía por manipular sus pensamientos, algo en lo que fue evidente para él que tenía un lastimoso éxito.

Cerró los ojos y besó su frente mientras Sophie pensaba que definitivamente la única explicación posible para todo aquello, era que había perdido el juicio. Intentó desembarazarse de los brazos que la tenían sujeta y Dylan se lo permitió al tiempo que hacía el mayor esfuerzo por tranquilizarse.

Con apresurados y nerviosos movimientos, Sophie puso el mayor orden posible en su atuendo, pero no podía hacer lo mismo ni con sus pensamientos ni con sus sentimientos. Dylan se aseguró de estar correctamente vestido antes que ella y utilizó esos minutos en prepararse para lo que venía.

-         Dylan  --  intentó Sophie volviéndose con las mejillas ardiéndole

Pero antes de que se diese cuenta ya él estaba de nuevo muy cerca y acariciaba su rostro, lo que no contribuía de ninguna manera a hacer las cosas más fáciles.

-         No te atormentes, no hemos hecho nada mal  --  pero ella lo miró con incredulidad

-         ¿Cómo puedes decir eso? Acabamos de…  --  pero él colocó un dedo en sus labios

-         El amor nunca debe ser algo que nos avergüence

-         ¿Amor? Esto no fue…

-         Sí, sí lo fue, porque aunque te esfuerces en negarlo, tú me amas del mismo modo que yo te amo a ti Sophie

Aquella contundente afirmación era algo que Sophie no esperaba escuchar y una posibilidad en la que no había pensado. Sin embargo, de algún modo sabía que era cierto, pero aquello planteaba más preguntas que respuestas y no la tranquilizaba de ninguna forma, pero de momento hizo eso a un lado y se concentró en el otro asunto.

-         Dylan… creo que estoy perdiendo el juicio  --  dijo aunque no estaba muy segura de cómo continuar y  no era necesario

-         No Sophie, tu salud mental está a salvo  --  y sin más trámite descendió sobre sus labios

Unos segundos después la soltó y se alejó unos pasos cuando sintió que Yvaylo se acercaba, ella aun lo estaba mirando confusa y en ese momento Dylan tomó una dolorosa decisión, le dio una silenciosa orden a Yvaylo y éste puso al servicio de la misma todas sus habilidades.

Sophie se había vuelto al sentir la extraña presencia pero Yvaylo ignoró esto, porque para cumplir con lo que Dylan le había ordenado, por fuerza tenía que acercarse a ella o no tendría ninguna oportunidad.

Sophie repentinamente se sintió mareada y acto seguido perdió el conocimiento. Dylan  espero a que Yvaylo cumpliese con lo que le había ordenado, mientras él la sostenía en sus brazos, después de lo cual la subió al carruaje y se volvió hacia el Levjaner.

-         Asegúrate de que los chicos vuelvan a casa

-         Dylan…

-         ¡Haz lo que te estoy ordenando!  --  exclamó él con voz helada

A continuación se subió junto a Sophie y agitó las riendas. Cuando llegaron a Darnely el mozo se sorprendió y se preocupó a partes iguales al ver a su señora sin sentido, pero Dylan se encargó de él sin mucho problema, tomó a Sophie en brazos y entró a la vivienda, la colocó sobre un sillón y acarició su rostro.

-         Adiós Sophie  -- deslizó los dedos por su cuello, sujetó un momento el colgante que le había dado hacía años y que aún llevaba, sonrió con tristeza y le dio un último beso en los labios  --  Te amo y siempre te amaré


Dicho esto dio la espalda y sin mirar atrás abandonó la estancia, la casa y la propiedad dirigiéndose a toda prisa hacia Livingstone mientras la ira crecía de nuevo en su interior.

3 comentarios:

  1. Dios que tristeza que malo es kenndal pobre dylan como la ama

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    1. Hoooola Josefa :-D...

      que bueno saber de ti :-)...

      :-/ sí es algo triste pero también algo q sucede con frecuencia, pero bueno ya veremos cómo continúa esto...

      gracias y me alegra mucho q continúes con la lectura... Kisses

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  2. Ahora ya se de quien es LA HIJA q tendra Sophie, aunq me quedan dudas x el encuentro de Dylan y Sophie sin q esto lo afectase a él

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